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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Archivos de etiqueta: traductor principiante

Cómo encontrar tu primer encargo de traducción y no desfallecer en el intento

29 Lunes Jun 2020

Posted by enlalunadebabel in Cuestiones laborales, Traducción, Vida traductoril

≈ 10 comentarios

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agencias de traducción, consejos para buscar trabajo, empezar a traducir, encontrar trabajo, FAQ, Fiverr, Gengo, Guía de supervivencia para traductores, Iniciar la carrera de traducción, La profesión del traductor e intérprete: claves para dar el salto al mundo laboral, plataformas de traducción, traductor principiante

Vivimos un momento de cambio, la «nueva normalidad» ya está aquí y ha venido para quedarse. Si eres profesional en activo, puede que hayas recibido menos encargos y si acabas de graduarte en TeI, quizá te veas como pollo sin cabeza y no sepas por dónde empezar a buscar. Es muy normal y nos ha pasado a todos. De hecho, es una de las mayores preocupaciones cuando lanzo las sesiones de Preguntas frecuentes en mi cuenta de Instagram.

En este post recopilo algunos artículos que te pueden orientar un poco y, al final, tienes algunas direcciones y consejos básicos de interés. ¿Empezamos?

Reflexiones previas

En «Mamá, quiero ser traductor», Isabel García Cutillas te cuenta qué hay que hacer para empezar en traducción: http://eltraductorenlasombra.com/2015/05/27/mama-quiero-ser-traductor.

También te recomiendo su «12 secretos sobre los traductores autónomos» con las preguntas más frecuentes sobre la labor del traductor freelance: http://eltraductorenlasombra.com/2012/04/11/12-secretos-sobre-los-traductores-autonomos. 

¡Al lío!

En «A puerta fría. Encontrar trabajo “con la que está cayendo”» te propongo los pasos básicos para buscar (y encontrar) trabajo con consejos variados para el currículo, la carta de presentación, el uso de redes, etc.: https://enlalunadebabel.com/2013/04/30/a-puerta-fria-encontrar-trabajo-con-la-que-esta-cayendo.

En «Cómo conseguir un trabajo de traducción: da confianza», Pablo Muñoz Sánchez te ayuda a encontrar el tono adecuado para presentarte a los clientes: https://algomasquetraducir.com/como-conseguir-un-trabajo-de-traduccion-da-confianza.

En «Cómo buscar trabajo de traducción», Ricard Lozano te habla de sus métodos y consejos para abrirte paso: https://rlozano.com/vademecum/buscar-trabajo-traduccion.php.

En «¿Cómo obtener mi primer trabajo de traducción?», nos invitan a hacernos unas preguntas básicas para empezar a buscar: https://hablemosdetraducirydivertirnos.wordpress.com/2012/09/04/como-obtener-mi-primer-trabajo-de-traduccion.

En «How to Become a Freelancer & Keep Your Day Job», Jennifer Gregory se marca un manual del autónomo muy muy apañado que puede aplicarse a muchas otras ramas, no solo a la traducción: https://www.websiteplanet.com/blog/how-to-become-a-freelancer-keep-your-day-job/.

Trato con los clientes

En «El arte de tratar con los clientes: consejos y pautas de actuación» encontramos consejos para saber qué hacer cuando nos piden presupuesto y nos encargan una traducción. También aborda algunos problemas que podemos encontrarnos en el desempeño de nuestra actividad. Pero como nos recuerda también «todos estos consejos y pautas pueden reducirse a tres: cortesía, profesionalidad y sentido común». https://eltraductorenlasombra.com/2013/11/06/el-arte-de-tratar-con-los-clientes-consejos-y-pautas-de-actuacion.

Bonus track con consejos variados sobre la profesión

Hace un tiempo redacté un minimanual en tres entregas con consejos variados para nuestro desempeño profesional y los tienes aquí por apartados:

  • Sobre el traductor, los textos y la revisión: https://enlalunadebabel.com/2015/01/26/cada-maestrillo-algunos-consejos-para-el-traductor-autonomo-i.  
  • Sobre aprendizaje, especialización, organización, fiscalidad: https://enlalunadebabel.com/2015/02/09/cada-maestrillo-consejos-para-el-traductor-autonomo-ii.
  •  Sobre clientes y la gestión de reclamaciones: https://enlalunadebabel.com/2015/03/02/cada-maestrillo-consejos-para-el-traductor-autonomo-iii.

Además de estos artículos, te recomiendo seguir a traductores en Twitter, puesto que siempre comparten información que puede serte útil, además de la compañía y los ratitos de diversión que brindan. Por ejemplo, no puedes perderte este hilo de Elisa de la Torre o este de Mercedes Tabuyo, que, aunque está centrado en la corrección, aborda cuestiones que nos sirven como traductores.

Un momento…

«Esto está muy bien, pero ¿dónde encuentro yo el trabajo exactamente? ¡Una solución quiero!», puede que estés pensando. En alguno de los artículos ya se aborda esta cuestión, pero sé que es algo que inquieta. Como buen profesional autónomo deberás pensar qué clientes te interesan y por dónde quieres empezar a buscar. Es muy goloso apuntar primero a los estudios de doblaje si te va la TAV o a las editoriales si te decantas más por la traducción literaria, pero no descartes las agencias de traducción tanto españolas como internacionales o las plataformas de traducción.

Hazte una lista de agencias de traducción (busca en Google, en Proz o en Translator’s Café) y envía tus datos llevando siempre un registro de todo: fecha de envío, de respuesta, ¿has hecho prueba de traducción?

Aprovecho, ya que sale a colación: «¿Sale a cuenta pagar la afiliación a Proz?». Veamos, es un buen portal para ver qué se cuece, hacer consultas de traducción en los foros, buscar agencias y comprobar si son buenos clientes (el llamado Blue Board). Se mueven muchas ofertas en muchos idiomas. Yo estuve pagando varios años y dejé de hacerlo cuando ya me vi asentada… y porque no vi ofertas que me interesaran. Sobre todo, pagar te da acceso a las ofertas de trabajo 24 horas antes de los que no son miembros de pago y eso tiene sus ventajas. Mi experiencia es que últimamente hay tarifas muy bajas, pero siempre se puede encontrar algo interesante. Pagar o no pagar la suscripción o membresía ya es cosa tuya, pero te recomiendo que antes explores a fondo el portal para tenerlo un poco más claro.

Siguiendo con las agencias de traducción, seguramente te haya pasado que no hayan contestado a tus correos. Suele pasar, sí. Las agencias reciben muchísimos correos al día y solicitudes varias por formulario; no es excusa, pero pasa. En estos casos, como ya llevarás un registro de las agencias a las que escribes (guiño, guiño), vuelve a darles un toque pasado un tiempo prudencial. Puedes hacerlo coincidir con alguna novedad que tengas en el CV. Tal vez has hecho un curso o tienes más experiencia o lo que sea. Aprovecha esta nueva información para escribir: «Me puse en contacto con vosotros hace un tiempo y aprovechando que he hecho un curso de traducción jurídica, os reenvío mi currículum por si hubiera la posibilidad de colaborar profesionalmente», por ejemplo.

En cuanto a las plataformas de traducción que te avanzaba antes, me refiero a las siguientes:

  • Gengo  https://gengo.com/es/translators/
  • Smartling: https://www.smartling.com/
  • One Hour Translation: https://www.onehourtranslation.com/
  • Unbabel: https://unbabel.com/
  • TextMaster: https://es.textmaster.com/

También las hay generalistas (es decir, no centradas únicamente en traducción) como:

  • Fiverr: https://es.fiverr.com/start_selling
  • Freelancer: https://www.freelancer.com/
  • Smartcat: https://www.smartcat.ai/freelance/

Aunque no tengo experiencia directa con estas plataformas, sí he visto que las tarifas suelen ir a la baja, pero nunca se sabe. El que más conozco es Fiverr por haber encargado ahí algunas imágenes y logotipos y el sistema funciona muy bien… si el vendedor es profesional.

En el caso de la traducción, tú pones tu precio por unidades de trabajo, o gigs, y a partir de ahí decides el precio por gig y lo que incluye cada uno. Por ejemplo, si tienes una tarifa de 0,06 dólares/palabra, puedes ofrecer gigs de 24 dólares (por 400 palabras de texto). Si el cliente necesita traducir 1200 palabras, te comprará 3 gigs. En Proz hay un foro sobre el tema y la traductora Natalie Soper hizo un experimento contratando traducciones en esta plataforma. Si tienes curiosidad por ver qué descubrió, pincha aquí. Básicamente, y a modo de destripe, te cuento que la gente no fue muy profesional. De nuevo, para meter la cabecita en traducción y mantenerse, da igual el método para encontrar trabajo que elijas: debes trabajar bien, ser serio con las entregas y mantener una buena comunicación con el cliente.

Si quieres más información, tienes todas estas plataformas analizadas con sus pros y sus contras en Smartcat o en Website Planet, donde encontrarás esta tabla tan maja:

Tabla comparativa con varias plataformas de traducción, de Adam Warner.

Bien, ya hemos visto agencias y plataformas, pero tampoco te quedes ahí. ¿Se te había ocurrido enviar tus datos a empresas de importación/exportación? Puede que tengan documentación que necesiten traducir. ¿Y despachos de abogados? Si eres traductor jurado, tal vez puedan enviarte trabajo cuando lo requiera alguno de sus clientes. Y el mejor consejo que me dieron jamás y que siempre doy: que todo el mundo sepa que eres traductor. Desde tu tía la del pueblo al vecino del quinto tercera, porque en nuestra profesión —como en muchas otras— funciona muy bien el boca a boca y nunca se sabe quién puede necesitar tus servicios en un futuro.

Otra pregunta del millón cuando hablamos de empezar en este mundillo es «¿Tengo que estar dado de alta y pagar mis autónomos?». Sí y ahora es más fácil porque tienes la ventaja de acogerte a reducciones los primeros años. Además, digo este «sí» rotundo en esta cuestión porque puede que haya clientes que no te pidan ningún papel, pero otros (agencias, sobre todo) piden que estés dado de alta y querrán ver el documento en cuestión; muchas te piden el certificado de contratistas cada año para comprobar que estás al corriente de las obligaciones fiscales.

En este aspecto, te aconsejo que pidas cita con un gestor (si no me equivoco, la visita puede rondar los 30-40 €, según la zona) para que te guíe como es debido. Muchos damos consejos en Twitter, blogs y redes en general, pero es una cuestión demasiado importante para dejarla en manos de gente no experta en estas lides, aunque lo hagamos con buena fe.

Las asociaciones de traductores también pueden serte útiles en este aspecto, puesto que ofrecen orientación, además de cursos variados. No olvidemos que asociarse es una buena idea porque juntos somos más fuertes. Si aún eres estudiante, entérate de lo que organiza la Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación (AETI) en tu universidad. Si ya has terminado tu formación, échale un vistazo a ASETRAD, ATRAE (centrada en TAV), ACE Traductores (para los traductores editoriales), APTIJ (especializada en traducción jurídica y jurada), AICE (para los intérpretes) o Tremédica (para traductores y redactores del ámbito médico) y las demás asociaciones de las distintas zonas y comunidades autónomas: APTIC en Cataluña, La Xarxa en la Comunidad Valenciana, AGPTI en Galicia, ASATI en Aragón… y muchas otras de las que seguro me olvido y espero que me disculpen.

Si quieres más información para empezar, te recomiendo el librito de Celia Rico, Guía de supervivencia para traductores (Pie de Página, 2018), y, sobre todo, La profesión del traductor e intérprete: claves para dar el salto al mundo laboral, de Purificación Meseguer y Ana María Rojo (Trea, 2018); ambos están reseñados aquí y aquí. De este último, te parecerá especialmente interesante el capítulo «Iniciar la carrera de traducción en el sector privado», de Inmaculada Vicente López, en el que desgrana los pasos que debes seguir para empezar.

Para no extenderme más lo dejo aquí, aunque ya sabes que puedes consultarme lo que sea por las distintas redes. Sobre todo, no te desanimes. Como en cualquier profesión, cuesta arrancar y hay que trabajárselo mucho, pero merece la pena. Deberás ser una hormiguita e ir paso a paso, sin prisa pero sin pausa. De diez correos enviados quizá solo te respondan a uno. Suspenderás algunas pruebas de traducción, pero aprobarás muchas otras (nadie lleva la cuenta de las veces que metes la pata, de verdad). Todos hemos pasado por esto, créeme, y nadie te regalará nada, pero se puede vivir de la traducción. Sé profesional y que tu trabajo hable por ti. Y recuerda, por favor, que no es ningún fracaso trabajar de otra cosa hasta que puedas mantenerte únicamente con la traducción.

Te deseo mucha suerte en esta andadura.

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XIX)

20 Lunes Ene 2020

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Testimonios, Traducción, Vida traductoril

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abrirse camino, cómo empiezo a traducir, cómo ser traductor autónomo, después de graduarme, después de TEI, encontrar trabajo, traductor novel, traductor principiante

Con esta primera entrada de 2020 despedimos la serie de artículos de recién graduados o, por lo menos, su publicación regular. Como sabéis, el blog siempre está abierto a colaboraciones si queréis hablar de vuestra experiencia o dar vuestras opiniones.

En esta ocasión, Enya Fernández y Celia M. Duro nos cuentan brevemente su vida después del grado.

ENYA FERNÁNDEZ

He de decir que cuento con muy poca experiencia porque me gradué en 2018. A pesar de esto, cuando terminé tercero de carrera, hice unas prácticas extracurriculares de traducción técnica en una compañía danesa dedicada a la fabricación, venta, instalación y mantenimiento de aerogeneradores. Cuando terminé las prácticas, decidieron contratarme y estuve durante un año y medio aproximadamente trabajando con ellos como traductora en plantilla. Esta experiencia me sirvió, además de para conocer los entresijos de la traducción técnica, para darme cuenta de que no quiero trabajar en plantilla, ya no solo por el tema de las tarifas sino por la poca independencia que tienes: estás ceñida a horarios, tienes que desplazarte, etc. Por esto, he decidido hacerme autónoma.

Actualmente me encuentro lidiando con los «problemas» del principiante: encontrar clientes, pasar pruebas de traducción, conseguir encargos en agencias, etc. En definitiva, estoy intentando hacerme un hueco en el mercado.

*Podéis escribirle un correo. Y si queréis conocerla un poco más, participó en una charla #TFTRAD con Trágora: https://www.tragoraformacion.com/traduccion-agroalimentaria/.

CELIA M. DURO

Cuando terminé la carrera y tuve que plantearme qué hacer, el máster ya no era una opción porque me había quedado una asignatura para septiembre y no iba a conseguir entrar en el que quería. Tampoco me veía preparada para empezar a buscar clientes y darme de alta como autónoma, así que me quedaba la opción de trabajar por cuenta ajena.

Ni siquiera había presentado el TFG cuando, por casualidades de la vida, encontré una beca para una agencia de comunicación en la que pedían redactar un post. Me animé pensando que no iba a llegar a ninguna parte y porque siempre me ha gustado escribir.

Era una especie de concurso en el que el premio era un contrato de 6 meses y así fue cómo empecé a trabajar en el mundo de la comunicación. Estos primeros meses, seguidos de un contrato de otros 6 más, me ayudaron a ampliar mis servicios y a especializarme casi sin quererlo. Aprendí a redactar contenido web y el famoso copywriting, a saber qué es el SEO, a programar y a gestionar redes sociales y, por supuesto, a traducir y localizar páginas web. Después de esa experiencia pude empezar otras prácticas en una agencia de traducción que se especializa en marketing y localización web y creo que, gracias a la casualidad de aquel concurso, he ido definiendo mi carrera poco a poco.

Mi consejo a los que acaban de terminar la carrera es que no se cierren ninguna puerta, que el mundo de la traducción es mucho más amplio que traducir siendo autónomo o en una agencia de traducción y que nunca se sabe cómo te puede ayudar una experiencia distinta en el futuro. También les diría que no pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio. Poco a poco, con paciencia, llegará.

*Su perfil de LinkedIn es este: https://www.linkedin.com/in/celia-martinez-duro/.

***

Como sabéis, a lo largo de toda esta serie he querido dar mi opinión o comentar algo sobre los testimonios que me parecía importante. Hoy me voy a detener en esta frase de Celia: «No pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio». No digo que sea un caso generalizado porque, por lo que veo en los estudiantes que he tenido en prácticas, los recién graduados trabajan en varias cosas: desde hacer de canguro a poner copas pasando por impartir clases particulares.

Por favor, que esto se os quede grabado a fuego: no es ninguna derrota no empezar a traducir al acabar el grado. En serio. Cualquier cosa que hagáis os dará experiencia y será un colchoncito para ir buscando clientes con relativa tranquilidad. Que no os dé miedo aceptar un trabajo a media jornada con contrato, por ejemplo, porque se puede compatibilizar con la traducción autónoma. Yo empecé a impartir clases de inglés poco antes de terminar la carrera (con contrato) y las traducciones llegaron un poco después (como autónoma también). Ambas actividades pueden hacerse de forma legal y no son incompatibles. Eso sí, tienes menos tiempo para traducir, pero poco a poco. Calma. Es normal querer ver los frutos del grado después de esos años de inversión, pero todo llega; que no os dé apuro ir haciendo otra cosa hasta que empezáis a traducir.

No avanzo gran cosa porque estoy preparando un artículo sobre el tema, pero no os lancéis a hacer lo que hace todo el mundo porque es «lo que toca». No os sintáis mal si no habéis hecho un Erasmus como fulanito; no tenéis por qué hacer un máster como menganita si no os apetece; no os comparéis con nadie, por favor. Cada uno se labra su camino como puede según sus circunstancias. En un momento importante de cambio como es el paso de la Universidad al mundo laboral, sentaos, pensad qué queréis hacer e id a por ello. Hay trabajo y muchos caminos para conseguirlo, pero no tengáis prisa. Tiempo al tiempo.

Y hasta aquí la serie y la entrada de hoy. Encontraréis todas las demás entradas tecleando «testimonios» en el buscador del blog. Como siempre, tenéis los comentarios y mi correo para lo que necesitéis. ¡Feliz semana!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XVII) Ana Cano y Cristina Felipe

11 Lunes Nov 2019

Posted by enlalunadebabel in Testimonios, Traducción, Vida traductoril

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buscar clientes en traducción, empezar a traducir, traductor en plantilla, traductor in-house, traductor novel, traductor principiante

ANA CANO

Soy Ana, de Barcelona, y a continuación os doy las claves que creo que me ayudaron a encontrar mi trabajo actual. En 2017, justo al acabar el máster de traducción, encontré trabajo como traductora in-house. Yo estaba totalmente convencida de que la única opción realista iba a ser trabajar como autónoma, así que mientras estudiaba leí muchísimo sobre cómo ser freelance y empecé a hacerme mi propia web. Pero no me cerré las puertas y, a la vez, iba consultando webs de empleo generalistas como InfoJobs o especializadas como Multilingual Vacancies y la recopilación semanal de ofertas de Trágora. En alguno de estos canales vi una oferta que me interesaba y preparé mi solicitud a conciencia. Para escribir la carta de motivación, mi pregunta de partida fue: ¿Cómo puedo contribuir a que a esta empresa y departamento concreto les vaya bien? Consulté su web para entender cuál era su misión y valores y utilicé su propio lenguaje y palabras clave de la descripción del puesto. Adapté la estructura de la carta y del currículum y destaqué cosas estratégicamente para que fuera fácil ver cómo mi perfil se ajustaba a lo que pedían.

Para preparar la entrevista, investigué cuáles eran las principales preguntas que se suelen hacer, me preparé las respuestas por escrito y las practiqué con alguien cercano. Sabía que iba a estar nerviosa y cuanto más preparada estuviera, mejor. Al día siguiente, les escribí un correo para agradecerles la oportunidad y aproveché para subrayar un tema que había surgido y que era muy importante para ellos, y por el que quizá yo había pasado un poco por encima. Pasaron dos semanas y no había recibido respuesta, así que les escribí para preguntar cómo iba el proceso de selección; para demostrar mi interés, a la vez aproveché el correo para mandarles información sobre otro tema que había surgido durante la entrevista. Sobra decir que redacté y corregí con atención cada mensaje que  mandé, desde el primero de respuesta a la oferta hasta el último.

Finalmente, al cabo de unos días, recibí la respuesta esperada: ¡me ofrecían el puesto! Me habían comentado que se habían presentado muchos candidatos y yo, en lugar de pensar que entonces tendrían más donde elegir, pensé: «En ese caso, es que valoran mi perfil y cómo lo he hecho durante el proceso». Y entonces hice algo que nunca pensé que haría en mi vida: negocié el sueldo que me ofrecían y conseguí que me lo subieran un poco. En mi opinión, tenemos muy asumido lo de «si no te cogen a ti, cogen a otro» y muchas veces no nos damos cuenta de nuestro valor y de que si una empresa decide apostar por ti, es por algo.

Espero que mi historia os ayude en vuestra búsqueda laboral 🙂

Aunque ser autónomo suele llamar más la atención,
no hay que descartar los trabajos en plantilla.

CRISTINA FELIPE

En 2015 terminé el grado en Traducción e Interpretación por la Universidad Complutense de Madrid. Durante ese año, mandé mi currículum a muchas empresas pero, al no tener experiencia ni poder firmar un acuerdo de prácticas (entre empresa y centro universitario), no encontraba trabajo.

Decidí no quedarme parada y opté por seguir ampliando mis conocimientos: hice un curso de Corrección profesional y, el año siguiente, me matriculé en el Máster de Traducción y Nuevas Tecnologías: Traducción de Software y Productos Multimedia, del ISTRAD.

En la última parte del máster, había que decantarse por un proyecto práctico (con prácticas en empresa) o por uno de investigación, y escogí el primero. Empecé las prácticas a media jornada en una empresa de Madrid; por si a alguien le interesa, sí, fueron remuneradas. Trabajé allí durante seis meses y me sirvió para hacer contactos, para ver cómo se trabaja en una empresa y cómo funciona verdaderamente el sector.

Después de las prácticas, tuve otro trabajo que no está relacionado con la traducción pero que me ayudó mucho a ganar confianza y seguridad en mí misma, algo que nunca está de más.

Unos meses después, ya en paro, apareció de la nada una empresa y me ofreció un proyecto de traducción. Era grande (para ser el primero) y me pareció una buena oportunidad para empezar. Me di de alta de autónoma tras darle muchas vueltas, aunque con rapidez, porque, en estos casos, el tiempo corre en tu contra. Uno de los argumentos que me convenció es que la cuota de autónomo tenía una tarifa plana de 50 €. Con este proyecto, ya me daba para pagar varios meses, así que, por qué no intentarlo.

Empecé a enviar mi currículum, a contactar con empresas y con algunas personas con las que había trabajado y, poco a poco, me iban enviando encargos. Ya llevo un año como traductora autónoma y no me arrepiento de haberlo hecho, aunque no todo ha sido un camino de rosas.

Ese primer cliente que se puso en contacto conmigo tardó más de seis meses en pagarme. Debí sospechar que no era muy normal que contactara conmigo una empresa que no conocía, pero pequé de ingenua —¿cómo iba a estafarme una empresa que me había dado todos sus datos y que no tenía mala nota en internet ni en ProZ?—. Finalmente, tras muchos correos a los que no contestaban, recibí el pago, pero estuve a punto de denunciarles. Por suerte, la única medida que tuve que tomar fue la de escribir algunas reseñas sobre lo que había ocurrido. Me parecía muy importante que los que vinieran detrás supieran lo que había pasado.

No obstante, a pesar de ese mal rato, he ido consiguiendo (mejores) clientes poco a poco. Es una tarea difícil y, a veces, un poco frustrante, pero siempre que tengo un rato libre, aprovecho para enviar mi currículum a empresas. Puede que se pongan en contacto conmigo un año después, pero por mí que no quede.

No, no existen las recetas ni las pildoritas mágicas para el éxito. Además, el éxito representa cosas distintas para cada persona.

En definitiva, creo que es importante tener una experiencia previa y contactos, andar con cuidado con nuevos clientes o con ofertas sospechosas, tener un asesor o alguien cercano que pueda echarte una mano con la parte de contabilidad y fiscalidad, saber reconocer los errores y subsanarlos de la mejor manera posible, así como defender tu trabajo con argumentos. Por supuesto, esto no es la receta del éxito, pero son algunos de los aspectos básicos que he aprendido a lo largo de este año.

**Podéis poneros en contacto con Cristina por correo y por LinkedIn.

***

Tesón y constancia. Las compañeras de hoy lo tienen muy claro. Ana nos demuestra que hay otras vías, como la del traductor en plantilla, para ganarnos las habichuelas. Cristina se lanzó a la piscina de los autónomos en cuanto recibió un encargo jugoso y ha seguido buscando clientes sin parar.

Como hemos visto, no hay recetas mágicas ni caminos únicos para desenvolverse y vivir de la traducción; podemos labrarnos futuros distintos repletos de posibilidades. Ya nos lo dice Cristina, no es un camino de rosas, pero con trabajo, formación y una pizca de suerte, es posible.

Gracias por vuestros testimonios y, ya sabéis, si queréis contribuir con el vuestro, dadme un toque. ¡Nos vemos en la próxima entrega!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XVI) Elena Castro

21 Lunes Oct 2019

Posted by enlalunadebabel in Testimonios, Traducción

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cómo empiezo a traducir, después de la carrera, empezar a traducir, quiero ser traductor, traductor novel, traductor principiante, vida después del grado

Cuando estaba estudiando cuarto de Lenguas Modernas y Traducción en la UAH no hacía más que preguntarme si continuar los estudios con un máster o empezar a trabajar. El caso es que como me gustaban (y me gustan) distintas especialidades, no había ningún máster que me llenase y la idea de empezar a trabajar me parecía mucho más atractiva.

Pero empecemos por el principio: las prácticas, ya que fueron la clave que me han hecho llegar hasta donde estoy ahora. Hice las prácticas con Eugenia Arrés, lo que me permitió tocar varios campos de la traducción y tener una visión más cercana del trabajo como traductor autónomo. La universidad da una base importante, pero hay que completarla con más formación y, sobre todo, práctica, práctica y más práctica. Esos meses fueron muy intensos porque tuve que poner en práctica lo mucho que creí haber aprendido en la universidad, aprendí mil cosas más con cada nueva tarea y las posibles salidas profesionales no hacían más que multiplicarse. Después de las prácticas, empecé a contactar con empresas y empezaron a salir los primeros trabajos hasta encontrar mi sitio poco a poco. La suerte es un factor importante, pero hay que saber buscarla, currárselo día a día, preguntar cuando tengas dudas y aprender de los errores, que nadie nace enseñado.

Al terminar las prácticas descubrí dos cosas: que me gusta localizar videojuegos y que adoro el mundo del marketing. Siempre me ha atraído la traducción audiovisual, pero la localización de videojuegos fue toda una sorpresa que de no ser por las prácticas nunca se me hubiera pasado por la cabeza; a veces, es cuestión de probar.  En cuanto al marketing, empecé a formarme en marketing y marketing digital para saber cómo darme a conocer y ofrecer mis servicios como traductora autónoma, porque pensar como una empresa es esencial. Creé currículos y cartas de presentación que me diferenciaran y, por último, mi web. Lo que empezó como formación en mi marca personal se convirtió en un nicho de mercado que completé con formación más específica sobre traducción publicitaria. De hecho, buena parte de mi flujo de trabajo actual es de esta especialidad.

Otro punto importante son los contactos. Si tienes una buena red, tus posibilidades se disparan: puedes enterarte de una vacante, conseguir un nuevo cliente, enterarte de recursos, asistir a congresos interesantes o (¿por qué no?) participar en uno. Esta profesión está llena de gente majísima que puede darte un consejo o una palabra de aliento cuando lo necesitas, porque otras cosas igual no, pero hablar y vernos nos encanta.

Por último, empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones. Nada más terminar la carrera encontré trabajo como profesora de inglés en una academia y gracias a esos ingresos pude formarme y buscar clientes y proyectos que realmente me interesasen con cierta tranquilidad. A través de contactos (amigos, familia, jefes o antiguos profesores) y a base de llamar a muchas puertas he trabajado como transcriptora, localizadora de videojuegos, copywriter, traductora y correctora, además de haber participado en un congreso y alguna charla. Si algo he aprendido desde que empecé es que hay que ser curioso, tenaz y saber moverse, porque todo te va a servir para algo.

Se puede vivir de la traducción, pero recuerda que hay muchas más salidas a parte de la de traductor y muchas especializaciones, así que no te cierres puertas y prueba, porque no hay caminos equivocados en traducción.

*Podéis encontrar a Elena en Twitter, LinkedIn y preguntarle lo que queráis por correo.

***

De todo lo que ha contado Elena, muy acertado y compartido por diversos testimonios y por mí misma, quiero detenerme hoy en este punto: «empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones». Que no os dé reparo trabajar «de otra cosa» mientras buscáis clientes de traducción. Impartir clases de inglés, trabajar en una tienda a media jornada, dedicar unas horas a hacer de canguro… Puede que no todos los trabajos sean aplicables a o estén directamente relacionados con la traducción, pero es una fuente de ingresos que os ayudará a ampliar la cartera de clientes sin agobiaros demasiado.

Yo me he pasado muchos años compaginando la docencia en una academia de inglés con la traducción (pagando mis autónomos por un lado y recibiendo mi salario por otro; todo legal) y eso me ha permitido ir un poco más tranquila. Cierto es que he tenido que traducir también en fin de semana y por las noches para suplir las horas que le dedicaba a la docencia, pero a la larga me ha supuesto más experiencia y una cartera sólida de clientes al dejar las clases.

No os cerréis puertas, como dice Elena, y que no os dé miedo probar con otras cosas mientras intentáis abriros camino en traducción. No vais a ser peores profesionales por trabajar en otros campos. ¡Al contrario! Toda experiencia es aprovechable en esta profesión.

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XV) Leyla Navarrete

15 Martes Oct 2019

Posted by enlalunadebabel in Cuestiones laborales, Testimonios, Traducción

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cómo empezar a traducir, interpretación, síndrome del impostor, traducción, traductor novel, traductor principiante

Hace tres años me gradué en Traducción e Interpretación con especialidad de inglés por la Universidad Autónoma de Madrid. Después de terminar el grado, decidí cursar el Máster en Interpretación de Conferencias de la Universidad de Granada. Ahora vivo en Edimburgo, donde compagino mi trabajo como Spanish Language Assistant en Heriot-Watt University con la traducción e interpretación freelance.

El primer consejo que les daría a mis compañeros y compañeras recién graduados, y creo que el más importante, es que no se rindan. Me temo que, a lo largo de nuestra formación, todas hemos oído más de una vez aquello de que de la traducción y de la interpretación no se vive y que lo mejor es buscar otras salidas. ¡No hagáis caso a esos pájaros de mal agüero! Los comienzos nunca son fáciles pero con determinación, paciencia y trabajo todo llega. Si yo hubiera hecho caso a esas voces que me desaconsejaban cursar un máster en interpretación de conferencias, nunca habría descubierto lo que me apasiona en la vida y tampoco tendría el trabajo que tengo ahora.

Mi segundo consejo está relacionado con esos comienzos difíciles que acabo de mencionar. ¿Cómo empezar a coger experiencia si me piden tener experiencia para empezar a trabajar? Una gran opción, sobre todo para el mundillo de la interpretación, es hacer voluntariado. Muchas asociaciones, ONG y festivales culturales buscan intérpretes para que les ayuden en sus eventos. Mis primeros encargos de interpretación (y traducción) fueron como voluntaria. Suelen las condiciones perfectas para empezar porque los temas no son muy especializados y el trato con los clientes es cercano y cuando las agencias te preguntes puedes decir que ya has trabajado como intérprete.

Aparte del voluntariado, aconsejaría socializar y hacer networking todo lo posible. Es fundamental conocer a compañeros y compañeras en conferencias, actos, eventos, etc. Es muy posible que conozcas a alguien con quien congenies y acabe siendo tu pareja en cabina, por ejemplo. Además, el boca a oreja me ha funcionado muy bien personalmente. A riesgo de parecer pesada y de que la gente de tu entorno te aborrezca, recuérdales a qué te dedicas, ¡nunca se sabe quién puede necesitar una traducción en el futuro!

El tercer consejo que me gustaría ofrecer tiene que ver con el síndrome de la impostora. Es muy posible que cuando os enfrentéis a vuestra primera entrevista de trabajo, prueba de traducción o encargo de interpretación os dé un ataque agudo del síndrome de la impostora: «¿pero cómo me van a dar este trabajo a mí si apenas tengo experiencia?»; «¿cómo voy a aceptar este encargo si no tengo ni idea del tema?»; «¿cómo me van a aceptar esta tarifa si soy novata?»; y un largo etc. No prestéis atención a esas vocecillas malignas y tirad para adelante. Si les hubiera hecho caso, no habría mandado el CV para mi actual puesto de trabajo, por ejemplo. Quizás no consigáis todo a la primera, yo tampoco lo hice. Lo importante es no desanimarse y seguir intentándolo, de todo se aprende. No tengáis miedo a preguntar, mil veces si hace falta, a otras compañeras, profesoras o cualquiera que os pueda ayudar. Por otra parte, una de las mejores formas de hacer callar a esas voces insolentes es documentándose y preparándose el tema a fondo; cuanto menos dejemos al azar, menos efecto tiene el dichoso síndrome de la impostora.

Por último, me gustaría animaros a seguir formándoos y a seguir siendo curiosas. Una de las mayores virtudes que una intérprete o traductora puede tener es la inquietud por aprender.

¡Mucha suerte en el futuro y a comerse el mundo (traductoril)!

*Podéis encontrar a Leyla en Twitter o en LinkedIn.

***

Como siempre, grandes testimonios reales… y sentido común a raudales: no dejar de formarse y tener inquietudes, prestar atención al boca oreja, no desanimarse. Leyla también habla del síndrome del impostor, más frecuente de lo que nos creemos (y no por falsa modestia).

Una cosa es saber de forma fehaciente que no vamos a poder hacer determinado encargo (porque es evidente que no tenemos la formación adecuada) y otra muy distinta no lanzarse cuando sí está dentro de nuestras posibilidades. Lo decimos muy a menudo: el NO ya lo tenemos, así que hay que probar.

El síndrome del impostor visto por Gemma Correll: https://www.gemmacorrell.com/products/imposter

Y, por supuesto, no debemos desanimarnos cuando no pasamos una prueba o cuando recibimos una crítica negativa. A veces, y me incluyo, dejamos que lo negativo pese más que lo positivo y, a la larga, es contraproducente. Nos levantamos y lo volvemos a intentar. Siempre.

¡Hasta la próxima semana!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (X) Alba Valle, Valentí Martí y Francisco J. Muñoz

22 Lunes Jul 2019

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cómo ser traductor autónomo, empezar a traducir, encontrar trabajo, traducción, traductor autónomo, traductor principiante, traductora novel

Diez artículos llevamos ya y cada vez está claro que cada uno se forja el destino a su manera. Hoy tenemos tres testimonios muy distintos que nos ayudarán a seguir explorando esta búsqueda de oportunidades desde otras perspectivas.

La firma de correo de Alba me tiene enamorada

ALBA VALLE

Me llamo Alba Valle, tengo 25 años y en 2016 terminé el grado de Traducción e Interpretación en la universidad Pablo de Olavide. En aquel entonces, recuerdo que me sentía muy perdida y desorientada de cara al mundo laboral, los comentarios de los compañeros de otras promociones no eran del todo alentadores y me daba la sensación de que en la universidad no nos contaban del todo lo difícil que sería el camino, a veces incluso se insinuaba lo contrario.

Mi sueño siempre ha sido trabajar en el mundo de la localización y la TAV, por lo que decidí inscribirme al Experto en Traducción y Localización de Videojuegos del ISTRAD para reforzar y ampliar conocimientos, además de comenzar a meter la cabeza en el mundillo laboral. Recuerdo que a mitad de curso Todas Gamers llegó a mi vida. Me registré y comencé a hablar con diferentes compañeras de gremio, y de casualidad, di con Eugenia Arrés, le comenté que no tenía prácticas obligatorias en el Experto de Traducción y me ofreció unas prácticas remuneradas centradas sobre todo en traducción y localización de videojuegos y TAV.

Comencé las prácticas en verano de 2017 y al finalizar estas, me di de alta como autónoma, ya tenía un par de clientes y quería seguir creciendo en el ámbito. Además de trabajar como autónoma, decidí matricularme en el Máster en Traducción y Nuevas Tecnologías, también del ISTRAD.

A lo largo de este año y medio, he enviado cientos de CV a diferentes empresas, a veces con respuesta y otras con el silencio más absoluto. Mentiría si dijera que no he pensado que me equivoco de profesión o que no sirvo para esto. Darse de bruces contra el silencio al enviar una carta de presentación y tu CV cargados de ilusión y ganas siempre duele, aunque se aprende a sobrellevarlo.

A día de hoy, continúo como autónoma, con más clientes y cada vez más ganas de hacerme visible, aunque me cueste horrores socializar y crear vínculos.

No puedo decir que la entrada en el mundo de la traducción sea sencilla, es complicado y hay que invertir esfuerzo y tiempo para ver resultados a largo plazo, pero siempre hay que tener en cuenta que no todo depende de uno mismo, también hace falta suerte y conocer a la gente adecuada para conseguir avanzar.

Si tienes alguna duda o quieres escuchar un consejo, puedes ponerte en contacto conmigo a través de mi correo electrónico, Twitter o LinkedIn. ¡Estaré encantada de ayudarte!

VALENTÍ MARTÍ

En Valentí ens deixa el seu testimoni en clau de decàleg:

10 consells per a començar a traduir

1. Trobeu unes bones pràctiques en empreses que vos agraden.

2. No defalliu mai: seguiu enviant correus i CV, encara que no conteste ningú.

3. Atents a les xarxes socials i als grups de Facebook de traducció.

4. Atreviu-vos amb tot: no penseu que no podeu, sou capaços de més del que penseu.

5. Envieu ofertes que no vos interessen a companys als quals sí que els interessen (i ells vos les enviaran a vosaltres).

6. Seguiu formant-vos: sempre hi ha cursets, articles i xarrades que ajudaran.

7. Networking a les xarrades: com més gent coneixeu, millor.

8. Tots hem entropessat amb els primers encàrrecs: la qüestió és aprendre dels errors.

9. No depeneu d’un sol client i trieu una bona gestoria.

10. Com canta Zoo: «No tot en la vida és faena». Teniu un horari de treball i vida social més enllà de la traducció.

Em podreu trobar a LinkedIn i a Twitter.

FRANCISCO J. MUÑOZ

Mis aventuras en el mundo de la traducción profesional empezaron cuando terminé de cursar un máster de traducción audiovisual hace ya dos años. ¿Por qué hice un máster después de la carrera? Pues porque creo que en esta profesión hay que especializarse en algún ámbito, sea el que sea, ya que lo normal es que una persona que quiere traducir, por ejemplo, un videojuego, buscará a algún profesional especializado en eso antes que a alguien que dice que traduce de todo. Y ojo, esto no quiere decir que no se pueda probar a colaborar con agencias o empresas que se dediquen a otro ámbito diferente al de nuestra especialización.

A los pocos meses de terminar este máster, elaboré mi primer currículum y empecé a enviarlo a empresas especializadas en localización de videojuegos para tantear un poco el terreno y ver cómo funciona lo de buscar clientes. Muchas empresas ni siquiera van a contestar, muchas otras te incluyen en su base de datos y no vuelves a saber más de ellas y algunas hasta pueden llegar a hacerte una prueba de traducción y, aunque la apruebes, tampoco te ofrecerán trabajo. Sin embargo, puede que más tarde o más temprano, una de estas empresas te ofrezca proyectos o te contacte para hacer una prueba. Una práctica que me resultó muy útil es crear un documento donde voy apuntando el nombre de las empresas o agencias con las que contacto, la dirección de correo, la forma en la que les he enviado mi CV (por correo o algunas tienen formularios en sus páginas web), la fecha y cómo me han respondido. Así puedo ver si me interesa contactar de nuevo en el futuro con esas empresas para volver a intentar colaborar con ellas.

Otra buena forma de encontrar clientes es LinkedIn. Yo me creé un perfil y por ahí aparecen muchas ofertas de trabajo e incluso puedes crear alertas de las búsquedas que más te interesen y contactar directamente con las empresas o clientes. A veces, puede que algunos te hablen directamente por ahí sin que tú ni siquiera les hayas enviado tu CV (aunque tampoco hay que confiar en esto).

Por último, también es interesante crear un perfil en páginas como ProZ, ya que continuamente surgen ofertas para traducir todo tipo de textos de todo tipo de empresas y sectores. Y hasta puedes hacer que las ofertas te lleguen al correo.

Y de estas tres formas conseguí a mis tres únicos clientes por ahora, que por suerte me envían encargos a menudo exceptuando dos o tres meses en los que no he recibido ningún proyecto. En mi caso, tuve que hacerme autónomo nada más empezar porque me ofrecieron formar parte de un proyecto muy grande y difícil de rechazar, pero mi intención era buscar trabajo en plantilla en alguna agencia. Y sí es verdad que hay oportunidades que no se pueden dejar pasar, aunque luego cueste más.

Creo que el mejor consejo que puedo dar es que hay que ser perseverante e intentar no caer en el desánimo, porque si no paras de intentarlo (¡pero con cabeza!), se puede vivir de esta maravillosa profesión. Además, es muy importante formarse continuamente, ya sea con talleres, cursos o eventos de traducción, por ejemplo. Seguro que me he dejado muchas cosas más en el tintero, pero mi correo y mi LinkedIn están abiertos a cualquier duda. ¡Mucha suerte!

Una semana más, gracias a todos por participar y por leernos. Hasta la próxima.

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (IX) Carmen María González

15 Lunes Jul 2019

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empezar en traducción, mentorías en traducción, traductor principiante, traductora novel

Esta semana contamos con el testimonio de Carmen María González Morales, egresada de la Universidad de Córdoba, que ha hecho de todo un poco y tiene muchas ideas que darnos. Le cedemos la palabra.

Me llamo Carmen María, tengo casi 25 años y, aunque actualmente vivo en Salamanca, soy cordobesa de los pies a la «cabesa». Mi pasión por los idiomas, la comunicación y las relaciones interculturales, desde que tenía 12 años, me condujo directamente al mundo de la traducción. Así fue como en 2012 entré en el Grado de Traducción e Interpretación de la Universidad de Córdoba y, cuatro años después, me embarqué en un Máster de Traducción y Mediación Intercultural en la Universidad de Salamanca.

En este máster, tuve la oportunidad de realizar unas prácticas como gestora de proyectos para la revista de la universidad y, a pesar de todo el agobio y problemas que tuve que solventar, descubrí que me apasionaba el trabajo. Las tareas de organización, la negociación con los clientes, la resolución de problemas en el equipo, la gestión de terminología y los plazos de entrega ajustados me hacían sentir muy realizada, a la par que me obligaban a aprender constantemente. Fue entonces cuando decidí especializarme en Gestión de Proyectos con un curso a distancia en Cálamo y Cran.

Antes de terminar la universidad, empecé a buscar trabajo a la misma vez que estudiaba, ya que para mí era muy importante tener una primera toma de contacto con el mundo real antes de salir al mercado laboral. Me postulé a todas las ofertas que encontraba interesantes y realicé varias entrevistas fructíferas, pero las condiciones que me ofrecían no se adaptaban a mis necesidades. Siempre recibía la misma respuesta: «Nos gusta tu perfil, pero no tienes experiencia. Podemos ofrecerte un contrato de prácticas». ¿Estaba dispuesta a trabajar 8 h al día durante 6 meses o 1 año sin poder llegar a fin de mes? En ese punto de mi vida, necesitaba un trabajo y conseguir experiencia, pero también ser independiente y, aunque eran ofertas tentadoras, decidí no aferrarme a opciones que no me llenaban.

Tras mes y medio recibiendo respuestas desalentadoras, me di cuenta de que me había estancado y que tenía que replantearme la situación. Fue entonces cuando surgió en mi cabeza la idea de ser autónoma. Si había conseguido que varias empresas se fijaran en mi CV, ¿por qué no lo iban a hacer también mis potenciales clientes? Así fue como dos semanas después de terminar la universidad, conseguí mi primer proyecto. Ya han transcurrido casi dos años desde aquel momento y, a día de hoy, sigo trabajando como traductora y gestora de proyectos autónoma. Aún me queda mucho camino por recorrer y muchos sueños por cumplir, pero, a pesar de todos los momentos malos que han venido y que vendrán, ahora tengo una seguridad en mí misma que nunca antes había tenido.

Basándome en mi breve, pero intensa experiencia, me gustaría dejaros los consejos que más habría valorado cuando empecé:

Lo más importante desde mi punto de vista es que tengáis claro a qué queréis dedicaros. Aunque parezca una tontería, conozco a muchas personas que no consiguen encontrar un trabajo en el que se sientan realizadas y valoradas. Si no lo tenéis claro, no pasa nada, a veces hay que probar diferentes opciones hasta encontrar la adecuada. Yo misma trabajé en una academia tres meses, a la misma vez que traducía, y me sirvió para darme cuenta de que la formación no era lo mío. La pregunta es: ¿dónde os gustaría estar dentro de 5 o 10 años?

Me gustaría hacer hincapié en algo a lo que, quizás, no se le da tanta importancia: el diseño de un currículum original. Vivimos en un mundo lleno de posibilidades, pero también de muchísima competencia. Por tanto, tenemos que esforzarnos lo máximo posible para diferenciarnos de los demás. Como gestora de proyectos autónoma, recibo varios currículums al día y he visto muy pocos que me hayan llamado la atención. Yo dediqué muchas horas de trabajo a la creación de mi propio CV. Busqué miles de ideas y, cuando tuve en mente lo que quería, me puse manos a la obra. Tengo que decir que más de una vez me han felicitado por él y, por esta razón, os recomiendo invertir dinero en un especialista si vosotros no podéis o sabéis hacerlo. Se trata de una inversión de futuro.

Buscad prácticas en empresas en plantilla o en remoto, haced voluntariados como traductores o traducid libros por pasión. Adquirid experiencia antes de terminar los estudios y os aseguro que os dará muchísimas más posibilidades y seguridad en vosotros mismos. En mi caso, opté por realizar una mentoría con una profesional fabulosa, Marián Amigueti, que ahora se ha convertido en una increíble amiga en la que sé que siempre puedo confiar. Ha sido una de las personas que más seguridad me ha aportado, ya que, desde el principio, estuvo encantada con mi forma de trabajar. Fue el empujón que necesitaba para darme cuenta de que este era mi futuro.

Intentad formaos todo lo que podáis, durante la universidad y cuando estéis trabajando. El saber no ocupa lugar. La traducción es una profesión que no solo se aprende con la experiencia, sino que requiere una formación constante. Tampoco está de más que os mantengáis informados de las nuevas tecnologías y de la evolución de nuestro sector.

Si podéis, aprended marketing, sobre todo, si queréis ser autónomos. Saber vender nuestros servicios o a nosotros mismos es fundamental hoy en día para conseguir clientes, para encontrar trabajo en cualquier empresa o incluso en nuestra vida personal. Entender cómo funcionan otras marcas puede ayudarnos a adaptar nuestro negocio y diferenciarnos de la competencia.

Por último, pero no menos importante, creo que el principal consejo que os puedo dar es que creáis en vosotros mismos y que nadie os diga que es imposible o que no podréis hacerlo. Los sueños también se cumplen y os animo a que luchéis por ellos. Mucha suerte a todos y no dudéis en poneros en contacto conmigo en mi correo electrónico o LinkedIn si creéis que puedo ayudaros en algo más.

Gracias, Carmen, por el testimonio tan completo. Como ya sabéis, los comentarios y mi correo están abiertos para vuestras consultas y testimonios. ¡Hasta la próxima!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (VIII) Cristina Zuil y Rosana Esquinas

01 Lunes Jul 2019

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empezar a traducir, testimonios traducción, traducción editorial, traductor novel, traductor principiante

Tras el parón de San Juan, volvemos a la carga este lunes con dos testimonios más. ¡Y ya van ocho entregas! Hoy nos acompañan Cristina Zuil y Rosana Esquinas. ¿Qué nos contarán? Preparad papel y lápiz y vamos allá, porque el verano es el momento ideal para parar un poco, tomar aire y coger ideas.

CRISTINA ZUIL

Soy Cristina Zuil, graduada en Lenguas Modernas y Traducción y estudiante del último año de la simultaneidad con Estudios Ingleses que oferta la Universidad de Alcalá. Además, llevo un año trabajando en el ámbito de la traducción; estoy especializada en literaria y audiovisual (páginas web). Voy a intentar daros una serie de recomendaciones desde mi experiencia.

Mi primer consejo para alguien que esté terminando la carrera de Traducción es que se ponga las pilas en las prácticas. No solo lo digo yo, lo he escuchado muchas veces. En algunas ocasiones, pensamos que son un mero trámite para terminar el grado, pero conozco un montón de estudiantes que ha seguido trabajando para la empresa una vez finalizadas. En mi caso, las hice con la autora de este blog y a día de hoy sigo colaborando con ella en algunos proyectos. Supongo que no las hice tan mal, después de todo.

Mi segundo consejo es que hay que moverse. Ir a congresos, charlas, conferencias… De esta manera, conoces a una gran variedad de profesionales del gremio que te pueden ayudar directa o indirectamente. Por ejemplo, yo he tomado prestados algunos truquitos para mejorar mi manera de trabajar al escuchar cómo lo hacían los demás. Además, lo mejor de estos encuentros es entrar en contacto con opiniones que suelen ser positivas con respecto a la profesión, contradiciendo muchas veces a las de nuestro entorno. Eso, y hablar de cosas frikis sin necesidad de contenerse, como el amor por la lengua o la rabia que da ver carteles sin revisión.

Por otra parte, hay que seguir formándose. Aunque salgamos de la carrera pensando que ya tenemos todos los conocimientos necesarios, hay que seguir curioseando y leyendo sobre la especialización que os guste. De esta manera, estaréis en constante contacto con el mercado y hará que os deis cuenta de si realmente es tan genial como parece o si deberíais buscar otro campo.

Por último, aunque no menos importante, hay que saber promocionarse. Como María Galán ha comentado en alguna charla, todo vuestro entorno tiene que saber que sois traductores, incluso el pescadero o el vecino del 4.º. Así he conseguido yo uno de los clientes con los que trabajo, a través de contactos. Además, debéis tener en cuenta que, muchas veces, no conseguir un trabajo no depende de vuestra valía, sino de haber llegado tarde. Con esto quiero decir que, aunque no os cojan para un proyecto, no hay que perder la autoestima porque a lo mejor no tiene nada que ver con vuestra manera de traducir. Por otro lado, hay veces que os seleccionan y, según vais colaborando con el cliente, os vais percatando de que no merece la pena porque prácticamente estáis pagando por trabajar. En ese caso, es mejor darse la vuelta y seguir buscando.

Espero que nos vaya a todos bien en este mundillo. Como última puntualización, si tenéis ganas, no perdáis nunca la esperanza.

Podéis hablar con Cristina por Twitter y por correo o encontrarla también en LinkedIn.

ROSANA ESQUINAS

Cuando nos enfrentamos a una etapa nueva es inevitable sentir una mezcla de emoción y miedo, pero creo que cuando tienes claro a qué te quieres dedicar, siempre es fácil encontrar la motivación. En mi caso, mi interés por la lectura me llevó al grado de Traducción e Interpretación, pero una vez allí descubrí todas las posibilidades laborales que te ofrece esta profesión. En esto me gustaría hacer hincapié, puede que tengamos un objetivo claro, pero, ¿por qué no disfrutar del resto de posibilidades? Cuando se acercaba el final, solo pensaba en lo difícil que es acceder al mundo editorial, está claro que todos queremos especializarnos, y estoy segura de que con el tiempo sucederá; pero no podemos cerrarnos a trabajar con textos de otros campos.

Después del grado, me matriculé en el Máster de Traducción Editorial de la Universidad de Murcia, donde pude conocer los entresijos del mundo editorial, pero pasó algo que no me esperaba: me interesé por el mundo de la investigación y por esto, este año he comenzado mis estudios de doctorado que combino con la traducción, posedición y transcripción y trabajando como examinadora de español para extranjeros. Durante este primer año de novedades, trabajé como profesora de inglés para tener un buen colchón de ahorros y poder lanzarme al mundo autónomo.

Siguiendo los consejos de la clase de marketing que impartió Xosé Castro en el máster, mandé mi currículum no solo a agencias de traducción, sino a todas las empresas que tenían banderitas en su página web. ¡Si la web está en varios idiomas, quiere decir que podrían necesitarnos! Y así fue, mi primer encargo fue un proyecto de traducción y transcripción de inglés y alemán enmarcado en el mundo de LaLiga. No me creía que estuviera traduciendo entrevistas de tantos futbolistas que había visto en televisión, sin tener yo el más mínimo interés por otro deporte que no fuera el yoga o el pilates. Después de ese, fueron surgiendo más proyectos.

Al principio, me puse una regla: si es la primera vez que me escriben, intentaré sacar el tiempo de donde sea para aceptar el encargo. Y funcionó, después del primer encargo, la mayoría de veces vuelven a contar contigo si están contentos con tu trabajo y es una buena forma de fidelizar clientes. A raíz de esos encargos, he descubierto que puedo traducir textos sobre marketing y software, que la posedición puede ser tu amiga y que las transcripciones también existen.

En definitiva, áreas que no me habría planteado nunca y en lo que me interesa seguir trabajando y formándome, razón por la que este año empecé a cursar el máster de Traducción Audiovisual del ISTRAD, pero a distancia y a tiempo parcial. En cuanto a iniciarse en el mundo editorial, mi consejo es que no mandéis solamente vuestro currículum, reciben cientos y será más efectivo si les enviáis un informe de lectura donde hacéis una propuesta editorial que encaje en su catálogo y lo acompañáis de una muestra de traducción. Por eso es importante que os estudiéis bien el catálogo de la editorial que os interesa, ¿encaja vuestra propuesta en esa editorial? Otro aspecto positivo a incluir en el informe de lectura es que investiguéis si el país de origen de esa publicación ofrece subvenciones para traducir su literatura. Esta información es muy golosa para las editoriales, países como Alemania ofrecen subvenciones para promover la traducción de obras en lengua origen alemán. Así fue como conseguí mi primer encargo editorial.

Como veis, todo es posible con esfuerzo y una pizca de suerte. Si bien es cierto que a veces el proceso de enviar currículums es desesperante, aunque no nos contesten y decaiga el ánimo, ya saben que existimos y no es la primera vez que de un currículum que mandé en agosto, me encargaron una traducción muchos meses después. Si tuviera que hablar de algún aspecto negativo, subrayo el tema de los plazos de pago, aunque te sorprenda, hay agencias que pagan a los 60 días de emitir la factura, algo que, según me han dicho, no es del todo legal. En esta profesión hay que batallar mucho por hacernos valer y pelear por nuestros derechos, queda mucho por hacer, pero con constancia todo se consigue.

 Así que mi consejo sería que no os desaniméis, tenemos una formación buenísima, muchísimas opciones de seguir especializándonos, un montón de asociaciones y un ambiente de buen rollo y compañerismo en redes y congresos con los que cargar pilas y seguir aprendiendo. Hay vida después de la carrera, ¡te lo aseguro!

Rosana está en Twitter, pero podéis escribirle también por correo y darle un toque por LinkedIn.

«Hay vida después de la carrera», dice Rosana, y así es aunque en un principio lo veamos más negro que rosa. Lo que pasa que, como todo en esta vida, la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar hay que trabajar, ser constante y, además, tener una pizquita de suerte.

Las dos compañeras hablan del factor humano —estar en contacto con otros traductores, de tejer una buena red de contactos y asociarse—, pero también de seguir formándose. Ambos son esenciales. Aunque nos parezca un trabajo solitario (al fin y al cabo traducimos solos en casa, en la biblioteca o tal vez en el coworking), necesitamos relacionarnos con otros compañeros no solo por si nos cae trabajo, sino para aprender cosas y enriquecernos mutuamente.

Y, por otro lado, la importancia de la formación continua se explica sola. No podemos dar la espalda a los nuevos cambios ortográficos, a los nuevos programas de traducción asistida o demás aplicaciones que nos pueden facilitar un poquito más la labor. Traducir de un modo eficiente es utilísimo; el tiempo es oro, ya sabéis.

Y para no robaros más tiempo, lo dejamos por hoy. La próxima semana, más. Si queréis dejar vuestro testimonio, ya sabéis que tenéis la sección de comentarios abajo o podéis escribir a: info@las1001traducciones.com.

Mientras, podéis deleitaros con los que ya hemos ido publicando:

  • Primera entrega: Carla Bataller y Javier Rebollo
  • Segunda entrega: Iago Álvarez y María Cárcamo
  • Tercera entrega: Cristian Marcote y Laura López
  • Cuarta entrega: Manuel Crespo, Cristina Esteban y Paula Barbero
  • Quinta entrega: Arturo Pérez, Marta Llopis y Sara Castro
  • Sexta entrega: Karla Toledo e Iván Fraile
  • Séptima entrega: Estíbaliz Montero, Juan Rivera y Elisa Manzanal

¡Hasta la próxima y gracias por leer!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (VII) Estíbaliz Montero, Juan Rivera y Elisa Manzanal

18 Martes Jun 2019

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cómo traducir, después de la carrera, empezar a traducir, encontrar clientes, encontrar trabajo de traductor, traductor autónomo, traductor novel, traductor principiante

¿Pensábais que esta semana no tocaban testimonios? Meeeec, ¡error! Pero recuperarse de la Feria del Libro cuando llevas meses sin salir de la traducueva cuesta lo suyo. Bueno, al grano, hoy nos acompañan Estíbaliz Montero, Juan Rivera y Elisa Manzanal, que nos cuentan de todo un poco. ¡Al lío!

ESTÍBALIZ MONTERO

Durante los meses finales de mis posgrado en Traducción Audiovisual, empecé a ponerme nerviosa. Mi periodo como estudiante llegaba a su fin, y por extensión, mis prácticas extracurriculares también. Sabía que estaba haciendo un buen trabajo en las prácticas, pero, como en muchos sitios, concedían pocos recursos a la traducción y solo contrataban becarios. De modo que entré en pánico y empecé a enviar correos como una loca, principalmente a editoriales y a academias de inglés o de ELE. Pocos me contestaron. Y todas las respuestas fueron negativas. Amables, pero suponían un rechazo tras otro. De momento no necesitaban a nadie. Eso los que contestaban. ¿Por qué el resto no lo hacía? Me había tomado el tiempo de investigar las empresas a las que había enviado el currículo. La mayoría de los correos los había dirigido a una persona en concreto y había personalizado al máximo mi solicitud con la información recopilada. ¿No era eso lo que se suponía que debía hacer? Pero ya me había topado de lleno con aquello de lo que llevaban advirtiéndome muchas voces más experimentadas que yo: en el mundo de la traducción, hacerse un hueco es difícil. Solo quedaba una opción: insistir, insistir e insistir. Hice un Excel kilométrico con editoriales y direcciones de contacto. Pregunté por Twitter a algunas editoriales a que correo de contacto podía dirigirme. Solo una me contestó. Pero bastó con esa.

Tras una prueba de traducción, antes de terminar el año ya había traducido dos novelas. Y no solo eso, con el paso del tiempo, gente a la que había enviado el currículo hacía meses me llamaba para ofrecerme algún que otro puesto como profesora a tiempo parcial. Aquello me ayudaría a ganar cierta estabilidad mientras seguía buscando clientes de forma autónoma, de modo que acepté uno de los empleos y tuve que ir rechazando las llamadas siguientes, algo que nunca me había imaginado que haría.

Pero la conclusión que saqué fue que no había sido en vano enviar todos aquellos correos. Lo ideal habría sido que me contestaran de forma más o menos inmediata, pero por lo menos parecía que la gente guardaba mi currículo.

Ese conocimiento me mantuvo enviando más correos y correos, comunicándome por redes sociales y plataformas de trabajo hasta que al final, seis meses después de finalizar mis estudios, logré algo relativamente difícil: un puesto fijo de traductora en una gran empresa. Es un puesto que me está permitiendo formarme en el manejo de herramientas que en la carrera no me habían enseñado, pero que son prácticas en la realidad, como por ejemplo InDesign. Con la seguridad y estabilidad que me da un puesto fijo, sigo investigando empresas y editoriales y mandando tantos correos como puedo. Al final, alguno dará sus frutos.

Y eso es lo que he aprendido de momento: hay que tener ganas, insistir, emplear con inteligencia las redes sociales, crearse una web propia si es posible, no rendirse, mantener el entusiasmo por la profesión que amas e insistir, insistir y volver a insistir. Es duro, y tengo claro que seguirá siéndolo, pero el sueño de mi vida siempre había sido traducir libros y cuando veo mi nombre impreso en mis ejemplares justificativos, sé que merece y merecerá la pena. ¡Ánimos a todos! 

Encontraréis a Estíbaliz en su web o en su perfil de LinkedIn.

JUAN RIVERA

Me gradué en Traducción e Interpretación en 2017, por la Universidad Pontificia de Comillas. En la carrera tuve la suerte de poder hacer prácticas dos años (en 3.º y en 4.º) en empresas diferentes. Esto me enseñó mucho de los distintos campos de la traducción, sobre todo jurídica y económica, aunque mis intereses estaban más enfocados a traducción literaria, audiovisual y publicitaria. Desde antes de graduarme ya estaba buscando trabajo en el campo de la traducción, aunque sin mucho éxito.

Poco después de egresar, uno de los profesores que nos dio clase nos envió dos ofertas de trabajo, a las que presenté currículum sin dudarlo. De esas dos, solo recibí una respuesta: una empresa de traducción de Guadalajara buscaba formar un equipo de trabajo ad hoc para un proyecto de posedición muy grande. Me enviaron la prueba y la superé, y estuve trabajando con ellos durante el verano bajo contrato, en sus oficinas de Guadalajara. Después del verano continué trabajando con ellos, pero esta vez como colaborador autónomo y desde casa. La tarifa era muy baja, pero con el volumen de trabajo que nos mandaban cada semana se lograban unas cifras decentes al final del mes. Mi principal dificultad fue conciliar el trabajo (que me quitaba muchas horas a la semana) con el Máster en Traducción Literaria que acababa de empezar. Estuve colaborando con esta empresa (en unas condiciones cada vez peores) hasta marzo de 2018.

Mis siguientes trabajos me llegaron a través de conocidos o de recomendaciones; sin embargo, no he dejado de enviar currículos a todas las ofertas que puedo (siempre y cuando sean decentes). En 2018 se publicó mi primera traducción editorial: la introducción de un libro de historia del pensamiento económico, para cuyo autor (un catedrático de dicha materia) había traducido otros textos también.

Mi último trabajo ha sido una prueba de traducción en un estudio de doblaje en el que he estado de prácticas este curso, durante el Máster en Traducción Audiovisual y Localización.

Hoy en día estoy más centrado en mi máster, pero sigo buscando trabajo en traducción y posedición. Aunque mis intereses principales siguen siendo la traducción audiovisual y la literaria, hoy por hoy solicito trabajo para traducir cualquier tipo de texto, siempre y cuando me vea capacitado para ello.

Juan os atenderá por correo o por Twitter.

ELISA MANZANAL

Voy a hablar un poco sobre la importancia de hacer prácticas en una agencia de traducción. Estudié Lenguas Modernas y Traducción y, posteriormente, hice el Máster en Traducción Profesional en la especialidad de Traducción Jurídica. Una de las cosas buenas que tuvo el máster fue que era obligatorio realizar prácticas externas en una agencia de traducción. Supuse que me iban a asignar una empresa dedicada a la especialidad que yo había elegido, pero no fue así. Me asignaron una empresa dedicada, principalmente, al sector de la traducción especializada científico-técnica. En un primer momento pensé: «¿Cómo voy a hacer prácticas en una empresa de este ámbito si no he traducido apenas nada de medicina ni de automoción?».

Bueno, pues lo hice y fui capaz. Gracias a la ayuda de mi tutora de prácticas de la empresa, Sonia Tirado Gómez, y a todo el proceso de documentación relacionado con esta área especializada, he podido superar barreras y retos que veía imposibles. Tanto fue así, que hoy en día sigo trabajando en plantilla en la misma empresa en la que comencé las prácticas y el área de traducción que más me gusta es la traducción del ámbito biosanitario. ¿Quién me lo iba a decir cuando salí de la carrera pensando que me iba a dedicar a la traducción jurídica?

Desde mi experiencia, considero que hacer prácticas en una agencia de traducción tiene un gran impacto en nuestra formación como traductores profesionales. Con esto no digo que no hacer prácticas signifique que un traductor no sea profesional o no sea bueno. Conozco a muchos traductores que no hicieron prácticas y que hoy son unos traductores excelentes. Pero, al ver mi situación, es algo que considero muy recomendable e importante, puesto que salimos de la carrera o del máster como «pollos sin cabeza» con mucha teoría, pero sin saber muy bien cómo aplicarla.

Cuando terminé la carrera y el máster no sabía cómo se utilizaban correctamente las herramientas de traducción asistida (TAO), cómo elaborar glosarios en herramientas de gestión terminológica, cómo desarrollar medias reales palabras-calidad-productividad, etc. Y gracias a estas prácticas, he podido obtener una gran cantidad de conocimientos nuevos que me han dado la posibilidad de continuar formándome y crecer como traductora profesional. También he podido aprender cómo es el proceso de la gestión de proyectos (qué hace el gestor de proyectos, cómo debemos comunicarnos con los clientes, cómo calcular el coste de un proyecto…), así como aprender de otros compañeros traductores y revisores que contaban con más experiencia que yo.

Conclusión: recomiendo hacer prácticas externas, estén o no incluidas en el plan académico de la carrera o máster. Y aunque las prácticas que vayamos a hacer no estén particularmente relacionadas con la especialidad que nos gusta, no debemos rechazarlas en absoluto. SIEMPRE vamos a aprender cosas nuevas que nos van a aportar aspectos positivos para nuestra carrera profesional. Incluso a la larga, si les gustas, pueden contactar contigo para mandarte trabajo si eres autónomo. Nunca sabemos cómo ni dónde vamos a acabar trabajando, por lo que si se nos presenta una oportunidad, no debemos dejarla escapar.

Elisa, un amor de compañera (lo sé de buena tinta porque la conocí en la feria), os atenderá encantada por correo o LinkedIn.

¿Qué os han parecido? Me han gustado estas tres porque inciden en cosas distintas pero esenciales. Estíbaliz tiene muchísima razón al recordarnos que hay que insistir. A veces es descorazonador no recibir respuesta, pero hay que seguir al pie del cañón. Llevar un registro de los clientes a los que enviamos nuestros datos es imprescindible. Pasado un tiempo, si no ha habido respuesta y, por ejemplo, tenemos una línea de experiencia más o hemos terminado un curso, podemos volver a escribir con nuevos datos. Como se suele decir, el no ya lo tenemos, ¿verdad?

Además de enviar CV, Juan habla de los encargos que llegan a través de conocidos y compañeros. ¡Qué importante es hacerse una buena red de contactos! Decimos muchas veces que todo el mundo debe saber que somos traductores y así es. Tal cual. Con el paso de los años, muchas de las ofertas de trabajo me han llegado por conocidos que saben a lo que me dedico, por compañeras de la facultad que ahora son gestoras de proyecto, por editores de mesa que han pasado mis datos a otros, por compañeros que no pueden ocuparse de un encargo y me lo pasan, etc. En fin, si trabajas bien, el boca-oreja es bueno y eso funciona mucho mejor que una llamada a puerta fría, desde luego.

De Elisa me quedo con su reflexión final: «Nunca sabemos cómo ni dónde vamos a acabar trabajando, por lo que si se nos presenta una oportunidad, no debemos dejarla escapar». Efectivamente. Y creo recordar que en la feria lo comenté a varios estudiantes. Es verdad que se insiste mucho en que nos especialicemos, pero debemos estar abiertos a otras posibilidades. Podemos acabar en una rama que no teníamos contemplada pero en la que somos muy buenos… y nos gusta. Así pues, ¡no os cerréis puertas!

Y hasta aquí los testimonios de hoy. Espero que os hayan gustado. Como siempre, gracias por participar, por leer y, ya sabéis, si queréis dejar la vuestra: los comentarios o mi correo os esperan. ¡Hasta la próxima!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (VI) Karla Toledo e Iván Fraile

10 Lunes Jun 2019

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Testimonios, Traducción, Vida traductoril

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Etiquetas

ASETRAD, ATRAE, empezar a traducir, encontrar trabajo de traductor, traducción audiovisual, traductor principiante, Trágora

Esta semana nos esperan dos testimonios muy completos. Preparaos un cafelito o un té o un zumo y acompañad a Karla Toledo e Iván Fraile en sus primeros pasos en el mundo de la traducción.

KARLA TOLEDO

Estudié Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca (USAL). Cuando yo entré en la carrera, aún era una licenciatura, o sea, duraba cuatro años, pero, en mi caso, se convirtieron en cinco por una razón muy sencilla: en cuarto me fui de intercambio a Japón con una beca; a la vuelta me quedaban todavía asignaturas troncales y optativas por cursar. En aquella época, la USAL no tenía aún japonés en la combinación lingüística de TeI. Aproveché los créditos de libre elección para matricularme en las asignaturas de lengua japonesa que ofrecían en la Facultad de Filología, con la idea de aprender un idioma «exótico» que pudiera ser un as en la manga el día de mañana. Además, nuestros estudios no existen en Japón, de ahí que mi año de intercambio lo pudiera convalidar únicamente por libre elección.

Recuerdo que, en aquel entonces, ya había profesores que recitaban el famoso discurso de que es difícil vivir únicamente de la traducción o la interpretación, por no decir imposible. Lamentablemente, quienes estudiáis TeI ahora sabéis perfectamente de lo que hablo, pero también podéis ver, gracias a este blog y las redes sociales (entre otros medios), que eso no es del todo cierto ;).

En 2008, cuando terminé la carrera, tenía muy claro cuál sería mi siguiente paso: volver a Japón. Llevaba cinco años estudiando japonés, pero, después de haber estado de intercambio en Tokio, sabía que aún me quedaba mucho camino por recorrer si realmente quería trabajar con el japonés, y no solo con el inglés y el francés, mis lenguas B y C en la licenciatura, respectivamente. Aprovecho para comentar que yo había decidido estudiar TeI porque quería ser intérprete de conferencias, principalmente (en la USAL tenían un itinerario específico de interpretación); sin embargo, el japonés cambió completamente mis planes. Con esto lo que quiero decir es, básicamente, que podéis cambiar de opinión, tanto durante la carrera como después. No todo el mundo tiene por qué seguir el mismo camino, ya sea por cuestiones personales o profesionales. Yo iba para intérprete, pero ahora trabajo como traductora de artículos divulgativos sobre Japón; de manga y de novela; de audiovisual… De vez en cuando, interpreto, pero en cabina inglés-español-inglés (es una combinación con poca demanda en Japón, pero suele haber trabajo varias veces al año). Además, hago cosas que no están tan relacionadas con la traducción, como locutar en radio y hacer narraciones para libros de texto, por ejemplo.

El caso es que volví a Japón, donde compaginé mis estudios de lengua y cultura japonesas con la enseñanza del español durante cuatro años. En ese tiempo, también pude trabajar como traductora y revisora de inglés a español, y como correctora de traducciones del japonés al español hechas por traductores no nativos (japoneses). En 2011, un amigo me recomendó para una empresa con la que él colaboraba, así que decidí lanzarme a la piscina y hacer la prueba de japonés-español; la pasé. De hecho, sigo trabajando con esa empresa a día de hoy. Un año más tarde, hice el examen para ser traductora y locutora en la sección de español del servicio internacional de la radiotelevisión japonesa, un trabajo que, dicho sea de paso, me llegó gracias a otro contacto. Y esto me lleva a otra de las cosas que me gustaría contaros: los contactos son muy importantes. Eso que se dice en nuestro gremio de que hay que hacerle saber a todo el mundo a qué os dedicáis es totalmente cierto. A lo largo de estos años, el 80 % del trabajo me ha llegado por mediación de otros traductores e intérpretes (¡GRACIAS!), e incluso de personas que no tienen nada que ver con la profesión pero que se han acordado de mí cuando alguien buscaba traductor. Por eso, siempre que me ofrecen algún encargo que yo no puedo coger, por el motivo que sea, procuro pasárselo a alguien; también les envío ofertas de trabajo a compañeros cuyo perfil considero que se puede adecuar a lo que una determinada empresa o particular esté buscando.

Por último, me gustaría comentaros que ahora mismo estoy redactando el TFM de mi primer —y puede que último— máster, el de Traducción Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona. Como veis, no todo el mundo cursa uno nada más terminar la carrera. Yo, por ejemplo, lo empecé en 2017, casi diez años después de licenciarme. Tenía tiempo y dinero para permitírmelo, algo que, modestia aparte, me llena de orgullo (y satisfacción). En su momento, decidí especializarme en una combinación lingüística «rara»; creo que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida… y de las más aleatorias (con 17 años, realmente no tenía ni idea de a dónde me llevaría todo esto). Si hay alguien al que le interese orientar su carrera de esta forma, estaré encantada de darle más detalles y consejos.

Karla os atenderá por Twitter y por LinkedIn, si os apetece.

IVÁN FRAILE

¡Hola a todos!

Mi historia se remonta a hace relativamente poco. En 2015 finalicé mis estudios del grado en Estudios Ingleses. Al contrario que gran parte de profesionales, mi formación universitaria fue de Filología inglesa, y no de Traducción e interpretación, y aprovecho para recalcar que sí: cualquiera que se gradúe en alguna filología puede acabar dedicándose a la traducción, siempre y cuando siga formándose y especializándose, por supuesto. Así que mi caso en concreto tal vez pueda servir de cierta ayuda y guía a aquellos graduados o universitarios que estén cursando un grado diferente al de Traducción e interpretación. O, como mínimo, puedan sentirse más identificados.

Terminé el grado con ilusión, todo lo contrario de lo que había sido en años anteriores, puesto que había ocasiones en las que se me hizo muy cuesta arriba en lo que a motivación se refería; en ocasiones sentía que no avanzaba, que no aprendía mucho, e incluso llegaba a dudar de si hice bien en escoger esta carrera, pese a que hubo bastantes asignaturas que disfruté mucho. Por ello, tardé más de la cuenta en finalizar el grado, pero todo ocurre por una razón y no todos debemos llevar el mismo ritmo, claro está. Sin embargo, al final la cosa fue a mejor; sobre todo en el último año, cada vez tenía más ganas de comerme el mundo, de meterme en el mundo de la traducción de lleno, ya que mi único contacto con la traducción hasta 2015, quitando mi práctica personal por mi cuenta, solo había sido una asignatura del grado, de traducción y lingüística contrastiva, y el TFG, en el que investigué y analicé varias traducciones audiovisuales.

Sin embargo, tardé un poco en decidir qué hacer a continuación. Y esto no es malo; es importante saber qué se quiere hacer, y más si se opta por posgrados o un máster. Estuve un año sin estudiar, pero, además de no dejar de lado la práctica de traducción para estar aún más preparado para mi siguiente paso académico, hice una investigación a fondo de lo que tenía a mi disposición y, frente a cualquier duda, escribí a varios traductores profesionales en busca de cierta orientación y consejo. Busqué, busqué y busqué, hasta que encontré muchas opciones diferentes: varios másteres en traducción audiovisual, dos a distancia y uno presencial, muchos cursos sobre traducción, especializados en diferentes modalidades, algún que otro máster en traducción editorial, literaria… Barajé las opciones que tenía, todo esto durante meses, y finalmente me decidí por el máster en traducción audiovisual de ISTRAD. ¿Cómo lo decidí? Leyendo los programas de cada máster y curso y barajando lo que yo consideraba que me convenía más. El resto, cuestión de preguntar, nuevamente, qué opinión había sobre los másteres que más dudaba. Personalmente, recurrí a este porque su programa me gustaba ligeramente más que el de otros. Y no podría estar más contento con el resultado a día de hoy. ¡Ah! Y no dudéis de la eficacia de unos estudios a distancia; son igual de eficaces. A veces incluso más.

Finalicé el máster hace casi dos años y fue el año que más disfruté de toda mi formación académica. Su formación me pareció muy completa, aprendí muchísimo y su amplia oferta de prácticas con empresas resulta de lo más útil e inspirador a la hora de entrar en contacto con el mundo profesional. Durante el máster, realicé dos periodos de prácticas; uno, en una agencia de subtitulado, durante tres meses, en plantilla; otro, con una agencia de traducción audiovisual a distancia durante un mes. Ambas experiencias fueron diferentes y muy enriquecedoras; nuevamente, aprendí aún más. No cabe duda de que las prácticas son un paso esencial en la formación de un profesional de la traducción, ya que es con trabajo real con lo que más se aprende al fin y al cabo, y puede ser la clave para empezar a trabajar, ya sea como autónomo o en plantilla.

Incluso antes de finalizar el máster, empecé a recibir encargos de una de estas agencias y comenzó oficialmente mi etapa profesional como traductor autónomo y desde entonces no he parado de traducir, revisar y pautar subtítulos de películas, series, programas y documentales para diferentes ciclos de cine de Madrid, televisión y plataformas VOD (Netflix y Amazon Prime Video, principalmente). Como anécdota curiosa que puede motivar a los demás en cierto modo, justo en mi primer mes de autónomo recibí un encargo de traducción de una parte de mi serie de anime favorita; por supuesto, es el típico caso de llegar al lugar adecuado en el momento oportuno, pero para que veáis las vueltas que puede dar la vida. Con esta misma agencia tuve también la suerte de trabajar durante varios meses en plantilla como gestor de proyectos, subtitulador y revisor, etapa durante la que también aprendí muchísimo de mis compañeros, todos un encanto, y de todo el proceso que hay detrás de las traducciones. Volviendo al trabajo de traductor desde casa, afortunadamente, con sus más y sus menos, ningún mes he dejado de recibir trabajo, aunque es inevitable que haya meses de menos actividad, sobre todo al principio. Pero con ganas, perseverancia, mimo y pasión, se puede con todo. Y por supuesto, se nota. Al principio recibía menos encargos; no había hecho más que empezar, pero conforme pasaban los meses, cada vez recibía más trabajo, hasta que llegó un punto en el que tenía un flujo de trabajo de no parar semana tras semana. Se acaba formando un vínculo de confianza mutua entre traductor y agencia. Aun así, sigue habiendo meses que, inevitablemente, hay menos trabajo. Esto a veces puede generar bastante preocupación si a finales de mes notamos una disminución destacable de ingresos, pero al final, siempre acaban llegando meses de más curro.

Y claro, ojo. No todo es coser y cantar en cuanto uno se da de alta de autónomo y recibe encargos de algún cliente. Es una profesión que consiste en no parar de moverse. Hay que estar en una constante búsqueda de clientes, de agencias con las que colaborar. Dentro de un mes hago dos años como traductor autónomo y esto, para mí, sigue siendo así; he pasado de recibir trabajo de un solo cliente a recibirlo de dos. Pero, de nuevo, no hay que desistir. La búsqueda de clientes es dura y frustrante; no es fácil. La mayoría de veces no recibimos respuesta a ese correo electrónico que tan bien hemos redactado y en el que tan bien nos hemos vendido; otras veces, aunque obtengamos respuesta, la cosa no da más de sí y no volvemos a saber más; y a veces, incluso tenemos la suerte de que la agencia en cuestión acepta colaborar con nosotros y nos introduce en su base de datos, pero de ahí a que podamos recibir algún encargo puede pasar mucho tiempo. En este sentido, de la mano de la perseverancia, hace falta mucha paciencia, puesto que es un proceso largo mediante el que no se ven resultados inmediatos, pero poco a poco, todo trabajo da sus frutos, y el de la búsqueda de clientes no es menos. Por desgracia, no hay ninguna fórmula mágica para conseguir más clientes una vez que se está metido en el mundillo, más allá de insistir, insistir e insistir, además de presentarse debidamente y destacar los puntos en los que podrías llamar la atención de las agencias para que se interesen en ti, así que os animo a todos a no rendiros nunca en vuestra búsqueda de clientes. Y es que, a pesar de sus dificultades, una cosa está clara: es una profesión preciosa.

En lo de moverse también entra la formación: el saber no ocupa lugar. Siempre podemos aprender más, siempre podemos especializarnos aún más en algo, por mucho que hayamos hecho un grado, un máster y varios cursos, siempre quedará algo en lo que podamos meternos de lleno para, en algún momento, recibir más trabajo, que de esto va todo al final. En lo personal, hace poco he comenzado un curso de Trágora, el de traducción para plataformas VOD, impartido por la tutora Alba Mas, con el que aspiro a profundizar en mis conocimientos ya asentados de la traducción audiovisual y practicar la traducción para doblaje y voz superpuesta, especializándome también en estas modalidades, ya que, hasta ahora, mi experiencia profesional en estos años se ha centrado sobre todo en el subtitulado.

Otro aspecto que considero importante son los contactos y moverse por círculos de traductores. En mi caso, desde que lo hago mediante redes sociales y correo electrónico, no me he sentido tan solo profesionalmente hablando. He podido hablar con compañeros de profesión de dudas, inquietudes, opiniones, experiencias… e incluso leer artículos o ver vídeos muy interesantes e instructivos. También va de la mano unirse a asociaciones, como ATRAE, de la que soy socio, en la que se intensifica aún más ese contacto interprofesional, así como asistir a charlas, reuniones, etc. Además, matas dos pájaros de un tiro: conoces a gente de tu misma profesión de quienes puedes aprender mucho y te abres frente al mundo; porque, oye, quién sabe dónde puedes encontrar a tu próximo cliente. Por lo tanto, otro punto importante en esta profesión es socializar.

En definitiva, nada es fácil, y esto se oye en nuestra profesión y en cualquiera, pero la clave está en seguir adelante, en no rendirse. ¿Que antes necesitas dedicarte a otra cosa por cualquier motivo? ¡Adelante! No te cierres puertas a nada. Si tu pasión y tu sueño es dedicarte a la traducción, ese día llegará si no te rindes y no lo dejas de lado, incluso aunque antes tengas que pasar por otras etapas. Es importante, además, no tener prisa, ya que cada uno avanza a su propio ritmo, y evitar las comparaciones con los demás, que pueden dar lugar a ligeras desmotivaciones: no, no y no. No sois menos que nadie por tardar más en formaros o en empezar como traductor ni en encontrar los suficientes clientes como para poder ser totalmente independientes. Así que, de verdad, os animo a todos a luchar por lo que queréis y a anteponeros ante cualquier situación. Tanto para los que sigáis formándoos o hayáis acabado el grado como para los que ya han puesto un pie en la traducción profesional: no perdáis nunca la esperanza y curráoslo siempre al máximo, porque todo llega y, al final, el resultado hará que todo por lo que pasamos previamente merezca la pena, ¡y con creces!

Además de Twitter, podéis encontrar a Iván por correo.

Menudos dos perfiles, ¿verdad? Son un ejemplo buenísimo de lo que se consigue con mucho trabajo y tesón… y con unos ritmos personales, un camino que no tiene que ser el que recorre todo el mundo. Me siento muy identificada con Karla en cuanto al máster. Siempre digo que aproveché bastante más mi máster de TAV tras unos años trabajando en esto; la experiencia que te dan los años hace que lo absorbas de otro modo. Con esto no quiero decir que no sirva de nada si se hace al terminar al grado, ¿eh?, pero que unos años de parón estudiantil no os impidan disfrutar de una formación reglada más adelante. Se aprovecha muchísimo.

En cuanto a Iván, ¿qué puedo añadir que no haya dicho ya? Sus reflexiones me parecen acertadísimas y son cosas que tanto desde este blog como en charlas y en foros varios se insiste mucho: formarse es importante, así como no tirar la toalla cuando no recibimos respuesta, asistir a jornadas de traducción, etc. Paso a paso y con buena letra se llega lejos.

Hasta aquí los testimonios de hoy, pues. Espero que os hayan gustado y os animen a seguir adelante. ¡Gracias, como siempre, a todos los que participáis y los que nos leéis!

¿Nos vemos en la Feria del Libro?*

*N. de la T.: Si estáis en Madrid este domingo día 16 de junio y os queréis pasar por la Feria del Libro, estaré en la caseta de ASETRAD, la número 15, de 12:00 a 14:00. ¡Pasad a saludar y hablamos un ratito de traducción!

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