Hoy empieza la tercera edición oficial del curso de traducción romántica y erótica con AulaSIC y me acabo de dar cuenta de que no había hablado de él por aquí. A veces parece que me cuesta vender(me). ¿También te pasa?
Bueno, pues voy a ponerle remedio. En la entrada de hoy te cuento qué incluye el curso y cómo funciona. Para empezar, el objetivo del curso es dar a conocer y practicar la traducción romántica y erótica en la combinación EN-ES. Pero no solo eso, además de descubrir la terminología, el tono y las demás cuestiones propias del género, también es una forma amena de conocer la traducción editorial. En el curso hacemos hincapié en el mercado específico de este tipo de traducciones y en las oportunidades para introducirse en él.
Veamos los módulos y materiales que integran el curso:
Módulo 1. Introducción a la traducción romántico-erótica. Los clásicos
En este módulo comentamos algunas de las obras clásicas más relevantes del género erótico-romántico. También vemos aspectos prácticos de la traducción editorial como las técnicas de traducción aplicadas al formato de los diálogos o los errores más comunes en este género para empezar a traducir desde cero con solidez.
Material de soporte:
Dosier con el temario
Apuntes sobre el formato de los diálogos
Apuntes sobre diferencias léxicas, morfológicas y de puntuación entre inglés y español
Compendio de errores comunes en traducción editorial
Muestra de traducción
Práctica: Traducción de dos textos clásicos.
Módulo 2. La novela romántica en la actualidad: histórica y moderna
En este apartado profundizamos en los distintos géneros de la romántica, haciendo hincapié en los subgéneros más actuales, y vemos las estructuras, tópicos y líneas narrativas más habituales que nos ayudan a entender mejor el contexto de cada historia.
Material de soporte:
Dosier con géneros y subgéneros
Comparativa de traducciones
Glosario
Prácticas: Traducción de dos textos de novela romántica (histórico y actual).
Módulo 3. La novela erótica y coqueteos con el BDSM
En este módulo descubrimos los entresijos de la novela erótica y vemos la gama de instrumental que podemos esperar en aquellas historias con BDSM. Además, vemos una pincelada de la traducción homoerótica con un fragmento actual.
Material de soporte:
Dosier con teoría sobre las novela eróticas
Glosario con jerga sexual
Vocabulario erótico
Ejemplo de narrativa erótica en español
Prácticas: Traducción de tres fragmentos de novelas eróticas.
Módulo 4. El mercado de la traducción romántico-erótica
En este módulo hablamos de editoriales que publican el género, abarcando números y ventas. Vemos también cómo acceder a esta rama de la traducción y cómo se hace una propuesta editorial con su correspondiente informe de lectura.
Material de soporte:
Capítulo completo e información de contexto para la práctica final
Modelos de informes de lectura
Sesión online conmigo para hablar del mercado editorial y responder a cualquier duda.
Práctica final: Traducción.
Aunque normalmente en los cursos de AulaSIC las prácticas son autocorregibles tras haber rellenado un cuestionario por módulo (que es parte de la nota final), en este curso reviso y comento todos y cada uno de los textos traducidos para que el alumno aprenda de las correcciones.
¿Qué más ofrece el curso? Hay un foro llamado tutoría en el que, además de cuestiones organizativas, también hablamos de temas relacionados con la traducción y luego hay un foro por módulo para debatir sobre los ejercicios o plantear dudas sobre el tema en cuestión. Evidentemente, tienes línea directa conmigo y, además de usar los foros, puedes preguntarme lo que necesites por privado.
¿Cuál es el perfil del alumno? Hasta ahora ha habido de todo, desde estudiantes de último curso de TeI, recién egresados y traductores de otras ramas y géneros. La única condición indispensable es saber usar bien los dos idiomas, el inglés y el castellano.
¿Cuánto tiempo dura? Normalmente se dispone de un mes para presentar todo. En la edición normal del curso, cada semana se abre un módulo para ir paso a paso, aunque no es necesario haber entregado las prácticas del módulo 1 para acceder al 2, por ejemplo. En la edición especial que aún está en curso durante este confinamiento por la COVID-19 (con ediciones que empiezan cada miércoles), tienes los cuatro módulos abiertos desde el principio y puedes organizarte como prefieras. Y lo mejor es que, en caso de ir con el tiempo justo, siempre puedes pedir una extensión, aunque normalmente hay margen suficiente.
Y eso sería más o menos todo. Si tienes alguna duda, puedes preguntarme a mí o acudir a AulaSIC, que a fin de cuentas es quien lo gestiona todo y se ocupa de precios, promociones y demás.
Si no nos vemos por el curso, ya sabes, ¡nos seguimos por las redes! Cuídate mucho. #StaySafe
Ando preparando los materiales para el curso de traducción erótica de AulaSic y me doy cuenta de que no he hablado nunca en el blog de una iniciativa curiosísima que premia las peores escenas de sexo en literatura.
Se trata de los premios Bad Sex in Fiction Award que concede la revista literaria británica Literary Review desde hace 26 años y que hace hincapié en las descripciones de escenas sexuales superficiales, redundantes o mal escritas en la literatura de ficción contemporánea. Un toque de atención por el mal trato que se le da al sexo en las novelas actuales, vaya.
El galardón de este año pasado se lo llevó el estadounidense James Frey, cuya obra más conocida es Soy el número cuatro, una novela de ciencia ficción juvenil que llegó a los cines de todo el mundo. La escena que le valió el premio pertenece a su última obra, Katerina, y que el Washington Post ya calificó como una de las peores novelas del año. Este fragmento discurre en un lavabo de París en el que Jay y su novia Katerina, una modelo noruega, dan rienda suelta a su pasión:
I’m hard and deep inside her fucking her on the bathroom sink her
tight little black dress still on her thong on the floor my pants at my knees
our eyes locked, our hearts and souls and bodies locked.
Cum inside me. Cum inside me. Cum inside me. Blinding breathless shaking overwhelming exploding white God I cum inside her my cock throbbing we’re both moaning eyes hearts souls bodies one. One. White. God. Cum. Cum. Cum. I close my eyes let out my breath. Cum. I lean against her both breathing hard I’m still inside her smiling. She takes my hands lifts them and places them around her body, she puts her arms around me, we stay still and breathe, hard inside her, tight and warm and wet around me, we breathe. She gently pushes me away, we look into each other’s eyes, she smiles.
Entre el efecto de la puntuación inexistente (I cum inside her my cock throbbing we’re both moaning eyes hearts souls bodies one) y las repeticiones (Cum inside me / Cum), queda un fragmento de lo más majo.
Y no os penséis que los escritores se lo toman a mal. En este caso, al saberse ganador, James Frey dijo: «Es un honor recibir este premio tan prestigioso. Felicidades a todos los demás finalistas: he gozado de horas de lectura durante todo este año». Aun así, no acudió a recoger el premio en la ceremonia de entrega.
Otros finalistas incluyen los siguientes pasajes. La inventiva no conoce límites, ya veis. Fijaos, sobre todo, en la ejemplificación y las comparaciones dudosas que se marcan. Aquí van algunas para nota:
The Divine Comedy de Craig Raine: «And he came. Like a wubbering springboard. His ejaculate jumped the length of her arm. Eight diminishing gouts. The first too high for her to lick. Right on the shoulder». (Y se corrió. Como un trampolín que se estremece. La eyaculación abarcó la longitud de un brazo. Ocho gotas menguantes. La primera demasiado alta para que ella pudiera lamerla. Justo sobre su hombro).
Killing Commendatore de Haruki Murakami: «I slipped my erect penis inside. Or, from another angle, that part of her actively swallowed my penis, immersing it in what felt like warm butter» (Esa parte de ella se tragó activamente mi pene, sumergiéndolo en lo que se me antojaba mantequilla caliente);
Rowan Somerville:«…like desert vegetation following an underground stream» (hablando de vello púbico: como la vegetación del desierto que bordea un riachuelo subterráneo). O «He unbuttoned the front of her shirt and pulled it to the side so that her breast was uncovered, her nipple poking out, upturned like the nose of the loveliest nocturnal animal, sniffing the night. He took it between his lips and sucked the salt from her». (…el pezón levantado como la nariz del animal nocturno más adorable, olfateando la noche. Lo tomó entre los labios y le chupó la sal).
Scoundrels de Major Victor Cornwall y Major Arthur St. John Trevelyan: «Her vaginal ratchet moved in concertina-like waves, slowly chugging my organ as a boa constrictor swallows its prey». (Su trinquete vaginal se movía como los fuelles de una concertina, chupándome el órgano lentamente cual boa constrictor que se traga a su presa). Y parecía difícil combinar mecánica, música y zoología, ¿eh?
No penséis que el mal sexo escrito es terreno exclusivo de los hombres; también encontramos a escritoras, como Nicola Barker y su «She smells of almonds, like a plump Bakewell pudding; and he is the spoon, the whipped cream, the helpless dollop of warm custard». (Ella huele a almendras, como un pudín Bakewell esponjoso; y él es la cuchara, la nata montada, la cucharada indefensa de natilla caliente). Va, ahora en serio, algunos escriben con hambre, ¿no?
Y eso me lleva, ya para terminar y siguiendo con las ejemplificaciones y analogías, a las descripciones del cuerpo de las mujeres que —la gran mayoría de las veces— escriben hombres.
He aquí un fragmento glorioso de Edmund White: «…and full breasts that visibly strained at the breastbone like two puppies pulling on their leashes in slightly diverging directions». ¿Perdona?
Imagen que subió Alexis Ames, @alexis_writes1, a Twitter.
Normal que de esta obsesión por los pechos salgan parodias así:
Justo el año pasado empezó un juego en Twitter, Describe Yourself Like a Male Author Would (descríbete como lo haría un escritor; un señoro, mejor dicho) que surgió de un hilo viral de Gwen C. Katz sobre los clichés que los hombres utilizan para describir a las mujeres y que, cómo no, se centran en su figura.
Muchas mujeres respondieron con autodescripciones que parodiaban la forma de escribir de estos autores a partir de una iniciativa, relacionada con esto, de Whitney Reynolds:
En fin, también os digo que esto no es exclusivo de las demás literaturas. Seguro que podemos encontrar ejemplos patrios. Así a vuelapluma, se me ocurre este de Falcó, de Arturo Pérez-Reverte, que combina ambas cosas, sexo raruno y ejemplificación curiosa:
—Estás bien, españolito —dijo—. Estás muy bien.
—Gracias.
Falcó se arrodilló y le introdujo los dedos en el sexo. Ella sonreía.
—Dime puta.
—Puta.
Se intensificó la sonrisa obscena.
—Ahora dime puerca.
—Puerca.
Quiso tumbarla de espaldas en la alfombra , pero se le escabulló, riendo. Después se dio la vuelta, poniéndose a cuatro patas. Los senos germánicos colgaban grandes y pesados. Sólo faltaba música de Wagner.
—Házmelo por detrás —ordenó ella.
Y ya estaría. Espero que hayáis quedado bien satisfechos con los ejemplos, pero si queréis dejar otros fragmentos curiosos de este tipo, por favor, no os cortéis.
Un año más (¡y ya van tres!) tuve el honor de recibir la invitación de la Sociedad de Lenguas Modernas para hablar de traducción con estudiantes, profesionales y otra gente de bien del mundo de las lenguas y la traducción en su congreso anual.
Después de una sesión de lenguaje soez (2014) y otra de traducción editorial (2015), decidí que este año podía estar bien hablar de traducción romántica y erótica, puesto que ya llevo algunas decenas de libros de esta temática a mis espaldas y no es algo de lo que suela hablarse aunque haya bastante trabajo en el campo.
Para los que estuvisteis en la ponencia y me pedisteis la presentación, os la podéis descargar aquí mismo. Para los que no pudisteis acudir a la charla, ahora tenéis la opción de saber de qué se habló. Vedla en formato presentación, que no edición, para pasar mejor las diapositivas con fotografías.
Como comentaba en el programa, Cincuenta sombras de Grey se llevó la fama, pero son muchos otros títulos los que cardan la lana. El 23 % del total de ventas de eBooks en 2015 correspondió a novelas de género romántico y erótico, en su mayoría obras traducidas. En la charla se abordaron los tipos de novelas que se publican en la actualidad, así como las dificultades de traducción que presentan y cómo solventarlas.
En general, si bien a nivel formal una novela romántica no dista mucho de otra de un género diferente (negra, ciencia ficción, histórica), el escollo principal tiene que ver con el tono y el vocabulario que usamos. Por ejemplo, hablé de que algunas veces las editoriales piden minimizar el uso de «joder» y «coño», que idealmente hay que intentar cambiar por «mierda», «caray», etc. Y en cuanto a estilo, algunas piden que se eviten palabras muy españolas (genial, tío, flipar, chorrada, vale) o que llevemos cuidado con «coger» o «chaqueta», que pueden significar cosas muy distintas en el continente americano. No obstante, es muy difícil emplear un español neutro precisamente cuando usamos lenguaje que no lo es: el vocabulario soez y sexual está muy connotado.
Aquí un puñado de ejemplos de es.demarcas.com
Mi intervención empezó con la tipología de novela romántica y erótica, que tanto puede influir en el vocabulario usado. No es lo mismo una novela histórica en la que hay que prestar especial atención al tratamiento formal entre personajes y a emplear un lenguaje más suave (no encontraremos pussy sino cleft o folds of flesh, ni clitoris porque son más de a delicate nub o button), amén de la gama de vocabulario de época, que una novela romántica o erótica actual en la que el lenguaje es mucho más moderno, el tratamiento más informal y podemos encontrar expresiones más directas y soeces.
Para entender el género, hablé de las lectoras y del poder que tienen para influir en el cambio de cubiertas o pedir la publicación de autoras y novelas nuevas. También expliqué el porqué del boom que se vivió a raíz de las Cincuenta sombras de Grey y el estado actual del sector. Se expuso primero la parte positiva: el gran interés por parte de unos lectores fieles, el gran porcentaje de ventas y las oportunidades laborales para el traductor, pero la negativa vino justo después: el auge de la piratería (muy de la mano del eBook) y las traducciones hechas por no profesionales. Unos trabajos que no amenazan el nuestro, pero sí favorecen el consumo rápido de la novela con lo cual puede tener un impacto negativo en las ventas de nuestras traducciones.
En este punto se vieron ejemplos tan ilustrativos como los siguientes:
Algunas traducciones son tan literales como demasiado gráficas
De listillo a culo listo en un par de palabras
Cuando una mala traducción convierte una conversación normal en un acto de escatología pura y dura
Tras el repaso al estado de la cuestión, empezamos a hablar del vocabulario típico que aparece en estas obras: el tipo de vivienda y mobiliario, la ropa (recordad, nada de «bragafajas» o «bragas de cuello alto» a no ser que estas se usen como elemento especial y cómico, como en el caso de Bridget Jones), los juguetes sexuales y los instrumentos de BDSM. En este caso, lo importante ya no era encontrarlos para ver qué o cómo son, porque en Internet podemos ver mil fotos y referencias, sino hallar una traducción estándar. Un ejemplo de esto mismo es que en uno de los diccionarios más nuevos sobre el tema editado por la UAB, el Diccionario multilingüe de BDSM, los autores comentan que las novelas eróticas traducidas habían servido de fuente de información para recoger los términos a falta de unanimidad.
Seguimos con el lenguaje del sexo, desde el tratamiento entre personajes (y la importancia de que se conservaran los mismos motes cariñosos) al lenguaje del beso, del acto sexual y de los genitales. Para saber algo más sobre vocabulario, podéis consultar estas tres entradas anteriores:
Después de abordar el apartado léxico, remarqué lo siguiente como puntos importantes en este tipo de novelas:
Tener en cuenta época y contexto.
Idiosincrasia de lospersonajes y entre ellos: motes cariñosos, coletillas y expresiones recurrentes, etc.
No tenerle miedo a las «malas» palabras.
Investigar bien el vocabulario especializado.
Respetar el género y tener especial sensibilidad al tratar ciertas emociones y situaciones.
Y, a partir de aquí, hablamos de los principales retos y dificultades, como el trasvase de la sinonimia, la repetición, la naturalidad, el tono y el lenguaje soez. Podéis leer más acerca de estos retos en esta entrada sobre traducción erótica.
En definitiva, di unas pinceladas de lo que podemos encontrarnos al traducir una novela de este tipo y cómo podemos solventar algunas de las dificultades recurrentes del género.
A todos los que estuvisteis, gracias por asistir y, sobre todo, gracias a la Sociedad Española de Lenguas Modernas de Sevilla y a la siempre atenta y generosa Viviana Merola, que organizó las jornadas.
Si queréis dejar algún comentario o tenéis alguna duda, este es vuestro espacio y os leeré con gusto.
¡Hasta la próxima!
Bibliografía
Si os quedáis con ganas de más, aquí tenéis una bibliografía útil:
Chamizo Domínguez, Pedro & Francisco Sánchez (2000). Lo que nunca se aprendió en clase: Eufemismos y disfemismos en el lenguaje erótico inglés, Granada: Comares.
Domènech, Bartomeu y Sibil·la Martí (2004). Diccionario multilingüe de BDSM, Barcelona: Edicions Bellaterra.
Gasca, Luis y Román Gubern (2012). Enciclopedia erótica del cómic. Madrid: Cátedra. Signo e Imagen.
O’Hara, Venus (2013). Inglés para pervertidos. Barcelona: Grijalbo.
Rodríguez González, Félix (2011). Diccionario del sexo y el erotismo. Madrid: Alianza Editorial.
Santaemilia, José (2008). «The Translation of Sex-Related Language: The Danger(s) of Self-Censorship(s)» en TTR: traduction, terminologie, redaction, vol. 21, núm. 2. (en http://www.erudit.org/revue/ttr/2008/v21/n2/037497ar.pdf)
Santaemilia, José (2005). Sexe i llenguatge. La construcció lingüística de les identitats de gènere.
Santaemilia, José (ed.) (2005). The Language of Sex: Saying & Not Saying, Valencia: Universitat de València.
VV. AA. (2011). Inglés sin censura. Madrid: Langenscheidt Ibérica.
¿La censura como estrategia de traducción? No lo es o no debería serlo, por supuesto, pero ahí está en mayor o menor medida. Algunas veces será por desconocimiento pleno del original —algo que a estas alturas me extraña, puesto que lo más censurable, como los tacos, es lo primero que uno aprende en un idioma—, pero muchas veces se debe a factores externos que pueden resumirse en uno: exigencias de quien nos encarga la traducción.
Bolkins. Getty Images
He observado este fenómeno en traducción editorial, sobre todo en novelas eróticas, cuyo lenguaje no puede ser extremadamente soez, aunque el original sí lo sea, o en traducción audiovisual. Pienso, por ejemplo, en esos realities que por la flexibilidad de su emisión no pueden ser demasiado soeces si se emiten en horario protegido, si bien es cierto que muchos —especialmente los programas con voces superpuestas— van ya censurados de serie con un pitido que indica la omisión de lo malsonante. También es algo que debe tenerse en cuenta en la traducción de videojuegos, que se rigen por el PEGI, el sistema europeo para clasificar el contenido de los mismos en cuanto a violencia, sexo, lenguaje soez, etc.
Hoy veremos algunos ejemplos de omisión o neutralización de fragmentos obscenos y soeces para ver qué implicaciones tiene manipular una obra y cómo afecta a la comprensión del texto. La mayoría de estos casos están extraídos de El delito de traducir, de J. C. Santoyo, cuyo capítulo sobre la censura de lo soez no podría empezar de mejor manera:
Fragmento de El delito de traducir
Traducciones suavizadas en el doblaje
En su libro, Santoyo nos ilustra con multitud de ejemplos de películas dobladas y subtituladas, cómo se modifican las palabras más delicadas o cómo se llegaron a eliminar totalmente del guion original los términos y expresiones más soeces. Claro está, la mayoría de estos casos son de películas antiguas que coinciden con la etapa franquista. Ahora mismo, no imagino qué hubiera pasado con Pulp Fiction si le hubieran quitado todos los fuck o, más recientemente, si se hubieran eliminado todas las referencias sexuales y escatológicas en Deadpool.
En los diálogos de Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951) la palabra «prostituta» se tradujo por «extravagante».
En Soldado Azul (Ralph Nielson, 1970), la palabrota repetida a lo largo de toda la película por la protagonista, Candice Bergen, es «fuck!», que aquí se tradujo como «¡puñeta!».
En la comedia Juventud sin esperanza (Milos Forman, 1971), había una canción en la que solo se hablaba de «fucking» y se tradujo por «besar».
Al final, como dice Ramón Berenguer en una Fotogramas de 1977, «el doblaje nos ha acostumbrado al «hijo de perra», a la «cualquiera», al «fornicar» o al «afeminado» cuando la censura ha intentado suavizar los términos más contundentes que se utilizan en la vida cotidiana». Y eso por no hablar de los tijeretazos que se llevaron muchas otras películas directamente en el metraje.
Como anécdota reveladora del poder traductor de la censura en la España de Franco, Luis Alonso Tejada explica que «en los diálogos había que sustituir las enérgicas y raciales interjecciones de connotación sexual como «coño», «carajo» y «joder» por eufemismos ñoños como «córcholis», «caray» y «jolín». En el colmo de la estupidez, los censores tomaron durante un tiempo la costumbre de tachar la palabra «moño», por entender que su fonética era equívoca y podía dar lugar a peligrosas erratas involuntarias».
Precisamente en cuanto a la fonética acabo de descubrir una anécdota: durante un tiempo se prohibió pronunciar la palabra «pizza» porque se prestaba a equívoco. Supongo que por aquel entonces muchos lo pronunciarían como aún hoy hace mi abuela de Alicante: picha.
A ver por dónde corto
La censura en las traducciones literarias
En literatura abundan los ejemplos de censura y no siempre se conoce el origen de dicha transgresión, si fue por mojigatería del traductor, exigencias del editor o del censor. Carmen Toledano, en La traducción de la obscenidad (La página ediciones, 2003) apunta a los distintos métodos de censurar. En general, en muchas obras antiguas, se refleja de forma léxica omitiendo o atenuando términos, o bien transformando la pragmática de estas maneras:
Mediante la eliminación de pasajes.
Mediante la eliminación de episodios, que suele implicar una transformación semántica para hacer más aceptable el texto.
Mediante la incorporación de comentarios puestos en boca del traductor a acciones u opiniones que, sin ellos, resultarían transgresoras para el nuevo lector.
A nivel léxico, Buendía da algunos ejemplos de obras clásicas como Tom Jones o el Exposito (M. Enrique Fielding, traducida del francés por Don Ignacio de Ordejón en 1796), Pamela Andrews o la virtud premiada (Tomas Richardson, 1799) o Aventuras de Robinson Crusoe (Danel Defoe, 1849, traducida por Don José Alegret de Mesa):
Are you frightened by the word rape? ☛ ¿Os espanta la palabra sola de rapto*? (Tom Jones)
…should not a gentleman prefer an honest servant to a guilty harlot? ☛ ¿No debería un caballero preferir a una criada honrada a una que no lo fuese? (Pamela)
And then, in a sweet and easy accent, with his arms about me as we walked, he sung me the following verses… ☛ …é inmediatamente empezó á decir los versos sin dexar de continuar el paseo… (Pamela)
*Acerca de esta palabra, la traductora Itziar Hernández comenta con acierto que no se trata de ninguna atenuación, sino que en la época en que se escribió la obra, ese era el sentido de la palabra original y, por lo tanto, la traducción es la correcta. En efecto, algunas palabras no conservan el mismo significado con el paso del tiempo y este es un buen ejemplo.
En Pamela, por ejemplo, se eliminaron todas las referencias a gestos de afecto: «Give me your hand», «He clasped me to him with ardour» y los apelativos cariñosos con los que el hombre se dirige a su amada: «dear, good girl», «my charming girl», «My angel!», etc. Y hasta se omitieron episodios enteros.
Y no solo por puro decoro; por cuestiones religiosas también se han dado ejemplos de censura. En Robinson Crusoe se omitieron o suavizaron todas las referencias negativas que Robinson expresaba sobre la religión católica.
También tenemos ejemplos con obras algo más recientes. Tal es el caso de la traducción del Diario de Ana Frank al alemán, según relata André Lefevere en Traducción, reescritura y la manipulación del canon literario (Ediciones Colegio de España, 1997). Además de la edición previa —por no hablar de retoques o directamente censura— que hizo el padre de Anne antes de publicarlo, la traducción al alemán presenta problemas de comprensión del original y cambios voluntarios de reescritura.
Anneliese Schütz, periodista alemana amiga de la familia, suavizó términos y expresiones no solo sexuales, sino también connotaciones políticas que podían molestar al lector alemán. La traductora misma lo dijo en una ocasión: «Un libro que se quiere vender bien en Alemania no debería contener insultos dirigidos a los alemanes».
Por ejemplo, en un pasaje en el que Anne habla de la persona que podría descubrir su escondite, se lo imagina como «een reus en hij was zo’n fascist als er geen bestaat» [un gigante, y era tan fascista, no existe nada peor]. En alemán, se convirtió en «einen unüberwindlichen Riesen [un gigante invencible]. Y así con otros cambios para hacerlo más cómodo para el lector alemán y que no disminuyeran las ventas.
Desde luego, la política es un tema espinoso y si no, que se lo digan a la escritora italiana Elisa Morante, que denunció que habían amputado varios fragmentos de su novela, La Storia, en la traducción al español. Y aquí va un fragmento muy claro:
Censura política en La Storia
Santoyo da algunos casos más de censura en literatura, esta vez en cuanto a sexo y funciones corporales. En Matadero Cinco de Kurt Vonnegut (Editorial Bruguera, 1977), reparó en el siguiente fragmento:
«¡Cielos! El reloj ha sonado… / ¡Maldición!, y mi suerte se ha truncado.
Billy encontró el verso tan cómico que…»
¿Qué hay de cómico en ese verso? Pues en la traducción poca cosa, pero el original era otro cantar:
«Goodness me, the clock has struck / Alackaday, and fuck my luck.
Billy found the couplet so comical that…»
Y lo mismo con un limerick del mismo volumen:
«Había en Estambul un joven
que así interpelaba a su herramienta:
Me quitaste la salud
y mi hacienda arruinaste,
y ahora todo es poco para ti, vieja loca»
En efecto, algo cojo queda y más tratándose de unos versos humorísticos. El original rezaba:
«There was a young man from Stamboul,
Who soliloquized thus to his tool,
You took all my wealth,
And ruined my health,
And now you won’t pee, you old fool!»
Unos versos que Santoyo reproduce de esta manera para conservar el tono:
«Había un joven de Estambul
que así hablaba a su herramienta:
Te llevaste toda mi riqueza,
y echaste a perder mi salud,
y ahora no quieres mear, vieja loca».
Como él mismo comenta, en estos casos es muy difícil saber a quién atribuir estos cambios, si al traductor o a la censura, que tachó con lápiz rojo una traducción buena y obligó a suavizar las palabras.
Censúrate con Clean Reader
Al hilo de las omisiones o planchado de expresiones soeces o sexuales, es conveniente hablar de una aplicación que dio que hablar en Estados Unidos hace ya un tiempo: Clean Reader. Actualmente ya no hace falta un señor que subraye en rojo: lo puede hacer uno mismo.
Clean Reader es una aplicación que, cual madre protectora que te tapa los ojos cuando sale una escena de sexo en pantalla, te permite no ver o ver una versión suavizada de los términos más soeces. A modo de ejemplo, aquí van algunas de las palabras malsonantes y los equivalentes que muestra en pantalla en su lugar.
Palabra malsonante
Sustitución
shit
crap
ass
butt
asshole
jerk
sex
love
sexy
lovely
vagina
bottom
pussy
bottom
cunt
bottom
penis
groin
bastard
jerk
hell
heck
fucking
freaking
damn
darn
fucker
idiot
badass
tough
breast
chest
piss
pee
bitch
witch
oh my God
oh my goodness
wiener
groin
Jesus
gee
boobies
chest
cum
juice
whore
hussy
Christ
gosh
bullshit
crap
pissed
angry
Jesus christ
geez
fucking hell
freaking heck
fuck
freak
prick
groin
slut
hussy
goddamn
dang
blowjob
pleasure
fucked
screwed
damnit
darnit
En una disparidad digna de estudio, las siguientes palabras no se consideran profanas (aún): squirt, spurt, orgasm, goddamnit, horniness, semen, suck, condom, manhood, clit, nipple, Good Lord, God, erotic, half-assed, naked, sensual y sexual. ¿Por qué sexy y sex son malas palabras, pero sexual no? Quién sabe.
Sin embargo, las modificaciones cambian mucho más de lo que se piensa en un principio. Si os habéis fijado, para los genitales femeninos usan bottom, que es anatómicamente incorrecto y al final ofrece resultados tan surrealistas (y verídicos) como este:
«Where shall I [freak] you, Victoria? Where do you want my [groin]?»
«I want it in . . . my [bottom].»
Al final, lo que en un principio era un acto sexual de penetración vaginal, ha pasado a ser anal… y dudo que fuera esa la intención de los castos creadores de la aplicación.
Sin embargo, los desarrolladores están en todo e incluyen tres modos según los niveles de profanidad: el modo clean bloquea las palabras más fuertes que, sobre todo, incluyen todas las F-words (fuck, fucking, fucker, etc.), el cleaner va un paso más allá y limpia un poco más (que dé esplendor ya lo dudamos) y, por último, el squeaky clean, que es el nivel más restrictivo y elimina casi todas las palabras malsonantes y términos raciales hirientes.
Como muchos otros, no entiendo que se pueda jugar tan alegremente con la obra de los demás, pero los creadores de la aplicación dicen que no violan los derechos de autor porque no se realizan cambios en el archivo que contiene el libro.
Según dicen, la aplicación:
no elimina ninguna palabra del libro,
no cambia ninguna palabra del libro ni la sustituye por alternativas,
no censura ninguna obra, ni limita la capacidad del usuario de leer el libro de la forma en que la proporcionó el autor o editor,
no cambia el significado de ninguna frase o texto.
Hemos recorrido un largo camino desde la publicación de algunas obras editadas, como la colección Family Shakespeare del siglo XIX para la que se «limpiaron» los clásicos de Shakespeare para hacerlos más apropiados para niños (y no tan niños). Actualmente parece que para suavizar textos obscenos basta con descargarse una aplicación.
¿Y qué opinan los escritores? Pues que sí es una intromisión en su obra y muchos han pedido que eliminen sus libros del catálogo que incluye la aplicación. Una de ellas es Joanne Harris, autora de Chocolat, que lo deja muy claro: «Todos aquellos que trabajan con las palabras son conscientes del poder que tienen estas. Si se saben usar las palabras correctamente, se puede conseguir casi cualquier cosa. Alterar lo que está escrito, por mucho que no nos gusten ciertas palabras y frases, es censurar. […] Ya hemos pasado por esto antes y debemos saber a dónde nos va a llevar esto ahora. Se empieza borrando algunas palabras y se acaba pegando hojas parra en las estatuas».
Estoy muy de acuerdo con Joanne Harris: al pan, pan y al vino, vino. Si el autor quiere decir X, ¿quién es nadie para tocar nada? Y en el caso de las traducciones, si lo que se pretende es crear un efecto análogo en el destinatario de la traducción, que reciba la obra (película, novela, cómic, etc.) como lo haría el destinatario del original, ¿por qué vamos a suavizar lo que no es suave de serie?
***
Fuentes:
Santoyo, J. C. El delito de traducir. Universidad de León. Secretariado de Publicaciones, 1996. Tercera edición.
…en este blog. Pasa un año más y va bien hacer balance de lo que han dejado estos doce meses. En 2014 hablé de lo que había representado para mí profesionalmente y este año he creído conveniente hacer un repaso de todos los artículos publicados desde enero.
A veces escribo tras darle muchas vueltas a un tema, otras veces ocurre de forma casi espontánea por algo que sucede o que encuentro por ahí (una imagen, una noticia…), pero siempre acabo dejándome mucho tiempo en ellas y, bueno, por si os perdisteis alguna, aquí las rescato por temas:
EJERCICIO PROFESIONAL
Empezamos el año con tres entradas completas sobre el ejercicio profesional. Enlaces, trucos y consejos sobre cuestiones tan diversas como fiscalidad, ergonomía, trato con clientes, etc.
Cada maestrillo… Consejos para el traductor autónomo I:Ser traductor en muchas de sus facetas como la especialización, saber abordar una traducción (tipos de texto, léxico, formato, revisión) y lo positivo de trabajar con otros compañeros.
Como último artículo sobre el ejercicio profesional, pero en clave de (más) humor esta vez, encontramos Life as a translator, con un compendio de viñetas de estilo retro que ilustran las vivencias del traductor en su día a día.
Un día cualquiera en la vida de una traductora
TRADUCCIÓN EDITORIAL Y LITERATURA
Este año he publicado en el blog artículos muy variopintos dentro de la traducción editorial, la literatura y las letras en general.
Ana Frank y la «pornografía»: La noticia de una madre estadounidense que se llevó las manos a la cabeza por los fragmentos supuestamente pornográficos del Diario de Ana Frank me inspiró para escribir esta entrada sobre la censura en la literatura y en la traducción de este tipo de pasajes. Al investigar un poco y tras un chivatazo de otro compañero traductor, Javi Mallo, vi que hay mucha más tela que cortar en cuanto a la traducción del diario, pero esto será tema de otro artículo.
Pasión prehistórica: Siguiendo con el tono erótico del artículo anterior, hablé de las novelas eróticas con dinosaurios que triunfan en Internet y traduje algunos fragmentos para el ¿deleite? de los lectores.
La relación entre lector y traductor:¿Alguna vez habéis hablado con los lectores de vuestras traducciones? Tuve el placer de hacerlo en noviembre al participar en una mesa redonda sobre traducción con motivo de las Jornadas Ándalus Románticas. En este artículo incluyo más de una hora de audio de la mesa redonda y una entrevista con escritores y lectores de novelas románticas que nos dan su punto de vista sobre el mundo de la traducción.
El traductor creativo: Aunque no hace falta ser Lord Byron para traducir, sí hay que saber escribir y expresarse bien por escrito, de modo que en este artículo expliqué las bondades de los ejercicios de escritura para traductores con el fin también de cultivar la creatividad. No os perdáis los juegos, pasatiempos y un buen puñado de recursos para traducir.
TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL
Aprovechando la exposición de Pixar en el CaixaForum de Barcelona, escribí Traducir películas de animaciónen la que hablo de este tipo de largometrajes de forma exhaustiva, desde su proceso de creación (guion, storyboard, colorscript, etc.) a cómo he traducido algunas de ellas. Encontrareis ejemplos de guías de estilo y materiales de referencia, así como del proceso de traducción y las características y dificultades que presenta el lenguaje en este tipo de películas.
Brócoli, pimientos y otras adaptaciones de cine: Con motivo del estreno de Del revés (Inside out, 2015) y del fenómeno de la adaptación, hablamos de cómo solventar algunos escollos culturales en varias películas.
Por último, aunque no es una cuestión puramente audiovisual, encontramos Traduciendo insultos por ahí, que incluye la charla que di en el ENETI 2015 sobre la traducción del lenguaje soez, con muchos ejemplos del mundo del cine, ya fuera en doblaje y subtitulación.
IDIOMAS
Este año pensé en tratar temas más generales en el blog, cuestiones que fueran más allá del mundo de la traducción y de ahí:
Aprender idiomas leyendo: artículo sobre los beneficios de la lectura para aprender un idioma y algunos consejos útiles para no aburrirse en el intento.
1001 recursos para aprender idiomas: como su nombre indica… bueno, tal vez no eran 1001, pero sí fueron un buen montón de enlaces los que recopilé para esta entrada con recursos para aprender y mejorar muchos idiomas: inglés, alemán, francés, italiano, portugués, noruego y un largo etcétera.
ETIMOLOGÍA
Echando la vista atrás, me doy cuenta que otros años he hablado más de etimología. Este año solo ha habido un artículo en el blog sobre este tema: Leyendas lingüísticas y falsas etimologías. En él, traté los orígenes falsos de algunos términos, esas etimologías que con el paso del tiempo o simplemente porque quedan bien se han dado como válidas. Repasamos algunos de los casos más sonados tanto en inglés como en castellano.
Sea como sea, espero que os gustaran en su momento o las disfrutéis ahora. Gracias por estar ahí y por vuestros comentarios. Como novedad para 2016, si queréis sugerir temas o incluso participar en el blog, no tenéis más que escribirme. Estaré encantada de leeros.
¿Mama, qué será lo que tiene el dino? Bueno, depende de a quién se le pregunte. El público general dirá que los dinosaurios fascinan por su gran tamaño, por su desaparición repentina —que durante mucho tiempo careció de explicación—, y porque interesarse por ellos ayuda a adquirir también conocimientos muy variados (evolución, cadenas alimentarias, biodiversidad, geología, fosilización). Sin embargo, las mentes más calenturientas se centrarán muy seguramente en sus miembros, más grandes de lo normal, claro.
Y esto es de lo que hablaremos hoy: las novelas eróticas con dinosaurios. Como ya sabéis, no es la primera vez que hablamos de erotismo en este blog —novelas románticas, eróticas, sexo, censura, etc.—, pero hoy le daremos una vuelta de tuerca.
Los dinosaurios en la cultura popular
Aunque esta ¿corriente literaria? es nueva, la fascinación por los dinosaurios no es de ahora. La cultura popular se ha nutrido de estos referentes y esta temática, de la que se vivió un boom indiscutible en los años 90. Como hija de los 80 que vivió la infancia y adolescencia en los 90, recuerdo que los dinosaurios estaban por doquier.
Había muchas series de dibujos animados con estos reptiles, pero seguro que muchos recordareis con cariño Dinosaurios (1991-1994). En esta serie creada por Jim Henson se seguía la vida de una familia de dinosaurios representados con características humanas, los Sinclair. De hecho, siempre me pareció una versión prehistórica de Cosas de casa.
Siguiendo esta línea de humor, los dinosaurios estaban presentes hasta en series como Friends, ya que uno de sus personajes, Ross Geller, era todo un experto.
Y no solo hablamos de la combinación dinosaurios y humor. Jurassic Park también se estrenó en esa década, concretamente en 1993, tres años después de la publicación de la novela de Michael Crichton. Más tarde se estrenaría The Lost World: Jurassic Park (1997), y ya en este siglo, Jurassic Park III (2001) y Jurassic World (2015). Un fenómeno en sí mismo del que se han hecho cómics y también videojuegos.
Erotismo animal
Pero ¿en qué momento pasaron a ser objeto de deseo? Imagino que en parte puede deberse al fenómeno fanfic. La etiqueta fan fiction engloba aquellos relatos de ficción escritos por fans de una película, novela, programa de televisión o cualquier otro trabajo literario o dramático en los que se utilizan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original y se desarrollan nuevos papeles para estos personajes.
Aunque es cierto que no es lo mismo que un fanfic de Harry Potter (historias con gran carga erótica) o Crepúsculo (obra que, dicho sea de paso, fue el germen de Cincuenta sombras de Grey), podría ser una derivación de esta corriente, junto con la pasión por las novelas románticas y lo diferente. ¿Mezclar monstruo y erotismo? ¿Por qué no?
No obstante, una vez más, mezclar lo animal y lo humano tampoco es nuevo ni da como resultado aberraciones y un buen ejemplo de esto es la novela Oso, de Marian Engel. Publicada por primera vez en 1976 en Canadá, en su momento causó gran revuelo. ¿Por qué? Basta con leer la sinopsis: «La joven e introvertida Lou abandona su trabajo como bibliotecaria cuando se le encarga catalogar la biblioteca de una mansión victoriana situada en una remota isla canadiense, propiedad de un enigmático coronel. Ansiosa por reconstruir la curiosa historia de la casa, pronto descubre que la isla tiene otro habitante: un oso. Cuando se da cuenta de que este es el único que puede proporcionarle algo de compañía, surgirá entre ellos una extraña relación. Una relación íntima. Inquietante. Nada ambigua. Gradualmente, Lou se va convenciendo de que el oso es el compañero perfecto, y emprende un camino de autodescubrimiento. En todos los sentidos».
Original y traducción de Magdalena Palmer para Impedimenta
El sexo es siempre un tema tabú y más aún cuando se relatan relaciones consideradas «desviadas» (bestialismo, necrofilia, incesto, etc.), pero esta novela es un canto a la naturaleza y está escrita con tanta belleza (tanto en su versión original y como en su traducción), que la narración fluye con elegancia hasta tal punto que la relación de la protagonista con el oso convence y ni siquiera nos provoca extrañeza.
Cuestión de (sub)género
Como fenómeno, estas historias con animales (sobre todo prehistóricos) se enmarcan en un género denominado monster erotica, que engloba seres como yetis, grifos, minotauros y hasta extraterrestres en novelas que llevan títulos tan sugerentes como Cum For Bigfoot, Frankenstein’s Bitch, Milked by the Aliens o Taken by the T-Rex.
En general, los escritores de este género defienden que el sexo con monstruos difiere del sexo con animales en que los monstruos suelen ser seres inteligentes que controlan el encuentro sexual. Sin embargo, no es infrecuente que haya escenas de sexo no consensuado, algo que Amazon penalizó en 2013 retirando muchas obras de este tipo.
Y es que la mayoría de estas obras son autopublicadas, en principio porque es mucho más fácil llegar al lector y porque no hay mucho interés por parte de las editoriales. Sí se publican novelas románticas o eróticas con personajes fantásticos —yo misma he traducido libros de la serie Fever de Karen Marie Moning, en la que aparecen hadas y seres monstruosos—, pero estos se engloban en la romántica paranormal, que no llega a las excentricidades de algunos libros del género erótico monstruoso.
Después, claro está, tenemos el subgénero que nos ocupa, el dinosaur erotica, centrado únicamente en los escarceos amorosos y eróticos entre humanos y dinosaurios de todas las orientaciones sexuales. Algunas obras son Ravished by the Triceratops, Mating with the Raptor o A Billionaire Dinosaur Forced Me Gay.
Las obras eróticas con dinosaurios, también autopublicadas y de extensión corta, se ambientan en una época prehistórica en la que coinciden dinosaurios y humanos en la Tierra. El personaje principal suele ser una intrépida cazadora que salva a su tribu del dinosaurio malote de turno mediante el sexo. [SPOILER] Diría «acostarse», pero en realidad no funciona así la cosa y la muchacha debe hacerle un apaño ante la imposibilidad de acoger semejante miembro.
Aunque hay varios autores que escriben historias de este subgénero, como Pippa Pout, Chuck Tingle, Hunter Fox, las que se llevan la palma son Christie Sims y Alara Branwen (todo pseudónimos). Entre estas últimas habrán escrito ya unas sesenta historias con dinosaurios calenturientos y son las pioneras del género sin lugar a dudas.
Pero ¿cómo se le ocurre a alguien escribir algo así? Branwen cuenta que cuando trabajaba de cajera en un supermercado, una compañera le comentó que mucha gente publicaba sus historias de ficción en Internet y la animó a escribir algo erótico. Después de investigar un poco decidió probar suerte con el género de la erótica con monstruos y escribió Doing the Dragon, historia en la que una muchacha acaba enrollada con un… dragón, claro. Tuvo tanto éxito con esta obra que dejó el trabajo y siguió escribiendo a cuatro manos con Christie Sims.
En una entrevista, estas autoras cuentan que un día, pensando en Jurassic Park, imaginaron el sexo entre humanos y dinosaurios, les hizo muchísima gracia y cayeron en la cuenta de que no se había escrito algo así. Y el resto es historia… con erótico resultado.
Sexo con dinosaurios
Pero ¿esto cómo se come? (no pun intended) Digo, que cómo se hace, cómo se plantea una relación sexual entre humanos y dinosaurios. Teniendo en cuenta el tamaño de estos seres, no hay muchas posturas factibles. En realidad, no todos los dinosaurios eran gigantes, pero los que suelen aparecer en estas obras sí lo son. Si se hace, se hace bien, ya puestos.
Por lo tanto, el sexo es distinto al que tendrían los dinosaurios para reproducirse y los movimientos son algo limitados. Las muchachas acaban dándole más placer al animal que a la inversa. Pensad en el Tyrannosaurus rex y sus patitas.
Con esos bracitos, imposible.
Como en cualquier otra historia, la ambientación y las sensaciones son muy importantes, así que se juega mucha más con eso que con el acto sexual en sí. Hay que pensar, además, que estas obras son muy breves, no suelen exceder las veinte páginas y no hay lugar para mucha floritura tampoco: la aldea está amenazada, la muchacha se ofrece (o la ofrecen) como tributo, va al encuentro del dino, tontean, se produce el acto en sí y al final este le perdona la vida y la del pueblo. Este es el resumen de In the Velociraptor’s Nest (como el de otras historias) y aquí os ofrezco un fragmento:
Azog stood, back to the wall, clad only in damp buckskins, waiting for the beast to slash at her torso until she lay helpless and bleeding on the damp cave floor. She wondered if it would kill her first, or if her limbs would be sliced from her body as the beast gorged on her.
Instead, it reached out with a classed hand to snatch at her damp animal hide as it clung to one shoulder. Azog felt the kiss of sharp claws against her skin as the hide slid from her shoulder and exposed on naked, heaving breast. The raptor paused, curious, sniffing at her as she pressed desperately against the wall.
A reptilian tongue, stiff and hot, dashed out to lick at the tender, naked flesh so suddenly exposed. Azog gasped at the touch, then gradually relaxed as her body warmed to the intoxicating sensation of the beast’s flesh against her own.
She wasn’t sure if her sudden arousal was because of her earlier thwarted climax in the cool stream, or if she was just desperate for one last pleasant sensation before being torn limb from limb by the great, scaly beast. Either way, Azog relished the rasp of its tongue, hot and rough, on her sensitive skin.
Y aquí la propuesta de traducción:
Con la espalda pegada a la pared y vestida tan solo con unas pieles mojadas, Azog esperaba que la bestia le rasgara el torso y la dejara desangrándose en el húmedo suelo de la cueva. Se preguntaba si la mataría primero o si le arrancaría las extremidades para empezar a atiborrarse de ella después.
Pero no. Alargó la pata y le cortó el tirante de cuero animal que le colgaba de un hombro. Azog notó el roce de sus afiladas garras en la piel al tiempo que el cuero le caía por el brazo y dejaba sus pechos al descubierto. El raptor se quedó quieto, curioso, y empezó a olisquearla; ella se pegó a la pared cuanto pudo.
Con su lengua de reptil, dura y mojada, le lamió la piel tierna y desnuda. Ella jadeó al notarla, pero se fue tranquilizando poco a poco, dejándose llevar por la sensación embriagadora de la piel de la bestia contra la suya.
No estaba segura de si esa excitación repentina se debía al clímax de antes en el riachuelo, o si simplemente ansiaba una última sensación placentera antes de que el enorme dinosaurio la desmembrara. Fuese como fuese, le encantaba la aspereza de su lengua, tan dura y caliente, en contacto con su piel sensible.
Ya veis que no hay intento de humanizar al dinosaurio ni hay especies nuevas como el Indominus rex de Jurassic World (2015). No son reptiles especiales, nada de triceracock, pterodicktyl o penisaur. No, no son rabosaurios ni pterotáctiles, pero al parecer tienen rex appeal.
Como explicaba al principio, el tamaño es fundamental en estas historias y se pueden encontrar frases tan sensuales, ejem, como estas:
I couldn’t believe this was happening… I had a ten-ton monster licking my ass! (Ravished by the Triceratops) Imagino que finuras las justas.
I decided that I probably could get all this meat in me. (Ravished by the Triceratops) Hablar de carne así me transporta siempre a una carnicería.
She had never touched a man before, and she had been taught to hate and fear the Orcs. Her tangle of emotions warred as Kierna stroked him carefully through his trousers. (Fragmento de The Orc Chief’s Virgin Tribute) ¿Soy la única que piensa en un uruk-hai?
Ilustración de Ryan Klemek
Supongo que si habéis llegado hasta aquí es porque queréis saber algo más de cómo consuman. Si sois aprensivos, no sigáis leyendo. Veamos cómo se desarrolla, fragmento a fragmento. Este es un resumen de Taken by the T-Rex:
1. El dinosaurio ha pasado por la pequeña aldea y ha dejado un rastro de muerte y destrucción:
Drin screamed her anguish as her eyes fell upon the smashed body of her mother. Her legs had been savagely bitten off and eaten, allowing blood to splash across the crushed walls of her home.
2. Un grupo parte en su búsqueda para acabar con él. Drin, la protagonista, descubre pronto que el dino tiene algo…
The big lizard gave a thunderous, roaring scream as the springy branch full of pointed sticks connected sharply with the tip of the T-Rex’s nose. Although it did little actual damage, it served to make the animal jump and lose its temper even more. Drin’s stomach muscles clenched in delicious pleasure as she heard the beast roar. This was what excited Drin.
3. El animal la persigue, pero ella siente algo más que miedo.
Springing along the trail, suddenly as horny as hell, Drin had to fight the urge to touch herself between the legs as she ran and the big lizard gave chase.
4. El dinosaurio la acorrala al final. El olor que desprende ella también le llama la atención y saca la artillería pesada:
Below her feet was an object which she was unable to identify, two feet in length at least, it was as thick as her arm at the elbow, except for the end which tapered down to a blunt point, dark red and solid.
5. Empiezan las maniobras, pero él no consigue penetrarla. No obstante, ese roce es placentero para ella.
Once again, the big lizard tried to push itself inside her and was unable to, merely grinding her dampening cunt hard against its stiff cock.
6. En un intento de aplacar a la bestia, Drin debe tomar medidas.
Reaching down as the big lizard smashed forward once more, she caught the girth of its fat cock in her hands and drew it towards her body, increasing the area of nerve endings which were being stimulated. The T-Rex seemed to appreciate the gesture; it growled out a moan of pleasure and started to pound away at her flesh, the tapered tip of his penis sliding between her swollen breasts.
7. La anatomía del saurio la tiene embelesada. Como sucede con muchos otros relatos eróticos, llegar a la hilaridad no es difícil. Aquí, con lo del agujero y los ojos, es fácil echarse unas risas.
She stared at the tip, mesmerized, there was a hole in it from which a clear liquid was oozing, coating her torso and thighs with an odd smelling lubricant. Drin understood that this would be the hole from which the creature would come and looked away, suddenly worried that it would spray its fluid into her eyes.
8. Pero ambos alcanzan el clímax y el bicho se marcha satisfecho. Esto sí es un final feliz.
Unbelievably, Drin started to feel herself building up toward another intense climax. As she came, she clutched tightly onto the big lizard’s dick, her arms and legs tightening on the throbbing, red-hot member. The Tyrannosaurus Rex yelled loudly as pints of white fluid shot from the tip of its fat cock to splash onto the rocks below them. Once, twice, and then a third time, the big lizard rammed its shaft against her naked body, each time more of its semen ejaculated across the canyon, wetting the rocks below.
¿Y esto vende?
Sí, y mucho. Como las pioneras de este subgénero han dicho en algunas entrevistas, «entre las dos ganamos más dinero que un amigo mutuo que trabaja de ingeniero en Boeing». Ahí es nada.
¿Tienen calidad literaria? Pues no mucha, son relatos de entre quince y veinte páginas escritos a cuatro manos, con poca chicha y tirando de clichés. ¿Y qué interés pueden tener entonces? Pues, no sé, a mí no me gustan especialmente, pero entiendo que son algo distinto y que llama la curiosidad. Cada uno tiene sus gustos y son la mar de respetables.
¿Qué os parece a vosotros? ¿Os gustan este tipo de historias? ¿Os gustaría traducirlas? En el fondo, pensad que de todo se aprende, hasta de la anatomía de los dinosaurios y quién sabe cuándo nos puede hacer falta…
El sexo vende, pero a veces hay que suavizarlo. Eso vimos en el artículo anterior, en el que repasamos el argot sexual y sus eufemismos. En esta ocasión nos centramos en otras formas de atenuación que trascienden lo puramente lingüístico: la censura y la autocensura, y las veremos aplicadas en literatura (novelas originales y traducciones) y en el mundo audiovisual.
«La traducción de las palabrotas o del lenguaje relacionado muy a menudo depende de las circunstancias históricas y políticas, además de ser un espacio de lucha personal, de disidencia ética y moral, de controversias religiosas e ideológicas, y de una cierta autocensura», describían con acierto Bou y Pennock en un artículo de 1992 sobre la traducción de Wilt, de Tom Sharpe.
Al traducir el sexo no solo está en juego la corrección gramatical o el léxico. Además de los significados reales de las expresiones relacionadas con el sexo, hay componentes estéticos, culturales, pragmáticos e ideológicos, así como una cuestión de ética lingüística.
La eliminación o atenuación de términos sexuales —o incluso la intensificación de los mismos— en la traducción suele traicionar la actitud personal del traductor sobre el comportamiento sexual humano y su verbalización. El traductor básicamente transfiere a su reescritura el nivel de aceptabilidad o la respetabilidad que concede a ciertas palabras o frases relacionadas con el sexo. Así pues, el análisis de la traducción del lenguaje sexual puede ser un indicador de la moral sexual de los traductores.
La traducción del lenguaje relacionado con el sexo es un terreno fértil para la articulación de censuras oficiales y también de una multiplicidad de autocensuras. En el siglo XXI no hay un estado aparente de censura puesto que se traducen miles de libros todos los años y la literatura erótica o pornográfica se distribuye sin problemas —al menos de forma patente—, pero tal vez sí podamos encontrar casos de autocensura del propio traductor o del editor, que sigue una determinada línea editorial.
1. La autocensura
Dice Santaemilia en un artículo que «las autocensuras pueden incluir todo tipo de omisión, atenuación, tergiversación, (des)ajuste del original, etc. Incluso hoy en día, y a pesar del martilleo publicitario sobre géneros tan liberados y desinhibidos como la llamada chick lit o literatura para mujeres, la sorpresa acecha en cualquier rincón».
Para ilustrarlo, toma varios ejemplos de una novela de este género. En Maggie ve la luz (2003), la traducción española de Angels (2002), de Marian Keyes, una de las reinas del chick lit, notamos la eliminación, aquí y allá, de algunas expresiones como It’d be like licking a mackerel; lick someone’s mackerel; you’re a lickarse; narky bitch; así como la eliminación de algunas referencias explícitas al lesbianismo; o de ciertos usos de fuck como intensificador.
Comenta Santaemilia que dichas eliminaciones pueden atribuirse a un cierto autocontrol por parte de la traductora, o a cierta reserva sobre las alusiones sexuales. Sin embargo, lo que no se entiende es que en ese mismo libro, la traductora española omitiera un fragmento de 1 006 palabras en que la autora hace una comparación satírica entre el desarrollo de una misa en Los Ángeles y en la Irlanda archicatólica. ¿Por qué? ¿Se puede hablar de un descuido en este caso?
«El ejercicio de la autocensura se presta a diversas interpretaciones: reservas morales o éticas, autocontrol, libre ejercicio de la manipulación del texto original, etc. En todo caso, y para referirnos a la traducción de las alusiones sexuales en la literatura, habremos de convenir que traducir –y traducir el sexo quizá más aún– constituye un ámbito muy sensible, sujeto a posibles censuras, autocensuras, prejuicios o posturas ideológicas muy definidas. La traducción interlingüística no es, en modo alguno, una actividad transparente.»
Algo parecido sucede con la traducción de El guardián entre el centeno (1978), que carece de la mayoría de sus rasgos coloquiales, tales como blasfemias o improperios relacionados con el sexo. Sirva como ejemplo este fragmento estudiado por Santaemilia en otro de sus artículos:
Fragmentos de la versión original y la traducida en 1983.
Sorprende que el fragmento traducido sea más corto (cuando suele ser al contrario) y que se hayan eliminado esas expresiones, que aunque no estén tan cargadas de significado como otras, le dan mucho color al texto y son un rasgo de los personajes de Salinger. ¿Sería algo consciente o inconsciente? ¿Sería autocensura por parte del traductor o tal vez una directriz editorial?
2. La censura
Más allá de las preferencias y los reparos personales encontramos la censura propiamente dicha. Antiguamente eran los tribunales eclesiásticos los que tenían competencia sobre las publicaciones eróticas y pornográficas, en algunos países hasta bien entrado el siglo XX, en colaboración con otras instituciones.
Por lo que respecta a la literatura, había muchas dificultades para publicar obras eróticas (el editor se arriesgaba a ganarse una buena multa) y en materia de traducción podemos imaginar que muchas obras tardaran en traducirse o no se tradujeran directamente.
2.1. La censura en España
Los peores años de a censura en España se deben a Arias Salgado —en su faceta de ministro de Educación y Turismo—, que compartía con Franco una auténtica obsesión por salvar a los españoles de las llamas del infierno; un periodo ominoso que duró hasta la supresión de la censura en 1977.
En nuestro país, sexo y religión aparte, tampoco gustaba que el cine y la literatura circularan en los «idiomas regionales». El doblaje obligatorio ayudaba mucho a cambiar diálogos considerados inoportunos, libertarios o pecaminosos, y esto muchas veces llevaba a la incomprensión de las relaciones entre los personajes: convertían a esposos en hermanos (Mogambo), palabras de amor desesperado en ferviente oración (Las nieves del Kilimanjaro) o al marido en padre (El ídolo de barro), entre otros ejemplos que veremos al final del presente artículo.
En cuanto a literatura, el sexo y la política eran los temas que más ocupados tenían a los censores, muchos de ellos grandes escritores como Cela que, paradójicamente, tuvo que publicar La colmena en Buenos Aires primero y en España diez años después porque los censores querían suprimir todas las alusiones sexuales. El franquismo censuró a célebres plumas como Larra, Espronceda, Galdós, Valle Inclán, Jovellanos, Machado y Blasco Ibáñez.
Veamos a continuación otros casos célebres.
2.2. Algunos libros prohibidos
En el siglo XIX se prohibió la edición y venta de obras pornográficas y eróticas en el Reino Unido. Uno de los libros más prohibidos, perseguidos y censurados de la historia es Fanny Hill: Memoirs of a Woman of Pleasure (popularmente conocida como Fanny Hill), de John Cleland. De hecho, se la considera «la primera prosa pornográfica inglesa; la primera pornografía que usa la forma de novela».
Se armó tal revuelo tras su publicación en 1748 que las autoridades se apresuraron a condenarla, pero su éxito clandestino fue enorme hasta que su edición legal fue aprobada en Reino Unido en 1970. Fanny Hill no se tradujo hasta 1976. [Si os pica la curiosidad, podéis leer algunos fragmentos aquí: http://alamordelalumbre.es.tl/Fanny-Hill,-fragmentos–k1-John-Cleland-k2-.htm]
El amante de Lady Chatterley (1950) fue otro de los grandes perseguidos. Penguin publicó esta obra de D. H. Lawrence tal cual y no gustó que hubiera tantos fuck que, aunque es un término documentado antes de 1500, los poderes establecidos consideraban impublicable. Sucedía lo mismo con la palabra cunt, palabra tabú casi por excelencia en el mundo anglosajón.
Ni que decir tiene que la publicación se agotó. Sin embargo, en cumplimiento de la Ley sobre Publicaciones Obscenas de 1959, Penguin fue llevada a juicio. Durante el juicio, la editorial usó el argumento de que los libros con valor literario no podían ser obscenos. Al final, Penguin acabó absuelta.
En Azotes y caricias (2013) explican que «en juicios posteriores contra creaciones literarias de carácter erótico se dio luz verde hasta a obras pornográficas sin ningún valor artístico. Hoy vale casi todo menos la pornografía violenta o la pedófila» y nos ofrecen un listado de obras que han acabado con prohibiciones a lo largo de los años:
Cándido, de Voltaire: confiscado en 1930 por la Aduana estadounidense por obscenidad.
Un mundo feliz, de Aldous Huxley: prohibido en Irlanda en 1932 por incluir referencias a la promiscuidad sexual.
El diario de Ana Frank, de Ana Frank: vetado en los colegios de Virginia por una serie de quejas por sus «temas sexuales».
Lolita, de Vladimir Nabokov: prohibido en Francia, Reino Unido, Argentina, Nueva Zelanda y Sudáfrica por su presunta obscenidad. Luego se hizo famosa la edición en cuya portada la niña chupaba una piruleta.
Madame Bovary, de Gustave Flaubert: a pesar de ser un clásico de la literatura, acusaron al autor de ofensa a la moral pública.
Ulises, de James Joyce: prohibido en Gran Bretaña y Estados Unidos durante los años treinta por su contenido sexual.
Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll: prohibida en un instituto estadounidense por contener referencias a la masturbación y las fantasías sexuales. Y prohibido en China en 1931 por el don del habla que tenían los animales. En fin…
El autor de Azotes y caricias hace una mención especial al Opus Dei, que tiene un listado de 60 000 libros prohibidos en el que se encuentran obras como El extranjero, de Camus o Ética para Amador, de Fernando Savater.
3. La censura en el cine
La censura en el cine ha ocupado miles de páginas y ha sido tema central en multitud de obras, de modo que solo veremos algunos casos. En general, no obstante, se observa en los censores un odio especial por temas religiosos y moralmente reprobables, pero también por las cuestiones políticas que no cuadraran con la ideología franquista. Por ejemplo, en La torre de los siete jorobados (1944), los croupiers de la ruleta no podían cantar «rojo» al final de las jugadas sino «colorado». En Casablanca (1942), los censores borraron el pasado de Rick (Humphrey Bogart) como combatiente en la guerra de España y cualquier mención a sus tendencias republicanas, claro.
Pero no solo eliminaban y cambiaban, en ocasiones también añadieron, como en Ladrón de bicicletas (1948), a la que añadieron una voz en off consoladora ante el panorama desolador con el que terminaba la película:
Mogambo (1953)
El caso de la censura en Mogambo es muy especial. Como nos explican en GuionOriginal, la película «sufrió la censura franquista por la infidelidad de Grace Kelly hacia su marido. La censura no podía consentir que Clark Gable sedujese a una mujer casada, y para solucionarlo decidieron modificar el guion y por consiguiente el doblaje, haciendo creer que Donald Sinden y Grace Kelly no estaban casados, sino que eran tan solo hermanos». Me los imagino valorando la gravedad del adulterio y del incesto y decidiendo al final que hacerlos pasar por hermanos tampoco era para tanto.
Bueno, juzgadlo vosotros mismos en este fragmento:
Al parecer, les debió de gustar porque los censores volvieron a hacerlo en El ídolo de barro (1949), una película de boxeo con Kirk Douglas como protagonista. En este caso convirtieron a una pareja casada en padre e hija para tapar la infidelidad de la esposa.
Las lluvias de Ranchipur (1955)
En esta película Lana Turner, una mujer casada, se encapricha de un apuesto galán hindú, Richard Burton. En la versión original, al marido le ataca un tigre y acaba malherido. En la española, se eliminaron todas las escenas posteriores en las que sale el actor para sugerir que ella está viuda y, por tanto, no es pecaminoso su flirteo con el galán.
Arco de triunfo (1948)
En Strambotic nos explican que esta película, protagonizada por Ingrid Bergman y Charles Boyer, tuvo también su dosis de infidelidad «salvo en España, donde el doblaje censor hizo de las suyas. En una de las escenas, a Bergman le preguntan por el hombre que la acompaña, a la sazón, su amante: “¿Es su marido?”, a lo que ella niega con la cabeza mientras de sus labios sale un claro y nítido “Sí”».
La condesa descalza (1954)
El personaje central (Ava Gardner) mantiene una relación extramatrimonial porque su marido es impotente. Una vez más, el doblaje alteró las relaciones; el marido pasó a ser hermano, y así la condesa no muere a manos del marido que descubre el adulterio sino a manos de su hermano, que considera pecaminosa una relación prematrimonial
Y hasta aquí el repaso a la censura y la autocensura, temas que dan para mucho más que una mera entrada de blog. ¿Conocéis algún ejemplo más de censura o autocensura en obras literarias o audiovisuales? ¿Os habéis encontrado algún fragmento chocante o bien omisiones en algún libro?
Tomo prestada la idea del abecedario del crimen de Sue Grafton para hablaros de la edición de este año del ENETI en Soria (1 y 2 de mayo), del tema que expuse en mi ponencia y del supuesto estigma del género erótico. Hoy, un tres en uno, señores, ¡me lo quitan de las manos!
E de «ENETI
El ENETI es el Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción e Interpretación que reúne a estudiantes y profesionales del sector. Detrás está la AETI (Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación), creada en el ENETI de 2012, que vela para que dicho encuentro siga celebrándose año tras año (entre muchas otras funciones). En resumen, un ENETI son unas jornadas que benefician a profesionales y a estudiantes por igual. El contacto con otros compañeros siempre es enriquecedor y aún más los conocimientos que allí se adquieren (ramas de la traducción menos conocidas, cuestiones traductológicas novedosas, mesas redondas con los aspectos más candentes, etc.).
Me faltaría un abecedario entero para abarcar todo lo que significa el ENETI —además de que ya se han publicado algunos artículos con las crónicas y las sensaciones de este año en Soria, como el de Sandra Gallart o los de ponentes como Ismael Pardo y Rafael López Sánchez—, así que me quedo con los aspectos principales tomados del artículo de Eva María Martínez y sus 10 razones para asistir al ENETI:
Se conoce a muchísima gente nueva y se pueden entablar relaciones con los que podrían ser futuros colegas de profesión.
En las ponencias se aprenden cosas que nadie suele contar en clase.
Los debates que se organizan o que surgen enriquecen increíblemente a nivel personal.
Este año en particular ha habido de todo un poco: una charla sobre productividad, tres ponencias sobre tipos distintos de interpretación, una sobre cómo doblar series de televisión, etc. Todo muy variadito. De hecho, para no extenderme, podéis echarle un vistazo a los vídeos del canal de youtube de Gabriel Cabrera y al programa de esta edición.
Con algunos ponentes y asistentes al ENETI (y nótese el cafelito, el mejor amigo del traductor)
Por último, no me olvido del valor añadido de las jornadas y es que las organizan los mismos estudiantes por amor al arte. ¡Gracias por vuestro trabajo, chicos!
E de «erotismo»
¿Y de qué hablé yo? Jugueteando con el encasillamiento (me consta que hay quien cree que solo traduzco novela rosa) hablé de traducción erótica. Como comenté en la ponencia, muchas veces la especialidad te elige y eso fue lo que me ocurrió a mí. A parte de las típicas traducciones por agencia, mis primeros pinitos en traducción editorial fueron con Planeta y sus sellos Deusto y Gestión 2000, para los que traduje manuales y libros sobre economía. Más adelante empecé a colaborar con tres editoriales más traduciendo novela juvenil, negra y romántica. Evidentemente, a raíz del éxito de las Cincuenta sombras, mis últimos encargos han sido todos de erótica.
Traducir para editoriales
No quería empezar la charla directamente con el lenguaje sexual (a veces hay que hacerse de rogar un poquito), así que a modo de introducción di algunos consejos que me han ayudado a conseguir trabajo en editoriales. Comenté qué formas hay de buscar trabajo y qué materiales usar.
Al mismo tiempo expliqué cómo suele ser una prueba de traducción y qué pasos seguir para superarla con éxito, como por ejemplo fijarse en la tipología textual, tener claro el tratamiento entre personajes, revisarla con profundidad, etc. Elementos básicos, pero no por eso menos importantes.
La novela rosa, erótica y pornográfica
Para entender mejor el proceso de traducción y las dificultades de este tipo de novelas, expliqué las diferencias que existen entre los diferentes tipos de novela. No es lo mismo traducir una romántica histórica en la que debemos usar un lenguaje más formal y las relaciones interpersonales son más rígidas, que una actual en la que el lenguaje es mucho más natural e incluso soez.
Como con cualquier otro tipo de traducciones, es importante conocer el contexto literario y saber en que corriente se enmarcan para poder prever las dificultades de la novela en cuestión. Si sé que se trata de una novela erótica con tintes de bondage y sadomasoquismo, tendré que empaparme del vocabulario básico y conocer aunque sea mínimamente de qué va (el concepto de dominante y sumiso, las palabras de seguridad, etc.).
En plena ponencia sobre traducción erótica
Vocabulario básico
Seguidamente comenté el vocabulario más instrumental de este tipo de novelas: mueble, ropa y juguetes. ¿Por qué en las historias más actuales los protagonistas viven en pisazos con camas enormes de cuatro postes y dosel? ¿Acaso no pone un minipiso? Y olvidaos de usar bragas de algodón y sostenes de deporte; en estas novelas se llevan los tanguitas de encaje. ¡Las bragafajas están terminantemente prohibidas!
En cuanto a los juguetes e instrumentos de BDSM, hay vida más allá de los consoladores. Hay que familiarizarse (al menos textualmente) con bolas chinas, correas, arneses, látigos, fustas y palmetas, entre muchos otros. ¿Y cómo es un club de BDSM por dentro? En estos libros también hay lugar para pistas de baile, reservados, mazmorras y todo tipo de mobiliario especializado.
El lenguaje del sexo
He aquí el momento mas esperado: el sexo sin tapujos, al menos de forma oral (en una ponencia, malpensados). Por la duración de la charla no hubo tiempo para tratar el tema con toda la profundidad que merece. No me refiero únicamente a saber cuándo usar «pene» o «polla», «vagina» o «chocho», sino a comentar los prejuicios que aún hay en la lengua o explicar por qué hay que echar mano de tantos eufemismos, por ejemplo.
En la ponencia abordé las diferencias entre expresiones como «hacer el amor», «follar» y «fornicar», y sus implicaciones, así como los diferentes nombres de los genitales. No es tan fácil como pueda parecer a simple vista.
Retos de la traducción erótica
Por supuesto, no todo son revolcones en el pajar o entre sábanas de seda negra. Traducir romántica o erótica presenta ciertas dificultades. La mayor es conseguir un texto fluido, que suene natural y que huya de los dos extremos: lo cursi y lo chabacano. Es cierto que a veces el texto así lo exige y que hay que respetar al autor, pero es muy fácil caer en lo soez o en lo demasiado poético en la traducción si no nos andamos con ojo.
Además de dichos desafíos, también expliqué algunos de los rasgos típicos de estos textos, como la sinonimia (shiver, shudder, shake) y su polo opuesto, la repetición (wave of pleasure, wave of feelings, last waves of climax).
Recalcando por último la naturalidad que debe conseguirse, espero haber transmitido correctamente el mensaje de que, al final, como en toda traducción, hay que conseguir que el lector se sienta en su elemento, no distraerlo con expresiones poco acertadas que le saquen del texto y hacerle creer que lo que lee es como si se hubiera escrito en su idioma. A pesar del vocabulario y las cuestiones éticas, traducir una romántica, erótica o pornográfica tampoco dista tanto de una novela de otro género.
Si después de este resumen queréis profundizar más, aquí os dejo el vídeo:
Como suele pasar, una parte muy interesante de las jornadas son los debates que suceden antes o después de la charla. Tuve la suerte de poder hablar con varios profesionales con miles de horas de traducción a sus espaldas; entre ellos, un traductor que se ha dedicado muchos años a la romántico-erótica. No hubo mucho tiempo para un café de esos de los que arreglan el mundo, pero sacamos conclusiones bastante parecidas.
Al parecer traducir novela rosa o erótica sigue siendo un estigma. Muchos profesionales lo ocultan; me consta que hay quien no lo pone en su currículum o en su listado de obras traducidas. ¿Por qué? Hay quien dice que el sexo es un tema delicado y que puede que haya quien después no le dé trabajo. Incluso me cuentan que hay empresas que no quieren que se las relacione con esta temática.
No obstante, también se afirma que es porque la novela rosa y la erótica son un género menor, de poca calidad literaria. He aquí donde puede darse un largo debate. A mi entender, obras muy buenas, buenas, mediocres y malas las hay en todo tipo de géneros, ¿o es que todas las novelas negras, juveniles, fantásticas e históricas son brillantes? No todas las novelas de este tipo las escribe un ama de casa aburrida, ¡faltaría más! ¿Que la mayoría no son un marqués de Sade, un Choderlos de Laclos o un D. H. Lawrence? Pues no, no nos engañemos, pero la historia de la literatura erótica es casi tan antigua como la escritura misma por mucho que ahora esté de moda. No todo son las dichosas Cincuenta sombras de Grey. Si hay que reconocerle algo a E. L. James es que ha popularizado algo más el género y por popularizar me refiero a que la gente tiene menos reparos en reconocer que lee estas novelas; amén de conseguir que se reediten los clásicos.
En cuanto al mundo de la traducción, al final uno oye de todo y casi da la impresión de que existen castas de traductores. Como si no fuera igual de «digno» traducir una novela rosa que una negra; un manual que un contrato; una aplicación informática que un videojuego. En serio, ¿qué más da? En mi caso, no voy a negar que me encantaría traducir alguna vez a uno de los grandes o enfrentarme a textos que requieran mucha más pericia, hacer acrobacias con novelas que así lo requieran. Seguir aprendiendo, reciclarse y hacer cosas distintas son el mejor aliciente para un traductor.
¿Cómo os resumo lo que pienso? Pues que no permitáis (ni como estudiantes ni como profesionales ni como persona) que nadie os diga nunca qué tenéis que leer o qué género da más o menos prestigio traducir. Trabajad con profesionalidad, ganaos la vida con el sudor de vuestra frente y estad orgullosos siempre de vuestro trabajo.
Por mi parte, es lo que pienso hacer. Aunque puedo pecar de «bonitismo» (sí, me gusta compartir imágenes y frases sobre la profesión), el trabajo no me define. También soy una traductora mercenaria como escribe Carlos Fortea en El Trujamán:
Gente que cree en lo que hace. Que cree que por los puentes igual transitan los pobres que los ricos, los tontos que los listos, los maestros igual que los aprendices.
Gente que pone su capacidad creciente (lo normal es que uno sepa más cada día si se lo toma en serio) al servicio de todos los demás. Mercenarios.
El proceso como tal y los problemas que pueden surgir no son en principio muy distintos de cualquier otro género o novela. Hay que tener en cuenta sobre todo la época y el contexto en que se sitúan. Normalmente las eróticas de nuevo cuño se ambientan en la actualidad y en ciudades grandes, con lo que no hay mucha dificultad terminológica, a diferencia de las históricas para las que es necesario conocer los estamentos sociales, las prendas de ropa de antaño, los tipos de carruajes, etc.
Como vimos en la entrada anterior, en una novela erótica actual encontramos mucho vocabulario sexual (juguetes, prendas) pero no me parece que sea lo más difícil de traducir. Al fin y al cabo está todo (o casi) en Internet. Lo malo es ponerte a investigar, entrar en páginas subidas de tono y que te sorprendan con las manos en la masa. Dices que es para la novela que traduces pero ya no te creen. Tal vez no haya siempre un término exacto pero puedes encontrar equivalencias o explicarlo un poco. Como toda traducción, el matiz que pierdes por un lado puedes compensarlo en otro.
Además, el tratamiento entre personajes es muy directo, de tú a tú, con lo que no hay problemas a la hora de decidir cuándo unos personajes dejan de hablarse de usted para tutearse y el lenguaje es actual, con lo que puedes inspirarte en lo que te rodea.
No obstante, algo esencial al traducir estas novelas es sentir respeto por el género y tener una especial sensibilidad para el tratamiento de ciertas emociones y situaciones, y no hablo solamente de las escenas más subidas de tono. Hay que respetar la historia de amor, placer o deseo y estar dispuesto a trasladar fielmente los sentimientos de un idioma a otro. Sé que es algo de cajón, pero tiene que gustarte lo que haces. Como decía una profesora de la universidad cuyo nombre no recuerdo (y tampoco recuerdo a santo de qué venía la frasecita): “para el sexo hay que estar enamorado aunque sea solo durante esos quince, veinte o treinta minutos”, y es totalmente cierto. Aunque no seas un gran seguidor de este tipo de libros, al menos tiene que gustarte en ese momento.
Siguiendo con el proceso de traducción, reconozco que no siempre me es posible leerme el libro antes pero sí que me leo el capítulo en cuestión, al menos, para ver con qué me voy a encontrar y con esto me refiero a si los personajes van a estar “intimando” en todo momento, algo que pasa con frecuencia y que es bastante pesado. También suelo hacerme un esquema con los personajes y las relaciones que se entretejen, así como de las palabras que pueden repetirse a lo largo de la novela y que son relevantes en el argumento: motes cariñosos (quizá él use un “cielo” y ella un “cariño”, por ejemplo).
Otra manía que tengo es que, por mucho que disponga del libro físico, o bien lo fotocopio o me imprimo la versión electrónica (pdf básicamente). Me gusta poder escribir y marcarlo y eso no lo haría nunca con un volumen real. Y a partir de aquí, a enfrentarse a la hoja en blanco, claro.
Bueno, veamos ahora algunas de las dificultades:
1. Repetición
Sin duda, una de las cuestiones más peliagudas. ¿Conservo o cambio? He observado que este tipo de novelas son bastante repetitivas.
Aquí lo ilustro con el término waves pero ocurre con muchos otros. Evidentemente no se puede cambiar todo porque ese es el estilo de la autora al fin y al cabo. En este caso concreto opté por conservarlo en varias ocasiones y añadir de vez en cuando algo distinto. Al final tenía «ola», «oleada» y alguna «ráfaga» que, aunque no es exactamente la misma imagen, según el contexto quedaba bastante bien.
En algunos casos esta repetición de la que hablamos no solo se da en páginas distintas sino en una sola, como la palabra cock aquí:
Soy partidaria de llamar a las cosas por su nombre y si en el texto pone cock lo instintivo es poner «polla» pero, en este caso, para evitar el atragantamiento con tanto miembro (pun intended) varié con «polla», «pene», «miembro» y en algún punto de las novelas, también «verga». Aquí la palabra se repetía demasiado en tan poco tiempo y espacio.
Y ya que hablamos de genitales, me resultó curioso, por otro lado, que para los femeninos hubiera dos referencias y fueran tan distintas entre sí: sex y pussy.
En la traducción encontraréis «sexo», «coño» y «vagina». Este último, sobre todo, en los fragmentos con descripciones más asépticas, más puramente físicas y nada pasionales.
«Sexo» (sex) se emplea mucho en las descripciones que el personaje femenino hace cuando se masturba, por ejemplo, y «coño» (pussy, que no el fortísimo cunt) cuando habla o piensa el personaje masculino o bien cuando ambos personajes interactúan, especialmente en las escenas de sexo.
2. Sinonimia
Si antes hablábamos de las repeticiones como un punto difícil, también lo es lo contrario, la multitud de sinónimos para casi todo. Después de estas traducciones soy experta en estremecimientos en inglés: tremble, shudder, shiver, shake, quiver, frisson. Pero, ¿y en castellano? Nos estremecemos, temblamos, tiritamos si tenemos frío, notamos el vello de punta o se nos pone la carne de gallina, pero no todos son siempre aplicables.
En este breve fragmento, por ejemplo, hay tres. En este caso opté por «…yacía entre temblores, como pequeños escalofríos de placer».
3. Naturalidad en el erotismo
La naturalidad es un rasgo que debe conseguirse en toda traducción, lo sé, pero lo remarco aquí para destacar algo que me ha llamado siempre la atención y es que muchas veces los diálogos no suenan como deberían. Para mí es el punto donde convergen la traducción literaria y la audiovisual.
Al empezar con el género me chocó sobre todo el uso de Christ, God y Jesus en los momentos álgidos. Supongo que, como a muchos, no me gusta mezclar sexo y religión, y es algo que he cambiado por completo en estas novelas. Es inevitable ponerte en la piel de los personajes cuando traduces, inspirarte también un poco en tu sexualidad y ver que las referencias cambian totalmente en estos momentos.
Depende del momento, pero he cambiado a «joder» u «hostia», en momentos muy puntuales. El español tiene muchos recursos en este campo. No sé a vosotros pero, a mí, un «Jesucristo» en pleno éxtasis me bajaría la libido al instante, ¿y lo de «Oh, Dios» no os suena mucho a calco?
Y hablando de «Oh, Dios» se me ocurre también que las onomatopeyas pueden ser un apartado dificultoso, aunque a decir verdad siempre son las mismas, onomatopeya arriba, onomatopeya abajo: «ah», «oh», «mmm». La cuestión es leerlo en voz alta y ver si funciona, lo que nos lleva al último punto.
4. Tono
Encontrar el tono adecuado es una de las mayores dificultades. Puede que tengas un fragmento muy descriptivo sobre el ambiente con matices poéticos y, acto seguido, un diálogo más soez. Es decir, hay que ir con cuidado y evitar los dos extremos: la cursilería y la chabacanería. Sin embargo, el texto original es como es. Tampoco podemos cambiarlo por completo.
Algo que me funciona es leer en voz alta algunos fragmentos para ver cómo suenan:
Quien me oiga pensará que hablo sola pero a mí me funciona. Todavía más cuando se trata de diálogos, que procuro que queden lo más naturales posible. En estos casos me aseguro antes de que las ventanas estén bien cerradas.
Y poco más puedo añadir. Para cerrar la temática erótico-festiva, solo comentar que generalmente se encarga la traducción de las obras de una escritora a un mismo traductor, sobre todo en caso de sagas. Estas últimas novelas eróticas de cuyos casos os he hablado pertenecían a una trilogía, por ejemplo. Es la mejor manera de mantener el tono de la serie. Además, conociendo de antemano a los personajes y la historia se trabaja mucho mejor, ¿no creéis?