Yo me enteré de su existencia hará medio año gracias a una compañera traductora. Le eché un vistazo a la plataforma, me gustó, y allá que me lancé a crearme un perfil. Como me gusta probar las cosas antes de recomendarlas, he dejado pasar un tiempo prudencial y comprobar si recibía algún encargo o no, para ver cómo funciona y si vale la pena. Por cierto, no me pagan por hacerles publicidad, aunque sí tengo este código que podemos usar para que nos den un dinerito adicional a ti y a mí cuando te encarguen tu primer proyecto (traducción, corrección, etc.).
Pero, antes de nada, ¿qué es Reedsy?
En palabras de uno de sus creadores, Ricardo Fayet, «Reedsy es el principal mercado mundial de profesionales de la edición. En la actualidad, reúne a una comunidad de más de 150.000 autores de todo el mundo con una red de 1.500 profesionales autónomos: desde editores a diseñadores de cubiertas, ilustradores, correctores, profesionales del marketing editorial y publicistas. Y ayuda a dar vida a más de 500 libros cada mes». ¡No está nada mal!
Básicamente, y para centrarnos en lo que más nos interesa, la plataforma pone en contacto a los autores con correctores y traductores, y se lleva un porcentaje de cada transacción, pero tú como profesional pones el precio y los plazos. Es decir: tú decides los términos de la colaboración.
Después de crearte el perfil (aquí el mío) y subir al menos el título/foto de una traducción publicada, llega la parte de la validación. Mantienes una entrevista virtual con ellos en la que te lo explican todo y, en general, te ayudan a optimizar el perfil, te dicen qué puede ser más vistoso de las traducciones que ya tengas publicadas y cómo enfocar la bío. Esto me pareció interesantísimo, la verdad.
En vista de sus métricas, te comentan también qué puede atraer más la atención de los autores que piden servicios en la plataforma. De hecho, según comenta Fayet en una entrevista, si decidieron ofrecer un apartado de traducción a los pocos años de crear la plataforma fue por la creciente demanda de este servicio entre los autores de lengua inglesa.
Cuando ya está todo listo, la cuestión es esperar a recibir alguna solicitud. Son los autores los que se ponen en contacto con un traductor o varios (creo recordar que el límite son 5) para proponer el trabajo y recibir el presupuesto. El autor/a debe proporcionarte toda la información para que puedas hacer tus cálculos de honorario y de tiempo, aunque por su parte puede hacerte alguna propuesta también al respecto.
Según la reunión con una responsable de la plataforma, el precio no siempre es el factor decisivo y, hasta la fecha, es cierto. El autor/a que tiene las cosas claras no suele regatear, sobre todo si formulas un buen presupuesto con la información más completa y pertinente posible. Es decir: véndete bien y explica bien el servicio:
Pide una muestra del texto si no te lo proporcionan en el primer contacto. Es la mejor forma de ver el estilo, la dificultad, etc.
Detalla bien en qué va a consistir tu trabajo: si el pedido es para traducir, solo traducirás (la revisión sería otro servicio, por ejemplo).
Desglosa bien el precio. ¿Cobras por página, por caracteres, por palabra?
¿Cómo va a ser tu proceso de trabajo? Esto suele darles mucha tranquilidad.
Para cobrar tus honorarios, puedes decidir el número de pagos (si lo quieres antes, durante y después; solo antes y al final, etc.) y el porcentaje de cada uno. Ten en cuenta que, por regla general, Reedsy se lleva un 10 %, así que vale la pena no perderlo de vista para presupuestar, sobre todo si es el cliente quien te propone la tarifa o monto total. Lo que me gusta de la plataforma es que lo pactado va a misa y el cobro es automático, por lo que no hay que sufrir o temer por si no recibes el pago por tus servicios.
Si bien es el cliente quien te encuentra, cada mes tienes la opción de potenciar el perfil de forma gratuita (desde Marketplace), y doy fe de que usar este llamado booster ayuda a ser visible y a recibir más solicitudes. También tienes un calendario visible para los autores para marcar cuándo no vas a estar disponible, lo que puede quitarte presión de encima, puesto que es aconsejable responder rápidamente a las solicitudes.
Otro punto positivo es que desde la plataforma están muy pendientes de que las relaciones con el cliente vayan como la seda y sean legales (por ejemplo, no aceptan solicitudes de personas menores de edad ni ofertas raras). Tienes a alguien por chat en casi cualquier momento si te asalta alguna duda sobre la legalidad de una oferta o petición, o si tienes alguna pregunta en general.
Hasta la fecha he trabajado con un par de autoras, estoy con otros dos proyectos ahora mismo, y veo que la plataforma marcha perfectamente, así que de momento no puedo hacer más que recomendarla.
Si te animas, cuéntame tu experiencia; ya sabes dónde encontrarme.
En un contexto donde la reputación, la notoriedad y la visibilidad de la empresa están en juego, tan negativo es utilizar un lenguaje demasiado coloquial donde no procede o transmitir una frialdad excesiva, como descuidar la ortografía. Algunos errores no solo arruinan la reputación, sino que también pueden provocar la pérdida de clientes.
¿Una mala ortografía puede hacer perder dinero a las empresas?
Pues sí. Sin medias tintas. Las faltas de ortografía hacen perder la credibilidad y la confianza en una marca. Y esto se da en todos los ámbitos de la comunicación.
Cuando hay errores ortográficos en una newsletter, un correo electrónico, un cartel, la página web del comercio y hasta en el producto que se vende, el emisor pierde por completo la credibilidad. La empresa o entidad que lo envía queda mal y el mensaje hace saltar todas las alarmas: sabemos bien qué es el phishing, desconfiamos de la credibilidad de una marca que nos escribe con erratas, pero también de la seriedad de quien lo envía. Y es que los pequeños errores ortográficos pueden salir muy caros tanto a consumidores como a empresas.
La mala ortografía hace menguar la confianza… y hasta las ventas
Un texto promocional con el que se quiera vender algo debe estar bien escrito. En un artículo que leí hace un tiempo, un empresario hablaba precisamente de esto y afirmaba que la mala ortografía costaba millones de libras en el Reino Unido. Charles Duncombe, director de una web de viajes, telefonía móvil y ropa, exponía que la mala ortografía es un problema grave para la economía online. Tras analizar las cifras de su web, afirmó que una sola falta de ortografía podía reducir un 40 % las ventas online.
Las cifras de venta indican que las faltas disuaden a los consumidores, pero también les disuade que no les hables bien en su idioma. Así pues, cuidado con traducir un ecommerce con un programa de traducción automática.
Según qué motor de traducción automática se utilice, se puede acabar con un texto trufado de auténticas barbaridades. Muchas veces el programa no tiene capacidad de discernir cuál es el contexto y hace unas traducciones desastrosas. Que se lo digan al Fútbol Club Barcelona, en las instalaciones del cual había un cartel que rezaba: «Compre aquí sus entradas sin hacer cola». Hasta ahí bien, ortografía impecable en español, pero al traducir el cartelito al inglés, ese «cola» aparecía como tail (cola, sí, pero de animal) y no queue.
«Un texto promocional o serio debe estar bien escrito; una sola falta de ortografía puede reducir un 40 % las ventas online».
¿Hay más laxitud en la comunicación escrita?
Desde luego es donde se observa más porque verba volant, scrīpta mānent, pero también porque no se le da el mimo que merece. Y esto es un peligro: las faltas se extienden luego por las redes sociales como la pólvora.
Hace un tiempo, el community manager de La Casa del Libro escribió este tuit: «Se hacerca el día internacional del libro juvenil». La respuesta de la gente fue obvia: «La casa del libro ni los abre», entre muchos otros tuits jocosos. El responsable de las redes sociales recurrió después al humor para enmendar su error, pero no siempre es así y la reputación puede verse afectada. ¿Qué imagen de marca nos llevamos si leemos mensajes de este tipo?
¿Quién no ha recibido alguna vez un correo con un lenguaje descuidado, erratas y errores de traducción? Con un texto de sintaxis cuestionable, cuajado de frases extrañas o con una mezcla de idiomas y de palabras que normalmente no son habituales o parecen forzadas en el contexto. Un mensaje así genera cero confianza.
Entre el castellano y el catalán, por ejemplo, se ven muchísimo este tipo de errores por la proximidad entre idiomas y porque, en consecuencia, se cree que es un tipo de traducción que puede hacer cualquiera. Así, se ha hablado de la marca de ropa Mango traduciéndola como «Mànec» (mango de una sartén, no la fruta); se ha podido leer una noticia sobre el expresidente de Seat, Luca de Meo, con el nombre cambiado por Luca de Pixo (os podéis imaginar de dónde viene) o nos hemos quedado patitiesos cuando, en ciertos periódicos digitales que siempre traducen los artículos automáticamente, alaban el último partido de Llegeixo Messi.
En ciertos ámbitos de Internet, como en las redes sociales, hay una mayor tolerancia y laxitud en cuanto a la ortografía y la gramática (uno no escribe igual en sus redes personales que en una carta de presentación para optar a un puesto de trabajo). Sin embargo, los errores ortográficos en una página de inicio o en una oferta comercial pueden plantear dudas sobre la confianza y la credibilidad del sitio. Una palabra mal escrita podría suponer un gran problema.
«Las faltas de ortografía en una web de una empresa pueden crear dudas sobre la credibilidad de la compañía».
Cuando el error es intencionado, ¿da un golpe de efecto?
¿Qué te ha parecido la ristra de errores ortográficos del titular? ¿Te ha impactado? Hace unos años, unas galerías comerciales de Barcelona anunciaban su periodo de descuentos con un gran «REVAJAS». Desde luego, fue algo llamativo, pero hay que saber jugar muy bien esa baza. El uso incorrecto del idioma puede transmitir una falta de profesionalidad o descuido. En lugar de atraer la atención positiva, es más probable que el mensaje cause una percepción negativa.
Si lo que queremos es que destaque nuestro anuncio, es preferible un contenido claro, conciso y persuasivo, acompañado de un diseño atractivo. La calidad del mensaje y la presentación son factores clave para atraer la atención de una forma eficaz y positiva.
Porque el problema es que, muchas veces, no queda claro si la errata es intencionada. A mí me ha pasado ya en un par de ocasiones con una marca muy conocida. ¿Lo de «fayar» es un error? Podría parecer que no y que se ha hecho a posta porque es un guiño, un uso casi metalingüístico en la prenda, pero ¿«allways» también es algo buscado? Poco probable, pues lo he visto en otros artículos de estampado similar.
¿Por qué se escatima, pues, en corrección y traducción?
Se quiere todo bueno, bonito y, sobre todo, barato. También se cree que cualquier persona de la empresa puede redactar un texto, que domina lo suficiente para escribirlo… y hasta para traducirlo. Pero no, no basta con unos conocimientos básicos. Muchas empresas no le dan importancia a una coma de más o a un pequeño error hasta que es demasiado tarde.
Hay que desterrar el mito de que la corrección y la traducción son servicios caros. Cualquier profesional te hará un presupuesto a medida (con su buen desglose de elementos) para que consigas lo que quieres de verdad con tus textos. Tu reputación y las ventas están en juego.
Hace un tiempo publiqué una entrada sobre cómo empezar en traducción literaria a través de las editoriales, que parece ser la vía más habitual. Sin embargo, hay otros caminos para traducir libros y hoy exploraremos uno no tan concurrido, pero igual de gratificante si nos lo montamos bien.
Te hablo de traducir directamente para un autor —autopublicado, en su mayoría— que sea consciente de las bondades de contar con un traductor para llevar sus libros al público hispanohablante. En mi caso, llevo años colaborando con una autora estadounidense, para la que he traducido varias sagas, y he trabajado con un par más a lo largo del tiempo, en proyectos puntuales. Sin embargo, quería conocer (y que conocieras) la experiencia de una compañera que solo trabaja con autoras autopublicadas, de modo que aquí tienes una entrevista com-ple-tí-si-ma a Virginia Cavanillas.
Si no la conoces, en su propio blog, Virginia se describe así: «Abogada de profesión —que no de vocación— y con amplia experiencia en traducción de textos legales, en abril de 2018 cambié toga por pluma y me lancé de cabeza al mundo literario, del que siempre he sido una apasionada». Y no le va nada mal, puesto que ahora se dedica solo a la traducción de libros para autores y autoras independientes. ¿Tienes curiosidad por saber cómo se lo guisa y cómo se lo come?
Para que puedas localizarlas mejor, aquí van las preguntas que le hice, que no son pocas.
1. Inicios en la traducción:
¿Cómo comenzaste a trabajar como traductora… y como traductora para autores/as directamente?
¿Qué te motivó a elegir trabajar con autores/as en lugar de con editoriales?
2. Proceso de trabajo:
¿Cuál es tu proceso típico al traducir una obra para un autor/a directo/a? ¿Es distinto a traducir para editoriales?
¿Cómo trabajas con los autores durante el proceso de traducción? ¿Tienes más relación con ellos a la hora de trabajar que cuando se traduce mediante una editorial? ¿Cómo manejas las diferencias creativas con los autores durante el proceso de traducción?
¿Tienes alguna anécdota interesante sobre una colaboración particularmente única o complicada?
3. Desafíos y gratificaciones:
¿Cuáles son los desafíos, retos, dificultades… más comunes a los que te enfrentas al traducir para autores directamente?
¿Qué aspectos encuentras más gratificantes en este tipo de trabajo?
4. Consideraciones culturales:
¿Cómo abordas las diferencias culturales al traducir obras literarias directamente para autores?
¿Has tenido que explicar ciertos elementos culturales a los autores para garantizar una traducción precisa?
5. Variedad de géneros:
¿Has trabajado en la traducción de diferentes géneros literarios? ¿Cómo abordas las particularidades de cada uno?
¿Prefieres traducir ciertos géneros sobre otros?
6. Herramientas y recursos:
¿Cuáles son las herramientas y recursos que consideras esenciales en tu trabajo como traductora literaria?
¿Cómo incorporas las nuevas tecnologías en tu proceso de traducción?
7. Consejos para autores:
¿Qué consejos les darías a los autores que están planteándose trabajar con un traductor directamente?
¿Cómo pueden los autores facilitar el proceso de traducción desde tu perspectiva?
8. Consejos para traductores:
¿Cómo lo haces/has hecho para encontrar a autores directos con los que trabajar?
¿Te es difícil hablar de tarifas, derechos, etc. con ellos/as? Cómo gestionas el trato con los clientes, vaya.
9. Desarrollo profesional:
¿Cómo te mantienes actualizada en cuanto a las tendencias literarias y lingüísticas en tus idiomas de trabajo?
¿Hay algún área específica en la que te gustaría seguir desarrollándote como traductora?
¿Qué? ¿Vamos allá? Pues prepárate un cafecito, un té o un mate y sigue leyendo.
1. INICIOS EN LA TRADUCCIÓN:
¿Cómo comenzaste a trabajar como traductora… y como traductora para autores/as directamente?
Yo vengo de la rama legal, empecé como traductora jurídica. El paso a literaria surgió por casualidad, no puedo negar que tuve un golpe de suerte que supe aprovechar. Sea como fuere, allá por 2015 colaboraba con varios blogs literarios anglosajones y empecé a hacer lecturas cero profesionales e informes de lectura (lo que viene siendo un lector editorial, pero por libre). Empezó como un hobby, digamos, una ocupación extra que encima me encantaba; pero entonces decidí tomarme una excedencia en el trabajo, empezar a escribir y, yo qué sé, encontrarme, y fue entonces cuando una autora indie con la que llevaba un tiempo trabajando me propuso traducir una de sus obras. Una cortita, para probar: Nota que estoy aquí, de Anyta Sunday. Ahí empezó todo. Descubrí que me encantaba y que se me daba bien (aunque de esa novelette cambiaría mil cosas; oh, la inexperiencia) y dejé mi trabajo del todo. A día de hoy llevo veinticuatro libros traducidos y no puedo estar más convencida de que el cambio de rumbo profesional (y de vida) era lo que tenía que hacer.
¿Qué te motivó a elegir trabajar con autores/as en lugar de con editoriales?
Por aquel entonces yo desconocía que la traducción freelance existiera como tal y que se llevara a cabo al margen de las editoriales. Desconocía muchas cosas (trámites legales, fiscales, tipo de contratos…). Cuando Anyta Sunday me propuso traducir su libro y me contó que sus historias ya se habían traducido al italiano, francés, alemán y tailandés, me sorprendí muchísimo, porque aun llevando un tiempo buceando las aguas literarias, era algo que desconocía por completo. Tengo cero experiencia con editoriales y eso que hay varias que podrían interesarme porque traducen obras y autores que me apasionan. De hecho, una vez cada varios meses, creo que ha llegado el momento de mandarles mi currículum, una propuesta de traducción, hacer por primera vez una prueba de traducción… Intentar tantear otro terreno, vaya; pero luego siempre se me pasa. Entre otras cosas, aunque la principal siga siendo que —por suerte— por ahora tengo trabajo suficiente y un tiempo finito, porque mi experiencia con autoras autopublicadas es una maravilla y supongo que me costaría mucho desprenderme de la libertad artística y creativa que me dan. O de la confianza, que, tras seis años trabajando con las mismas autoras, es bastante grande.
2. PROCESO DE TRABAJO:
¿Cuál es tu proceso típico al traducir una obra para un autor/a directo/a? ¿Es distinto a traducir para editoriales?
Soy una persona muy caótica que maneja el tiempo fatal, pero me ayuda que mis procesos tengan siempre las mismas pautas, aunque luego siempre tenga que ajustar tiempos y horarios; porque da igual que tenga dos meses, tres o cuatro, el deadline siempre me pilla por sorpresa y, cada vez (cada vez, en serio) juro —y perjuro— que jamás volveré a traducir y que me dedicaré a otra cosa.
Lo primero que hago es leerme el libro de principio a fin, subrayando los pasajes que sé que van a ser más complicados o los juegos de palabras más difíciles para irles dando una pensada. Los tres primeros días tras ponerme con un encargo los dedico exclusivamente a leer. A la mayoría de los libros que traduzco ya le he hecho una lectura cero (he dejado de hacer informes de lectura para autores, pero sigo siendo alpha reader de una de mis clientas) o los he leído por placer, por lo que no me llegan de nuevas.
Una vez leído, me fijo un plazo (que suele ser de dos meses, tres en algunos casos), hago el cálculo de palabras/día (unas dos mil, tres mil) y me pongo manos a la obra.
Cuando acabo de traducir (una versión muy limpita que voy revisando capítulo a capítulo), empiezo la primera corrección.
Paso el documento a lectura beta.
Le hago una segunda corrección y se lo entrego a la autora para que lo maquete.
Me lo devuelve editado y le hago una última corrección-revisión.
Lo entrego de forma definitiva en un correo junto a la factura (muy eficiente).
No suelo traducir más de un libro a la vez (solo lo he hecho en una ocasión y me desesperé) y traduzco una media de cuatro libros al año.
¿Cómo trabajas con los autores durante el proceso de traducción? ¿Tienes más relación con ellos a la hora de trabajar que cuando se traduce mediante una editorial? ¿Cómo manejas las diferencias creativas con los autores durante el proceso de traducción?
Trabajo principalmente con tres autoras y, por suerte, tenemos una relación bastante cercana (aunque no con todas igual) y estamos en contacto directo durante todo el proceso. Si tengo alguna duda intento reunir dos o tres cositas, para no ser un incordio y molestar cada vez que no entienda por qué algo es de una determinada manera, y les mando un correo con mis dudas. Suelen contestarme en el día. También tengo su número de teléfono, así que a veces huimos de formalidades y hablamos directamente o nos mandamos Whatsapp para resolver temas más o menos urgentes (nunca lo son, pero yo tiendo a pensar que son de vida o muerte).
Siempre que existe el más mínimo riesgo de que haya podido malinterpretar algo (por ejemplo, que sea confuso quién habla en un determinado diálogo), les pregunto. Prefiero ser pesada que equivocarme.
En cuanto al tema creativo: me dejan total libertad y después de tantos años de colaboración confían en mí lo suficiente como para no tener que consultarles cada decisión. Pero, aun así, en casos concretos en los que los cambios son destacables, lo hago. Por ejemplo, si le tengo que cambiar el nombre o apodo a algún personaje porque se va a jugar con ello en la narración. En Leo quiere a Aries (la primera novela larga que traduje) hay una secundaria que en inglés se llama Liz y en un punto de la novela juegan con Liz/lizard y hacen una broma con su lengua reptiliana. Antes de hacer la adaptación, dado que cambiar un nombre para mí es una modificación quizá no sustancial, pero sí una de la que la autora debería estar al tanto, lo consulté con ella y le hice saber que Liz/lizard pasaba a llamarse Camila/camaleón.
Ocurrió algo similar con uno de los protagonistas de Quédate conmigo, al que llamaban Mr. Woodpecker tanto por el pájaro como por su connotación sexual y tuve que adaptarlo y llamarlo profesor Pito negro, ya que, tras analizar ciento veintisiete mil especies de aves, era el que más se adaptaba a las características del pájaro original y cumplía a la vez con la connotación sexual. Pero, claro, el nombre era mucho más feo, había que consultar. Pues como esas, una cuantas; pero siempre tengo luz verde y lo agradezco infinito, la verdad.
¿Tienes alguna anécdota interesante sobre una colaboración particularmente única o complicada?
Una de las autoras con las que más trabajo es conocida por sus juegos de palabras y dobles sentidos, y me vuelve muy loca con cada libro, así que anécdotas tengo unas cuantas. He tenido que traducir una canción escrita al más puro estilo Shakespeare, adaptando número de versos y rimas; un libro entero en el que se jugaba con acrónimos y aliteraciones, y hasta hacían duelos de sinónimos (una de las traducciones de las que estoy más orgullosa, por cierto) y en uno de los últimos libros que he traducido (un retelling gay de La abadía de Nothanger) estuve una semana (¡una semana!) atascada en un diálogo de una página y cada día de esa semana mandé un mensaje a la autora diciéndole: «Te odio y admiro a partes iguales».
Creo que fue de las cosas más difíciles con las que me he encontrado en mi carrera. Resumiéndote mucho, porque ya me estoy pasando, te diré que era un diálogo entre los protagonistas en el que opinaban, muy eruditos ellos, sobre los puns que contenían las obras de Shakespeare y Dickens; y mencionaban primero un pasaje de Romeo y Julieta y luego hacían referencia a Oliver Twist (por lo visto, se rumorea que el autor llamó Master Bates a un personaje a propósito porque en inglés sonaba como «masturbates», pero descubrí que la mayoría de los dobles sentidos de los que hablaban mis protagonistas se habían perdido en las traducciones al español y tuve que romperme la cabeza para dar con algo sin marearme del vértigo que me daba «reinventar» a tremendos autores. Al final quedó fenomenal. Y recuerdo que lo comenté en Instagram (y creo que en el blog) porque yo soy muy de comentar estas cosas públicamente; me gusta que la gente sepa el trabajazo que hacemos. Las cosas como son.
3. DESAFÍOS Y GRATIFICACIONES:
¿Cuáles son los desafíos, retos, dificultades… más comunes a los que te enfrentas al traducir para autores directamente?
Creo que mis respuestas anteriores contestan a esta pregunta mejor que cualquier otra cosa que pueda decir. Contestan incluso a la siguiente; porque, aunque me queje y mande mensajes «amenazantes» a clientas que con los años se han convertido en amigas (y no por ello me pagan menos. Ni más tarde, ja, ja, ja, puede que sea, incluso, al contrario) me encanta enfrentarme a los retos que me ponen, tirar de ingenio, inventar, crear, transcrear, enorgullecerme del resultado.
Una dificultad, que quizá casi siempre se vea como un pro (porque en realidad lo es), es que, al tener flexibilidad de horarios y ser yo quien fija los plazos de entrega (más o menos, pero tengo un margen de decisión-adaptación muy amplio), el día a día puede dar lugar a mucha procrastinación. Y más en mi caso, que me distraigo con una facilidad abrumadora, soy caótica por naturaleza y además vivo buscando huecos para escribir mis propias historias. Es un peligro, porque a veces cedes y te tomas un día libre porque puedes, a veces dos, y luego tienes que recuperar el fin de semana y te agobias. O al menos, yo me agobio, porque procrastinadora, sí; pero ansiosa también.
¿Qué aspectos encuentras más gratificantes en este tipo de trabajo?
Dar con la solución perfecta a un determinado juego de palabras. Leer el resultado (por encima, no suelo releer mis traducciones una vez publicadas, que ahí es cuando encuentras esa errata que se te había pasado) y que ese resultado guste. Porque, sí, me gusta gustar, como a todo el mundo. Me gusta que me digan que el libro parece escrito en español, me gusta que la gente empiece a mencionar a quien traduce en sus reseñas y me gusta que las opiniones sobre mi trabajo sean buenas. Me gusta levantarme y no odiar lo que tengo que hacer como me ha pasado en otros momentos de mi vida. Soy una privilegiada y lo sé, doy gracias cada día por ello.
4. CONSIDERACIONES CULTURALES:
¿Cómo abordas las diferencias culturales al traducir obras literarias directamente para autores?
Mi prioridad siempre es adaptar todo lo que se pueda de la mejor forma posible, aunque lingüísticamente me aleje del original, y cerrar la brecha cultural que pueda existir. Al menos, esa es mi forma de traducir. Intento separarme de lo que sé como conocedora del inglés, de la autora y de la obra, para intentar verlo con los ojos de alguien que no sabe nada al respecto ni tiene por qué. Tengo la suerte de contar con unas amigas (cada una de su padre, madre, tierra y profesión) que echan un vistazo a lo que traduzco antes de que lo entregue y me asesoran sobre si hay algo que no se entienda.
Mi máxima: que mi público meta lo entienda todo y bien sin tener que recurrir (a ser posible) a notas al pie; así, aparte de una perfecta comprensión, garantizo (o intento garantizar) la mayor fluidez posible. Ya me empapo yo de la cultura origen, de sus costumbres o marcas comerciales para que lo que le llegue a los lectores sea el equivalente más preciso posible.
Antes que a las notas al pie, recurro a la traducción explicativa. Lo he hecho en cuatro ocasiones (creo) en estos siete años. Lo he metido de forma concisa y natural en la narración y ha quedado bien. No me he visto en ninguna encrucijada especialmente complicada. Diferencias típicas como marcas de chocolatinas (Almond Joy pasa a ser chocolatina rellena de coco), de cereales (aunque más evidentes, los Honey Puffs o Honey Comb pasan a ser cereales de o con miel directamente), juegos como el Snap se convierten en el burro o en un juego de cartas sin más si no es importante en la trama.
En dos de mis próximas traducciones tengo un personaje no binario y otro que pide que, mientras encuentra su identidad, lo traten como they/them. En ambos libros usaré lenguaje no binario, tanto directo como indirecto, respetando la intención de la autora y siendo fiel al original.
¿Has tenido que explicar ciertos elementos culturales a los autores para garantizar una traducción precisa?
Hace un par años hice una traducción inversa; la única (y la última, con toda probabilidad). Fue un trabajazo a cuatro manos con una compañera neozelandesa que me iba corrigiendo capítulo a capítulo. Una de las experiencias más enriquecedoras en lo profesional y que me consta que quedó impecable, pero que no volvería a repetir por la inseguridad y el nivel de estrés que me generó. El caso es que ese libro tenía una banda sonora muy específica y muy española. Se hablaba mucho de música, ciertas canciones se entretejían con la trama y protagonizaban momentos estelares en la narración. Pero eran canciones totalmente desconocidas en el mundo anglosajón. Así que hablé con la autora y le cambié la banda sonora que afectaba a los personajes y a la historia. El resto de canciones que sonaba en el libro se quedó, porque no hacían más que eso: sonar de fondo; y si alguien en Minnesota tenía curiosidad por saber quiénes eran Duncan Dhu podía buscarlos y escucharlos. Lo que hice fue buscar canciones que, por el tono, la letra y la época se amoldaran a los momentos culmen en los que salían. Porque la letra era comentada por los personajes y tenía que ver con su relación. A la autora le encantaron las opciones. Le ofrecí varias y creo que entre las dos elegimos las que más encajaban. Si se trataba de que el público meta (en este caso, en anglosajón) entendiera el sentimiento, el peso de una canción concreta en un momento determinado, no podíamos dejarlo tal cual. Se perdía el mensaje y la emoción, y se trataba de eso, de traducir emociones.
5. VARIEDAD DE GÉNEROS:
¿Has trabajado en la traducción de diferentes géneros literarios? ¿Cómo abordas las particularidades de cada uno? Me dedico en exclusiva a la ficción LGBT. Al romance M/M (male-male) y dentro del nicho (porque es un nicho de proporciones épicas) tanto a la comedia romántica, como al romance contemporáneo, Dark Romance o fantasía; pero dentro siempre del mismo género.
¿Prefieres traducir ciertos géneros sobre otros? Te diré que, a pesar de mi especialización, no me cierro a nada.
6. HERRAMIENTAS Y RECURSOS:
¿Cuáles son las herramientas y recursos que consideras esenciales en tu trabajo como traductora literaria? No uso ninguna TAO (quizá me equivoco y me harían el trabajo más fácil, no sé). Soy muy clásica y tengo unos básicos inseparables: el DLE, el Panhispánico, el combinatorio práctico del español contemporáneo, el diccionario español de construcciones preposicionales, el diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, la nueva gramática de la lengua española… Recurro mucho a la Fundéu (me deben de tener en spam de lo pesada que soy) y al instituto Cervantes; mis diccionarios monolingües favoritos son el Merriam y el Collins y tengo siempre a mano el libro de estilo de la lengua española y los apuntes de un curso de corrección que me fue especialmente útil.
¿Cómo incorporas las nuevas tecnologías en tu proceso de traducción? Mal. Ja, ja, ja. Tengo una mente extraña que procrastina hasta el extremo para no tener que aprender a manejar X cosa. Sé que el tiempo que pierda en aprender no será tiempo perdido, que es una superinversión de futuro. Pero aún no he llegado a ese punto. Y encima estoy embarcada en una batalla (perdida, me temo) contra las traducciones con IA que creo que están petando el mercado de historias sin alma ni gracia, y mi odio me nubla el juicio y no me deja ver lo útiles que pueden ser en algunos casos. Ojalá una máquina nos ayudara en nuestro curro diario, de verdad, ojalá. Pero hoy por hoy, y tal y como están las cosas con la posedición, no lo veo, la verdad.
7. CONSEJOS PARA AUTORES:
¿Qué consejos les darías a los autores que están planteándose trabajar con un traductor directamente?
Que no tengan miedo, que entrar en un mercado nuevo siempre da pavor, pero que sí pueden invertir en un traductor profesional autónomo o de una editorial pequeñita, que lo hagan. Es cierto que es un riesgo muy grande, que buscar a quien adapte su bebé a otro idioma no es fácil, sobre todo si no conoces ese idioma. Porque, y este es un miedo muy común (y muy comprensible): ¿quién te garantiza que el resultado vaya a ser el deseado? Por desgracia, he visto traducciones al español malísimas (en el género que traduzco proliferan mucho las posediciones mediocres; algunas de ellas, muy malas) y también me ha llegado alguna traducción del español al inglés muy poco natural y cero idiomática.
Trucos:
Recurrir a alguien de confianza que sí conozca el idioma y que pueda tantear otras obras de quien se pretende contratar o recurrir a algún compañero (traductor, escritor, filólogo o entendido en general) y encargarle (por una tarifa asequible) la lectura de X libro. Se puede pedir un informe de lectura detallado o un simple feedback que le ayude a aclarar sus dudas.
A la hora de buscar un traductor también recomendaría echar un vistazo a sus redes sociales, buscar reseñas sobre sus traducciones en Goodreads, buscar opiniones de clientes en Amazon u otras plataformas de libros.
Y muy importante (aunque suene rastrerillo llegados a este punto): que digan siempre y pronto cuánto pueden pagar. Y digo «pueden» y no «están dispuestos a» de forma intencionada. Porque tras siete años en esto soy más que consciente de que la mayoría de autores pequeños no se puede permitir un traductor. Y es importante ir de frente y que ninguna de las partes pierda el tiempo. A mí me llegaron a ofrecer pagarme con royalties, pero sin tarifa alguna de por medio. Lo hicieron de forma muy educada y en el primer correo que intercambiamos, lo cual agradecí mucho; me negué también muy educadamente y le dije que, cuando pudiera invertir en mi trabajo, estaría encantada de traducir su obra (que, además, me gustaba).
Los traductores freelance podemos ser tan buenos como los editoriales (no es dónde trabajas, sino cómo) y esto es algo que todo autor tiene que tener claro.
Hay un contra bastante grande a la hora de elegir un traductor independiente en lugar de una editorial y es la labor de promoción. La editorial te da visibilidad y el pobre freelance no tanta. Esto es así, y no vamos a ocultarlo. Por mucho que al traductor se le pague un extra por hacer algún tipo de marketing (y es un concepto que existe) su alcance no es el mismo y se nota. Ese es el único contra que puedo encontrar. La calidad no debería depender del tipo de traductor que seas.
¿Cómo pueden los autores facilitar el proceso de traducción desde tu perspectiva?
Accesibilidad. Pero yo creo que, en general, con los indies no es un problema. A ver, habrá de todo, yo solo he trabajado con cinco autoras autopublicadas, pero suelen estar muy dispuestas, dado que saben que amortizar su inversión no va a ser sencillo y ayudan en la medida de lo posible.
Quizá suene un poco pesimista en cuanto a los riesgos de entrar en un mercado nuevo; no lo soy, soy realista. Cualquier historia puede dar un pelotazo por cualquier motivo (la calidad, por desgracia, no es el más importante de ellos), pero, en general, cuesta abrirse camino.
8. CONSEJOS PARA TRADUCTORES:
¿Cómo lo haces/has hecho para encontrar a autores directos con los que trabajar? Seguro que es lo que más les interesa a los compañeros que empiezan o quieren iniciarse en editorial.
Lo primero es saber si te diriges a un autor autopublicado o a uno editorial. Porque, en el segundo supuesto, ya se trate de una editorial pequeña e independiente —supermajos ellos y superaccesibles— o de una de las grandes, los derechos de las obras del autor estarán cedidos y, por lo tanto, no va a poder negociar las condiciones.
Una vez sabes a qué tipo de autor te vas a dirigir, yo recomiendo contactar por correo electrónico; o, al menos, es lo que yo hago, aunque alguna vez he escrito un mensaje privado en redes sociales porque por lo que sea me ha resultado más sencillo (porque la autora que me interesaba me seguía, por ejemplo).
A la hora de contactar hay que intentar personalizar lo máximo posible. ¿Qué motivos hay para querer traducir a X Autor? El principal suele ser que has leído uno de sus libros y te ha gustado; y eso es precisamente lo que hay que decirles. Yo busco su información de contacto en su web o, si no tienen, en redes; y parto de ahí.
Cuando me presento por correo, aparte del motivo por el que quiero traducirlos, adjunto un enlace a mis traducciones en Amazon; o las enumero y añado el link para que echen un vistazo ellos mismos. Aunque no conozcan nuestro idioma, pueden ver la puntuación y la opinión de los clientes.
Si el autor es indie, puede contestarte o no. Muchos no lo hacen, ni se plantean la posibilidad de traducir a otro idioma. Otros, los que no son autopublicados, pero pertenecen a un grupo editorial independiente, te pueden dar el contacto de su editor y decirte que le hagas a él la propuesta. Mismo proceder. O el correo de su agente literario. E igual, esa primera toma de contacto es más o menos similar.
La opción de hablar de tarifas en el primer mail depende ya de cada uno. Yo lo he hecho en alguna ocasión, con mejor o peor resultado. Por desgracia, y aquí voy a sonar pesimista de nuevo, la mayoría no quiere un traductor independiente; quieren llamar la atención de una editorial y que alguien le ofrezca algo jugoso, no humo (aunque no lo sea, pero ofrecer garantías es complicado y en los tiempos que corren, más).
Y hay otro problema añadido, quizá el más grave: en el mercado anglosajón (en mi nicho, al menos) está proliferando de forma aterradora la posedición. Los primeros puestos de los rankings de Amazon están petados de traducciones automáticas más o menos poseditadas que te dan ganas de llorar mientras te sangran los ojos (aunque eso suponga que te escuezan más). Y, claro, si esto es así y los autores se están acostumbrando a pagar cacahuetes por una traducción que sorprendentemente sí que vende en nuestro mercado: ¿por qué invertir en calidad y profesionalidad? Pero esto ya para otro día.
Como verás, hablo en todo momento de Amazon porque es el mercado en el que me muevo y el que tengo que conocer: superventas, movimientos en los rankings, categorías, lectores…
Quizá el consejo más importante que pueda dar a los compañeros que quieran embarcarse en la aventura de la traducción literaria independiente es que puede resultar difícil y frustrante al principio. Que no desesperen, que no se rindan si de verdad les interesa, pero que se preparen para currar y moverse mucho. Es un momento de mucha incertidumbre en el sector, el efecto llamada de los autores que están triunfando con traducciones (o posediciones) mediocres es preocupante, pero quiero creer que no todo está perdido y que siempre habrá alguien que valore el trabajo de profesionales que además de ilusión y muchas ganas, entreguen resultados de calidad y con alma.
¿Te es difícil hablar de tarifas, derechos, etc. con ellos/as? Cómo gestionas el trato con los clientes, vaya.
Creo que hay que hablarlo directamente y cuanto antes mejor, porque si no puede que estés perdiendo el tiempo. Puedes decirlo o no en un primer mail de contacto, pero si no es ahí, yo creo que el segundo tiene que estipular tu tarifa. O el marco en el que te mueves. No está mal hacer ofertas (o yo no lo veo mal) y ceder un poco a cambio de un par de encargos más. En plan: «yo cobro X, pero puedo cobrarte Y si me encargas toda la serie». Eso ya depende de cada uno. Pero creo que hay que ir de frente, porque en el mercado en el que yo me muevo, al menos, no todos se lo van a poder permitir y saber a qué atenerse es bueno para dejar de romantizar el traducir un libro que leíste y te llegó al alma, porque si su autor no puede pagarte, es mejor saberlo cuanto antes y no hacerte ilusiones, que luego el rechazo o la caída duelen más.
Los contratos (insisto una vez más: los que yo conozco) suelen ser precisos en cuanto a las tarifas, plazos, titularidad de los derechos, temas fiscales, dónde figurará tu nombre… Si alguien tiene dudas, siempre es mejor consultar con un compañero con más experiencia y preguntar lo que sea antes de firmar.
9. DESARROLLO PROFESIONAL:
¿Cómo te mantienes actualizada en cuanto a las tendencias literarias y lingüísticas en tus idiomas de trabajo?
Hago todos los cursos que me resultan interesantes y me puedo permitir, pero como no siempre tengo posibilidad (dinero, tiempo…) recurro mucho a libros de lingüística, escritura y estilo. Leo mucho, en español y en inglés; novedades y clásicos. Y, muy a mi pesar, porque no me gustan especialmente, me empapo del mundo literario en redes: qué se lee, qué se opina. Suelo leer opiniones en Amazon o en Goodreads (no de lo que escribo o traduzco, aunque a veces sea necesario) y ver qué se opina de una determinada traducción o forma de escribir. La gente no siempre valora lo mismo que yo y es interesante saber por qué.
¿Hay algún área específica en la que te gustaría seguir desarrollándote como traductora?
En la medida de lo posible, me quedo en mi nicho que mientras no se lo coma la IA es un lugar tranquilo, que conozco y que me da seguridad.
¿Qué te ha parecido? Si quieres dejar alguna duda, pregunta o consulta, puedes hacerlo en los comentarios. Mientras tanto, si quieres saber más sobre Virginia, puedes encontrarla por aquí:
Muchas gracias por leer(nos) y nos vemos en la próxima entrada. En esta ocasión, seguiremos la estela de la traducción de libros y nos centraremos en una plataforma reciente. ¡Aquí te espero!
Como traductora siempre abierta a nuevos proyectos y trabajos (ya sabes, hay que estar con los ojos abiertos que el mundo cambia muy deprisa) y aprovechando las sesiones de preguntas y respuestas que suelo organizar en Instagram, hoy vengo con varias estrategias que podemos implementar para aumentar nuestras oportunidades laborales.
Vamos con algunas sugerencias:
Mejora tu visibilidad en línea: Crea y actualiza tu perfil profesional en plataformas especializadas en traducción, como ProZ o TranslatorsCafe, y potencia tu LinkedIn (sé que algunas personas son reacias, pero a mí me parece una buena red, sobre todo para tener el CV en línea y ver lo que se cuece en el sector; esto da para artículo aparte). Asegúrate de incluir información relevante sobre tus habilidades, experiencia y especializaciones. También puedes hacerte un sitio web o un blog donde puedas enseñar muestras de tu trabajo y compartir información útil sobre la traducción. De primeras, no te hace falta un sitio web superpotente; trastea con las plantillas de WordPress, verás que puedes montarte algo sencillito en un solo día.
Construye una red de contactos: Participa activamente en grupos y comunidades de traducción en línea y fuera de ella. Únete a asociaciones profesionales de traductores y asiste a eventos y conferencias para conocer a colegas y a potenciales clientes (de ahí que sea recomendable no ir solamente a congresos de traducción). La red de contactos puede generar oportunidades laborales y futuras referencias.
Enfócate en tu especialización: Identifica tus áreas de especialización y explótalas. Es más probable que encuentres trabajos en tu(s) campo(s) de experiencia, ya que muchos clientes, sobre todo los directos, buscan traductores especializados en áreas concretas. Investiga y mantente actualizado/a en tu campo para ofrecer traducciones de calidad y demostrar tu experiencia.
Contacta directamente con clientes potenciales: Investiga y hazte una lista de editoriales, agencias de traducción o empresas que podrían necesitar tus servicios. Envíales una carta de presentación personalizada (en el cuerpo mismo del correo electrónico) y tu currículum, destacando tus habilidades y experiencia más relevantes. También puedes ofrecer muestras de tu trabajo o enlaces a tu porfolio en línea (yo lo tengo puesto en el mismo CV para que se pueda acceder directamente mediante enlace). Te recomiendo que adaptes el CV para cada idioma y oferta concreta seleccionando lo más relevante para ese puesto en cuestión.
Colabora con otros traductores: Establece relaciones de colaboración con otros traductores para trabajar en proyectos conjuntos. Esto te permitirá ampliar tu red de clientes potenciales y acceder a trabajos más grandes o complejos que requerirían la colaboración de varios traductores. Algunos compañeros se han montado una especie de sociedad o cooperativa, pero no es necesario ir tan lejos.
Promociona tus servicios de forma proactiva: Utiliza las redes sociales y tu presencia en línea para promocionar tus servicios de traducción. Comparte publicaciones relevantes, interactúa con la comunidad y muestra tu experiencia y habilidades. También puedes ofrecer alguna promoción especial para atraer nuevos clientes. Como profesional autónomo, tú te lo guisas y tú te lo comes. No tengas miedo a autopromocionarte.
Investiga agencias de traducción: Hay muchísimas agencias de traducción. Empezar con una agencia es relativamente más fácil que dar con un primer cliente directo. Explora la posibilidad de trabajar para agencias nacionales e internacionales contactando primero con aquellas que abordan tus áreas de experiencia (podrás verlo en su web) y envíales una solicitud de colaboración. Muchas anuncian las ofertas de empleo por LinkedIn e incluso a través de sus redes sociales (como Twitter). Aunque cuesta cuando se es novatillo o novatilla, piensa que las tarifas siempre se pueden negociar, así que no te cortes. Ah, y échale un vistazo al BlueBord de Proz o sitios similares para ver si hay algo relevante de esa agencia que debas conocer (condiciones de pago, trato, etc.).
Ah, y es importantísimo que lleves un buen control de las puertas a las que llamas. Crear una base de datos de (posibles) clientes puede ser muy útil para organizar la información sobre los CV y materiales que envías. Aquí tienes algunos pasos para hacerlo (son de cajón, lo sé, pero nunca está de más un repasillo):
Elige una herramienta: Determina qué tipo de herramienta utilizarás para crear y gestionar tu base de datos. Puedes optar por una hoja de cálculo en Excel o Google Sheets, o utilizar un software especializado en gestión de clientes, como CRM (Customer Relationship Management) o programas de seguimiento de proyectos.
Define los campos de información y créala: Decide qué campos de información serán necesarios para tu base de datos y disponlos en columnas. Algunos ejemplos pueden incluir el nombre del cliente, la empresa, el cargo, la dirección de correo electrónico, el teléfono, la fecha de envío del CV o materiales (¿les envías el CV general o el especializado? ¿Les has adjuntado un listado de traducciones o una muestra?), si te hacen una prueba de traducción, qué tipo de proyectos te envían (ya más adelante), entre otros. Personaliza las columnas según tus necesidades y añade columnas adicionales para comentarios o clasificaciones, si lo deseas.
Introduce toda la información: A medida que envíes CV y materiales a los clientes, introduce los datos correspondientes en la base de datos (léase: no la tengas muerta de asco en el ordenador, ¡úsala!). Incluye la información relevante para cada cliente y proyecto. Si es posible, guarda una copia de los CV y materiales en una carpeta específica o vincula los archivos correspondientes en tu base de datos.
Mantén la base de datos actualizada: A medida que surjan cambios en la información de tus clientes o proyectos, haz las actualizaciones correspondientes, esto te permitirá tener un registro preciso y actualizado de tus envíos y comunicaciones. ¿Te han dicho que te responderían en breve y ya han pasado tres meses? Vuelve a escribir. ¿Has cursado un posgrado o te has sacado alguna titulación nueva? Aprovecha para darle un toque a ese cliente para quien creas que puede ser una información valiosa. Si lo tienes todo registrado, te será más fácil organizarte y, por ende, comunicarte de modo más eficaz.
Utiliza etiquetas o categorías: Si tienes una gran cantidad de clientes o proyectos, puedes utilizar etiquetas o categorías para clasificar y organizar tu base de datos. Por ejemplo, puedes etiquetar los clientes según su área de especialización o el tipo de proyecto que has enviado.
Lleva un seguimiento: Utiliza tu base de datos como una herramienta de seguimiento de los clientes a los que has enviado CV o los varios materiales y anota las fechas de seguimiento o cualquier respuesta que hayas recibido. Esto te ayudará a mantener un historial y a gestionar eficientemente tus relaciones con los clientes.
El porfolio
«¿Y eso que decías del porfolio?». Podemos ir apuntando los encargos en los que vamos trabajando, sobre todo al principio, si queremos demostrar nuestra experiencia y enseñárselo a un posible cliente interesado. Podemos incluir lo siguiente:
El correo
Lo he dejado para el final, pero es importantísimo que nos sepamos comunicar para que el posible cliente esté interesado en descargarse ese CV que con tanto esmero hemos redactado. ¿Cómo escribir un correo eficiente? Aquí va:
Por último, recuerda que la constancia y la paciencia son clave en la búsqueda de nuevos trabajos, y la traducción no es ninguna excepción. Ten una actitud proactiva, sigue aprendiendo y mejorando tus habilidades y no dudes en buscar oportunidades y contactos que puedan abrirte puertas.
Estas semanas estoy trabajando en el sexto volumen de una colección de libros infantiles y me ha dado por pensar en las ventajas de que una sola persona se ocupe de una saga de libros, de todos los episodios de una serie o de una colección de textos en general.
Algunos libros de la colección de Izzy y sus amigos, de Pamela Butchart con edición de Bindi Books.
En estos libros, por ejemplo, el narrador es uno de los personajes, una niña llamada Izzy, que junto a sus amigos se embarca siempre en misiones descabelladas porque les da por malinterpretar alguna situación en el colegio. La narración es fresca y desenfadada, y, de hecho, la narradora se expresa como lo haría una niña de esa edad: relatando casi sin pausas, repitiendo mucho los conectores de discurso, anteponiéndose ella cuando se enumeran los sujetos de una frase, etc.
Como traductora de todos estos libros, conozco bien a los personajes (cada uno tiene sus filias y fobias), sé cómo se expresan, recuerdo experiencias pasadas de otros libros que me ayudan a trabajar bien la trama y, sobre todo, entiendo y puedo aplicar bien el tono general de la narración
¿Qué otras ventajas tiene que una misma persona se ocupe de toda una saga (o de todos los episodios de una serie o de una misma serie de textos si hablamos de otras ramas de la traducción)? Hay varias razones, veámoslas:
Coherencia lingüística: Al tener un solo traductor o traductora a lo largo de toda la serie, se asegura una mayor coherencia lingüística. El traductor está familiarizado con el estilo, la terminología y las peculiaridades del autor, lo que le permite mantener una voz consistente a lo largo de los libros. Esto es especialmente importante en series y sagas largas o con tramas complejas, donde la coherencia es fundamental para una experiencia de lectura satisfactoria.
Consistencia de personajes y tramas: Al conocer la serie en su totalidad, el traductor puede mantener la coherencia en la caracterización de los personajes y el desarrollo de las tramas a lo largo de los libros. Esto implica una comprensión más profunda de los personajes y sus motivaciones, así como la capacidad de anticipar y mantener el suspense de manera efectiva.
Mantenimiento de la visión del autor: El traductor que trabaja en toda la colección tiene una mejor comprensión de la visión y el estilo del autor. Esto le permite captar mejor los matices, el tono y la intención detrás de las palabras del autor, y transmitirlos de manera más fiel al público lector. La consistencia en la interpretación de la obra es esencial para mantener la integridad creativa y el mensaje del autor.
Eficiencia y productividad: Al tener un traductor dedicado a los textos, se puede agilizar el proceso de traducción. El traductor ya está familiarizado con la terminología específica y las convenciones lingüísticas utilizadas en la saga, lo que reduce el tiempo de investigación y consulta. Además, al trabajar en esos mismos textos de forma continua, el traductor puede mantener un ritmo constante e incluso evitar posibles retrasos en la publicación de los libros.
Retroalimentación y aprendizaje continuo: Al trabajar en una saga, el traductor tiene la oportunidad de recibir comentarios y retroalimentación de los lectores, editores y el propio autor (más infrecuente, pero no imposible) a medida que avanza en la traducción de los libros. Esto permite un aprendizaje continuo y una mejora constante en la calidad de la traducción, ya que el traductor puede aplicar los comentarios recibidos a los libros siguientes de la serie. Por ejemplo, en un primer libro de la saga infantil me di cuenta de que se me habían escapado un par de Zack en lugar de Zach. En los siguientes, sabía que era una posible metedura de pata y ahora el control de calidad es más rápido.
Algunas veces, es difícil tener a un mismo traductor para todo porque, como profesionales autónomos que somos, se nos pueden solapar los encargos o cambian las condiciones de algún proyecto, pero siempre que se pueda, soy una firme defensora de asignar siempre un mismo texto (y si me apuras, un mismo autor) a un traductor. En el caso de las agencias de traducción, por ejemplo, lo más habitual es que a un traductor se le asigne siempre un cliente determinado. El profesional se acaba familiarizando con los textos, entiende los conceptos, aplica bien la terminología y, al final, acaba sabiendo también qué espera exactamente el cliente.
En resumen, asignar a un mismo traductor toda una serie de libros (o textos, vaya) proporciona coherencia lingüística, consistencia en personajes y tramas, mantiene la visión del autor, mejora la eficiencia y permite un proceso de retroalimentación y aprendizaje continuo. Todo esto contribuye a una experiencia de lectura más satisfactoria para los lectores y al mantenimiento de la integridad creativa de la saga en cuestión.
Poco imaginaba yo que me tocaría traducir sobre excrementos, pero en plan lúdico. Algunos encargos son como un soplo de aire fresco y este, aunque parezca lo contrario, lo fue.
Me dio la oportunidad de jugar mucho con la lengua (con sinónimos e hipérboles; acertijos y juegos de palabras) y de trastear con programitas que usaba cuando impartía clases de inglés a niños pequeños (benditas páginas de recursos para profes, como las sopas de letras).
Cubierta del libro.La contra.Una de las sopas de letras.Una de las curiosidades.
Y qué maravilla fue desempolvar el diccionario para ver todas las formas de hablar de excrementos humanos. El DRAE, por ejemplo, incluye: aca, acatanca, alhorre, bojote, caca, cagada, cagajón, cagaluta, cagarruta, cámara, catalina, cerote, chichina, deyección, egestión, excremento, heces, jiña, majada, meconio, miércale, miércoles, miéchica, mierda, mojón, naco, ñaña, ñisca, pez, plasta, popó, privada, zulla o zurullo. Algunos términos más coloquiales no los recoge el DRAE, pero se usan con frecuencia también como chuzo, kea, ñeja o truño.
Además, he descubierto cosas como que las heces del uombat son cúbicas y que el primer cubículo de un baño suele ser el menos frecuentado y, por ende, el más limpio. Yo intento acordarme siempre ahora, por aquello de no ensuciarme mucho las posaderas.
Sin embargo, el mundo escatológico es muy muy amplio. En este artículo ya os hablé un poco del tema, de hecho. Y como quiero sacarle todo el jugo posible (ya, una imagen un poco desafortunada, lo sé), aquí van algunas curiosidades más que no están en el librito, pero que pueden sernos útiles en algún momento como traductores.
Deyecciones animales
Si la deposición es animal, distinguimos:
boñiga
ganado vacuno y caballar
bosta
ganado vacuno y caballar
burril
ganado bovino o caballar
cagarruta
ganado menor
canina
perro
cagajón
ganado caballar
carajón
ganado cabrío
cuita
aves
estiércol
cualquier animal
frez
cualquier animal
gallinaza
gallina
guano
aves marinas
morceguila
murciélago
murcielaguina
murciélago
palomina
paloma
sirle
ganado lanar y cabrío
tullidura
aves de rapiña
Otras palabras relacionadas con lo excrementicio
coprofagia
ingestión de excrementos
coprofilia
atracción fetichista por los excrementos
coprolito
excremento fósil
coprología
estudio de los excrementos sólidos
descomer
evacuar el vientre
escagarruciarse
hacer de vientre involuntariamente
escatófilo
insecto que, como larva, se desarrolla entre excrementos
palomino
mancha de excremento en la ropa interior
pujo
gana continua o frecuente de defecar o de orinar, con gran dificultad de lograrlo y acompañada de dolores
tarzanito
lo que cuelga cual liana tras una deposición
zurrapa, zurraspa
palomino
En fin, ya veis que, al igual que en el caso del miembro viril, en el mundo de los excrementos también hay nombres mil.
Si os ha llamado la curiosidad el libro y tenéis alguna amistad de las que se pasa un buen rato en el baño con el móvil, ¿qué mejor que regalárselo para que desahogue… aprendiendo?
As a freelancer, the end of the year can be a busy time as you wrap up projects and prepare for the new year. Here are a few things you can do to make the most of this time:
1️⃣ Review your projects and accomplishments: Take some time to reflect on your work over the past year. What projects were successful? What did you learn from any challenges you faced? This can help you set goals and priorities for the new year.
2️⃣ Update your portfolio: Use this time to showcase your best work by updating your portfolio with your most recent projects. This will help you attract new clients and opportunities in the coming year.
3️⃣ Plan for the new year: Use this time to set goals and create a plan for the upcoming year. Consider what projects you want to work on, what skills you aim to develop, and how you aim to grow your business.
4️⃣ Network and market your services: The end of the year is a great time to reach out to potential clients and promote your services. Consider attending events, joining professional organizations, or reaching out to your network to let them know what you have been working on and what you can offer in the new year.
5️⃣ Take some time for yourself: It’s important to take care of yourself, especially during busy times. Make sure to take breaks and set aside time for relaxation and self-care.
«En la casa todo se magnifica», recuerdo que dijeron en la primera edición de Gran Hermano. También que se trataba de un experimento sociológico, ejem. Veintidós años después lo compruebo en mis carnes tras una semana de trabacaciones en Cantabria. Y es que el curso de Traducción Médica que organiza Fernando Navarro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander cada verano es una experiencia intensa que hay que vivir. Y este año más aún, puesto que se trataba del décimo aniversario.
Veintitrés alumnas de distintas partes del globo —España, Latinoamérica y hasta Estados Unidos— con perfiles muy distintos (traductoras médicas, alumnas de grado y de máster en TeI, técnicas en emergencias sanitarias, bioquímicas, pediatras, traductoras de patentes, traductoras veterinarias, etc.) han disfrutado de treinta horas lectivas y actividades de todo tipo concentradas en una semana.
Este año ha habido talleres sobre trucos y metáforas del lenguaje médico, que impartía el mismísimo Fernando Navarro; sesiones prácticas de inglés médico y variedades del inglés bajo la batuta de la encantadora Jennifer Salmon; talleres sobre interpretación médica y mediación intercultural en reproducción asistida de la incombustible Carolina Lleó; clases magistrales y teatralizadas sobre medicina con el sabio Enrique Saldaña, y talleres sobre la traducción del lenguaje soez y la sexualidad, que tuve el placer de impartir yo.
Acreditación del curso (¡me encanta coleccionarlas!)Docentes y becarias del X Curso de Traducción Médica de la UIMP.
La verdad es que ante semejantes eminencias y todo tan especializado, tuve mis reservas a la hora de aceptar, sobre todo la primera vez que impartí estas sesiones en 2016, pero en realidad todo está relacionado y los temas que traía encajaban muy bien con las dramatizaciones en consulta que preparó Carolina Lleó o los roleplays de Jennifer Salmon. De hecho, algunos de los contenidos de mis sesiones constan en el Libro rojo de Cosnautas por su intríngulis (¿qué NO sale en el Libro rojo, por otro lado?). También fue de gran ayuda que el grupo participara con un interés genuino, poniendo toda la carne —y las carnes— en el asador, sin tapujos ni desinhibiciones.
Pero volvamos a lo de que todo se magnifica. El curso de Navarro es tan humano, además de educativo y profesional, que siempre consigue unir a las personas, vengan de donde vengan o independientemente del momento vital en que se encuentren. Se crean tales vínculos y sensación de pertenencia que es inevitable sentir el dolor de la separación al final.
Porque, como decía antes, ha habido actividades de todo tipo para fortalecer este vínculo y que nadie se quedara solo. El domingo 14 tuvimos almuerzo en casa de Fernando para que nos conociéramos los profesores y ese mismo día hubo una cena en la residencia para las alumnas que acababan de llegar a Santander. El lunes se organizó una excursión hasta el faro y el martes tuvimos la gran suerte de visitar las neocuevas de Altamira (qué de curiosidades para un ávido grupo de traductoras). El miércoles, tras un paseo en el que algunas valientes degustaron los deliciosos —a la par que enormes— helados de Regma, disfrutamos de una cena de confraternidad con antiguas alumnas del curso de verano en las caballerizas de La Magdalena. El jueves estuvimos en la exposición virtual de Vincent van Gogh y luego nos fuimos al Palacio de la Magdalena para la cena de despedida. Pero eso no es todo, porque al término del curso, el viernes después del almuerzo, hubo una última excursión con cafelito en casa de Fernando Navarro.
De excursión después de la visita a las neocuevas de Altamira.De camino a la cena de confraternidad en las hermosísimas caballerizas de La Magdalena.La merienda con la que deleitó Lydia a las alumnas del curso el viernes.Delante de la escultura de Jaume Plensa en el Palacio de la Magdalena tras la cena de clausura.En la exposición virtual de Vincent van Gogh.
Es imposible no sentirse parte de un todo y diría que hasta encontrar tu propósito después de unos días así de intensos. Cuántas cosas en la cabeza para escribir (como muestra este artículo después de tanto tiempo) y proyectos por empezar, porque como profesora he aprendido muchísimo tras conversaciones con los demás docentes y alumnas, sobre todo de los monólogos que se marcaron el jueves sobre distintas facetas de la traducción médica… y no solo. Desde el amor por las novelas negras y su relación con la medicina de Elena, pasando por un emotivo monólogo de Laura sobre el trastorno obsesivo-compulsivo, la importancia del saber para detectar enfermedades, de Carmen, de dónde viene lo de las cigüeñas que traen a los bebés de París, de Lucía, y muchas otras anécdotas e historias para el recuerdo. Porque sí, porque por si fuera poco, hubo hasta un concurso de monólogos a lo Famelab. Curiosamente, me di cuenta después de que he subtitulado varios de este tipo para una agencia. ¿Veis? Lo que os decía: todo está relacionado.
En definitiva, un curso inolvidable que deja huella en lo personal y lo profesional, y que no deberíais perderos si os apasiona la traducción médica y la divulgación científica. Atención a las redes de Fernando Navarro porque las plazas son limitadas y vuelan. Y es fácil ver por qué.
Por la parte que me toca, ha sido un verdadero honor participar en la edición de 2016 y la de este año. No sé si habrá una tercera ocasión, pero me guardo lo vivido en el corazón y lo atesoraré siempre. Gracias, Fernando, y gracias también a la Fundación Lilly, Cosnautas, Fundación Dr. Antoni Esteve y Tremédica por el patrocinio.
Obsequios para las alumnas y los docentes. Porque nunca se tienen demasiados libros… ni bolsas de tela.
Este fin de semana pasado se celebró la última edición del Salón del Cómic en Barcelona; una ocasión única para descubrir las novedades, conocer a los autores y conseguir alguna firma que otra. Como traductora, aproveché para saludar a algunas editoriales. Pero ¿en qué consiste esto de traducir cómics?
La traducción de cómics (tiras cómicas, historietas gráficas, tebeos) es un ejemplo de traducción subordinada. En este tipo de textos, el contenido de los diálogos de los personajes están marcados en globos o bocadillos (callouts, speech baloons, speech bubbles, dialogue baloons) y cajas, con lo que se limita el espacio disponible para su traducción.
Este tipo de traducción tiene una dificultad añadida: los diálogos están estrechamente relacionados con el contenido visual; forman una unidad indivisible. Así pues, además de la limitación de espacio a la que nos vemos sometidos, es esencial mantener la correspondencia entre el texto y el dibujo.
Los cómics son historias visuales que están divididas en espacios de recuadros llamados viñetas (panels, en inglés). Cada viñeta representa un momento de la historia un cómic puede estar compuesto por una sola viñeta o por varias, que pueden cubrir una sola línea (a lo que llamamos tira), una página o un álbum entero.
¿Cuál es el orden de lectura de las viñetas y los globos?
Normalmente, las viñetas siguen el siguiente orden: primero, de izquierda a derecha y después, de arriba abajo. Los globos dentro de cada viñeta se organizan de la misma manera. Es importantísimo establecer correctamente la secuencia de los globos en una viñeta, ya que nuestra traducción deberá respetar este mismo orden. Caso aparte es el manga, donde las convenciones son distintas.
¿Cómo entregamos la traducción de un cómic?
Si el cómic tiene varias páginas, hay especificar primero el número de la página del TO que estamos traduciendo («Pág. 4»).
En el renglón siguiente indicamos por orden las viñetas y su traducción. Por ejemplo, «4-3:» indicaría que el texto pertenece a la viñeta número 4 y al globo número 3 dentro de esa viñeta. Algunas veces tampoco hace falta numerar el globo en sí si se sigue el orden de lectura. Como todo, lo mejor es preguntar a la editorial por sus preferencias.
También debemos respetar los resaltes en el texto; las negritas, por ejemplo, y cuando haya alguna cartela, rótulo o elemento especial en la imagen (en una viñeta aparece un cómic y también hay un cartel para el lavabo; ambos elementos anunciados entre corchetes).
Muestra de una página de un cómic de Bob Esponja.
Particularidades de la traducción de cómics:
1. Limitación de espacio: el traductor debe intentar que el texto meta de cada globo tenga aproximadamente la misma longitud que la del texto original. Cuando no sea posible, se usarán estrategias para ajustar la extensión.
2. Lenguaje coloquial (oralidad fingida): los cómics conservan muchas de las características del lenguaje hablado que, por lo general, tienda emplear un registro familiar y coloquial, aunque no siempre sea el caso.
Las oraciones suelen ser breves y sencillas.
La entonación es variada, con mezcla de oraciones interrogativas exclamativas y declarativas.
Presencia de vocativos y apelaciones, además de expresiones de saludo y despedida.
Según el cómic, también puede haber insultos o palabras malsonantes.
3. Recursos de entretenimiento: los cómics se consideran literatura de entretenimiento, lo cual conlleva unas características específicas del uso de la lengua que se convierten en dificultades de comprensión y traslado a otra lengua.
Comparaciones humorísticas
Juegos de palabras
Chistes
Dobles sentidos,
Nombres humorísticos
Exageraciones
Equivocaciones
Coloquialismos
Ironías
4. Onomatopeyas: aunque encontramos los mismos sonidos en todas las culturas, la representación gráfica de estos sonidos puede variar de una lengua a otra. El típico «quiquiriquí» del gallo español que equivale al cock-a-doodle-do del inglés. Con onomatopeyas inventadas, se puede mantener la original o crear una nueva que funcione en la lengua meta.
5. Aspectos culturales:
Como en todas las traducciones, los aspectos culturales pueden ser problemáticos al trasvasar a la lengua meta. La cosa se complica en una traducción subordinada como es el cómic, porque algunas veces se desaconseja dejar notas al pie.
Las posibles soluciones dependerán de si es una traducción extranjerizante, domesticante o equilibrada. Por eso, antes de empezar a traducir, es fundamental determinar su función principal. ¿Traducimos una novela gráfica con alto grado de sátira social y política? ¿Es una historieta que busca reír? ¿Es un cómic didáctico para niños?
La función del cómic es la pieza clave que nos servirá de base para solucionar los problemas o escollos de traducción que nos presente el texto. Por ejemplo, si la función principal es provocar la risa del lector, cuando nos encontremos un juego de palabras intraducible, podemos hacer una traducción libre con el objetivo de mantener la función del texto: hacer reír.
Páginas y recursos útiles
Comics in Dialogue:https://youtu.be/pmDmsxlPj10. Charla/mesa redonda de Esther Cruz y Regina López sobre la traducción de cómics.
Traducircomics: http://traducircomics.blogspot.com. Con la gramática del cómic, técnicas narrativas, onomatopeyas, críticas y propuestas de traducción, lecturas recomendadas…
Tradurietas:https://facebook.com/tradurietas/. Comunidad de apasionados de la traducción de historietas, cómics, novelas gráficas, etc.
Bibliografía
Gasca, Luis y Román Gubern. Diccionario de onomatopeyas del cómic. Cátedra, 2009 (2.ª edición).
Gasca, Luis y Román Gubern. El discurso del cómic. Cátedra, 2011.
McCloud, Scott. Entender el cómic. El arte invisible. Astiberri, 2019.
Riera-Eures, Manel y Margarida Sanjaume. Diccionari d’onomatopeies i altres interjeccions. Amb equivalències en anglès, espanyol i francés. Eumo Editorial, 2010. (Aquí va un ejemplo)
Rodríguez, Francisco. Cómic y traducción: preliminar teórico-práctico de una disciplina. Editorial Sindéresis, 2019.
Hables con el profesional que hables, te contará su forma de trabajar para hacerle llegar el texto final al cliente lo mejor posible. No hay métodos infalibles, pero sí una regla de oro: revisar bien una traducción antes de entregarla.
No es la primera vez que hablo de revisión por aquí, puesto que ya abordé el tema en este artículo (con recursos fantásticos) y también hay consejos valiosos en este otro. Sin embargo, hoy vengo con una lista abreviada y directa al grano.
Este es mi camino:
✒️ Traducción (donde ocurre la magia). Para los encargos con Word, algunos trucos que van muy bien para ahorrarse trabajo después son los siguientes:
Escribir siempre con la función «Mostrar todo» habilitada te permitirá evitar la mayoría de errores de formato. Se activa pulsando el calderón (¶).
Memorizar los atajos de teclado más útiles. Puedes incluso configurar el teclado para asignar números sencillos a ciertos símbolos frecuentes.
Automatizar las palabras que siempre (o casi siempre) escribimos mal. Me pasa con «tambine» o «entocnes», por ejemplo. Si sabéis con qué palabras falláis más, utilizad el autocorrector para memorizar estas formas erróneas y que las cambie automáticamente por la forma correcta. En literaria, te será muy útil asignar «atajos» para aquellos personajes con nombres largos o complicados (que escribas Sch y te lo cambie directamente a Schwarzenegger, por ejemplo).
Controlar el uso de las comillas. La secuencia es la siguiente: «…“…‘…’…”…». Es más complicado retocarlo todo de un plumazo después.
✒️ Corrector de Word (básico). Eso sí, ojo con aceptar a ciegas porque puede ser que algún cambio no sea pertinente. Si trabajamos con alguna herramienta de traducción asistida, hay que usar la función de revisión también. La mayoría la llevan integrada ya, pero hay aplicaciones adicionales para hacer el control de calidad y corregir incoherencias, como Xbench.
✒️ Sugerencias de LanguageTool o mystilus: No está de más una segunda opinión para valorar si hay demasiados «pero» que podrían ser un «sin embargo», entre otros posibles cambios. Son aplicaciones ideales si las tienes integradas en el mismo Word.
✒️ Quitamanchas del Dr. Macro: Una macro fantástica para eliminar espacios dobles, colocar bien los espacios duros después de una cifra, etc.
✒️ Relectura: Hay cosas que solo puede captar el ojo humano y, sobre todo, el ojo entrenado del traductor y corrector. Y porque después de haber hecho algunos cambios, lo mejor es cerciorarse de que todo queda bien cohesionado.
¿Qué te parece? ¿Cuáles son tus pasos? ¿Me recomiendas alguna otra herramienta? ¡Hasta la próxima!