Sí, todos somos extraordinarios profesionales y estas cosas no nos pasan, o preferimos no hablar de ellas, pero en el fondo sabemos que errar es humano (y herrar también) y que alguna vez vamos a meter la pata.
Regla número 1 al recibir una no conformidad: que no cunda el pánico. Respira profundamente, puede que el cliente no tenga razón… o puede que sí. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Abandonamos la traducción y nos flagelamos con Gran Hermano VIP en modo bucle?
Carmina Fernández nos da algunos consejos útiles. En su época de gestora de proyectos en una agencia de traducción aprendió a seguir los siguientes pasos, que secundo totalmente:
1. Escuchar o leer BIEN la reclamación exacta del cliente. No metamos más el dedo en la llaga respondiendo en caliente a un mensaje airado. Aplaquemos los nervios iniciales y veamos cuál es la queja para poder solucionarla. ¿No se ha respetado el plazo de entrega? ¿No se ha utilizado el glosario del proyecto? ¿Hemos traducido erróneamente porque no hemos comprendido el texto?
2. Analizar la situación para comprobar hasta qué punto es cierto. ¿Tenemos su mensaje de encargo y realmente hemos entregado más tarde? ¿O se equivocó al indicar la fecha en el pedido? ¿De verdad nos adjuntó el glosario y nos hemos despistado? ¿O este nunca llegó a nuestras manos? (Por eso es tan importante revisar bien lo que nos envían) En el caso de que sea extranjero, ¿cree que conoce bien nuestro idioma y nos está modificando expresiones que son correctas? (No es infrecuente que alguien que no hable castellano tenga dudas acerca del estilo, por surrealista que parezca) ¿O bien la hemos cag… hemos cometido errores graves?
3. Actuar en consecuencia.
Si el cliente no tiene razón: habrá que demostrárselo, reenviarle el mensaje que recibimos sin el glosario adjunto o pasarle enlaces a diccionarios especializados donde vea que nuestras traducciones son acertadas. OJO: Algunas quejas pueden proceder de clientes cuyo revisor cree que añadir más rojo es sinónimo de trabajar mejor y habrá introducido cambios por cuestión de gusto y no para reparar verdaderos errores.
Bajo ningún concepto conviene enzarzarse en un «cuerpo a cuerpo» con el revisor. Puede que goce de la total confianza del cliente y enfrentarnos a él nos deje en peor posición. Bastará con confirmar que la opción del revisor es buena, pero que la nuestra también lo era y que el cambio ha sido cuestión de preferencia. Ahora bien, si el cliente aprovechara para hacernos cambiar más cosas o añadir tantas otras (algo que puede pasar tras una primera revisión), tal vez convendría cobrar ese tiempo.
Gestionar una queja de forma virtual no siempre es fácil.
Si tiene razón: le puede pasar a cualquiera, no somos máquinas, pero eso puede haber causado algún perjuicio al cliente. Por eso lo primero es disculparse sinceramente por las molestias. Quizá no ha podido colgar en su web una noticia que debía salir hoy o no ha llegado a imprenta un folleto que debería estar mañana en una feria. Lo mínimo que podemos hacer es aceptar nuestra responsabilidad.
Lo siguiente será buscar el modo de compensarle. Si aún estamos a tiempo, podemos modificar el vocabulario de acuerdo con ese glosario que habíamos olvidado. Volver a revisar nuestro texto si lo tradujimos con prisas o incluso pasarlo a un compañero si vemos que no dimos la talla para el grado de especialización que requería. Por supuesto, sin coste para el cliente. Si ya es tarde para enmiendas, dependiendo del alcance del error y del tamaño del proyecto, podemos ofrecer algún tipo de compensación.
Asumir las responsabilidades buscando una solución al problema es un buen ejercicio que nos sirve para tomar conciencia de nuestro error y, a la vez, demuestra al cliente un trato profesional. Si el problema causado ha sido realmente grave, habrá que recurrir al seguro de responsabilidad civil. Algunas asociaciones tienen convenios con aseguradoras que los ofrecen, como por ejemplo APTIC.
4. Tomar medidas para que no
vuelva a suceder. Será útil analizar por qué ha pasado y cómo evitarlo la
próxima vez: ¿Aceptamos el encargo sin mirar bien la agenda, se nos solaparon
los proyectos y hubo que traducirlos muy rápido? ¿Nos encontramos ante un texto
demasiado especializado porque no lo leímos antes de aceptarlo? Puede que esta
vez ya sea demasiado tarde y hayamos perdido al cliente, pero ya sabemos qué NO
hacer en el futuro.
¿Y vosotros? ¿Alguna vez habéis recibido quejas de un cliente? ¿Supisteis reaccionar y salir bien parados?
Podría llamarlo «15 consejos para el traductor», pero estos títulos están ya muy manidos y, además, soy de letras. ¿Cuela? En fin, en estos días de propósitos y buenos deseos, me gustaría revisar los puntos más útiles de la profesión que se adquieren con el paso del tiempo y, cómo no, también por ensayo y error.
Este artículo será el primero en una serie de entradas en las que se expondrán algunos consejos o trucos para traducir, tratar a los clientes, ser más eficientes, etc. Como suele pasar con los consejos, no son verdades universales ni tienen por qué funcionar siempre a todo el mundo. Solo son algunas observaciones que pueden ayudar al traductor novel (y no tan novel) en su quehacer.
A continuación, los primeros apuntes sobre la tarea del traductor, los textos en sí, la revisión, etc. La mayoría son personales, pero los hay de otras fuentes, como 101 things a translator needs to know de WLF Think Tank, A practical guide for translators de Geoffrey Samuelsson-Brown yHow to succeed as a freelance translator de Corinne McKay y, por supuesto, de la experiencia de otros compañeros con los que de tanto en tanto hablo de estos temas.
Llamémosle sentido común, gustos o preferencias. No se pretende sentar cátedra.
Si tenéis alguna sugerencia más, no dudéis en dejarla en los comentarios.
SER TRADUCTOR
Empezamos por el principio, por el traductor mismo, y damos una pincelada al modo de trabajo, a las tipologías textuales que abordamos y la calidad del trabajo.
✏ Es fundamental saber cómo es la rutina de un traductor. No todo es ser traductor de algún organismo como la ONU. Al contrario, cabe la posibilidad de que trabajes desde casa. Quizás convenga concienciarse antes de afrontar esta actividad laboral. Puede resultar poco comunicativa con el exterior, puede que tengas que trabajar en horarios que no te gusten (fines de semana, días 1 de enero, etc.).
Como supongo que sucede en otros trabajos, conviene amar la traducción si te vas a dedicar a ello. Muchas veces, será tu pareja, tu confidente, tu vía de escape; otras ocasiones, tu frustración, tu «Déjame en paz, necesito salir a tomar el aire». Además, puede que en algún momento te sientas infravalorado, te enfade que regateen tus tarifas o te sientas explotado, etc. La vida real, en definitiva. Paciencia.
✏ Aunque curses un máster que te especialice y, aparte de eso, seas un gran entendido en la materia, suele ser complicado poder pagar las facturas solo con una especialización. Normalmente, tendrás que traducir varios textos que sean aburridos y que nada tengan que ver con lo que te gusta. Tranquilidad, después de un texto que da sueño, vendrá otro que te haga soñar. Cheesy, but true.
✏ Has hecho una carrera especializada en lenguas, puede que seas (casi) bilingüe, lector incondicional desde que tienes tres años o que te hayas leído El Quijote al revés… ¡vas a cometer errores! No solo debes evitar contrasentidos en tu trabajo, también hay que ser humilde. El mejor escribano echa un borrón.
Duda de todo. De la colocación correcta de una coma, de lo que puedas creer que es un anglicismo, de la colocación correcta de las palabras dentro de una frase. Y, sobre todo, no ames el idioma extranjero más que al tuyo. El castellano merece todo tu amor, tu trato con delicadeza. ¡Duda, pregunta y revisa!
TEXTOS. EL QUID DE LA CUESTIÓN
Como la palabra es nuestra divisa, seguimos con algunos consejos sobre los textos y los encargos en sí.
✏ Acepta un encargo siempre que esté dentro de tus posibilidades. Si es muy técnico, ¿disponemos de las herramientas necesarias y de la ayuda suficiente por parte del cliente? ¿Nos proporcionarán su glosario o unas directrices claras? Si piden una herramienta determinada, ¿sabemos usarla bien? ¿Es la versión que piden? Las comprobaciones son esenciales antes de empezar.
✏ Asegúrate de que entiendes bien lo que vas a traducir, de que eres consciente del ámbito en el que se va a usar y el destinatario que va a recibir el texto, sobre todo el lector, porque quien te pide la traducción no siempre es el destinatario final. Ante la duda, lo mejor es consultar siempre al cliente. Más vale pecar de preguntón.
✏ Hay que tener en cuenta también la idiosincrasia de cada idioma y del texto en cuestión: longitud de frases, ritmo, tono… Recordemos que no trabajamos con palabras sueltas. Como dicen en 101 things: «Translation is about conveying ideas and emotions, preserving the logic and development of an argument. But it is also about reflecting pace, tone, flavour —idiosyncrasies even— in order to achieve a comparable effect on the reader of the translated text».
✏ En cuanto al léxico, piensa que muchas veces hasta las palabras más simples puede que no tengan los mismos significados y connotaciones en otros idiomas. Esto sucede con mayor frecuencia en los textos técnicos, en los que una misma palabra en inglés puede tener varias en español dependiendo del ámbito específico.
Recuerdo traducir manuales técnicos para la empresa en la que trabajaba mi padre en los que los términos de diccionario no eran aplicables. Y recuerdo lo que me decía él siempre cuando me revisaba: «Sí, es un X, pero nosotros le llamamos Z y es lo que espera leer el instalador». Como la terminología puede cambiar de una empresa a otra, es muy importante tener claro el ámbito y disponer de glosarios fiables.
Suele ser buena idea avisar previamente al cliente, incluso. Decirle que como ya has traducido proyectos similares anteriormente, te gustaría saber si desea alguna nomenclatura en concreto y para quién va dirigido, etc.
✏ ¿Invisibilidad? Siempre reivindicamos la visibilidad del traductor, pero no en los textos. La traducción tiene que sonar como si se hubiera escrito originalmente en nuestra lengua materna: natural, sin costuras, sin dobleces; que no solo el contenido, sino el registro y el ritmo sean adecuados. Cuidado con los giros locales o expresiones que llaman mucho la atención (por un argot muy ligado a una zona, por ejemplo) y que van a «sacar» al lector del texto.
En este sentido, no olvidemos la importancia del registro. En textos literarios y en la traducción para subtitulación y doblaje, sobre todo, hay que pensar si la persona que traducimos hablaría así. ¿Queda creíble?
Y muy importante: evitemos la ampulosidad. No queramos demostrar que somos mejores que el autor. El texto es como es y mejorarlo no suele ser buena idea. Lo que dice es lo que es.
✏ El formato también es una parte importante del texto. Un cliente directo, sobre todo, espera que su texto traducido tenga el mismo aspecto que el original (normalmente). En este caso, llevaremos cuidado para reproducirlo todo con esmero y para eso las herramientas TAO son de gran ayuda.
En literaria, no obstante, el formato deberá ser lo más sencillo posible para facilitar el trabajo del maquetador. Cada editorial tiene sus preferencias, pero lo más habitual es esto: fuente Times New Roman 12, interlineado doble y sangría de 1 cm (salvo en la primera línea de capítulo y tras un cambio de sección/contexto). En este último caso, cambió de sección, de escena, etc., muchas editoriales prefieren que se marque con *** entre párrafo de sección anterior y párrafo de sección nueva. El TO suele marcarlo con un triple espacio.
De todos modos, pregunta siempre al cliente qué formato desea o si tiene alguna preferencia.
✏ Ay, la revisión. Somos humanos y por muy bien que escribamos, algún gazapo se nos escapa. ¿La solución? Releer, releer y releer antes de enviar el texto. Si no tenemos la opción del comodín del compañero, imprimir el texto (no sé en el caso de los nativos digitales, pero yo reviso mejor los textos impresos) y tener claros los posibles errores que podemos cometer (sé en qué cosillas fallo siempre).
No caigamos en la soberbia del traductor como conocedor absoluto de la lengua. Es mejor dudar de todo por sistema y revisar. Si no dudamos de nosotros mismos podemos meter la pata… hasta el corvejón.
Para esto va muy bien tener una lista de elementos esenciales (para antes de empezar) y de sospechosos habituales (para revisar a posteriori).
Algunos trucos antes de empezar o mientras se trabaja:
Escribe siempre con la función «Mostrar todo» habilitada, te permitirá evitar la mayoría de errores de formato. Se activa pulsando el calderón (¶).
Memoriza los atajos de teclado más útiles. Puedes incluso configurar tu teclado para asignar números sencillos a ciertos símbolos frecuentes.
Automatiza las palabras que siempre (o casi siempre) escribimos mal. Me pasa con «tambine» o «entocnes», por ejemplo. Si sabes con qué palabras fallas más, utiliza el autocorrector para memorizar estas formas erróneas y que te las cambie automáticamente por la forma correcta.
Controla el uso de las comillas. La secuencia es la siguiente: «…“…‘…’…”…».
Asegúrate de que tienes controlado todo lo que hay que traducir: ¿La presentación en Powerpoint lleva notas? ¿Te has fijado en todas las pestañas del Excel y las columnas escondidas? ¿El Word lleva notas al pie?
Busca y reemplaza los dobles espacios por uno solo.
Asegúrate de haber escrito bien las cifras y los espacios antes de símbolos como el %.
Sé coherente con los nombres de los personajes y que el autocorrector no haga de las suyas. Para eso va bien guardarlos en el diccionario del Word (para literaria).
Comprueba que el uso de la raya en los diálogos sea correcto (para literaria).
✏ También relacionado con la revisión, va muy bien leer en voz alta lo que traducimos. Como no trabajamos con palabras sin contexto, cada texto tiene su ritmo y su música, y la mejor manera de comprobarlo es leerlo en voz alta.
Por eso he visto que me va tan bien trabajar con Dragon. Mientras dicto me hago una idea de cómo suena y como siempre hay cierto retraso al dictar, mientras no se escribe lo último le puedo echar un vistazo a lo anterior. De todos modos, se tenga o no se tenga un software de dictado, releer el texto es esencial.
✏ Anglicismos, el gran escollo. Con toda la información que tenemos a nuestro alcance se diría que sabemos cómo protegernos de ellos, pero precisamente por la influencia del inglés sucede todo lo contrario. Aquí van algunos artículos útiles sobre el tema:
Sí, también son competencia, pero podemos aprender muchísimo de nuestros colegas de profesión.
✏ Tener un título de traductor es como tener el carnet de conducir. Me encanta esta metáfora de 101 things: «Like a driving licence, [your degree] means you can now move out into the world and start gaining experience. It doesn’t mean your technique is flawless […]. But it does allow you to embark on the lifelong task of perfecting your skills». Lo que encuentras luego en tu camino es puro aprendizaje y habrá tanto paseos agradables como pequeños baches. Pincharás alguna rueda que otra, así que tendrás que estar preparado.
En este proceso, trabajar con otros compañeros, llevar a un copiloto experto al lado, es de gran utilidad. Puedes ofrecerte a algún compañero para revisar su trabajo; traducir tú tus textos y que sea otro compañero quien te revise al principio (y no tan al principio). Es una experiencia enriquecedora para ambos y sobre todo para el que empieza. Si no tienes suficiente confianza con alguien, siempre puedes recurrir a las asociaciones, que a veces tienen programas de mentoring o prácticas también.
✏ Llevarse bien con los compañeros es esencial. Parece de cajón, ¿no? No ganamos nada con malos rollos, ni en el trabajo ni en la vida. Conocer a gente en conferencias, charlas y eventos varios es una buena forma de combatir la soledad del traductor, pero no solo. Establecer buenos lazos con los compañeros te permitirá tener a un «suplente» cuando estés de vacaciones, alguien que pueda coger tus encargos si no estás y conservar así al cliente, o bien saber que tienes compañeros que pueden pasarte trabajo cuando van desbordados.
Lo dejamos aquí por hoy. En la próxima entrada veremos algo de fiscalidad, trato con los clientes, ergonomía y tarifas, entre otros. Y, ya sabéis, si queréis dejar vuestro granito de arena en los comentarios, ¡aquí os espero!
Que los traductores somos algo tiquismiquis y tenemos un radar especial para los calcos y las frases que rechinan en los doblajes no es algo nuevo. De vez en cuando, de hecho, cuelgo en twitter las que me parecen más graciosas o sangrantes. Para muestra, dos botones, ya sea en doblaje (o voces superpuestas):
o bien los calcos en prensa:
Sin embargo, hoy me centraré en los calcos presentes en las traducciones audiovisuales tomando como base el excelente artículo «Eres patético: el español traducido del cine y la televisión» de Miguel Duro en La traducción para el doblaje y la subtitulación (Cátedra, 2001) y los documentos de la Comissió de Normalització Lingüística, Versió doblada, que se publicaron entre el año 1997 y el 2002.
El calco como virus
Duro explica con mucho atino que el agente infeccioso más grave de todos los que campan en las malas traducciones de las películas y las series de televisión es el calco, en cualquiera de sus modalidades (fonético, léxico, semántico…). Aclara que en sí, como procedimiento de traducción, no es rechazable porque muchas veces enriquece la lengua, pero supone un problema cuando se usa mal.
Entonces, ¿el calco puede ser bueno? Puede ajustarse bien en una traducción cuando existe una laguna lingüística en la lengua receptora, pero hay que llevar cuidado porque muchas veces (en la mayoría, quizá) es un error. Como en los siguientes casos:
Calco léxico o paronímico: falsos cognados, como traducir actually por «actualmente» cuando es «en realidad»; o library por «librería» cuando es «biblioteca».
Calcos tipográficos: el uso de mayúsculas en los gentilicios en castellano, por ejemplo (no aparece en un doblaje, evidentemente, pero sí puede darse en subtitulación).
Calcos sintácticos: cuando se traduce literalmente la estructura de la lengua de partida y se obtiene como resultado una estructura que no es natural en la lengua de llegada.
En su artículo, Duro nos deja algunos ejemplos de calcos reales oídos en Titanic, Corrupción en Miami y El piano. He aquí algunos de Titanic (los comentarios entre paréntesis son míos y que conste que no tengo en cuenta el factor de ajuste labial):
Tiene toda mi atención — You have all my attention (¿No sería mejor: «Soy todo oídos», por ejemplo?)
¿Bromeas? — Are you kidding? (¿Dónde está nuestro «¿Me tomas el pelo?»? Y ya no digo «¿Estás de coña?» porque no quedaría bien en el contexto de la película)
Eres maravillosa — You are wonderful (Hombre, yo no sé si le diría eso a mi pareja, quizá utilizaría otro adjetivo)
Me temo que así es, mi querido amigo — I’m afraid that’s the way it is, my dear friend (en español cada vez tememos más)
No hay ninguna evidencia de que — There’s no evidence that… (Un calco bastante común también en las series policíacas. Aquí, mejor «prueba” o incluso «indicio»)
Como sigue diciendo Duro, «la gente repite lo que escucha y lee —por imitación— o lo que oye, por absorción subliminal. Si día tras día recibe el impacto continuo de un español al que se le ven las costuras del inglés, acaba por parecerle normal ese español y éste termina corrompiéndose».
Aquí es donde aparece el dubbese, el lenguaje propio de las traducciones audiovisuales, esas soluciones faltas de naturalidad que acaban impregnando nuestro idioma y llegan hasta los guiones de producciones nacionales. El compañero Alberto Fernández nos lo explica muy bien en esta entrada de blog.
Orígenes del calco
Miguel Duro comenta que puede haber dos causas que expliquen por qué traductores y adaptadores/ajustadores se aferran al calco: una técnica y otra conjetural. La técnica alude a las limitaciones o restricciones inherentes a la traducción para doblaje o subtitulación, en la que la palabra está subordinada a la imagen:
Doblaje: hay que adaptarse al sincronismo de caracterización, de contenido y fonético (labial).
Subtitulación: hay que adaptarse al tiempo y espacio disponibles.
La segunda causa, la conjetural, se refiere a las condiciones en las que el traductor realiza su trabajo: escasez de tiempo, falta de recursos, malas condiciones económicas, ausencia de revisores, comodidad, negligencia profesional o inconsciencia de la responsabilidad respecto de idioma y del público.
Tal vez añadiría la dejadez que hay a veces hacia la lengua materna. Parece que nos preocupemos más del dominio de nuestra lengua B que de la materna. Hay que leer más en castellano y preocuparse más por la ortografía y las normas generales de nuestro idioma.
¡Una solución quiero!
¿Hay cura para este mal? No es pan comido (que no trozo de pastel), pero puede hacerse. Para empezar se puede avisar a las distribuidoras o cadenas de televisión de los errores que se descubran en series y películas (igual que muchos lectores avisan a las editoriales de gazapos en libros).
Otra solución sería conseguir que los profesionales del doblaje y la subtitulación (no solo traductores) se concienciaran de la responsabilidad que tienen con la lengua, la cultura y con el público al que están destinadas las obras audiovisuales. Aunque, bueno, esto último es más difícil de ponerlo en práctica por su abstracción.
¿A vosotros se os ocurre algo más?
Casos y cosas
Veamos algunos calcos que pueden no ser tan obvios como parece. Empezaremos con la interpelación y los vocativos, y remataremos con una colección de calcos recurrentes.
Calcos en la interpelación
En inglés la interpelación a una persona se hace a menudo aludiendo a la función de la interpelación: agente, doctor, landlord,boss… En castellano no solemos identificar la interpelación salvo en casos muy determinados (como camarero, maestro, doctor), sino que se utiliza una expresión genérica como un «eh» o un «oiga».
No sé vosotros, pero la última vez que me pararon en un control no usé ni un «Bona nit, mosso» ni un «¿Algún problema, agente?». ¿Es grave, doctor?
Y no solo al saludar sino en otras interacciones también, donde podemos prescindir de la persona directamente (y más aún si ya se ve en pantalla). En lugar de «Perdone, agente o «Tenga, señor» nos basta con un «Perdone» o un «Tenga», sencillamente. Fácil de hacer en subtitulación y en doblaje dependerá de cómo quede en boca.
También hay que señalar la generalización en los inicios de las frases interpelativas de muchos doblajes un «di» absolutamente artificioso que ha surgido como recurso fácil de ajuste para alargar las frases. Sin embargo, una vez más, no hay que olvidar que nos debemos a la imagen y a los labios, de modo que a veces es necesario.
Algo parecido pasa con la apelación nominal. Es frecuente en inglés apelar un personaje con nombre y apellidos para enfatizar un reproche o una orden. Esto da lugar a frases como «Peter McDonald, siempre serás un animal» que resultarían más adecuadas usando verbos de atención como «¿Oyes, McDonald? Siempre serás un animal» o «Mira, McDonald, siempre serás un animal», por poner un ejemplo.
Traducir con el culo
A traducir se va aprendiendo con el tiempo y todos mejoramos con cada texto, pero es fácil traducir con el culo si no se va con cuidado. Así que ojito con el ass, que a veces nos nubla:
• And you want us to stick our ass out to protect him? traducido literalmente «¿Y quieres que nos juguemos el culo por protegerlo?» en lugar de la forma más genuina «¿Quieres que nos juguemos la piel para protegerlo?».
• Get your ass out of here traducido por «Quitar el culo de aquí», en vez de «Lárgate de aquí».
No hay que olvidar que ass puede traducirse muchas otras veces por cosas muy distintas:
Don’t be an ass! = No seas imbécil.
What an ass I am! = ¡Qué burro soy!
To make an ass out of somebody = Quedar en ridículo, hacer el panoli, etc.
She’s a piece of ass = Es un bombón.
«¡Maldición, Mike!». Los insultos e imprecaciones: bastardo, maldito, jodido…
Hace un tiempo ya hablé de esto en una entrada. Me maravilla que, con la riqueza léxica que tenemos en castellano para estos menesteres, aún se oigan expresiones del tipo «jodido cabrón» cuando tenemos «cabronazo», entre muchas otras lindezas.
Muchas veces parece que tengamos miedo a adaptar el texto demasiado libremente, pero es lo que requiere para que funcione y resulte veraz. Hay que atreverse a cambiar.
En este sentido os recomiendo los monólogos de Goyo Jiménez (al final del artículo) para que veáis el partido que le saca él a estas situaciones. Risas garantizadas.
¿Dónde está el calco, aquí o aquí?
El castellano no utiliza tan a menudo este adverbio de lugar como el inglés. Es un caso parecido a please y por esto no siempre es necesario traducirlo. Veamos dos ejemplos rápidos:
Un hombre invita a cenar a una chica que hace días que no sale de casa (¿será traductora?) y comienza con la frase You feel like getting out of here?, que se puede traducir por «¿Te apetecería salir?» sin necesidad de decir «¿Te gustaría salir de aquí?».
En una situación de catástrofe, un protagonista exclama Let ‘s get out of here! Si no se trata de un espacio específicamente cerrado, la traducción sería «¡Huyamos!» y no necesariamente «¡Huyamos de aquí!».
Hay que añadir que otra frase habitual en situaciones de pánico es Someone get me out of here!, cuya traducción literal «¡Que alguien me saque de aquí!» queda forzada y conviene recordar que la equivalente suele ser «¡Sacadme de aquí!». Además, en momentos de apuro, ¿no economizaríamos más con el lenguaje?
¿Cómo están ustedeeeees? (Is everything okay?/¿Todo va bien? – Are you alright?/¿Estás bien?)
Hay que adaptar siempre la traducción al contexto, eso es esencial. La primera expresión se puede traducir a menudo por «¿Cómo vamos?» o «¿Cómo va eso?» y la segunda por «¿Cómo te encuentras?», «¿Te has hecho daño?» (o «¿Te han hecho daño?», según contexto) o bien «¿Te encuentras mal?».
La traducción literal «¿Todo va bien?», por ejemplo, choca a veces con la información dada por las imágenes.
Por último, veamos algunas palabras y expresiones susceptibles de terminar calcadas:
Adultery / adulterio
En inglés, adultery, además de significar «adulterio» en el sentido de infidelidad conyugal, también puede significar «infidelidad religiosa» o «herejía»», como es el caso de la frase: Sodomy, blasphemy and adultery were the accusations made against the Templar order.
All you have to… / Todo lo que tienes que…
All inicia muchas expresiones verbales que, traducidas literalmente por «todo lo que», resultan recargadas. Quedan mejor resueltas con «solo» o «lo único»:
You said all I had to do was to try it = Has dicho que sólo tenía que probar y basta; Has dicho que sólo era cuestión de probarlo.
All I want is for Willy to be with his father = Solo quiero que Willy esté con su padre; Lo único que quiero es que…
As simple as that / tan sencillo como esto
Hay todo un repertorio en castellano para traducir la expresión It’s as simple as that: «en pocas palabras», «es muy sencillo» o, incluso, «en resumen».
To belong / pertenecer
En frases como That s where I belong / I belong to India, que designan el lugar donde uno se encuentra cómodo o considera su hogar, en vez de la traducción literal «Es donde pertenezco» o «Pertenezco a la India», debería decirse «Allí está mi casa», «La India es mi hogar» o expresiones similares.
Gimme a break / Dame un respiro
Sí, podría ser peor. Se podría traducir más literalmente aún, pero es una de esas frases muy de doblaje, muy dubbese. Más que hablar de respiros, lo que más decimos en estos casos es «No me agobies» o «No me atosigues», ¿no os parece? Incluso quedaría bien un «déjame en paz», depende del contexto.
Business / negocio
Este término en inglés también tiene el sentido genérico de «asunto», «cuestión» o «tema». Hay que fijarse en el contexto para saber si se habla de negocios estrictamente o no. En este sentido genérico, una frase como It ‘s a tricky business se traduciría por «Es un asunto complejo», y The man still had unfinished business para «El hombre aún tenía cuestiones pendientes».
Caucasian / caucásico
El inglés Caucasian nos aparece a menudo como identificación étnica utilizada por la policía. Se trata de un término de clasificación antropológica que designa el grupo humano leucodermo, también llamado «raza blanca».
En castellano, algunos diccionarios reservan «caucásico» para este concepto y «caucasiano» para el individuo de la región geográfica del Cáucaso, pero se tiende a considerarlos sinónimos. El problema es que, en doblaje, cuando un policía estadounidense dice que busca un hombre de aspecto caucásico o caucasiano, el espectador podría entender que hablamos de alguien del Cáucaso. Sería mejor, pues, traducir por «un hombre de raza blanca» o «un hombre blanco».
Este criterio no sirve, sin embargo, cuando este término se opone a otras identificaciones étnicas que, para un europeo, son también de piel blanca. Es el caso de hispano o latino, por ejemplo. Cuando en una película salen juntas estas identificaciones, se deberá mantener la traducción literal «caucásico» o «caucasiano».
Condescending / condescendiente
Es condescendiente quien se digna consentir algo alguien. No obstante, el inglés condescending alude a alguien que es altivo o desdeñoso. Y, en consecuencia, condescended debe traducirse por «despreciado».
Decent / decente
Según el contexto hay muchas más soluciones que la traducción literal. Veamos algunas:
Are you decent yet? = ¿Estás vestido? ¿Estás visible?
Decent chap= Un chico formal / Un buen tío
He was very decent to me= Fue muy amable conmigo
A decent sum= Una suma considerable
El antónimo indecent también puede tener alguna solución alejada del calco:
Indecent assault = Abusos deshonestos, agresión sexual
Detective / detective
Tiende a traducirse por «detective» cuando la mayoría de las veces sería mejor usar «inspector» o «comisario». En castellano, «detective» nos remite al privado.
detective constable(n)(Britain) agente (m) (de policía)
detective inspector(n)(Britain) inspector, inspectora (m)(f) (de policía)
detective sergeant(n)(Britain) oficial (m) de policía
detective story(n) novela (f) policíaca
detective superintendent(n)(Britain) comisario, comisaria (m)(f) (de policía); comisaria
detective work(n) trabajo (m) detectivesco; trabajo (m) de investigación
Devotion / devoción
Hay contextos, sobre todo los no religiosos, en el que el vínculo personal expresado por devotion se puede traducir mejor por «lealtad» o «afecto».
Dozen of / docenas de
En inglés dozen of tiene el valor de abundancia y es mejor traducirlo por: «bastante», «mucho», «un montón de», etc.
Escort / escolta – To escort / escoltar
En inglés to escort también tiene el significado acompañar, sobre todo en el sentido de cortesía. Así tenemos que escort agency debe traducirse por «agencia de azafatas» (sí, ya, a veces son algo más que azafatas) y no por «empresa de seguridad».
Eventually / eventualmente
Quizá uno de los calcos más odiosos. Con lo bonitos que son «al final», «finalmente», «a la larga»…
Subtítulo de un episodio de True Blood
Exciting / excitante
Este adjetivo tiene en general el sentido de emocionante, apasionante o estimulante. Y lo mismo ocurre con excite y excited, que corresponden a menudo a «emocionar» y «entusiasmar», en un caso, y «emocionado» o «ilusionado», en el otro.
You are a fraud! / eres un fraude
En inglés, fraud se aplica tanto a cosas como personas. En castellano no termina de funcionar con personas. Debe traducirse por «farsante», «impostor» o «tramposo». El sustantivo fraud también se puede traducir por «estafa», «trampa» o «engaño».
Funeral / funeral
En inglés, funeral designa genéricamente cualquier ceremonia de enterramiento, mientras que en castellano se refiere a la ceremonia religiosa, generalmente en un recinto cerrado. Por lo tanto, resulta más adecuado traducir el inglés funeral sólo por «entierro» en los casos que no haya rito religioso o bien cuando éste se hace en el cementerio mismo.
To get in one’s way / interponerse en el camino
El verbo interponerse corresponde a un registro formal que no se ajusta al registro coloquial habitual los diálogos de las películas. Si la expresión That’s the second time you got in my way today se traduce literalmente por «Hoy es la segunda vez que te interpones en mi camino», el resultado queda afectado por la connotación formal. La expresión equivalente sería «Hoy es la segunda vez que te me metes por medio» o también «Ya la segunda vez que…».
Long life / larga vida
En las aclamaciones del tipo Long life to the Queen la traducción más genuina es «Viva la reina» y no «Larga vida a la reina».
Macho / machista
En inglés este término designa comportamientos «de macho» que no siempre corresponden al concepto de «machista», a la relación de poder del sexo masculino sobre el femenino.
Por ejemplo, en una conversación entre dos agentes forestales en el que uno pretende resolver por su cuenta un problema grave y el otro le dice What are you telling me, more macho bullshit!, el sentido de la frase es «No te quieras hacer el duro», sin connotación machista propiamente dicha.
Make yourself comfortable / ponte cómodo
Hay contextos en los que la traducción «Ponte cómodo» no es la más adecuada. Cuando llegamos a casa y «nos ponemos cómodos» la frase tiene una implicación física, es decir, puede significar que nos cambiamos de ropa y de zapatos, lo que nos hace sentir cómodos de verdad. En cambio, a la gente que se invita a casa, las expresiones de acogida que se le dedican en castellano, y que son equivalentes a Make yourself confortable, son del tipo «no te cortes» o «como si estuvieras en tu casa».
Monument / monumento
En inglés monument puede hacer referencia a un paisaje singular (montaña, cañón) o área de interés histórico o científico (campo de batalla, yacimientos fósiles) de propiedad pública. En este caso, una traducción más adecuada que monumento sería «espacio protegido».
Officer / oficial
Calco en el ámbito policial que también se da en otros, como el militar o el educativo. En el ámbito militar el calco más frecuente es traducir mecánicamente officer por «oficial», cuando en realidad officer solo, sin ningún complemento, es un genérico que designa cualquier militar con mando, de sargento en general.
Así, officer’s uniform es más adecuado traducirlo por «uniforme militar» y no por «uniforme de oficial». Recordemos que el equivalente inglés de «oficial» es commissioned officer.
Plastic / plástico
En inglés tenemos el término plastic money referido al pago en tarjetas de crédito o débito. Una abreviación de plastic money muy usada es «plástico», que evidentemente no traduciremos por plástico, sino por «tarjeta».
Positive / positivo
Cuando un personaje ha de expresar una opinión en una reunión tensa, la traducción más adecuada de I’ll be positive es «Seré categórico o claro».
Proud / orgulloso
Este adjetivo tiene en inglés el sentido de orgulloso cuando se refiere a persona. Pero cuando se refiere a objetos inanimados o conceptos abstractos tiene el sentido de espléndido o glorioso. Así, la traducción adecuada de Our country has an old and proud history es «Nuestro país tiene una vieja y gloriosa historia».
Rank / rango
Este calco también es muy frecuente en películas bélicas. Normalmente rank se traduce por «graduación», o también, según el caso, por los símbolos que le indican, como «galones» o «estrellas». Así, high rank se traducirá por «alta graduación» y no por «alto rango».
Relax / relájese
La traducción literal del imperativo relax para «relájese» olvida un amplio repertorio de expresiones genuinas equivalentes: «tranquilícese», «tranquilo», «estése tranquilo» o «no sufra».
Room / habitación
Este término tiene también un sentido genérico de espacio, lugar o cabida. There ‘s no room for you puede significar «No hay sitio para ti». Hay que fijarse en la imagen porque una frase como Get out of the room se puede pronunciar en un despacho o un comedor y, en vez de la traducción literal «Sal de la habitación», habría que decir «Sal del despacho» o también «Sal de ahí/aquí».
Pasa lo mismo con frases como She’s in the next room cuando la imagen muestra claramente que la estancia del lado no es precisamente una habitación. Según el contexto, la traducción sería «Está en el otro despacho» o «justo al lado».
Scalpel / escalpelo
Este término inglés corresponde a dos términos diferentes en castellano: escalpelo y bisturí. El primero es un cuchillo pequeño usado para disecar y esculpir, mientras que el segundo es el instrumento usado en las incisiones quirúrgicas. Hay que fijarse en el contexto para elegir la traducción adecuada.
Sect / secta
En inglés, sect también tiene el significado de colectivo de creyentes de una religión sin connotaciones minoritarias o exclusivistas. Por lo tanto, a veces, en vez de traducirlo por «secta» es mejor traducirlo por «confesión», «religión», «credo». En inglés, una secta es cult.
Sexy / sexy
En inglés americano, este adjetivo se aplica a personas, cosas y situaciones (aparte del sentido puramente sexual, que es el único que tiene en castellano) en el sentido de interesante, agradable, goloso (atractivo en general) y también moderno, a la última moda, como se puede ver en los siguientes ejemplos: a sexy project, a sexy new car, a sexy party, a sexy book. Se deben evitar traducciones literales como «Buscamos empresas competitivas y sexys».
Single / soltero
Single referido a persona designa a alguien que vive solo y no necesariamente soltero. Según el contexto puede tratarse de una persona separada, como es el caso de I’m a single dad, que no se puede traducir literalmente por «Soy un padre soltero».
Special delivery / entrega especial
Mejor dicho se trata de una entrega urgente. Eso es lo que tiene de especial.
Verdict / veredicto
En situaciones que no correspondan al ámbito jurídico, verdict significa simplemente «opinión» o «dictamen».
Vigilantes
Este término inglés designa los grupos de ciudadanos que realizan funciones parapoliciales en EE. UU. Debe traducirse por «patrullas» o «justicieros», según el contexto.
Subtítulo de la película Gangster Squad
We’re history / Somos historia
La expresión To be history tiene varias traducciones según el contexto:
We’re history en boca de alguien que expresa una acción que se acaba de ejecutar se traduciría por «Hemos terminado».
That’s history para opinar sobre un hecho se podría traducir literalmente por Esto ya es historia y también para «Esto ya es agua pasada».
We did it! / ¡Lo hemos hecho!
Calco que también se da en la traducción literal «Lo haremos» de We’ll make it. Las traducciones adecuadas serían «Lo hemos conseguido», «lo conseguiremos» o «saldremos adelante», incluso.
To be welcome / Ser bienvenido
Esta expresión pide varias traducciones según el contexto. You’re not welcome es una expresión de rechazo muy frecuente que se puede decir de muchas maneras: «No te queremos aquí» o «¿Qué se te ha perdido?».
En las frases siguientes observamos otras traducciones más adecuadas que la literal «No eres bienvenido».
You’re not going to be welcome in this neighborhood se puede traducir por «No te recibirán bien en este vecindario».
A gunfighter’s not very welcome in most plazas se puede traducir por «A un pistolero no lo quieren en ninguna parte», por ejemplo.
We’ll make him welcome se traduce mejor con «Le daremos una buena acogida/un buen recibimiento» que por «Haremos que se sienta bienvenido».
Hasta aquí la entrada de hoy sobre calcos. ¿Se os ocurre algo más? ¿Hay alguno que os dé rabia?
***
¿Qué dicen del calco y del dubbese en otros artículos?
Nos os perdáis este monólogo de Goyo Jiménez en los que reflexiona sobre el mundo audiovisual español y estadounidense, y su forma de hablar. Momento lingüístico en el 05:50, sobre los insultos.
Otro monólogo en cuanto a disparidades culturales. En el 14:30, cómo se liga en el instituto; en el 17:00, cómo se habla en el ámbito médico y en el 19:00, el policial.
Cuando la gente piensa en un traductor automático piensa en esto, una especie de robot que traduce al momento una frase o un texto entero de una lengua a otra.
(De hecho, esto es una instalación llamada ‘bios [bible]’ (2007) de Robotlab que consiste en un robot industrial que escribe la Biblia en papel trazando las líneas caligráficas con una precisión excepcional.)
Pero en realidad se asemeja más a esto otro (y no solo por el error que ha producido al traducir del alemán al inglés):
Como todo, un traductor automático puede ser algo positivo si se usa bien, como un superhéroe hace con sus poderes. Por ejemplo, puede resultar de ayuda para cualquier persona que desee comprender rápidamente (y sin muchas pretensiones) un texto escrito en una lengua que desconoce. Ahora bien, y nunca me canso de recalcarlo: en caso de duda, consulte a un especialista.
Últimamente son muchos los traductores que, con miras a optimizar el trabajo de traducción, emplean también este tipo de programas. Por ejemplo, existen programas que se pueden usar conjuntamente con Trados, como el GT4T, que permite hacer una pretraducción del segmento con Google Translate.
No obstante, para entregar un producto de calidad, la interacción hombre-máquina debe seguir (idealmente) unos parámetros: preedición, edición interactiva y postedición. En la fase de preedición, el traductor revisa el texto que se va a traducir antes de que éste lo introduzca en la máquina con el fin de resolver ambigüedades que puedan existir en el texto. La edición interactiva consiste en realizar la traducción de manera que, durante el proceso, la máquina entregue opciones al traductor para que éste determine la mejor solución en cada caso. Finalmente, la postedición consiste en “corregir” el producto resultante del programa de TA, y es una de las fases más usadas en los diferentes programas que existen en el mercado. Esto último es esencial si no se quiere meter la pata hasta el corvejón.
Tipos de traductores automáticos
Hay que matizar que no todos los traductores automáticos son iguales. Según M. Isabel Diéguez (cuyos estudios sobre los errores y los aciertos de los sistemas de TA son dignos de leer y se han tomado de base para el post) hay que distinguir los tipos de programas:
Sistemas autónomos que requieren una edición posterior del texto traducido a cargo de un traductor humano;
Sistemas interactivos, ya sea de TA asistida por el usuario o traducción manual asistida por el computador, y
Sistemas más independientes, entre los cuales podemos destacar los sistemas de gestión de bases de datos terminológicos, los programas de vaciado automático de términos y los programas de TA dotados de un módulo de terminología.
La calidad en el punto de mira
En lo referente a la calidad, se han hecho estudios comparativos de diferentes programas de TA cuyos resultados no son del todo alentadores en comparación con la calidad que presentan las traducciones hechas por el traductor humano, evidentemente. Algunos investigadores reconocen que la calidad del producto de un programa de TA depende fundamentalmente de variables como la cantidad y grado de fiabilidad de la información terminológica que el programa contenga (básico). En otras palabras, reconocen que la calidad aumenta en la medida en que el programa cuente con un glosario general y con varios microglosarios especializados según áreas temáticas.
Además, está claro que no es lo mismo un traductor en línea como Babelfish, Bing, que el traductor de El Mundo (aprovecharon el software de Reverso), el de Google Translate o el de Systran.
Errores típicos
Algunos de los errores más típicos, según se recogen en este estudio de Esperanza Alarcón, son:
Imprecisiones terminológicas (estos programas suelen contener el vocabulario más general y no contemplan los términos más especializados que, además, pueden variar de una rama a otra)
Falsos sentidos
Sinsentidos
Palabras sin traducir (a veces se dejan en la lengua original aquellas palabras que no se encuentran recogidas en el programa o bien si contienen erratas)
Repeticiones
Alteración del orden de las palabras
Uso incorrecto de las preposiciones (pasa mucho con el «à» del francés)
Uso incorrecto de los tiempos verbales
Traducción incorrecta de la doble negación en francés y catalán
Calcos sintácticos y léxicos de la LO
Extranjerismos innecesarios
Alteración de la puntuación
Casos reales
Las mayores barbaridades que he observado se producen especialmente en lenguas muy cercanas, por ejemplo el castellano y el catalán. En estos casos me parece que el motivo principal son las prisas y la desidia porque no se entiende que se produzcan fallos garrafales como los que se recogen a continuación.
Veamos la siguiente fotografía. Es el escaparate de una panadería y entre los tipos de pan está el «pa engonals» que, en español sería «pan inglés». Por lo visto teclearon «pan ingles» (así, sin acento) en el traductor de Google y creyeron a pies juntillas en la propuesta del programa.
En el caso siguiente el error se debe a que el programa no distingue entre palabras polisémicas si no se da un contexto claro e incluso a veces a pesar de tenerlo. «Empeño» en castellano es (según la RAE) la «acción y efecto de empeñar un objeto» o bien «deseo vehemente de conseguir algo», entre otros significados. Pues bien, a la hora de trasvasar su sentido al catalán, este establecimiento ha optado por el segundo significado, que no tiene ningún sentido aquí. La palabra adecuada seria «empenyorament». Además, en el escaparate se mezcla el castellano y el catalán, pero eso es otro tema.
Ocurre tres cuartos de lo mismo en el siguiente adhesivo en un escaparate de una tienda de ropa. Se supone que regalan una bolsa para la playa pero al traducirlo literalmente (me niego a pensar que lo ha traducido una persona) ha quedado en «borsa», que en catalán equivale a «la Bolsa».
En las cartas de los restaurantes abundan este tipo de errores que huelen a traducción automática. Este es de juzgado de guardia:
Los callos (de vaca, ternera o carnero) han pasado a ser callos (de pies humanos) en esta carta. ¿Da miedo o no?
Para terminar os dejo unos pantallazos de la técnica «depurada» que tiene Microsoft en cuanto al uso del traductor automático en su página. Este es el original:
Y esta la versión castellana del Knowledge Base hecha con un TA:
Al menos tienen la decencia de avisar de que se trata de una traducción automática y que «no garantizan la calidad lingüística de las traducciones». Algo es algo, pero podrían contratar a un traductor de carne y hueso, ¡leñe!
Y, como no, veamos lo que hace Google:
¡Sin palabras! Google Translator sí es un buen bicho…
Y a los compañeros traductores os pregunto: en vuestro trabajo ¿TA sí o TA no?
En una reciente boda a la que asistí en Alemania lo más fotografiado por los invitados españoles (además de la feliz pareja) fue el champán que tomamos en el aperitivo. ¿Por qué? Digamos que no tenía un nombre muy elegante.
Más de uno le comentó al camarero, entre risas: «It means fucker in Spanish!». Como golpe de efecto está bien. Quizá tendría su gracia si se comercializara en España pero no quedaría muy fino. Dudo mucho que alguien como la Preysler, que agasaja a sus invitados con montañas de Ferrero Rocher, lo sirviera en sus fiestas.
Y es que la marca que en un idioma es aceptable, puede que no lo sea en otro.
Muchas agencias de traducción ofrecen actualmente servicios de consultoría para comprobar la idoneidad de un nombre comercial, asesorar con respecto al logotipo, el uso de color en el diseño, la transliteración del nombre de la marca, etc. Porque, en efecto, no solo cuenta el nombre, los colores también son importantes. Una marca de productos para lactantes tuvo que cambiar las etiquetas y envoltorios de sus fórmulas infantiles y ponerles tonos dorados para poder acceder al mercado oriental, en especial, el árabe.
Cuando las lenguas son muy distintas, hay que llevar aún más cuidado si cabe. Pienso, por ejemplo, en los idiomas que tienen grafías y caracteres distintos como el chino y el japonés. Como explican en la web de China Briefing: «La conversión de un nombre al chino suele seguir dos protocolos. Típicamente, se logra una traducción literal del nombre original al chino para posteriormente escribirse en caracteres chinos. No es un asunto sencillo en la práctica, dada la existencia de caracteres chinos con idéntica pronunciación. Pronunciar la palabra “gao” en cantonés, por ejemplo, puede referirse a un perro, al número nueve, o al pene. Estos vocablos comparten el mismo sonido, si bien en la forma escrita no tienen nada en común». Hay que llevar cuidado, entonces, al utilizar el caracter apropiado para el sonido correcto porque este tipo de sensibilidad es importante.
Se conocen varios casos de marcas que tuvieron problemas al intentar lanzar al mercado internacional sus productos debido a sus nombres. Seguro que os suenan las siguientes anécdotas del mundo automovilístico:
Chevy Nova: en General Motors no tenían ni idea que en español significaba «no funciona»
Mitsubishi Pajero: aquí hubo que llamarle Montero porque, en nuestro argot, Pajero nos remite a otra cosa.
Toyota Fiera: especialmente controvertido en Puerto Rico, donde «fiera» puede referirse a una mujer vieja y fea.
Silver Mist, de Rolls Royce: aunque en inglés suena muy bucólico, en alemán «Mist» significa «excrementos» y «estiércol».
Honda quiso lanzar en 2001 el Honda Fit en el mercado asiático, Fitta en el europeo, pero en noruego y sueco «fitta» son los genitales femeninos y al final se decantaron por el nombre Honda Jazz.
Nissan Moco, cuyo prototipo, además, era de un color verde peculiar.
Mazda Laputa. ¿Imagináis la publicidad de este coche? «Laputa tiene el cuerpo diseñado para soportar impactos frontales» o, refiriéndose a la competencia, «Laputa mantiene el mismo precio». Feo. Muy feo.
En el mundo de la telefonía móvil también encontramos casos de este tipo. El más reciente es el del modelo Lumia, de Nokia, que en castellano significa prostituta o el del HTC Chacha, que tampoco es que suene muy bien.
En este vídeo nos lo resumen a la perfección. ¡Atentos!
También en el apasionante mundo del software informático y las aplicaciones para móviles se han dado casos parecidos. Pienso en, Memeo, por ejemplo, un software de almacenamiento de datos tipo Dropbox.
Veamos ahora otros ejemplos de productos de nombre controvertido en inglés:
Juntar «bum» y «banana» (junto con el gesto lascivo de la fruta) puede que no sea muy adecuado.
Esta marca recuerda vagamente a una palabra muy concreta.
Se puede jugar bastante con estos dos conceptos. «Nuts» es bastante polisémica en inglés.
Esta cerveza de Macedonia no se olvida fácilmente.
Unos panecillos muy cachondos.
Más de lo mismo. ¿Por qué los malos entendidos siempre tienen que ver con cosas sexuales?
Algo que pasa otra vez con estos minidickmann’s.
Patatas faltonas. ¡»Prick» lo serás tú!
Una bebida que esperamos que huela y tenga mejor sabor que el nombrecito que le han puesto.
Sopa de gallo con nombre indigesto por su doble sentido.
Apartándonos un poco del tema de los errores o de los nombres controvertidos, también debemos tener en cuenta las marcas que emplean nombres con doble sentido en su idioma. Es el caso los productos de maquillajes de Benefit. Todos contienen juegos de palabras en inglés o referencias al cine y a la literatura de difícil traducción si se quiere conservar el sentido. No obstante, sus nombres no se han traducido en España (y supongo que en ningún sitio).
Por ejemplo, el producto para tapar poros se llama The Pore fessional (por professional, este es fácil); el corrector, de tono amarillo, se llama Lemon Aid (por lemonade); el iluminador es Watt’s up! (por what’s up y watt, de vatio); el bronceador, Talk to the tan (guiño a la expresión talk to the hand) y los polvos para apagar los brillos del rostro, Matterial girl, juegan con la palabra matt y la popular canción de Madonna.
Puede parecer algo sin importancia, pero cuando hay que traducir los folletos, campañas de publicidad y otros materiales, se hace referencia explícita a los nombres de los productos y eso complica bastante el asunto. En sus campañas hay que ser el doble de creativo.
El lenguaje periodístico es funcional; pretende, ante todo, informar. Debe ser claro, conciso, fluido, sencillo, ágil y fácilmente comprensible para el lector, el oyente o el telespectador. Además tiene que ser económico: ser lo más fiel posible a la realidad con el número de palabras justas, ni más ni menos. Y todo esto tiene que hacerlo en poco tiempo: el periodista necesita escribir rápido. Quizá es por eso que incurren en las perlitas, en los errores, que comentaremos hoy.
Por cierto, cuando hablo de lenguaje o estilo periodístico no me refiero a los mensajes de Pedro Piqueras y su predilección por los adjetivos negativos y sensacionalistas…
(A esa frase la falta «dantesco»)
…ni a los chascarrillos o comentarios socarrones de Matías Prats que ya se han convertido en un meme.
No es mi objetivo criminalizar a nadie, porque todos cometemos errores, pero cuando tus palabras tienen tanta difusión tienes el deber de tratar la lengua con mimo. Al final, esta manera de hablar llega a la calle y puede impregnarla de incorrecciones también.
Aunque puede hacerse un estudio pormenorizado, hoy nos centraremos en el léxico, las preposiciones (sobre todo «a»), el gerundio, las locuciones latinas y los extranjerismos.
A. Léxico
A continuación veremos una lista de errores léxicos y gramaticales que encontramos con frecuencia en los medios de información y comunicación. Muchos están extraídos del Manual de Estilo de El País, que vale mucho la pena visitar.
A nivel de. En origen parece un galicismo (au niveau de) y en los manuales de estilo como el de El País desaconsejan su uso a no ser que se hable de altura, grado, categoría o situación (por ejemplo: «a nivel del mar» es correcto). Es una expresión fácilmente substituible: «a nivel personal» sería «personalmente», «a nivel mundial» es «en el mundo» o «mundialmente», «a nivel de Estado» es «a escala estatal» o «en el ámbito estatal».
Agresivo. Esta palabra significa «propenso a faltar al respeto, a ofender o a provocar a los demás» (DRAE) y no «activo, audaz, dinámico o emprendedor» que es lo que significa aggresive en inglés.
Barajar. Se oye mucho hoy en día la expresión «barajar una hipótesis» cuando, en realidad es incorrecta. En general se barajan varias hipótesis, no solo una, para eso se barajan, como las cartas y se necesita más de un naipe, ¿no?
Confrontar y confrontación. «Confrontar» no es sinónimo de «enfrentar». Confrontar significa contrastar y comparar. Enfrentar sí significa afrontar, hacer frente a alguien.
Contra. Es incorrecto decir «contra más estudies, más posibilidades tienes de aprobar». En estos casos usamos «cuanto».
Deber. «Deber» y «deber de» son cosas muy distintas. El primero indica obligación (Tienes fiebre, debes ir al médico) y el segundo indica suposición (Qué raro que llegue tarde. Debe de estar en un atasco).
Derecho. A veces se usa incorrectamente por las preposiciones que le acompañan. Se usa la preposición «a» antes de un sustantivo y «de» cuando sigue un verbo. Por ejemplo: el derecho a la vida y el derecho de nacer.
Destacar y resaltar. Aunque significan lo mismo a veces se usan incorrectamente porque el primero es transitivo y el segundo no, de modo que necesitan construcciones distintas. Decimos «el ministro destacó en su discurso la necesidad de…», pero no «el ministro resaltó» sino «hizo resaltar».
Discrepar. Otro verbo conflictivo por sus preposiciones. Se discrepa de alguien y no con alguien.
En base a. Se oye muchísimo (suena rimbombante y parece dar más solidez a los argumentos) pero es un latiguillo que se utiliza mal. Son preferibles expresiones del tipo: a partir de, basándonos en, sobre la base de, tomando como base, en relación con, según, de acuerdo con… Todo depende del contexto, claro, pero tenemos muchas opciones.
Entrenar. Es un verbo transitivo o pronominal, nunca intransitivo. Por lo tanto no podemos decir «la selección entrenó en el campo» sino «se entrenó en el campo». Los deportistas «se entrenan» y es el entrenador quien «entrena».
Estimación. Estimar significa «apreciar y dar valor a algo». Es un error hablar de «un retraso estimado de dos horas». Lo correcto es: «se prevé un retraso de dos horas».
Evitar. Indica una acción voluntaria y deliberada. No diremos «Mourinho evitó referirse al último escándalo» si no estamos seguros de que es cierto, que fue deliberado. En todo caso podríamos decir «se abstuvo de…».
Incautar. Es un verbo pronominal, así que no puede decirse: «la policía incautó quince kilos de cocaína». Lo correcto es «se incautó de quince kilos».
Involucrar. «Diez coches se han visto involucrados en el accidente». De acuerdo, no es un error pero, ¿no estamos hartos ya de oírlo? Ya no hay nada «implicado» o «envuelto» en algo. Muchas veces este abuso es por la traducción de «involve» que tiende a traducirse directamente por «involucrar» en lugar de dar con otras traducciones más precisas.
Producir. Un acontecimiento sucede, acontece u ocurre, pero no se produce.
Provocar. No es sinónimo de «causar» sino de «excitar, inducir». Se causa algo cuando la acción recae en una persona o cosa de forma directa y se provoca cuando esa causa genera otra acción. Se provoca una reacción pero se causa un daño. No podemos decir: «la bala le provocó una herida en la pierna». Y sucede lo mismo con los incendios. No podemos hablar de un incendio provocado si queremos decir que se trata de un fuego intencionado, porque todos los incendios son provocados por algo (un rayo, un cortocircuito o la cerilla de una persona).
Puntual. Muchas veces se habla de «propuestas o aspectos puntuales» en lugar de «concretos». Esta acepción de «puntual» es incorrecta ya que, según el DRAE, significa «pronto, diligente; indubitable, cierto; conforme, adecuado»… pero no recoge el sentido de «concreto».
Relanzar. Muchas veces se usa incorrectamente en frases como «se relanzó la economía» cuando lo correcto es hablar de «reactivar» o «impulsar» pensando que nos referimos a «volver a lanzar algo». En realidad, «relanzar» significa rechazar o repeler.
Valorar. «Valorar» se usa incorrectamente si lo empleamos como sinónimo de «analizar, estudiar algo» porque quiere decir «dar valor» de forma positiva (Valoro tu interés). De modo que no podemos «valorar algo negativamente» y es redundante «valorarlo positivamente». Si hablamos de «valorar los daños» lo estamos usando mal; lo correcto es «evaluar».
Expresiones periodísticas recurrentes
A propósito del léxico, hay que comentar la gran cantidad expresiones recurrentes que se utilizan. Vale, no lo computamos como error en sí, pero es cierto que con lo rico que es nuestro idioma, se puede variar más.
Algo que he oído mucho últimamente, por ejemplo, son las frases que empiezan con «Y es que» cuando se informa de la causa o consecuencia de un hecho. También sienten predilección por «la friolera de» cuando se anuncia una cantidad elevada.
En cuanto al apartado social y de sucesos, las fiestas que molestan a los vecinos de la localidad X siempre lamentan de que «se prolongan hasta altas horas de la noche/madrugada». Y si hay un accidente, con suerte los pacientes «se encuentran estables dentro de su gravedad» o «presentan heridas de distinta consideración». Además, seguro que en ese lugar del siniestro «se vivieron escenas de profundo dolor».
¿Y cuántas veces habremos oído eso de…?
Según ha podido saber esta cadena; la cadena X está en disposición de confirmar que…; la noticia que les adelantábamos en la cadena X.
Al filo de las 10 saltaba la noticia.
Fuentes bien informadas / fuentes próximas al caso
X puso el cargo a disposición de su partido (en política)
La gente acude a las urnas / Las urnas tendrán la última palabra.
El vehículo quedó convertido en un amasijo de hierros.
La carretera se ha cobrado la vida de X personas durante el pasado fin de semana.
Por expreso deseo de la familia, el funeral se celebrará en la más estricta intimidad.
Los peores augurios se han cumplido.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han detenido esta mañana a X.
La operación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.
Se mascaba la tensión (en periodismo deportivo al narrar un partido)
[Nombre de deportista] brilló con luz propia.
España se cita con la Historia (al hablar de un partido de la selección, por ejemplo)
El gol del [equipo de fútbol aquí] se hizo esperar
El fútbol es así. / Fue un once contra once…
El frío ha llegado para quedarse (periodista modalidad invierno)
El calor ha llegado para quedarse (periodista modalidad verano)
B. La preposición «a»
La preposición a en frases como «Lleva una corbata a rayas que le regalé» es un calco sintáctico importado del francés. Este error se puede subsanar fácilmente con la preposición de en estructuras de «sustantivo + a + sustantivo»:
*una falda a rayas – una falda de rayas
*cocina a gas – cocina de gas
*vehículo a motor – vehículo de motor
*transistor a pilas – transistor de pilas
Sin embargo, sí se admiten construcciones de este tipo en:
expresiones muy arraigadas en español: avión a reacción, olla a presión.
cuando el primer sustantivo es resultado de una acción específica: pintura al temple, bordado a mano.
También encontramos este galicismo en estructuras de «sustantivo + a + verbo», para las que usaremos la conjunción que o la preposición para:
*libros a leer – libros que leer / libros para leer
*casas a construir – casas que construir / casas para construir
*ladrillos a colocar – ladrillos que colocar / ladrillos para colocar
La excepción en este caso se da cuando el sustantivo pertenece al ámbito de la economía o presenta un carácter abstracto (aspectos, puntos, temas, política, doctrina…) y el infinitivo pertenece a ámbitos semánticos del tipo: debatir, tratar, elegir, resolver, etc.
Ejemplos:
los temas a debatir en la reunión
la cantidad a devolver es de…
C. Locuciones latinas
Las locuciones latinas grosso modo, motu proprio, corpore insepulto no admiten preposición.
Lo explicaré grosso modo (no: *a grosso modo)
Lo hizo motu proprio (no: *de motu proprio)
Asistió a una misa corpore insepulto (no: *de corpore insepulto)
No obstante, añadir preposiciones no es un problema de latinismos únicamente. La expresión contra reloj tampoco lleva preposición:
Trabajarán contra reloj (no: *a contra reloj)
D. Gerundio
Tanto en inglés como en francés, el gerundio puede emplearse para indicar no solamente simultaneidad de acciones, sino para marcar que una acción es consecuencia de la otra. Es decir, sirve para marcar la posterioridad de una acción respecto de la otra.
En castellano, la norma no recoge este uso. El gerundio español implica simultaneidad (Hablaba comiendo) o duración (Continúa lloviendo). De esta manera son incorrectas expresiones como: El presidente pronunció un breve discurso, dirigiéndose luego hacia la sede…. Primero pronunció el discurso y después se marchó; las acciones no tuvieron lugar al mismo tiempo.
E. Extranjerismos
Hace unos días, la compañera Paola Turakiewich propuso en twitter el hashtag #extranjerismosinnecesarios y los traductores nos lanzamos cual ave de rapiña a cazar los que más abundan en nuestra lengua. Sorpresa, sorpresa, muchos pertenecen (aunque no sea de forma exclusiva) al mundo periodístico. Incluso la Fundéu le dedicó un post a los extranjerismos innecesarios del mundo de la televisión el año pasado.
He aquí algunos de los que se comentaron:
Extranjerismo
Equivalente español
Amateur
Aficionado
Backstage
Entre bambalinas, entre bastidores
Bestseller
Éxito de ventas
Budget
Presupuesto
Bullying
Acoso escolar
Celebrity
Famoso
Escenario (scenario)
Caso, situación
Hall
Vestíbulo, recibidor
Kit
Juego, equipo, estuche
Meeting
Reunión
Mobbing
Acoso laboral
Pack
Lote, conjunto, envase
Performance
Actuación
Planning
Planificación, programa, programación
Première
Estreno
Prime time
Horario de máxima audiencia
Ranking
Clasificación, lista…
Set
Plató
Show
Espectáculo, función, gala
Talent show
Concurso
Susanna Griso pillada con un extranjerismo (y una expresión facial curiosa) el pasado 22 de junio en Espejo Público
En el periodismo deportivo se utilizan muchos extranjerismos evitables. Aquí os dejo algunos de los que he encontrado en este post:
average: diferencial, promedio o coeficiente
center: pívot o centro
dribbling: regate o gambeta
evento: acontecimiento, cita, acto, presentación o celebración
foto finish: foto de llegada
hat trick: triplete o tripleta
indoor: (competición) en pista cubierta o bajo techo
manager: representante o agente (de un deportista), director, gerente, administrador o apoderado
match: encuentro, partido, partida o combate
míster: entrenador, preparador o técnico
outdoor: al aire libre
playoff: liguilla final, eliminatoria, segunda fase, fase final, serie semifinal, serie final o desempate (golf)
rookie: novato, principiante o debutante en una competición
safety car: coche de seguridad
training: entrenamiento, adiestramiento o perfeccionamiento
tránsfer: pase internacional
warm up: calentamiento o vuelta de calentamiento
En el periodismo de moda, los extranjerismos (sobretodo de origen francés y anglosajón) son recurrentes. Fijaos en estos ejemplos de la revista Elle de julio y de Yo Dona del 23 de junio.
¿»Customizar»? ¿No existe «personalizar»?
Estilo beach. ¿Y «para la playa», «de playa», «playero»?
Man y beauty. ¿Era realmente necesario decirlo en inglés?
Partenaire, workout, barmen… que no compañero, ejercicio y camareros.
Cool, fashionista y shopping. Palabras clave en cualquier revista de moda que se precie.
Snack, workshop y top cuando tenemos aperitivo o picoteo, taller y modelo.
La pregunta del millón es: si existen palabras en español, ¿por qué usamos las inglesas? ¿Por desidia, por comodidad, por ir de cultos, por quedar mejor…?
Para terminar, decidme, ¿hay alguna otra expresión o estructura del lenguaje periodístico que os llame la atención a vosotros?
«El que nunca haya cambiado una «b» por una «v», olvidado una «h» o una tilde o se haya comido alguna que otra letra para acortar una palabra, que tire la primera piedra.» Podría ser una buena frase lapidaria (y nunca mejor dicho).
Profesores, lingüistas, correctores y traductores solemos ser muy tiquismiquis por lo que respecta a la ortografía pero, en realidad, estos pequeños errores ortográficos pueden salir muy caros tanto a los consumidores como a las empresas.
La prueba del delito
El año pasado se publicó un artículo que hablaba precisamente de esto. Un empresario online afirmaba que la mala ortografía le estaba costando millones de libras al Reino Unido.
Charles Duncombe, que dirige sitios web de viajes, teléfonos móviles y ropa, exponía que la mala ortografía es un problema grave para la economía online. Al analizar las cifras de un sitio web, decía, se observa que un solo error de ortografía puede reducir a la mitad las ventas online. Las cifras de ventas indican que las faltas de ortografía disuaden a los consumidores porque recelan de la credibilidad del sitio web. Evidentemente, los textos no se redactan solos y Ducombe hablaba también de las dificultades que tenía para contratar personal que supiera escribir bien.
William Dutton, director del Oxford Internet Institute, reconoce que en algunas áreas informales de Internet, como Facebook, existe una mayor tolerancia y laxitud por lo que respecta a la ortografía y la gramática. Sin embargo, los errores ortográficos en una página de inicio o en una oferta comercial pueden plantear dudas acerca de la confianza y la credibilidad del sitio. «En estos casos en los que al consumidor le preocupan el spam o el phishing, una palabra mal escrita podría suponer un gran problema.»
Y con razón. ¿Quién no ha recibido un email así o se le ha abierto una ventanita de este tipo? ¿No se nota a la legua que es falso? Y eso que no es de los peores. Lo que falla aquí es más bien la construcción de las frases en sí:
El siguiente caso es el más típico: «Si tu línea fue faborecida«, «recorda que tu línea»… Fijaos también en el batiburrillo de lenguas.
Y ya no hablemos solo de phishing. ¿No da mala imagen que una empresa de renombre como FNAC publique textos con faltas de ortografía? Por ejemplo, la siguiente imagen es de una publicidad por email de FNAC el día del libro en Cataluña de este año.
¿Descuente? Aún no entiendo el origen de este error. En catalán es «descompte». De haber pasado por un traductor automático, como el sustantivo «descuento» se corresponde también a la primera persona del verbo, lo más normal sería que hubiera traducido «descompto», pero no la palabra que finalmente salió publicada.
¿Y qué me decís de las faltas que campan por las modernas aplicaciones para smartphones? Me da a mí que algunas vienen del inglés, como en este caso. Refrescos los hay de todo tipo (limón, naranja, cola) pero, no sé vosotros, yo no he probado aún ninguno de «elementos».
¡Si hasta las hay en el tan popular Apalabrados! ¿Felicitaciones? ¿No será «felicidades»?
¿Se entiende el mensaje? Sí. ¿Sangran los ojos? Psé. Pero, ¿no creéis que es muy cutre que se gasten una buena suma en desarrollar y comercializar algo para luego no echarle un vistazo?
Jugando al desconcierto
Aunque no siempre las faltas son despistes. A veces, en la publicidad de las grandes empresas es frecuente el uso palabras coloquiales o juegos de palabras inventadas para agradar a los consumidores. Un ejemplo sería el de 7up “pura refrescancia”:
La palabra «refrescancia» no existe según el diccionario de la Real Academia Española. El problema es que, muchas veces, las personas creen que estas palabras son correctas y las empiezan a utilizar sin saber que tan solo es una técnica de la empresa para llamar la atención. ¿A que aún recordáis lo del ziritione?
Otro caso memorable fue el error que el centro comercial Illa Diagonal, en Barcelona, perpetró en su publicidad en 2002.
Letra blanca. Fondo negro. Fallo garrafal.
Al principio de las rebajas se habló muchísimo de este cartel y al final resultó que habían usado esa falta elemental («revaixes», que no «rebaixes») como reclamo comercial. El mismo centro tuvo que reconocer que respondía a una estrategia de marketing que pretendía que los ciudadanos comparasen la bajada de los precios con la transformación de la «b» en una «v».
A río revuelto…
Sin embargo, estos errores ortográficos (los no intencionados, se entiende) pueden tener su contrapartida, ya que las malas noticias para las empresas se convierten en buenas oportunidades para los consumidores. Por ejemplo, la compañía Typo Buddy encuentra productos ofertados en eBay o en otras webs de subastas y ventas online siempre y cuando el anuncio contenga faltas de ortografía.
Estos anuncios son menos visitados porque no aparecen en las búsquedas debido a sus errores tipográficos (en lugar de «polo Abercrombie» quizá la marca en el anuncio rece «Abercombie» o «Abrecombie» o cualquier otra variante), los productos no suben de precio y así los usuarios de Typo Buddy pueden conseguirlos con un precio inferior.
El futuro
Pues como tantas otras cosas actualmente, lo veo un poco negro. Volviendo al artículo, Ducombe comenta que, al contratar al personal, muchas de las solicitudes de empleo contienen errores de ortografía o muestran una gramática que deja mucho que desear. «Algunas personas incluso utilizan el lenguaje de los sms en su carta de presentación e incluso aquellos que parecían ser capaces de escribir en un principio, al someterles a una prueba escrita y sin acceso a un corrector ortográfico, tuvieron problemas con la ortografía.»
Resulta que en el Reino Unido el 42% de los empresarios no está satisfecho con las habilidades de lectura y escritura de los estudiantes que acaban el instituto (o la universidad, incluso) y prácticamente la mitad ha tenido que invertir en formación para que su personal tuviera una buena base de partida. «Esta situación es un problema real y el gobierno debe hacer de la mejora de la alfabetización básica una prioridad.»
Y ahí voy ahora, como broche final, ¿cómo se come eso en un momento en el que se recorta hasta en educación?
Sé que no es muy original y que en los blogs de traducción es algo recurrente, pero nunca está de más echarse unas risas al ver lo que pasa cuando se usa un traductor automático o no se revisa lo que se hace. Los traductores humanos no somos perfectos pero fiarse únicamente de las maquinitas puede traer problemas.
Encabezando el top 10 propongo el traductor de El Mundo. Aquí hay un pantallazo con tres frases que no tienen desperdicio. No se me ocurre qué variables le han introducido al programa para que traduzca «averiado» con «lost virginity», para empezar. Lo del «duro» tiene cierto pase si tenemos en cuenta los distintos significados de una palabra, algo muy difícil de discernir para un programa y en el caso de «puto amo», ha traducido en el mismo orden palabra por palabra, y ahí está el resultado:
El siguiente tiene que ver con una traducción automática no revisada. Alguien le dio al botoncito de traducir y debió de pensar que lo que le salía en pantalla era la traducción cuando, en realidad, el proceso había fallado. Tough luck!
El siguiente vuelve a ser más de lo mismo. Aquí teclearon directamente «vino», cuando puede ser un sustantivo (la bebida) o una forma del verbo «venir». El programa les proporcionó la segunda acecpión y así se quedó.
El siguiente es uno de mis preferidos, seguro que ya lo habréis visto. No sabía que la plancha era un «hierro chulo». A mí no me lo parece cada vez que me toca abordar la montaña de plancha que siempre termino acumulando…
El siguiente fail tiene que ver, una vez más, con la polisemia. En castellano, «pasar» puede significar tanto «entrar» como «suceder» y el error al escoger el significado adecuado propició el «not to happen» al hacer la traducción inversa al inglés:
Y bueno, este último, ya no sé si se ha traducido automáticamente o lo ha hecho alguien (seguramente la sobrina de alguien que sabe inglés) diccionario en mano y sin fijarse en las palabras que cogía. «¿Entradas ya a la venta? Pues busco «entrada» y la primer acepción es «entrance», ¡ahí lo dejo! A ver, a ver, ¿cómo digo «sin colas»? Busco «cola» y lo primero que me sale es «tail», pues ale.
Reconozco que los traductores somos bastante tiquismiquis en lo que a malas traducciones y faltas de ortografía se refiere, pero es que hay algunas que son «de juzgado de guardia».