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Cuando la gente piensa en un traductor automático piensa en esto, una especie de robot que traduce al momento una frase o un texto entero de una lengua a otra.

(De hecho, esto es una instalación llamada ‘bios [bible]’ (2007) de Robotlab que consiste en un robot industrial que escribe la Biblia en papel trazando las líneas caligráficas con una precisión excepcional.)

Pero en realidad se asemeja más a esto otro (y no solo por el error que ha producido al traducir del alemán al inglés):

Como todo, un traductor automático puede ser algo positivo si se usa bien, como un superhéroe hace con sus poderes. Por ejemplo, puede resultar de ayuda para cualquier persona que desee comprender rápidamente (y sin muchas pretensiones) un texto escrito en una lengua que desconoce. Ahora bien, y nunca me canso de recalcarlo: en caso de duda, consulte a un especialista.

Últimamente son muchos los traductores que, con miras a optimizar el trabajo de traducción, emplean también este tipo de programas. Por ejemplo, existen programas que se pueden usar conjuntamente con Trados, como el GT4T, que permite hacer una pretraducción del segmento con Google Translate.

No obstante, para entregar un producto de calidad, la interacción hombre-máquina debe seguir (idealmente) unos parámetros: preedición, edición interactiva y postedición. En la fase de preedición, el traductor revisa el texto que se va a traducir antes de que éste lo introduzca en la máquina con el fin de resolver ambigüedades que puedan existir en el texto. La edición interactiva consiste en realizar la traducción de manera que, durante el proceso, la máquina entregue opciones al traductor para que éste determine la mejor solución en cada caso. Finalmente, la postedición consiste en “corregir” el producto resultante del programa de TA, y es una de las fases más usadas en los diferentes programas que existen en el mercado. Esto último es esencial si no se quiere meter la pata hasta el corvejón.

Tipos de traductores automáticos 

Hay que matizar que no todos los traductores automáticos son iguales. Según M. Isabel Diéguez (cuyos estudios sobre los errores y los aciertos de los sistemas de TA son dignos de leer y se han tomado de base para el post) hay que distinguir los tipos de programas:

  1. Sistemas autónomos que requieren una edición posterior del texto traducido a cargo de un traductor humano;
  2. Sistemas interactivos, ya sea de TA asistida por el usuario o traducción manual asistida por el computador, y
  3. Sistemas más independientes, entre los cuales podemos destacar los sistemas de gestión de bases de datos terminológicos, los programas de vaciado automático de términos y los programas de TA dotados de un módulo de terminología.

La calidad en el punto de mira

En lo referente a la calidad, se han hecho estudios comparativos de diferentes programas de TA cuyos resultados no son del todo alentadores en comparación con la calidad que presentan las traducciones hechas por el traductor humano, evidentemente. Algunos investigadores reconocen que la calidad del producto de un programa de TA depende fundamentalmente de variables como la cantidad y grado de fiabilidad de la información terminológica que el programa contenga (básico). En otras palabras, reconocen que la calidad aumenta en la medida en que el programa cuente con un glosario general y con varios microglosarios especializados según áreas temáticas.

Además, está claro que no es lo mismo un traductor en línea como Babelfish, Bing, que el traductor de El Mundo (aprovecharon el software de Reverso), el de Google Translate o el de Systran.

Errores típicos

Algunos de los errores más típicos, según se recogen en este estudio de Esperanza Alarcón, son:

  1. Imprecisiones terminológicas (estos programas suelen contener el vocabulario más general y no contemplan los términos más especializados que, además, pueden variar de una rama a otra)
  2. Falsos sentidos
  3. Sinsentidos
  4. Palabras sin traducir (a veces se dejan en la lengua original aquellas palabras que no se encuentran recogidas en el programa o bien si contienen erratas)
  5. Repeticiones
  6. Alteración del orden de las palabras
  7. Uso incorrecto de las preposiciones (pasa mucho con el «à» del francés)
  8. Uso incorrecto de los tiempos verbales
  9. Traducción incorrecta de la doble negación en francés y catalán
  10. Calcos sintácticos y léxicos de la LO
  11. Extranjerismos innecesarios
  12. Alteración de la puntuación

Casos reales

Las mayores barbaridades que he observado se producen especialmente en lenguas muy cercanas, por ejemplo el castellano y el catalán. En estos casos me parece que el motivo principal son las prisas y la desidia porque no se entiende que se produzcan fallos garrafales como los que se recogen a continuación.

Veamos la siguiente fotografía. Es el escaparate de una panadería y entre los tipos de pan está el «pa engonals» que, en español sería «pan inglés». Por lo visto teclearon «pan ingles» (así, sin acento) en el traductor de Google y creyeron a pies juntillas en la propuesta del programa.

En el caso siguiente el error se debe a que el programa no distingue entre palabras polisémicas si no se da un contexto claro e incluso a veces a pesar de tenerlo. «Empeño» en castellano es (según la RAE) la «acción y efecto de empeñar un objeto» o bien «deseo vehemente de conseguir algo», entre otros significados. Pues bien, a la hora de trasvasar su sentido al catalán, este establecimiento ha optado por el segundo significado, que no tiene ningún sentido aquí. La palabra adecuada seria «empenyorament». Además, en el escaparate se mezcla el castellano y el catalán, pero eso es otro tema.

Ocurre tres cuartos de lo mismo en el siguiente adhesivo en un escaparate de una tienda de ropa. Se supone que regalan una bolsa para la playa pero al traducirlo literalmente (me niego a pensar que lo ha traducido una persona) ha quedado en «borsa», que en catalán equivale a «la Bolsa».

En las cartas de los restaurantes abundan este tipo de errores que huelen a traducción automática. Este es de juzgado de guardia:

Los callos (de vaca, ternera o carnero) han pasado a ser callos (de pies humanos) en esta carta. ¿Da miedo o no?

Para terminar os dejo unos pantallazos de la técnica «depurada» que tiene Microsoft en cuanto al uso del traductor automático en su página. Este es el original:

Y esta la versión castellana del Knowledge Base hecha con un TA:

Al menos tienen la decencia de avisar de que se trata de una traducción automática y que «no garantizan la calidad lingüística de las traducciones». Algo es algo, pero podrían contratar a un traductor de carne y hueso, ¡leñe!

Y, como no, veamos lo que hace Google:

¡Sin palabras! Google Translator sí es un buen bicho…

Y a los compañeros traductores os pregunto: en vuestro trabajo ¿TA sí o TA no?

¡Hasta la próxima!

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Para saber un poquito más: