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En una reciente boda a la que asistí en Alemania lo más fotografiado por los invitados españoles (además de la feliz pareja) fue el champán que tomamos en el aperitivo. ¿Por qué? Digamos que no tenía un nombre muy elegante.

Más de uno le comentó al camarero, entre risas: «It means fucker in Spanish!». Como golpe de efecto está bien. Quizá tendría su gracia si se comercializara en España pero no quedaría muy fino. Dudo mucho que alguien como la Preysler, que agasaja a sus invitados con montañas de Ferrero Rocher, lo sirviera en sus fiestas.

Y es que la marca que en un idioma es aceptable, puede que no lo sea en otro.

Muchas agencias de traducción ofrecen actualmente servicios de consultoría para comprobar la idoneidad de un nombre comercial, asesorar con respecto al logotipo, el uso de color en el diseño, la transliteración del nombre de la marca, etc. Porque, en efecto, no solo cuenta el nombre, los colores también son importantes. Una marca de productos para lactantes tuvo que cambiar las etiquetas y envoltorios de sus fórmulas infantiles y ponerles tonos dorados para poder acceder al mercado oriental, en especial, el árabe.

Cuando las lenguas son muy distintas, hay que llevar aún más cuidado si cabe. Pienso, por ejemplo, en los idiomas que tienen grafías y caracteres distintos como el chino y el japonés. Como explican en la web de China Briefing: «La conversión de un nombre al chino suele seguir dos protocolos. Típicamente, se logra una traducción literal del nombre original al chino para posteriormente escribirse en caracteres chinos. No es un asunto sencillo en la práctica, dada la existencia de caracteres chinos con idéntica pronunciación. Pronunciar la palabra “gao” en cantonés, por ejemplo, puede referirse a un perro, al número nueve, o al pene. Estos vocablos comparten el mismo sonido, si bien en la forma escrita no tienen nada en común». Hay que llevar cuidado, entonces, al utilizar el caracter apropiado para el sonido correcto porque este tipo de sensibilidad es importante.

Se conocen varios casos de marcas que tuvieron problemas al intentar lanzar al mercado internacional sus productos debido a sus nombres. Seguro que os suenan las siguientes anécdotas del mundo automovilístico:

  • Chevy Nova: en General Motors no tenían ni idea que en español significaba «no funciona»
  • Mitsubishi Pajero: aquí hubo que llamarle Montero porque, en nuestro argot, Pajero nos remite a otra cosa.
  • Toyota Fiera: especialmente controvertido en Puerto Rico, donde «fiera» puede referirse a una mujer vieja y fea.
  • Silver Mist, de Rolls Royce: aunque en inglés suena muy bucólico, en alemán «Mist» significa «excrementos» y «estiércol».
  • Honda quiso lanzar en 2001 el Honda Fit en el mercado asiático, Fitta en el europeo, pero en noruego y sueco «fitta» son los genitales femeninos y al final se decantaron por el nombre Honda Jazz.
  • Nissan Moco, cuyo prototipo, además, era de un color verde peculiar.
  • Mazda Laputa. ¿Imagináis la publicidad de este coche? «Laputa tiene el cuerpo diseñado para soportar impactos frontales» o, refiriéndose a la competencia, «Laputa mantiene el mismo precio». Feo. Muy feo.

En el mundo de la telefonía móvil también encontramos casos de este tipo. El más reciente es el del modelo Lumia, de Nokia, que en castellano significa prostituta o el del HTC Chacha, que tampoco es que suene muy bien.

En este vídeo nos lo resumen a la perfección. ¡Atentos!

También en el apasionante mundo del software informático y las aplicaciones para móviles se han dado casos parecidos. Pienso en, Memeo, por ejemplo, un software de almacenamiento de datos tipo Dropbox.

Veamos ahora otros ejemplos de productos de nombre controvertido en inglés:

Juntar «bum» y «banana» (junto con el gesto lascivo de la fruta) puede que no sea muy adecuado.

Esta marca recuerda vagamente a una palabra muy concreta.

Se puede jugar bastante con estos dos conceptos. «Nuts» es bastante polisémica en inglés.

Esta cerveza de Macedonia no se olvida fácilmente.

Unos panecillos muy cachondos.

Más de lo mismo. ¿Por qué los malos entendidos siempre tienen que ver con cosas sexuales?

Algo que pasa otra vez con estos minidickmann’s.

Patatas faltonas. ¡»Prick» lo serás tú!

Una bebida que esperamos que huela y tenga mejor sabor que el nombrecito que le han puesto.

Sopa de gallo con nombre indigesto por su doble sentido.

Apartándonos un poco del tema de los errores o de los nombres controvertidos, también debemos tener en cuenta las marcas que emplean nombres con doble sentido en su idioma. Es el caso los productos de maquillajes de Benefit. Todos contienen juegos de palabras en inglés o referencias al cine y a la literatura de difícil traducción si se quiere conservar el sentido. No obstante, sus nombres no se han traducido en España (y supongo que en ningún sitio).

Por ejemplo, el producto para tapar poros se llama The Pore fessional (por professional, este es fácil); el corrector, de tono amarillo, se llama Lemon Aid (por lemonade); el iluminador es Watt’s up! (por what’s up y watt, de vatio); el bronceador, Talk to the tan (guiño a la expresión talk to the hand) y los polvos para apagar los brillos del rostro, Matterial girl, juegan con la palabra matt y la popular canción de Madonna.

Puede parecer algo sin importancia, pero cuando hay que traducir los folletos, campañas de publicidad y otros materiales, se hace referencia explícita a los nombres de los productos y eso complica bastante el asunto. En sus campañas hay que ser el doble de creativo.

¿Recordáis algún otro producto de nombre curioso?

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Para saber más: