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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Publicaciones de la categoría: Errores

Revisa que algo queda

10 lunes Ene 2022

Posted by enlalunadebabel in Errores, Recursos, Traducción, Vida traductoril

≈ 1 comentario

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aprender a traducir, recursos, revisión, revisión de traducciones

Hables con el profesional que hables, te contará su forma de trabajar para hacerle llegar el texto final al cliente lo mejor posible. No hay métodos infalibles, pero sí una regla de oro: revisar bien una traducción antes de entregarla.

No es la primera vez que hablo de revisión por aquí, puesto que ya abordé el tema en este artículo (con recursos fantásticos) y también hay consejos valiosos en este otro. Sin embargo, hoy vengo con una lista abreviada y directa al grano.

Este es mi camino:

✒️ Traducción (donde ocurre la magia). Para los encargos con Word, algunos trucos que van muy bien para ahorrarse trabajo después son los siguientes:

  • Escribir siempre con la función «Mostrar todo» habilitada te permitirá evitar la mayoría de errores de formato. Se activa pulsando el calderón (¶).
  • Memorizar los atajos de teclado más útiles. Puedes incluso configurar el teclado para asignar números sencillos a ciertos símbolos frecuentes.
  • Automatizar las palabras que siempre (o casi siempre) escribimos mal. Me pasa con «tambine» o «entocnes», por ejemplo. Si sabéis con qué palabras falláis más, utilizad el autocorrector para memorizar estas formas erróneas y que las cambie automáticamente por la forma correcta. En literaria, te será muy útil asignar «atajos» para aquellos personajes con nombres largos o complicados (que escribas Sch y te lo cambie directamente a Schwarzenegger, por ejemplo).
  • Controlar el uso de las comillas. La secuencia es la siguiente: «…“…‘…’…”…». Es más complicado retocarlo todo de un plumazo después.

✒️ Corrector de Word (básico). Eso sí, ojo con aceptar a ciegas porque puede ser que algún cambio no sea pertinente. Si trabajamos con alguna herramienta de traducción asistida, hay que usar la función de revisión también. La mayoría la llevan integrada ya, pero hay aplicaciones adicionales para hacer el control de calidad y corregir incoherencias, como Xbench.

✒️ Sugerencias de LanguageTool o mystilus: No está de más una segunda opinión para valorar si hay demasiados «pero» que podrían ser un «sin embargo», entre otros posibles cambios. Son aplicaciones ideales si las tienes integradas en el mismo Word.

✒️ Quitamanchas del Dr. Macro: Una macro fantástica para eliminar espacios dobles, colocar bien los espacios duros después de una cifra, etc.

✒️ Relectura: Hay cosas que solo puede captar el ojo humano y, sobre todo, el ojo entrenado del traductor y corrector. Y porque después de haber hecho algunos cambios, lo mejor es cerciorarse de que todo queda bien cohesionado.

¿Qué te parece? ¿Cuáles son tus pasos? ¿Me recomiendas alguna otra herramienta? ¡Hasta la próxima!

Donde dije «dijo»

02 lunes Jul 2018

Posted by enlalunadebabel in Errores, Inglés, Lengua española, Literatura, traducción literaria

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dijo, estilo, Luis Magrinyà, said is dead, said is not dead, traducción editorial, traducción literaria, verba dicendi, verbos de habla

Para mi cumpleaños unas amigas me regalaron el libro Las brujas de hoy no necesitan escobas para volar de Elisa Mayo. Me juraron y perjuraron que no era una indirecta, que conste. El caso es que, a pesar de que la prosa era fresca y divertida y es de esas historias que no requieren mucha atención, había algo que me fastidiaba. Os pongo algunas frases escogidas al vuelo de las primeras páginas:

—Y deja de decir palabrotas, por favor —sentencio.

—Mamá, por favor… —me quejo.

—Ni mamá, ni momó —le riño con la boca llena.

—A mí me da igual que me insulten —interviene Adrián.

—¿Otro con un palo metido por el culo? —rebufa Deva.

—Le hace falta una mano de modernización —expone Lourdes.

—Si hubieras aceptado el puesto de directora, no tendrías que trabajar ese día —se burla. Qué gracioso.

—Mamá, estoy afuera —aviso.

—Eh, ni se os ocurra —les advierto.

¿Os ha pasado como a mí? A lo mejor soy muy tiquismiquis, pero esos verbos de habla o dicendi me suenan más a intentos de evitar el verbo «decir» que a otra cosa. Ser preciso está muy bien, pero en este caso a mí me ralentiza la lectura. De algún modo creo que estamos bastante acostumbrados al «decir» y no nos molesta tanto una repetición. Una cosa es que solo uses este verbo y otra que intentes buscar sinónimos constantemente.

Además, fijaos en este fragmento de contestaciones sucesivas:

—Os voy a dar pal pelo —amenazo.

—Tú y ¿cuántas más? —se burla el rubio.

¿No os parece que los verbos de habla son superfluos? Es repetir machaconamente una misma idea. «Dar pal pelo» ya nos sugiere amenaza, aunque cómica, y la respuesta es socarrona de por sí. ¿Qué ganamos con la puntilla?

Recuerdo haber leído hace tiempo un artículo de un bloguero norteamericano que decía (contaba, explicaba, sugería, defendía) esto mismo a raíz de una infografía que corría por aquel entonces titulada «Said is dead». He buscado un poco y he encontrado algunos artículos más sobre el tema:

«Before my most influential college writing class, I LOVED to end dialogue with words like questioned, grumbled, or stammered. I thought I was being original and unique. I thought I was making my novel stand out from all those writers who stuck to said and asked».

Porque eso parece en un principio, ¿verdad? Vamos a darle color al texto, que no quede tan soso ni repetitivo. En el fondo, es como si quisiéramos demostrar cuánto vocabulario tenemos.

En esta entrada, Shelby da tres motivos para explicar por qué dijo no está muerto:

  1. Said es más corto y conciso. Cuando la longitud es importante, mejor guardarse las palabras para desarrollar a un personaje o detenerse en una descripción. Y si está en un subtítulo ya…
  2. Los lectores están acostumbrados a said y, por lo tanto, cualquier variante los ralentizará. ¿Veis? Como me pasó a mí. «As a reader, when I see a bunch of dialogue and I know who is speaking, I rarely bother to read the dialogue tag. I want the words. I want the action. As a writer, if readers aren’t going to read the dialogue tag, it can be a waste of time and energy to think of another word other than said».
  3. Cambiar said no tiene tanta fuerza como cambiar el diálogo. En lugar de poner todo tu empeño en cambiar ese said o ese dijo, da un mayor golpe de efecto captar el tono o el sentimiento de las palabras en el diálogo en sí. Por ejemplo:

“I tried to tell you. But you sent me to my room.” I stammered.

“I tried…I tried to tell you. But you…you sent me…you sent me to my room.” I said.

En la primera, no sabes que el personaje tartamudea hasta que lees la frase entera y puede que tengas que releerla, incluso. En la segunda, experimentas el tartamudeo al leer la frase y el diálogo tendrá más empaque.

¿Y qué tiene que ver esto con la traducción? Pues todo, porque parece que nos veamos obligados a traducir esos said con repuso, convino, arguyó, defendió, masculló y un largo etcétera por variar y por dejar bonito el texto y no siempre hacen falta florituras. Como ya sabéis, todo depende del contexto, pero son muchas las tipologías textuales que no necesitan esta profusión de sinónimos porque acaban entorpeciendo.

Luis Magrinyà, en la página 53 de su Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor (Debate, 2015), lo explica muy bien: «En resumen, se tiende a confundir la disponibilidad con la sinonimia. Tenemos la sensación de que así nuestro estilo es más “rico” y “expresivo”. No vemos que lo que estamos haciendo en realidad es delatar nuestro gusto por el floripondio, o las rémoras de nuestras redacciones escolares, al anteponer la profusión a la exactitud —recia característica de la literatura patria— ¡incluso en una acotación der diálogo! Tampoco parece que nos demos cuenta de que el recurso continuado al uso de presuntos sinónimos “para variar” acaba siendo tan cantoso como si hubiéramos repetido infamemente unos cuantos dijo».

Hablando de verbos de habla cantosos, Magrinyà da algunos ejemplos muy bestias:

—Bastante tiempo ha vivido usted gratis —rebuznó el administrador celoso.

—Y si quieres más —mugió el intruso […]—, ¡toma! ¡Y toma!

—¡Pero si no ha sucedido absolutamente nada, mi querido señor extranjero! —trinó Celeste.

—¡Yo no! ¡Yo me quedo! —bramó Leonardus desde su camarote.

—¡Cállese, vieja! —ladró de vuelta el militar.

Podría extenderme más, pero os recomiendo fervientemente que le echéis un ojo a este libro, puesto que encontraréis algunas fórmulas para evitar errores y pulir el estilo de vuestros textos, sean traducciones o no. Así seguro que (y me incluyo) nos lo pensaremos dos veces cuando recurramos a verbos como espetó, masculló y similares o, por lo menos, investigaremos bien cómo usarlos y no redactaremos un híbrido como el que Magrinyà nos presenta en su libro:

Aquél se sintió molesto y le espetó entre dientes:

—¿Pasa algo?

¿Cómo podemos espetar (soltar, decir algo con brusquedad y contundencia) y mascullar (hablar entre dientes o pronunciar mal las palabras de modo que casi ni se entiende) a la vez?

En definitiva, la riqueza léxica está muy bien y es algo que en este blog he defendido muchas veces, pero evitemos los floripondios innecesarios.

***

Bibliografía y otros puntos de vista:

  • Magrinyà, Luis. Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor. Debate, 2015. [enlace de afiliado]
  • 3 simple reasons why said is not dead
  • Said is NOT dead
  • Cómo evitar el verbo decir en los diálogos
  • Verbos dicendi, declarativos o del habla

Errores en traducción editorial y cómo erradicarlos

22 lunes May 2017

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, corrección, Documentación, english, Errores, Inglés, Lengua española, Traducción, traducción literaria

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aprender a traducir, corregir textos, directrices traducción, errores al traducir un libro, errores de traducción, mejorar como traductor, ortotipografía, ortotipografía para traductores, traducción editorial, traducir diálogos

Hace tres años tuve la oportunidad de tener a mi primer alumno en prácticas. Recuerdo lo perdidos que íbamos los dos, pero también las ganas de aprender mutuas. Desde ese 2014 he tenido a varios alumnos más y juntos hemos descubierto muchas cosas. De alguna manera, con ellos he rememorado la etapa universitaria y he entendido sus miedos y frustraciones, su incertidumbre ante el futuro que les espera, pero también he aprendido con ellos y he visto otras formas de pensar y de enfocar un texto.

El trabajo de un tutor empresarial de prácticas va mucho más allá de pasar traducciones. Me gusta pensar que puede establecerse una relación personal y profesional duradera; en mi caso, hay alumnos con los que sigo contando para algunos encargos. Al final somos una mano amiga que les ayuda a la hora de dar el salto profesional.

Sin embargo, durante estos años también me he dado cuenta de que hay errores recurrentes que se cometen al principio de la andadura profesional y por eso he decidido recopilarlos en esta entrada. Y como ya sabéis que no me gusta que mi experiencia sea única o vaya a misa, he contado con la colaboración de Devadip Rivero y Gorinkai Rivas, ambos correctores, que le han echado un vistazo a estos errores y sus recomendaciones. Todos los ejemplos que encontraréis aquí son reales y para que no caigan en saco roto, también veréis enlaces para cotejar la información. Los encargos han sido principalmente de traducción editorial de novela juvenil y también de romántica contemporánea.

Así pues, ¡empecemos! Y espero que os sea útil a los que estáis empezando.

1. ERRORES DE FORMATO Y ORTOTIPOGRAFÍA

Cuando planteo una práctica, suelo redactar un pequeño texto con la información de la obra y los requisitos formales. Igual que sucedería con una traducción que nos encarga una editorial, es importante seguir las directrices que nos marcan sobre todo en cuanto al formato (tipo y cuerpo de letra, interlineado, sangrado, separación de escenas dentro de un capítulo) y al tono, estilo, etc. Y siempre les digo que, si la editorial no nos las marca, hay que preguntar: así lo hacemos bien desde un principio y no hay que retocarlo todo al final.

Muchas veces los alumnos pasan por alto estas directrices y luego hay que hacer un repaso doble para dejarlo como conviene. Sin embargo, este punto en sí no es tan problemático como lo es la ortotipografía y la traducción de los diálogos.

Un error recurrente es calcar siempre la aparición de la cursiva inglesa. Dependerá del contexto, evidentemente, pero muchas veces podemos optar por el entrecomillado con comillas angulares («»), que no inglesas (“ ”), que también es un error clásico. Hay que tener en cuenta que la cursiva enfática del inglés no es tan frecuente en nuestro idioma, sobre todo al marcar los pronombres personales: She did it.

Como comenta Gorinkai, en un texto literario es incorrección. En científicos, técnicos, libros de texto, etc. tiene su utilidad porque se trata de transmitir información claramente o recalcar puntos clave; en literaria tiene usos muy específicos y el énfasis no es uno de ellos. Hay que buscar otras fórmulas de énfasis. No es pecado alterar levemente el texto con ese fin (convertir un «what?» en «¿pero qué dices?» y trucos así).

No vale pensar «eso ya lo arreglará el revisor o el corrector de pruebas». No dominar esas cosas es un buen sistema para que no te encarguen más trabajo. Si se carga a los correctores con una montaña de minucias se les pueden escapar cosas más gordas por saturación, cuanto más correcto ortotipográficamente salga el texto de manos del traductor, mejor (y más imagen de profesionalidad se da).

Como decía antes, los diálogos son otro gran escollo. Yo me aprendí las directrices fijándome bien en novelas escritas en español y con manuales como el de Ramón Sol (Manual práctico de estilo. Urano, 1992).

No hace mucho, hice esta infografía con los usos principales con verbos dicendi, los verbos de habla, comparándolos con una versión original en inglés. Os la podéis descargar en PDF si queréis.

Aquí falta añadir el caso en el que el inciso no empiece por un dicendi. En estos casos lo mejor es cerrar con un punto la intervención y luego escribir el inciso empezando con mayúscula:

—Ven. —Me hace un gesto con la mano—. No tengas miedo.

Otra opción, si queremos que la primera intervención siga después del inciso (no con punto final sino con una coma, que irá detrás de la raya):

—Ven —me hace un gesto con la mano—, no tengas miedo.

No obstante, Gorinkai dice «yo intento evitar construcciones así porque estéticamente me resulta poco agradable ese «me hace» en minúscula no siendo un dicendi y habría usado la primera opción (al hacer una pausa con el inciso podemos considerar que separa dos oraciones independientes separadas con punto), o una reordenación». Esta opción quedaría así:

Me hace un gesto con la mano.

—Ven, no tengas miedo.

En cuestión de diálogo es importante recalcar que se escriben en líneas distintas. No van pegados al texto:

EN: He looked at me. «You must be starving.»

No reproduciríamos así:

Me miró. —Tienes que estar muerta de hambre.

Sino así:

Me miró.

—Tienes que estar muerta de hambre.

Y cuando una misma persona habla sin parar en varios párrafos, solo ponemos la raya en la primera intervención. Luego marcamos los otros párrafos con la comilla angular (»). De lo contrario parecerá que es otra persona la que habla, con lo que transformaremos un monólogo en diálogo. Lo explica muy bien Jimena Licitra en este artículo del blog de Cálamo y Cran.

La raya también se usa mucho en literaria con otro valor y no solo el de marcar un diálogo. Inglés y español coinciden en usarla cuando se hace un inciso en medio de una frase. En español, con las rayas pegadas siempre al inciso.

En cuanto a usos divergentes está el siguiente: en inglés acota incisos que son explicaciones, recapitulaciones o enfatizaciones y no se cierran si la frase termina con un punto. Para este uso, el español usa otras marcas: dos puntos, coma, punto y coma o puntos suspensivos. Reproduzco ejemplo de López Guix y Minett, autores del Manual de traducción inglés-castellano:

Ej. 1

EN: Ives, Stravinsky, and Bártok —these were the composers he most admired.

ES:  Ives, Stravinsky y Bártok: estos eran sus compositores más admirados.

Ej. 2

EN: «I ‘rite terribly little —about three poems a year,» Mr Larkin says.

ES: —Escribo poquísimo… unos tres libros al año —afirma Larkin.

Y también se usa en inglés para marcar la interrupción del discurso o la omisión de parte de una palabra. En español, esta omisión suele marcarse con puntos suspensivos. Otro ejemplo de López Guix y Minett:

EN: «Hello, Tim. It’s Dr. Thompson calling you back. If you’d—»

ES: —Hola, Tim. Soy la doctora Thompson. He recibido su llamada. Si quiere…

En general, pues, no se copian los signos de puntuación del TO. El español tiene reglas propias y hay que saber usarlas. Se dan errores como el de colocar la coma antes de «y» en oraciones coordinadas que comparten sujeto. Ej.: Fui con Paloma, y estuve encantado todo el rato.

La Oxford comma también es un error frecuente en enumeraciones. Lo que en inglés es «one, two, and  three»  debe quedar «uno, dos y tres». Muchos calcan esa coma y es fallo gordo.

 

2. EXCESO DE POSESIVOS

Cierto es que en inglés siempre queda clarísimo quién hace qué —algo especialmente útil en erótica cuando estás traduciendo una postura en especial— y que los posesivos y las partes del cuerpo son un binomio imprescindible. En castellano no sucede lo mismo. Hay momentos en que echamos de menos esa versatilidad que no nos da el «su», sí, pero evitemos emplear los posesivos cuando traduzcamos algo así:

EN: «Give me your hand.»

ES1: —Dame tu mano.

ES2: —Dame la mano.

López Guix y Minett lo dejan claro en su manual: el inglés hace un uso inflacionario de posesivos (The woman, in fact, holds her hands by her sides and tilts her head at an angle of five and a half degrees. Her hair falls just to her shoulders). En español hacemos un uso más reducido, solo cuando es necesario denotar posesión (En realidad, la mujer tiene las manos junto al cuerpo y ladea la cabeza en un ángulo de cinco grados y medio. El pelo le llega a los hombros).

 

3. REPETICIÓN DE NOMBRES PROPIOS 

En general, el inglés tolera mejor las repeticiones. Es preferible usar pronombres cuando se pueda u omitirlos si fuera suficiente con la adjetivación.

En los diálogos hay que pasar la podadora abundantemente, dice Gorinkai, y coincido plenamente. Siempre digo que es donde convergen la traducción editorial y la audiovisual. Los diálogos tienen que sonar naturales y creíbles.

EN: «Look, Frank, maybe…»

ES: —Mira, quizá… (Frank ya sabe que le están hablando a él; nosotros no tenemos la costumbre de estar repitiendo todo el rato el nombre de nuestro interlocutor, así que trasladar los nombres crea diálogos nada naturales).

Y lo mismo sucede con los pronombres personales. En inglés la presencia del pronombre personal es obligatoria en función de sujeto, pero en español suele ser innecesario gracias al morfema que indica persona en el verbo. Lo explicitamos para deshacer ambigüedades o dar un valor enfático o expresivo.

 

4. ERRORES ORTOGRÁFICOS, GRAMATICALES O DE SINTAXIS

Veamos en este primer cajón de sastre algunos de los errores comunes en cuanto a gramática, sintaxis y ortografía:

  • Muchas traducciones abusan de las oraciones pasivas tan típicas del inglés. «Fue diagnosticado de cáncer» será más natural expresado así: «Le diagnosticaron cáncer». Gorinkai añade en este punto: «el uso de la pasiva es un buen recurso para dar tono arcaizante en novelas de ambiente medievaloide, pero que se quede en esas».
  • Aún así en la mayor parte de los casos es «aun así».
  • Las comas del vocativo son las grandes olvidadas.
  • Hay confusión con la coma antes y después de «pero» y «sino».
  • Y también hay confusiones con las comas antes de las subordinadas: ya que, puesto que, aunque, etc.
  • «Quizá» y otras oraciones que indiquen supuestos, ruegos, deseos, posibilidades van con subjuntivo. Ej.: Quizá es buena idea. Quizá sea buena idea.
  • OR en inglés con valor de negación es NI en español. Ej.: No fui al cine, ni al teatro ni a playa. Ojo a un detalle importante de intercambio de conjunciones. Muchas veces, lo que en inglés es «A and B», en español debe ser «A o B», y un «A or B» debe ser «A y B». Hay que vigilar bien los contextos.
  • No abusemos de adverbios terminados en -mente: rápidamente y lentamente, p. ej., pueden ser deprisa y despacio. En inglés suele haber profusión de adverbios terminados en -ly, pero en español hacemos un uso más moderado de los adverbios terminados en -mente.
  • Evitemos también las redundancias del tipo: ¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que te dijo? Podemos ser más directos con: ¿Qué quieres? ¿Qué te pasa?

 

5. CALCOS, FALSOS AMIGOS Y AUTOMATISMOS VARIOS  

¿Por qué eso de automatismos? Aunque es cierto que los errores siguientes pueden deberse a un desconocimiento del idioma del TO, creo que también pueden darse casos motivados por las prisas, por no cotejar y por dejarnos llevar por lo que nos sale primero (tal vez porque se parece al inglés, en este caso).

Veamos algunos de estas palabras o expresiones que nos dan algún quebradero de cabeza que otro:

  • Able to: no siempre es «ser capaz de» sino simplemente «poder».
  • At the end of the day: no es al final del día, sino «al fin y al cabo».
  • Builders: no es «constructores». En inglés, builders suelen ser los albañiles. En castellano reservamos «constructor» para el dueño de la empresa que rara vez se ensuciará las manos.
  • Can feel, can hear, can see…:En lugar de «poder sentir, etc.» bastaría con «oír, sentir, etc.». Muy importante a la hora de dar naturalidad a los diálogos. «Can you hear me?» jamás será «¿Puedes oírme?» sino «¿Me oyes?».
  • Collapse: no es colapsar sino derrumbarse, desmoronarse, caer, etc.
  • Devastating: en español se dice devastador para una catástrofe normalmente relacionada con la naturaleza: «El terremoto tuvo efectos devastadores». No se usa para sentimientos, aunque en inglés utilicen devastating o devastated. Ej.: «Me dijo unas palabras devastadoras» o «Me sentí devastado/Fue devastador». MEJOR: «Me dijo unas palabras muy duras» y «Me derrumbé. Me sentaron muy mal/Estaba desolada».
  • Dramatic: solo en ciertos contextos es «dramático». Más a menudo suele tener el sentido de «espectacular» o algo igual de superlativo.
  • Emotions: vamos directos a «emociones» y nos olvidamos de «sentimientos», que seguramente refleja mejor el sentido. Y este caso nos lleva a un clásico: Sense and Sensibility, que no es Sentido y sensibilidad, sino Sensatez y sentimiento.
  • Expresiones de tiempo: in a minute, [I haven’t seen him] in a year y similares. Seamos específicos con: desde hace, durante, dentro de.
  • Give me a minute, wait a minute, etc.: en español esperamos un momento, un rato.
  • Hear/listen y oír/escuchar. Aquí le cedo la palabra a Xosé Castro: «Cada vez se usa más el segundo verbo con el sentido del primero. Como dice el lexicógrafo Martínez de Sousa, para oír sólo es necesario tener oídos sanos, pero para escuchar, debe prestarse atención, debe «querer oírse». García Yebra lo resuelve al recordar una anécdota que le sucedió mientras daba una conferencia: «En cierto momento, se levantó una señora que estaba al fondo del aula y dijo ‘Señor García, aquí atrás no se le escucha’.» García respondió: «Si han venido a la conferencia es porque me escuchan, lo que ocurre es que no me oyen». Estos son unos ejemplos de mal uso extraídos de la prensa española de esta semana: Se escucharon unos disparos. / Podían escucharse voces supuestamente fantasmales».
  • Ironically: muchas veces se traduce automáticamente como «irónicamente» cuando es «paradójicamente». Diferencia entre ambos. Paradójico = algo que parece no tener lógica; irónico = dicho con burla, sorna, sarcasmo. Que nieve en primavera es paradójico, pero no irónico (no hay sarcasmo).
  • Need: no siempre es necesitar. De hecho, suele referirse a «tener que». We need to talk = tenemos que hablar. *Necesitamos hablar.
  • Office: cuando se refiere a toda la planta de la empresa o a toda la empresa es «oficina», pero cuando se refiere a la habitación de uno de los empleados es «despacho». Ej.: Hoy fui a trabajar a la oficina y al llegar vi que me habían cambiado a un despacho más pequeño.
  • Once, como en once I got his attention, que en lugar de «una vez tuve su atención», muy calcada, es mejor usar un «cuando» o «en cuanto».
  • Realize: no siempre es «darse cuenta de que». Esta expresión se usa muchísimo en estas novelas, conque conviene buscar sinónimos e incluso fijarse mejor, ya que a veces ni siquiera significa «darse cuenta de que». Observar, fijarse en, percatarse de que, etc.
  • Share: se calca con «compartir» cuando muchas veces nos referimos a «contar», «explicar», etc.
  • Slide: mejor no traducirlo por «deslizar» (o no constantemente). Ej.: *Deslizó su mano por debajo de mi ropa interior. Mejor: Introdujo/metió la mano por debajo de la ropa interior.
  • The fact that: la traducción literal es «el hecho de que», pero este circunloquio sobra la mayor parte de las veces. Ej.: El hecho de que= Que Juan apareciera en mi casa…

Y ya que antes hablábamos de cosas superlativas, ¿no os parece que los diminutivos y superlativos han desaparecido de las traducciones? Se tiende muchas veces a calcar directamente y usar «pequeño» o «grande», cuando podemos encontrar soluciones mucho más creativas.

EN: I’ve got a big problem

ES1: Tengo un gran problema.

ES2: Tengo un problema gordo. / Tengo un problemón.

 

6. REFERENCIAS CULTURALES

Cuidado con falta de documentación. Sé que es una asignatura que no suele hacer gracia en la carrera, pero es muy útil al trabajar. Hay que buscar todo lo que nos chirría. La única solución a largo plazo para este tipo de errores es culturizarse mucho, leer (por vicio) en inglés, ver las películas y las series en V.O… Cuanto más conozcamos la cultura fuente menos caeremos en esos fallos (a veces es cierto que no se puede uno documentar si ni siquiera sabe que hace falta documentarse).

Ej. 1

Aquí tenemos una referencia clara a la universidad de Brown. La mayúscula nos tendría que haber dado una pista:

EN: “I have this old Brown T-shirt that was stuffed in my gym bag.”

ES1: —Tenía esta camisa marrón y vieja en la mochila del gimnasio

ES2: —Tenía esta vieja camiseta de Brown en la mochila/bolsa del gimnasio.

Ej. 2

Los alimentos, productos de higiene y similares también pueden suponer un problema. Siempre dependerá del contexto, claro, pero debemos evitar traducirlos por una marca española que nos pueda sacar de la novela. ¿Sería creíble hablar del arroz La Fallera o de la harina Hacendado en un supermercado de Boston? Pues eso. Lo esencial, no obstante, es saber qué son para evitar meteduras de pata.

Veámoslo en este fragmento original:

El refresco (soda) del que hablan es una lata de Dr. Pepper que sirve de tema de conversación entre los protagonistas. La estudiante lo resolvió de esta manera:

Traducido así, parece que la protagonista ha comprado una Coca Cola y una barrita energética de marca Dr. Pepper. En un principio no parece que afecte mucho a la historia, pero es un error de interpretación del original. Una sencilla búsqueda en Google nos dice que Dr. Pepper es un refresco.

 

7. PROBLEMAS CON LA FRASEOLOGÍA

Veamos algunos errores al trasvasar ciertas expresiones, frases hechas o modismos:

1. With a vengeance: no es «con venganza» sino «con ganas, con fuerza, a lo grande». Por ejemplo, una frase que no tiene nada que ver con la venganza: I thought I’d lost that cold, but it came back with a vengeance! I feel terrible!

2. Hand it to someone: otro gran desconocido. Y fijaos también en el uso de esa raya en inglés.

EN: I had to hand it to her, though—she gave a good sales pitch.

ES1: Tuve que darle la mano —dio un buen discurso sobre ventas.

ES2: Tenía que reconocerlo: había dado un buen discurso de ventas.

3. Get the best of someone no es recibir lo mejor de alguien. Veamos el siguiente ejemplo real con un poco de contexto: el protagonista va hecho unos zorros.

EN: «It was a bear,» Kol says. «I guess it got the best of me.»

ES1: —Ha sido un oso —dice Kol—. Supongo que se ha llevado lo mejor de mí.

ES2: —Ha sido un oso —dice Kol—. No he podido con él // Ha sido más fuerte que yo.

4. Otras expresiones que a veces se calcan son las de can’t…, que no se pueden traducir literalmente:

  • Can’t be bothered: no molestarse, no dar la gana.
  • Can’t help: no puedo evitar/es superior a mí.
  • Can’t get enough: no me canso de.
  • Can’t tell the difference: no distingo, no veo en qué difieren.

 

8. PROBLEMAS CON LA INTERPRETACIÓN GENERAL DEL ORIGINAL

A veces entra en juego el desconocimiento del inglés, ya sea porque no hemos visto jamás una palabra o giro determinado, o porque esa expresión se parece mucho a otra que sí conocemos o porque se trata de una palabra polisémica y tal vez tiene un sentido distinto al más habitual. Ante algo así, para empezar, hay que leer mucho en inglés (o en alemán o francés o el idioma desde el que traduzcáis) para ir ampliando el vocabulario. Y, una vez más, es necesario fijarse siempre en el contexto.

Si dudamos, recurramos a un buen diccionario, sea monolingüe o bilingüe, pero sabiendo buscar bien. No nos podemos quedar con la primera acepción. Un buen monolingüe nos dará toda la información relativa al término y un buen bilingüe ofrecerá buenos ejemplos que nos ilustren las diferentes traducciones de la palabra.

Veamos algunos ejemplos reales de errores de traducción por polisemia:

Ej. 1 

Draw no es solo dibujar, tiene muchas acepciones. En el siguiente ejemplo, además, va acompañado de preposición. Puede significar sacar, extraer, suscitar y hasta desenfundar si es un arma.

EN: His kiss is searching; it holds a question and hi slips move over mine as if he intends to draw out my answer.

ES1: Su beso es minucioso, contiene una pregunta y sus labios se mueven por los míos como si intentara dibujar una respuesta.

ES2: …como si quisiera sonsacarme/obtener una respuesta.

Ej. 2

EN: But fear hovers over me, like a shag that won’t fly far away from its young.

ES1: Pero el miedo se cierne sobre mí, como un cormorán que no vuela lejos de su juventud.

ES2: …como un cormorán que no vuela lejos de sus crías.

Ej. 3 

Pants pueden ser pantalones, braguitas y también jadeos.

EN: Eventually, my pants became breaths, and the rise and fall of Chase’s chest

ES1: Al final, las bragas estaban empapadas, y Chase redujo el ritmo al mismo tiempo que…

ES2: Al final, mis jadeos volvieron a ser respiraciones más sosegadas…

Ej. 4 

Pet puede ser una mascota o el verbo acariciar.

EN: She got closer to the horse and pet him over the fence.

ES1: Se acercó al caballo y le dio de comer un animalito por encima de la zanja.

ES2: Se acercó a la valla y acarició al caballo. / Se acercó al caballo y lo acarició por encima de la valla.

Ej. 5

EN: “You’re right.” He lies back down. “They need me, and I need them, too.

ES1: —Tienes razón. —Miente echándose atrás—. Me necesitan y yo a ellos también.

ES2: —Tienes razón. —Vuelve a tumbarse—. Me necesitan y yo a ellos también.

Ej. 6

EN: […] to give him a comfortable hut beside a hunting ground rich with game.

ES1: […]para darle un refugio agradable junto a una buena zona de caza con juego.

ES2: […] para darle una cabaña junto a una buena zona de caza con animales de presa/presas abundantes.

Ej. 7

EN: He pushes through the bear hide that drapes across the doorway to his hut, pulling me in behind him.

ES1: Empuja al oso oculto que adorna la puerta hacia su cabaña, poniéndome detrás de él.

ES2: Empuja la piel de oso que hace las veces de puerta de la cabaña y me hace entrar tras él.

Ej. 8

Aquí ha habido confusión por la polisemia de tear. Tear es «lágrima» y como verbo es «rasgar», «desgarrar», etc.

EN:  I notice her knee protruding through a tear in her pants.

ES1: Por una lágrima que le cae en los pantalones, me doy cuenta de que sobresale una rodilla.

ES2: La rodilla le sobresale por el roto que lleva en el pantalón.

Ej. 9

EN: I hear the laughing sound of running water—the spring must not be far.

ES1: Empiezo a pensar en volver cuando oigo el sonido alegre del agua que corre —la primavera debe de llegar pronto.

ES2: Empiezo a pensar en volver cuando oigo el sonido alegre del agua; el manantial no debe de andar muy lejos.

Otras veces el error viene dado por una similitud. Imagino que, con el turbo puesto, uno no se fija como debiera en el sentido de la frase. Aquí van un par de muestras:

Ej. 1: Imagino que ese timers despistó al traductor en este caso.

EN: A few old timers had straggled in and staggered out throughout the day.

ES1: Los relojes de arena habían empezado y acabado varias veces.

ES2: Unos ancianos habían entrado y salido/habían ido y venido a lo largo del día.

Ej. 2: ¿Tal vez confundió flat con «flato»?

EN: Flat on my stomach, I extend my arms. Kol takes my hands.

ES1: Con pinchazos en el estómago, extiendo los brazos. Kol me coge las manos.

ES2: Tumbada bocabajo, extiendo los brazos y Kol me coge las manos.

Creado por Freepik

 

9. CUESTIONES ANATÓMICAS

9.1. Errores básicos de traducción: me gustaría pensar que se deben a las prisas o a un lapsus, porque no es infrecuente encontrar errores básicos de traducción de partes del cuerpo.

Ej. 1

EN: to pull the sling from around my waist and load it with the rock she just threw at me.

ES1: Sea lo que sea, no se imagina que me voy a sacar una honda de la muñeca y la voy a cargar con la piedra que me acaba de lanzar.

ES2: …me sacaré una honda de la cintura y usaré la piedra que me acaba de lanzar.

Ej. 2

EN: All my focus is on my toes pressing into the rock, finding a foothold. Then another. The climbing gets easier.

ES1: Dirijo toda mi atención al tobillo buscando un punto de apoyo. Luego otro. Se hace más fácil escalar.

ES2: Me centro en los dedos del pie/la punta del pie y busco un punto de apoyo. Luego otro. Así se hace más fácil escalar.

9.2. Errores por imprecisión (y por calcar el inglés):

  • Back of the hand: mejor «dorso» y no parte trasera de la mano, opuesta a la palma. Y, volviendo a los modismos, ojo a lo siguiente: los anglos conocen algo «como the back of his hand» y nosotros «como la palma de la mano».
  • Back of the head: la gran mayoría de las veces se refiere a «nuca» y no solo parte trasera de la cabeza.
  • Back of the leg: muchas veces son las «corvas», las «pantorrillas», depende.
  • «Poner las manos en jarra» por She put her hands on her waist en lugar de «poner los brazos en jarra».
  • Knot in my stomach: en español el nudo suele ser en la garganta.
  • Skip a beat (del corazón): Ni siquiera es anatómico, muchas veces puede ser llevarse un sobresalto, quedarse helado…

Marco aquí también el uso inadecuado de «mesarse la barba/el cabello». Mesarse es arrancarse o tirarse del pelo. La gran mayoría de las veces el texto se refiere a «atusarse», «tocarse», «acariciarse» o simplemente «pasarse la mano por el pelo».

9.3. Alargamientos:

  • Tenía las manos apretadas formando puños, cerró los dedos en un puño, etc. ☛ cerrar los puños o apretar los puños
  • Sus ojos se dirigieron hacia la puerta y luego se bajaron hasta los zapatos ☛ Miró… y luego bajó la vista a/se fijó en…
  • Paseó los ojos por la presencia del hombre que acababa de entrar ☛ Miró al hombre que acababa de entrar.

9.4. Cuando las partes del cuerpo tienen vida propia:

  • Sus rodillas cayeron sobre la alfombra ☛ Se arrodilló…
  • Su rostro se endureció y sus labios se apretaron ☛ Se le endurecieron las facciones/la expresión y apretó los labios.

 

10. MOVIMIENTOS Y ACCIONES

A veces parece que, por querer ser muy literales (tenemos miedo a despegarnos del texto) o porque nos parece que un verbo más sencillo no queda lo bastante «literario», usamos expresiones y circunloquios innecesarios para muchas acciones. Veamos algunos:

  • Rodeos innecesarios para no usar «acercar»: «Atravesó la habitación hasta llegar a la mesa», «Eliminó la distancia que los separaba y la besó».
  • Para «negar con la cabeza» y «asentir» se observan formas tan dispares como «sacudir la cabeza», «zarandear la cabeza», «mover la cabeza de modo afirmativo».
  • Parece que desaparecen verbos tan concisos como «meter», «sacar» y «quitar» y aparecen «extraer», con lo que se redactan frases como: «Se extrajo la cartera» o «Se extrajo los pantalones».
  • Los «subir», «bajar», «entrar» y «salir» se calcan también del inglés: «Fue arriba a buscar una camiseta», «Ascendió al dormitorio», «Se despidió y se fue dentro».

 

11. EDIFICIOS Y MOBILIARIO

Otro punto en el que encontramos confusión es al hablar de edificios. Por ejemplo, ojo con despistarse con story, que según el contexto puede ser «planta» (de un edificio). También en el caso de first floor. Si el texto es británico, será «primer piso»; si es estadounidense será «planta baja». (Y de ahí correlativamente con second, third…). La planta baja en textos de RU es ground floor.

Y como error recurrente, no me olvido del caos que suele haber en las puertas. No nos podemos «detener bajo el umbral» o «apoyarnos en el umbral» porque «umbral» es la parte inferior (igual que «dintel» es la superior), sino que nos apoyamos en el marco de la puerta, por ejemplo.

Y, por último, no sé si por confusión misma de sofa, couch y armchair, hay confusión con sofá y sillón: el sillón es de una plaza y el sofá, de dos o más. Sería incorrecto decir «Me acosté en el sillón a su lado para leer un rato», a no ser que se trate de personas diminutas.

 

LA PREGUNTA DEL MILLÓN

Elvira Cámara, en Hacia una traducción de calidad, dice: «De poco o nada sirve toda la teoría escrita o por escribir sobre traducción [y para establecer qué es y en qué consiste una buena traducción] si nos olvidamos de lo que, quizá por demasiado evidente, es fácil dejarse atrás: el fin último de la traducción es trasladar el texto a aquellos que no pueden acceder a él en su forma original». Y al final eso es a lo que debemos aspirar, a que nuestro texto sea bueno, correcto y que el lector meta lo reciba de la misma forma que el lector origen.

«La calidad de una traducción depende directamente de la persona que la realiza. Para llevar a cabo una buena labor, el traductor debe tener un buen conocimiento de ambas lenguas y culturas. […] En opinión de García Yebra, dominar dos idiomas es imposible, pues ya es difícil conocer absolutamente la propia lengua debido a que está siempre evolucionando. Suponiendo que fuera posible, el bilingüismo cuenta con el agravante de que la mezcla de estructuras y las interferencias lingüísticas son prácticamente inevitables. Estas limitaciones no son un inconveniente para que se pueda dar la figura de un buen profesional. El único requisito que debe reunir es que sea un “maestro de su propia lengua”».

Entonces, la pregunta del millón: ¿Cómo mejorar? ¿Cómo evitar estos errores en nuestras traducciones? No hay una receta milagrosa y, como se ha dicho alguna vez, los traductores somos como el vino porque mejoramos con los años. Y así es. El tiempo y la práctica nos va dando herramientas y bagaje para crecer como profesionales, aunque no seamos perfectos y podamos meter la pata.

Sin embargo, sí podemos hacer algo desde ya para mejorar:

  1. Leer mucho en nuestra lengua materna. Aunque dominemos la lengua extranjera, ¿de qué nos va a servir si no sabemos escribir o trasvasar esa información correctamente a nuestra lengua?
  2. Leer mucho y ver material audiovisual en inglés (o en vuestra lengua de trabajo). Es la forma de aprender vocabulario y familiarizarnos con aspectos culturales que luego puedan aparecer en nuestras traducciones.
  3. Saber utilizar los diccionarios, tanto monolingües como bilingües, y no quedarnos nunca con la primera acepción que aparezca. Fijémonos bien en los ejemplos de uso.
  4. No olvidar que el contexto manda. Siempre. Esto es especialmente útil en casos de polisemia, como hemos visto en los ejemplos, pero también para determinar el lenguaje que debe usarse si se trata de textos de otra época o saber darle el tono apropiado al conjunto de la traducción.
  5. Asistir a seminarios y charlas, leer artículos de traducción y, en definitiva, estar al día en cuestión de idioma.

Y con esto me despido hoy. Espero que la entrada os haya parecido útil. No olvidéis escribir si queréis dejar algún comentario al respecto o queréis proponer algún consejillo más.

¡Ah! Os recuerdo que Bab.la organiza el concurso con las 100 mejores cuentas de twitter, páginas de facebook y blogs sobre idiomas y estoy nominada en dos categorías. Si queréis votarme, podéis dejar aquí vuestro voto para mi cuenta de Twitter (@Scheherezade_SL) y aquí para la página de Facebook, Las 1001 traducciones.

¡Hasta la próxima!

***

Bibliografía útil:

  • Ana Durante. Guía práctica de neoespañol. Enigmas y curiosidades del nuevo idioma. Debate, 2015.*
  • Elvira Cámara Aguilera. Hacia una traducción de calidad. Técnicas de revisión y corrección de errores. Grupo Editorial Universitario, 1999.*
  • Esther Morillas y Jesús Álvarez (eds.). Las herramientas del traductor. Ediciones del Grupo de Investigación Traductología. Málaga, 2000.
  • Juana Rosa Eugenio Galván y Karina Socorro Trujillo. Tratamiento de las discrepancias ortotipográficas inglés-español en Revista Nebrija.
  • Mariana Orozco. Traducción del inglés al castellano. Materiales de introducción a la traducción general directa. Universitat Autònoma de Barcelona, 2007.*
  • Ramón Sol. Manual práctico de estilo. Urano, 1992.*

*Enlaces afiliados

Carta abierta al traductor principiante

19 domingo Feb 2017

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Cuestiones laborales, Errores, Traducción, Vida traductoril

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Hace tiempo que tenía pensado escribir algo así, pero esperaba algún motivo. ¿Comienzo de año? ¿Cumpleaños del blog? Parece que, si no hay un motivo, es escribir por escribir, igual que hablar por hablar. Como si escribiera porque me ha pasado algo en concreto. Y no.

Escribo esto porque, en ocasiones, las redes pueden ser nocivas, porque nos llevan a engaño o nos hacen sentir mal. Escribo para ti, alumno que me lees habitualmente y que, quizá ya en cuarto, no sabes qué hacer con tu vida cuando termines la uni. Pero también escribo para mí, que en ocasiones va bien echar la vista atrás para ver qué ha funcionado, qué no, y ver por dónde va bien seguir.

Sobre todo escribo porque hace tiempo que observo cierta amargura o frustración en algunos casos: «En el grado nos lo pintan todo negro», «Nunca me habían explicado esto y no sé qué hacer», «No encuentro trabajo», «Qué suerte que tú llevas X libros traducidos y a mí no me hace caso nadie». No hace mucho, un chico dejaba un comentario en este blog quejándose de lo poco solidario que era el gremio, que nadie le había ayudado ni dado una oportunidad para empezar a trabajar, para seguir aprendiendo. Sé que no es el único.

Muchas veces, desde las redes, parece que todo es facilísimo y de color de rosa: «Anda, a Fulanito le han asignado esta serie tan molona», «A Menganita le sale el trabajo por las orejas», «Zutano está de intérprete en Nueva York, qué bien vive». Pero no muchos cuentan lo que hay detrás, los rechazos, las meteduras de pata, las horas intempestivas de traducción, los días sin nada de trabajo, mano sobre mano, mirando la pared. Aunque ¿por qué deberían? Cada uno es libre de contar en redes lo que le plazca, ¿verdad?  Al fin y al cabo ¿no son blogs y cuentas de redes sociales personales? Sí, algunos intentamos proponer ideas y compartir experiencias que, en el fondo son eso: personales. Sin embargo, e inconscientemente, muchas veces nos comparamos con los demás y acabamos saboteándonos a nosotros mismos.

Pero no estás solo. Todos hemos pasado por lo que estás pasando tú. Cuando leí el comentario de este chico que te contaba antes, pensé en cómo fueron mis inicios y me vi muy identificada. Si no tienes mucha prisa, hazte un té o un café y te lo cuento.

En cuarto de carrera me fui un semestre a Saint Andrews, Escocia. No era un Erasmus, puesto que el primero lo hice en Dinamarca (y ahí no hice nada de nada, solo teníamos que escribir un «diario lingüístico» sobre nuestras experiencias en el país). En cuarto quise estudiar fuera y hacerlo de verdad. Al volver, quedaba poco ya para acabar el curso, tuve que ponerme al día con alguna asignatura no convalidable y, a la vez, empezar a pensar en qué haría cuando terminara la licenciatura. Así pues, empecé a buscar editoriales y agencias de traducción porque, a diferencia de algunos compañeros, yo sí tenía claro que quería dedicarme a esto. Recibí algunas negativas, muchos «ahora no tenemos nada, pero te incluimos en nuestra base de datos» y muchos más silencios por respuesta. Pero no podía quedarme ahí. Empecé a colaborar con S.O.S. Racisme traduciendo documentación del inglés y el castellano al catalán; quería tener experiencia demostrable y si encima ayudaba en algo, mejor que mejor.

Inicios

Recuerdo que, al terminar la carrera, estaba perdida. Lo fácil, por llamarlo de algún modo, era seguir estudiando para especializarme (seguir estudiando te envuelve en ese papel de burbujitas), de modo que me matriculé en el posgrado de traducción literaria de la Universitat Pompeu Fabra. Corría el año 2004 —sí, «corría» porque el tiempo vuela— e iba a clase, impartía clases de inglés (fue de lo primero que busqué también para ir subsistiendo) y empezaba a traducir. Como no recibía encargos con regularidad, el gestor me aconsejó que me diera de alta y de baja en un mismo mes; en ese mes facturaría todo lo que hubiera trabajado hasta entonces.

A partir de entonces, como una hormiguita. Y es que todo hay que currárselo. Conozco otros compañeros que tampoco empezaron directamente con muchos clientes en la cartera. Mandaron muchísimos currículos, llamaron a muchas puertas, empezaron de gestores de proyectos en agencias muy pequeñas o volvieron a la traducción de rebote. Cuesta hacerse con una buena cartera de clientes, es algo que lleva su tiempo, como cualquiera podrá decirte.

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A lo que iba, al terminar el posgrado, Olivia de Miguel, directora y profesora de este, que había visto mi interés y le gustaba cómo trabajaba, me pasó el contacto de una editora de mesa de Planeta que se ocupaba de los sellos empresariales Deusto y Gestión 2000. Para ellos traduje algunos manuales y libros sobre innovación en la empresa y similares.

Ahora pensarás: «¡Aja! Tenía enchufe». Bueno, prefiero llamarlo contacto. Piensa que nadie va a darte trabajo si no lo haces bien solo porque alguien te recomiende. Pero, y esto es importante, sí que la suerte puede ser un factor. Reconozcámoslo, el trabajo es importantísimo —hay que estar al pie del cañón y estar motivado, querer hacer lo que haces—, pero tampoco podemos descartar el factor suerte; ya sabes, eso de estar en el momento justo en el lugar indicado. A lo mejor ese currículum que envías en marzo no lo tienen en cuenta hasta pasado un año (sí, también me ha pasado), pero justo entonces necesitan a alguien y… ¡pam! O quizá conoces a alguien que resulta que conoce a alguien que… Y de ahí también que sea tan importante que todo el mundo sepa a qué te dedicas.

De calidad y otras criaturas

No, yo tampoco salí de la carrera traduciendo fantásticamente. Pasaba algunas pruebas, otras no, pero algunas agencias me mandaban encargos de forma más o menos regular, con lo cual, tampoco debía de hacerlo tan mal. La práctica, como en cualquier otro trabajo, es esencial. También lo es leer mucho, tanto texto en lengua original (para seguir puliendo nuestra lengua B), como en lengua meta (para expresarnos mejor en nuestro idioma) y traducciones. Sí, creo firmemente en que podemos aprender de los demás compañeros. A veces leo traducciones e incluso comparo con el original y me apunto (mentalmente o no) las buenas soluciones que un compañero ha encontrado. De todo se aprende, créeme.

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Y hablando de que de todo se aprende, encontrarás chinitas en tu camino. O piedras más grandes. Hasta rocas. Todo forma parte del proceso. El primer año de autónoma tuve un encargo un 23 de diciembre —me acordaré toda la vida—; un volumen pequeño para una agencia de traducción de Granada: la traducción de un folleto del castellano al catalán para una cadena de centros de belleza. En total, el trabajo ascendía a 30 euros. Eran fechas señaladas, parecía un texto fácil y quizá no puse todo el esmero que debía. Se me colaron dos faltas de ortografía y me equivoqué al traducir una planta medicinal, aunque eso lo supe el día D. El día D fue cuando la agencia me contó que el cliente se había quejado de que el texto se había imprimido con faltas y que debían tirar todos esos folletos. Miré el texto, les expliqué lo que estaba mal y lo que no y les pregunté si había habido corrección posterior. No, no la hubo, pero la responsable única era yo, según la agencia.

Contacté con una asociación de traductores para preguntarles y no obtuve respuesta. Hablé con una abogada, que —no te miento— me tuvo una hora en su despacho buscando jurisprudencia en internet para determinar mi grado de responsabilidad. Alucinaba. Solo se le ocurrió que, amparándome en la poca gravedad de los errores y que ellos habían reconocido que no habían revisado el texto, me ofreciera a pagar parte. Y así fue como conocí a vuestra madre como acabé pagando 400 euros. Lo mejor fue que, poco después esa misma agencia me escribió para que siguiera colaborando con ellos. Vaya, y yo que pensaba que lo hacía fatal. Evidentemente les dije que no. Y eso también es importante: decide con quién te compensa más trabajar, mi joven padawan. Luego seguimos hablando de este tema.

Después de eso estuve una semana sin aceptar nada, pensaba ¿y si meto la pata con algo más grave? Por aquel entonces traducía para otra agencia partes de accidentes, informes médicos y documentos de siniestros del alemán al castellano. Mi confianza estaba por los suelos. Pero the show must go on, como dicen, ¿no?

Pasarán muchas más cosas durante tu trayectoria profesional. Habrá malos momentos, claro, y cosas que tal vez no publiquemos en redes sociales. Seguramente no decimos que no hemos pasado la prueba de traducción de una editorial o que no hemos entregado a tiempo una traducción y el cliente se ha enfadado o la agencia nos ha reprendido. Que se nos ha olvidado una entrega y estamos la noche anterior dándole que te pego a la tecla para subsanar nuestro error. Que entregamos un documento a medias porque no vimos que había más pestañitas en el Excel o que en el zip había más documentos. Y no son casos aislados, nos pasa a todos.

Y este proceso de aprendizaje no acaba nunca. Después de doce años, me sigo pillando los dedos con algún proyecto, meto la pata o me despisto. Digo que sí aun yendo saturada por miedo al «no» o no peleo lo suficiente por subir una tarifa en un caso concreto, con mucha urgencia o que aceptas casi por compromiso. Créeme, sigo trabajando en esto.

Por eso cuando doy consejos a estudiantes en las charlas o en este mismo blog, no es porque sepa más que nadie, sino porque me ha pasado a mí y lo he solucionado de esta forma o esta otra. Claro que, muchas veces, no podemos controlar la idea que se hace alguien de nosotros y hay quien pensará que voy de estrellita. Y eso me lleva al siguiente punto, el blog y las redes, de lo que sé que te han hablado en la universidad.

Redes y telarañas

No te lleves a engaño: un blog no es la panacea. Hazlo si realmente te apetece, pero no es garantía de nada. Tenerlo abandonado o sentirte obligado a escribir constantemente es una pérdida de tiempo y motivo de frustración. Hace tiempo decidí que escribiría cuando me apeteciera o tuviera algo que decir. Publicar por publicar, tener la obligación de escribir solo por tener una entrada o dos al mes no va conmigo. No quiero acabar teniendo una colección de entradas con enlaces a cosas que luego nadie (ni yo misma) va a consultar.

Pero, una vez más, nada es flor de un día. En mi caso, abrí el blog y la cuenta de Twitter casi a la vez. Era 2011 y estaba acabando el Máster en Traducción Audiovisual de la UAB. Tuvimos una asignatura de orientación laboral y la profesora nos recomendó salir al mundo… de las redes. Nos habló de algunos blogs de traducción (creo recordar que el de Pablo Muñoz, el de Curri, el de Eugenia Arrés y el de Eva Martínez) y me pareció una idea estupenda para hablar de lo que sabía o de lo que aprendía. Como todo hay que probarlo al menos una vez —sobre todo si no es nocivo—, allá que me fui. Para entonces ya llevaba seis años de autónoma y pensé que tenía cosas que contar.

Al principio no conocía a nadie, ni me leía nadie, evidentemente, pero sí vi que era una manera fantástica de aprender de los demás. En general, puedo decir que estar presente en las redes ha sido muy positivo para mí. He conocido a profesionales fantásticos y mejores personas, me han invitado a congresos muy chulos y me han ofrecido proyectos interesantes gracias a la visibilidad, sí, pero también porque creo que hay algo más. No creo en las fachadas sin un buen trabajo de construcción por dentro. Una vez más, hay años de trabajo detrás.

Porque, y esta es la otra, ser visible tiene sus cosas malas. Están las habladurías («Pero si esa solo traduce novela rosa», «Pues repitió charla el otro día», «No sé por qué se jacta de traducir erótica») y sus momentos de frustración, de compartir algo y que se pueda tergiversar el fin con que se ha compartido o que no he expresado con suficiente claridad lo que quería decir. Bueno, y por qué no decirlo, que me equivoco, claro está. Siempre existe la posibilidad de que la gente se forme una idea equivocada de ti, pero tengas que aguantarlo porque «eres visible» y esas cosas pasan.

Pero ¿sabes qué? Si lo que escribo hoy puede ayudarte en algo, solo te diré que seas tú, que publiques lo que te apetezca, que compartas tus logros en redes si te apetece o te quejes de lo que sea menester si así te nace.

Y te diré que trabajes, que estés activo, pero que no te compares con nadie. Tú eres tú y tus circunstancias. Que una prueba de traducción no superada no te desanime. Como en los «rasca y gana»: sigue jugando. Que hay momentos buenos y malos, días tranquilos y noches casi sin dormir para llegar a una entrega. Que no traduces peor por facturar menos que Fulano.

Aun así, convendría tener en cuenta que la traducción es una amante exigente, sobre todo si eres autónomo. Que debes ser traductor, gestor de proyectos y contable a la vez. Que ser dueño de tu tiempo como autónomo es una trampa y que, muchas veces, al final le acabas dedicando más tiempo del que deberías.

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Y, si me permites un consejo —un consejo de madre—: sé buen compañero. Sé amable con los que te rodean, aunque sea virtualmente. Conocerás a mucha gente en el camino y al final aprenderás a separar a los compañeros de los conocidos. Hazte con gente que sume y no que reste. Compañeros en los que puedas confiar. Tengo suerte de tener un buen grupito, un grupo de amigos traductores y revisores a mi lado (no voy a dar nombres, ya sabéis quiénes sois) que me echan una mano de vez en cuando y con los que comparto traducción, una copita y algo de frustración en ocasiones.

¿Por qué te digo esto? Pues porque otra manera de empezar es haciendo piña con otros compañeros de tu promoción (o de otras promociones) o incluso buscando a un mentor, un profesional en activo que pueda aconsejarte (como el sistema que ofrece Asetrad). En mi caso, trabajo ahora mismo con una traductora que me lo pidió y, de momento, está siendo una buena experiencia para ambas.

Clientes

Antes te comentaba que ser autónomo es un arma de doble filo. Eso de que no tenemos jefes es mentira: somos nuestro propio jefe y, en ocasiones, llegamos a ser demasiado duros con nosotros mismos. Aunque nos cueste organizarnos y le dediquemos más horas de las necesarias, podemos elegir con quién trabajamos. Al principio quizá te resulte más difícil porque quieres tener la oportunidad de traducir y adquirir experiencia, pero con el tiempo no está de más revisar con quién te interesa más seguir colaborando.

También empecé traduciendo por cuatro céntimos la palabra; por eso cuando algunos decimos en charlas, blogs o donde sea que empieces con una tarifa más alta porque luego cuesta más subirla es cierto. Para una de las primeras agencias que me ofreció encargos periódicamente al principio de ser autónoma cobraba esta tarifa y te prometo que casi todo eran faxes escaneados guardados en pdf no editables. Una joyita, sí. Sin embargo, me dije que era una manera de empezar y me lie la manta a la cabeza. Cuando hace unos meses volvieron a ponerse en contacto conmigo para un proyecto similar y la misma tarifa les dije que, si no era un importe superior, no lo haría porque el precio era muy bajo y el trabajo, considerable. Me contestaron que no podía ser, así que… good riddance! Entiendo que cuando empiezas no tengas tantas opciones para escoger, pero merece la pena planteárselo.

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En el caso de las editoriales, más de lo mismo. Hace ya unos años —parece la prehistoria, hará unos diez ya—, tras una de las batidas que hago enviando currículos, hice una prueba de traducción para la editorial VM (con iniciales, como en los programas de cotilleo, por si acaso), ahora extinta, y me «reclutaron». Con la promesa de trabajo con regularidad, las tarifas que ofrecían eran irrisorias: 5,5 € los 2100 caracteres. Pero bueno, pensé, empecemos y luego ya habrá tiempo de pedir más. Craso error. Y no solo por las tarifas, sino porque su gestión era nefasta, no enviaban nunca ejemplares justificativos al traductor y porque acabaron cerrando debiéndoles dinero a muchos colaboradores externos. Tuve la suerte de que a mí me lo pagaron todo, pero otros no pueden decir lo mismo, por desgracia. También dejaron sin publicar muchas traducciones, como una novela la mar de maja de Brandon Sanderson que traduje y se quedó en el olvido.

Tarifas y condiciones aparte, el trato —una vez más— también es importante. Trabajamos y somos personas, no robots sin alma. Recuerdo lo comprensivos que fueron conmigo la mayoría de mis clientes cuando mi padre estuvo a punto de morir hace unos años. Fueron un par de meses de incertidumbre, de correr al hospital en el momento más inoportuno y de noches sin dormir. Tenía proyectos a medias que quedaron en el aire o que tuvieron que ser reasignados. Hubo quien lo entendió y quien no, como una empresa para la que hacía audiodescripciones.

Como pasa con los amigos, es en los malos momentos donde ves la calidad humana y te das cuenta de si vale la pena o no trabajar para según qué clientes. Y con el tiempo te darás cuenta de que priorizar es ventajoso. Trabajas más tranquilo y, por ende, mucho mejor, sabiendo que el cliente tal o cual paga bien y a tiempo, que es flexible si tienes algún imprevisto.

En definitiva, querido lector principiante, que te entiendo y que casi todos —por lo menos yo— hemos empezado así, con incertidumbre, inseguridades y miedos. Que no, que no todo es de color de rosa, pero tampoco te lo pinten negro como la pez. Que, como todo en la vida, si realmente quieres dedicarte a traducir, inténtalo, trabájatelo y procura no desanimarte. Porque esta profesión vale la pena.

The importance of editing (plus some online tools)

02 lunes May 2016

Posted by enlalunadebabel in corrección, english, Errores, Inglés

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There are a wide variety of hurdles one must jump over when one attempts to write academic work as an ESL student. At high levels of education, perfect grammar and spelling are simply understood to be necessary, along with proper use of terminology, syntax, vigorous checking for malapropos, and other faux pas for professional writing. Standards of excellence in all academic fields include the ability to communicate in the language of the intended target audience. This is just a bare scratch of the surface of why everyone, especially ESL and other foreign language learners, should have their work carefully processed and checked, both manually and through automatic services.

Linguo

Maybe Linguo can help as well.

University students rely heavily on their peers for support and assistance, even in the most competitive fields. There are fewer better sources of knowledge than those individuals closely working alongside you to reach the same or similar goals. Your peers can provide great assistance in making sure your language is properly translated within the work itself.

Starting with the basics of proofreading, however, is, of course, the original writer of the document, or you. Once you have finished writing your text, essay, or other document, you are the first person who should carefully comb the text for errors of any kind. Again, this can include the basics such as grammar and spelling, but it also calls for deletion of awkward wording, sentences, etc. You may also want to use the helpful trick of standing in front of a mirror or in front of your webcam and reading the text aloud. This often helps writers to determine whether their work “sounds right”, or in other words properly conveys its message with zero errors.

One of the most important things to keep in mind is that, no matter how perfect you believe your paper is, chances are, there is room for improvement still, and once you’ve read your own words enough times, it’s harder to notice the errors that have escaped you. It could be, at this point, that you have decided to do additional research to properly support your thesis. If you’ve added additional text, review and proofread it with the same vigor as before. In any case, you should always trust another set of eyes, so to speak, to catch the details that you did not.

It happens to the best of us, because the truth is that most of us just cannot catch all of our own errors. Reading over the same text over and over again, we can easily overlook several of the same mistakes over and over again. Your next step is to contact someone else and ask if they would kindly review your work. Of course, you should make sure that this is a person that you trust completely. The integrity of your work is a sacred thing in academia, and it should be protected by all parties considered. It could, again, be a peer within your study program, or perhaps a friend or family member. There are numerous services online that can connect you with a professional editor, if you are willing to pay for such services.

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Cada maestrillo… Algunos consejos para el traductor (I)

26 lunes Ene 2015

Posted by enlalunadebabel in Errores, Lengua española, Productividad, Recursos, Traducción, Vida traductoril

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consejos, emprender, errores, productividad, recursos, revisión, traductor autónomo, traductor principiante

Podría llamarlo «15 consejos para el traductor», pero estos títulos están ya muy manidos y, además, soy de letras. ¿Cuela? En fin, en estos días de propósitos y buenos deseos, me gustaría revisar los puntos más útiles de la profesión que se adquieren con el paso del tiempo y, cómo no, también por ensayo y error.

Este artículo será el primero en una serie de entradas en las que se expondrán algunos consejos o trucos para traducir, tratar a los clientes, ser más eficientes, etc. Como suele pasar con los consejos, no son verdades universales ni tienen por qué funcionar siempre a todo el mundo. Solo son algunas observaciones que pueden ayudar al traductor novel (y no tan novel) en su quehacer.

A continuación, los primeros apuntes sobre la tarea del traductor, los textos en sí, la revisión, etc. La mayoría son personales, pero los hay de otras fuentes, como 101 things a translator needs to know de WLF Think Tank, A practical guide for translators de Geoffrey Samuelsson-Brown y How to succeed as a freelance translator de Corinne McKay y, por supuesto, de la experiencia de otros compañeros con los que de tanto en tanto hablo de estos temas.

Consejos

Llamémosle sentido común, gustos o preferencias. No se pretende sentar cátedra.

Si tenéis alguna sugerencia más, no dudéis en dejarla en los comentarios.

SER TRADUCTOR

Empezamos por el principio, por el traductor mismo, y damos una pincelada al modo de trabajo, a las tipologías textuales que abordamos y la calidad del trabajo.

✏ Es fundamental saber cómo es la rutina de un traductor. No todo es ser traductor de algún organismo como la ONU. Al contrario, cabe la posibilidad de que trabajes desde casa. Quizás convenga concienciarse antes de afrontar esta actividad laboral. Puede resultar poco comunicativa con el exterior, puede que tengas que trabajar en horarios que no te gusten (fines de semana, días 1 de enero, etc.).

Como supongo que sucede en otros trabajos, conviene amar la traducción si te vas a dedicar a ello. Muchas veces, será tu pareja, tu confidente, tu vía de escape; otras ocasiones, tu frustración, tu «Déjame en paz, necesito salir a tomar el aire». Además, puede que en algún momento te sientas infravalorado, te enfade que regateen tus tarifas o te sientas explotado, etc. La vida real, en definitiva. Paciencia.

✏ Aunque curses un máster que te especialice y, aparte de eso, seas un gran entendido en la materia, suele ser complicado poder pagar las facturas solo con una especialización. Normalmente, tendrás que traducir varios textos que sean aburridos y que nada tengan que ver con lo que te gusta. Tranquilidad, después de un texto que da sueño, vendrá otro que te haga soñar. Cheesy, but true.

✏ Has hecho una carrera especializada en lenguas, puede que seas (casi) bilingüe, lector incondicional desde que tienes tres años o que te hayas leído El Quijote al revés… ¡vas a cometer errores! No solo debes evitar contrasentidos en tu trabajo, también hay que ser humilde. El mejor escribano echa un borrón.

Duda de todo. De la colocación correcta de una coma, de lo que puedas creer que es un anglicismo, de la colocación correcta de las palabras dentro de una frase. Y, sobre todo, no ames el idioma extranjero más que al tuyo. El castellano merece todo tu amor, tu trato con delicadeza. ¡Duda, pregunta y revisa!

TEXTOS. EL QUID DE LA CUESTIÓN 

Como la palabra es nuestra divisa, seguimos con algunos consejos sobre los textos y los encargos en sí.

✏ Acepta un encargo siempre que esté dentro de tus posibilidades. Si es muy técnico, ¿disponemos de las herramientas necesarias y de la ayuda suficiente por parte del cliente? ¿Nos proporcionarán su glosario o unas directrices claras? Si piden una herramienta determinada, ¿sabemos usarla bien? ¿Es la versión que piden? Las comprobaciones son esenciales antes de empezar.

✏ Asegúrate de que entiendes bien lo que vas a traducir, de que eres consciente del ámbito en el que se va a usar y el destinatario que va a recibir el texto, sobre todo el lector, porque quien te pide la traducción no siempre es el destinatario final. Ante la duda, lo mejor es consultar siempre al cliente. Más vale pecar de preguntón.

✏ Hay que tener en cuenta también la idiosincrasia de cada idioma y del texto en cuestión: longitud de frases, ritmo, tono… Recordemos que no trabajamos con palabras sueltas. Como dicen en 101 things: «Translation is about conveying ideas and emotions, preserving the logic and development of an argument. But it is also about reflecting pace, tone, flavour —idiosyncrasies even— in order to achieve a comparable effect on the reader of the translated text».

Traducir implica un proceso mental más complicado de lo que parece (foto de http://www.msktc.org/Knowledge-Translation)

Traducir implica un proceso mental más complicado de lo que parece
(foto de http://www.msktc.org/Knowledge-Translation)

✏ En cuanto al léxico, piensa que muchas veces hasta las palabras más simples puede que no tengan los mismos significados y connotaciones en otros idiomas. Esto sucede con mayor frecuencia en los textos técnicos, en los que una misma palabra en inglés puede tener varias en español dependiendo del ámbito específico.

Recuerdo traducir manuales técnicos para la empresa en la que trabajaba mi padre en los que los términos de diccionario no eran aplicables. Y recuerdo lo que me decía él siempre cuando me revisaba: «Sí, es un X, pero nosotros le llamamos Z y es lo que espera leer el instalador». Como la terminología puede cambiar de una empresa a otra, es muy importante tener claro el ámbito y disponer de glosarios fiables.

Suele ser buena idea avisar previamente al cliente, incluso. Decirle que como ya has traducido proyectos similares anteriormente, te gustaría saber si desea alguna nomenclatura en concreto y para quién va dirigido, etc.

✏ ¿Invisibilidad? Siempre reivindicamos la visibilidad del traductor, pero no en los textos. La traducción tiene que sonar como si se hubiera escrito originalmente en nuestra lengua materna: natural, sin costuras, sin dobleces; que no solo el contenido, sino el registro y el ritmo sean adecuados. Cuidado con los giros locales o expresiones que llaman mucho la atención (por un argot muy ligado a una zona, por ejemplo) y que van a «sacar» al lector del texto.

En este sentido, no olvidemos la importancia del registro. En textos literarios y en la traducción para subtitulación y doblaje, sobre todo, hay que pensar si la persona que traducimos hablaría así. ¿Queda creíble?

Y muy importante: evitemos la ampulosidad. No queramos demostrar que somos mejores que el autor. El texto es como es y mejorarlo no suele ser buena idea. Lo que dice es lo que es.

✏ El formato también es una parte importante del texto. Un cliente directo, sobre todo, espera que su texto traducido tenga el mismo aspecto que el original (normalmente). En este caso, llevaremos cuidado para reproducirlo todo con esmero y para eso las herramientas TAO son de gran ayuda.

En literaria, no obstante, el formato deberá ser lo más sencillo posible para facilitar el trabajo del maquetador. Cada editorial tiene sus preferencias, pero lo más habitual es esto: fuente Times New Roman 12, interlineado doble y sangría de 1 cm (salvo en la primera línea de capítulo y tras un cambio de sección/contexto). En este último caso, cambió de sección, de escena, etc., muchas editoriales prefieren que se marque con *** entre párrafo de sección anterior y párrafo de sección nueva. El TO suele marcarlo con un triple espacio.

De todos modos, pregunta siempre al cliente qué formato desea o si tiene alguna preferencia.

La revisión es esencial (foto de http://venderenlared.com/puntos-a-revisar-de-nuestro-comercio-electronico/)

La revisión es esencial (foto de http://venderenlared.com/puntos-a-revisar-de-nuestro-comercio-electronico/)

✏ Ay, la revisión. Somos humanos y por muy bien que escribamos, algún gazapo se nos escapa. ¿La solución? Releer, releer y releer antes de enviar el texto. Si no tenemos la opción del comodín del compañero, imprimir el texto (no sé en el caso de los nativos digitales, pero yo reviso mejor los textos impresos) y tener claros los posibles errores que podemos cometer (sé en qué cosillas fallo siempre).

No caigamos en la soberbia del traductor como conocedor absoluto de la lengua. Es mejor dudar de todo por sistema y revisar. Si no dudamos de nosotros mismos podemos meter la pata… hasta el corvejón.

Para esto va muy bien tener una lista de elementos esenciales (para antes de empezar) y de sospechosos habituales (para revisar a posteriori).

Algunos trucos antes de empezar o mientras se trabaja:

  • Escribe siempre con la función «Mostrar todo» habilitada, te permitirá evitar la mayoría de errores de formato. Se activa pulsando el calderón (¶).
  • Memoriza los atajos de teclado más útiles. Puedes incluso configurar tu teclado para asignar números sencillos a ciertos símbolos frecuentes.
  • Automatiza las palabras que siempre (o casi siempre) escribimos mal. Me pasa con «tambine» o «entocnes», por ejemplo. Si sabes con qué palabras fallas más, utiliza el autocorrector para memorizar estas formas erróneas y que te las cambie automáticamente por la forma correcta.
  • Controla el uso de las comillas. La secuencia es la siguiente:  «…“…‘…’…”…».
  • Asegúrate de que tienes controlado todo lo que hay que traducir: ¿La presentación en Powerpoint lleva notas? ¿Te has fijado en todas las pestañas del Excel y las columnas escondidas? ¿El Word lleva notas al pie?

Más sobre comillas: http://www.factoriadeautores.com/uso-de-comillas-y-cursivas/

Más sobre comillas: http://www.factoriadeautores.com/uso-de-comillas-y-cursivas/

Trucos para después:

  • Busca y reemplaza los dobles espacios por uno solo.
  • Asegúrate de haber escrito bien las cifras y los espacios antes de símbolos como el %.
  • Sé coherente con los nombres de los personajes y que el autocorrector no haga de las suyas. Para eso va bien guardarlos en el diccionario del Word (para literaria).
  • Comprueba que el uso de la raya en los diálogos sea correcto (para literaria).

✏ También relacionado con la revisión, va muy bien leer en voz alta lo que traducimos. Como no trabajamos con palabras sin contexto, cada texto tiene su ritmo y su música, y la mejor manera de comprobarlo es leerlo en voz alta.

Por eso he visto que me va tan bien trabajar con Dragon. Mientras dicto me hago una idea de cómo suena y como siempre hay cierto retraso al dictar, mientras no se escribe lo último le puedo echar un vistazo a lo anterior. De todos modos, se tenga o no se tenga un software de dictado, releer el texto es esencial.

Por último, sobre esto de revisar os recomiendo el artículo de Tenesor Rodríguez-Perdomo, Sobre el difícil arte de revisar traducciones, y el de Isabel G. Cutillas, La revisión: el yang de la traducción.

✏ Anglicismos, el gran escollo. Con toda la información que tenemos a nuestro alcance se diría que sabemos cómo protegernos de ellos, pero precisamente por la influencia del inglés sucede todo lo contrario. Aquí van algunos artículos útiles sobre el tema:

  • La traducción y sus trampas (Sousa): https://www.dropbox.com/s/b405rpk89745hng/%28de%20Sousa%29%20La%20Traducci%C3%B3n%20y%20sus%20Trampas.pdf?dl=0
  • Los anglicismos ortotipográficos (Sousa): https://www.dropbox.com/s/a0yiwsdekzwtdb3/%28De%20Sousa%29%20Los%20Anglicismos%20Ortotipogr%C3%A1ficos.pdf?dl=0
  • El gerundio: https://www.dropbox.com/s/k0upc1jb7ejyihl/Tradu%201%20-%20Gu%C3%ADa%206%20-%20Gerundio%20%281%29.pdf?dl=0
  • Resumen de anglicismos de estructura: https://www.dropbox.com/s/h169czv562n8qk8/Anglicismos%20Resumen.pdf?dl=0
  • Anglicismos de frecuencia: https://www.dropbox.com/s/h169czv562n8qk8/Anglicismos%20Resumen.pdf?dl=0

COMPAÑEROS. ¡BENDITO TESORO!

Sí, también son competencia, pero podemos aprender muchísimo de nuestros colegas de profesión.

✏ Tener un título de traductor es como tener el carnet de conducir. Me encanta esta metáfora de 101 things: «Like a driving licence, [your degree] means you can now move out into the world and start gaining experience. It doesn’t mean your technique is flawless […]. But it does allow you to embark on the lifelong task of perfecting your skills». Lo que encuentras luego en tu camino es puro aprendizaje y habrá tanto paseos agradables como pequeños baches. Pincharás alguna rueda que otra, así que tendrás que estar preparado.

La unión siempre hace la fuerza (foto de http://teaching.monster.com/)

La unión siempre hace la fuerza (foto de http://teaching.monster.com/)

En este proceso, trabajar con otros compañeros, llevar a un copiloto experto al lado, es de gran utilidad. Puedes ofrecerte a algún compañero para revisar su trabajo; traducir tú tus textos y que sea otro compañero quien te revise al principio (y no tan al principio). Es una experiencia enriquecedora para ambos y sobre todo para el que empieza. Si no tienes suficiente confianza con alguien, siempre puedes recurrir a las asociaciones, que a veces tienen programas de mentoring o prácticas también.

✏ Llevarse bien con los compañeros es esencial. Parece de cajón, ¿no? No ganamos nada con malos rollos, ni en el trabajo ni en la vida. Conocer a gente en conferencias, charlas y eventos varios es una buena forma de combatir la soledad del traductor, pero no solo. Establecer buenos lazos con los compañeros te permitirá tener a un «suplente» cuando estés de vacaciones, alguien que pueda coger tus encargos si no estás y conservar así al cliente, o bien saber que tienes compañeros que pueden pasarte trabajo cuando van desbordados.

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Lo dejamos aquí por hoy. En la próxima entrada veremos algo de fiscalidad, trato con los clientes, ergonomía y tarifas, entre otros. Y, ya sabéis, si queréis dejar vuestro granito de arena en los comentarios, ¡aquí os espero!

***

Algunos artículos relacionados:

  • La traducción e interpretación como negocio de David Polo.
  • La revisión: el yang de la traducción de Isabel G. Cutillas.
  • Errores y vicios más comunes del español de Mónica Matínez.
  • Manual de revisión de la Dirección General de Traducción de la Comisión Europea.

 

Hazte así, tienes un malapropismo

11 martes Feb 2014

Posted by enlalunadebabel in Errores, Humor, Lengua española

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errores lingüísticos, inculteces, lapsus, lapsus linguae, malapropismo, rebuznancia, spoonerismo, traducción

«Lo vemos cada día y lo de esta familia de empresarios no es ninguna excepción. Durante un tiempo nadaron en la ambulancia, pero ahora se han declarado disolventes y no tienen donde caerse muertos. Y el pobre abuelo, el fundador de la empresa, que tiene más años que Jerusalén y se dejó la piel en el pellejo para montar el chiringuito, se ve sin un duro. Normal que los trabajadores estén hechos unos obeliscos y los pongan a parir de un burro, con todas las nóminas que les deben».

¿Hay algo que os chirríe? Normal, el texto esta plagado de malapropismos. En realidad, nadamos en la abundancia, nos declaramos insolventes, tenemos más años que Matusalén, nos dejamos la piel (o nos ponemos en el pellejo de otra persona), estamos hechos unos basiliscos y ponemos a parir (o a caer de un burro) a los demás.

Algunos ejemplos en la portada del libro «Inculteces», de Toni Garrido y Xosé Castro

Espera un momento. ¿Mala… qué? ¡Eso tú!

Llamamos «malapropismo» (término recogido en diccionarios especializados en materias lingüísticas, pero no en los generales) a la deformación o el empleo equivocado de una palabra por su similitud semántica y fonética con otra. Normalmente se dan en las personas generalmente poco instruidas, aunque no siempre, y muchas veces es un fenómeno buscado para hacer gracia. Dependiendo de un caso u otro, estos errores pueden deberse a:

  • la ultracorrección («ostentóreo» en vez de «ostentoso» o «estentóreo»; «bacalado» en lugar de «bacalao»);
  • la etimología popular, muchas veces errores muy arraigados («balandronada» por «baladronada», «antena paranoica» por «antena parabólica» o «rintintín» en lugar de «retintín»;
  • una alolalia (afasia consistente en pronunciar una palabra por otra), si es un hecho recurrente;
  • otras causas: desconocimiento, prisas, etc. («estar entre la espalda y la pared», «rascarse las vestiduras»). ¡Soy muy fan de estas combinaciones en particular!

Lo único que tienen en común es que en todos los casos provocan efectos cómicos, ya sea a propósito o sin querer. En este último caso es cuando más gracia hacen, claro.

El término proviene de la señora Malaprop, un personaje de la comedia The Rivals escrita por el inglés Richard Brinsley Sheridan. El autor sacó el nombre del francés «Mal à propos» (hablar mal a propósito). La mujer retiene vagos recuerdos de palabras oídas a personas de clase elevada y por aparentar distinción las reutiliza, confundiéndolas con otras en base a su similitud. Este personaje adquirió tanta notoriedad que dio origen a la voz malapropism. 

Claro está, este lapsus léxico ya existía con anterioridad y el lexicólogo Bolinger lo define de esta manera: «Crudely stated, this has to do with a sign whose meaning is known but whose verbal form has been forgotten». Así pues, el análisis de este fenómeno (especialmente en obras literarias) se basará en el reconocimiento de una ausencia léxica y del mecanismo de asociación mental por el cual se ha producido una sustitución errónea por parte del emisor con el objetivo de dar continuidad a su discurso.

Qué dramatismo, por favor. ¿Y no será «se emborrona»?

Sin embargo, a pesar del hombrecito y la descripción pomposa, los malapropismos están a la orden del día y aparecen en el momento más insospechado. Seguramente el mejor ejemplo de esto (y el que conoceréis) es la metedura de pata de Sofía Mazagatos cuando dijo: «Me gustan los toreros que están en el candelabro», o bien la de Carmen Sevilla al reconocer: «Soy mayor, pero no tanto como para ser del Parque Jurídico» e incluso cuando Norma Duval exclamó: «Estoy que no salgo de mi apoteosis».

Sin embargo no hay que ir muy lejos para encontrar ejemplos de malapropismos. De hecho, una persona de mi entorno más cercano (cuyo nombre me reservo para respetar su intimidad) hace un tiempo me dijo que estuvo en Bilbao, que visitó el «Julengueim» y que «entre pito y Valdemoro» se dejó una fortuna en las vacaciones. No es viuda, pero ha «sustraído» matrimonio dos veces. Y aunque a su edad se conserva bien, quiere hacer ejercicios «abominables» para fortalecer los «muslos» del estómago.

Claro que el efecto gracioso puede no serlo tanto cuando se usa un término peliagudo, como el niño que entró a clase tarde y al preguntarle la profesora de dónde vení­a, soltó: «Nada, que he ido con mi hermano al pederasta» (en vez de al pediatra). O la hermana de un amigo que, a los diez años, entró al comedor con un mechero en la mano y anunció: «Mira, mamá, soy ninfómana» (pirómana, claro).

Tampoco hay que pasarse con las condenas

Calvo de cultivo

En general los términos médicos, técnicos y científicos son una mina para los malapropistas, básicamente porque suelen ser más extraños o más difíciles de pronunciar.

¿Quién no ha oído alguna vez estas palabrejas?

  • Cólico frenético
  • Gomitó la comida, porque se mareó en el avión (típico en niños pequeños)
  • Padecer diabetes les obliga a inyectarse ursulina (las monjas deben de obrar milagros)
  • Tiene un eslince de tobillo
  • Le hicieron una retumbancia magnífica (si te mueves mucho ahí dentro…)
  • La aspirina fluorescente va bien contra el dolor de cabeza (y es más fácil de encontrar por la noche)
  • Me recetó Paracetamol en cláusulas
  • Se toma Denubil en pollas (corramos un tupido velo)
  • Consume asteroides en el gimnasio para estar más cachas
  • Me dieron un jarabe expectante (normal, tienes grandes expectativas al tomarlo)
  • Me he quedado sin agua exagerada (si la quieres en cantidades industriales, seguro)

Hace unos años se publicó Anécdotas de farmacéuticos (Styria) en el que se recogían varios ejemplos de confusiones al pedir productos varios: en lugar de profilácticos, filatélicos, o mejor aún, profiteroles; pedir piedra Gómez y no piedra pómez o confundir locutorio y colutorio, delirio y colirio, pasta centrífuga y pasta dentífrica, o suero psicológico y suero fisiológico. Hay para todos los gustos.

Al fin y al cabo es normal que con tanta jerga uno se pierda, como sucede en la famosa historia del hombre que fue a la consulta de su médico de cabecera por un problema de fertilidad.

Hernia fiscal es lo que tenemos los autónomos cada cierto tiempo

Mezclando «churros con meninas»

Decía al principio que me encantan las mezclas de dichos y refranes, así que veremos algunos de los que se suelen oír más, aunque la inventiva de la gente no tiene límites. Parece que nos gusta esto de fabricar expresiones nuevas.

Julio Somoano recoge los siguientes en su libro Deslenguados:

  • González ha puesto el toro sobre la mesa (híbrido entre «poner el asunto sobre la mesa» y «coger el toro por los cuernos»)
  • Por aquel entonces me lo creía todo a pies puntillas («creerse todo a pies juntillas» e «ir de puntillas»)
  • Con los políticos todo se queda en agua de borrascas («borrasca» y «en agua de borrajas»)
  • ¡Desde luego! Que te haga pasar esto a ti, que te dejas la piel en el pellejo («dejarse la piel en algo» y «dejarse el pellejo»)
  • Es que lo veo y se me ponen los pelos de gallina («poner la piel de gallina» y «poner los pelos de punta»)

Algunas de estas combinaciones pueden parecer demasiado rebuscadas, pero seguro que estas las hemos oído más a menudo:

  • A ella le gusta el té. Yo, sin en cambio, prefiero café (mezcla de «sin embargo» y «en cambio»)
  • No sé en qué anda metido, ni falta que me importa
 (combinación de «ni me importa» y «ni falta que me hace»)

Spoonerismos

De un modo similar existen los llamados spoonerismos, errores lingüísticos basados en un cambio accidental o intencionado de sonidos parecidos, de una permutación de letras o sílabas (no palabras enteras), que da como resultado un texto cómico. Muchas veces la frontera entre el spoonerismo y el malapropismo es algo borrosa. 

El término se acuñó en honor a William Archibald Spooner, un clérigo anglicano, que al parecer hacía cruces inintencionados de palabras que resultaban la mar de cómicos. Su metedura de pata más célebre ocurrió cuando debía presentar a la reina victoria como «nuestra querida reina madre» (our dear old queen) y al final habló de «nuestro extravagante y viejo decano» (our queer old dean).

Spoonerismo

En inglés, lengua en la que este juego lingüístico es muy apreciado, es fácil encontrar multitud de ejemplos de spoonerismo. Uno muy conocido es este de Groucho Marx: Time wounds all heels (el tiempo envuelve todos los talones) en vez de Time heals all wounds (el tiempo cura todas las heridas).

Algunos ejemplos en castellano:

  • Salir el culo por la tirata (el tiro por la culata)
  • Que no panda el cúnico (que no cunda el pánico)
  • Corramos un estúpido velo (tupido velo)
  • Blancanita y los siete enanieves.
  • Que la traba se me lengua (que la lengua se me traba)
  • No todo el monte es orgasmo (contrarrefrán de «No todo el monte es orégano»)
  • Son japonudos estos cojoneses (son cojonudos estos japoneses)

Estrategias de traducción

Tanto los malapropismos como los spoonerismos están tan ligados a la fonética, tan arraigados a la palabra, que la estrategia que debemos seguir cuando nos enfrentamos a un original así es la de recrear. De nada sirve la literalidad en frases como:

  • He is the very pineapple of politeness (the pinnacle)
  • Having one wife is called monotony (monogamy)
  • My sister has extra-century perception (extrasensory)
  • He had to use a fire distinguisher (extinguisher)

En este caso habrá que analizar el contexto, la intención y el énfasis para decantarnos por una expresión u otra. Lo más seguro es que no haya nada parecido en nuestro idioma y tengamos que reescribir la frase con algo creíble.

John D. Sanderson, en su artículo Hacia una tipología del malapropismo shakespeareano y sus estrategias de traducción, explica que el proceso traductor habría de empezar por la adecuada identificación del lapsus léxico original antes de emprender la búsqueda de un equivalente en el nuevo contexto. El traductor debe apreciar las características fonéticas de los sonidos empleados por el autor; no se trata sólo de palabras con contenido semántico, sino que a menudo la forma fónica de las mismas resulta significativa.

Una vez localizados todos los malapropismos del texto origen y determinada su casuística, la adopción de una determinada estrategia traductora dará como resultado una mayor o menor caracterización del personaje dependiendo de la recurrencia de este tipo de lapsus en el texto meta.

Siguiendo con el tema de este lapsus en literatura, Offord realizó un estudio sobre la traducción del malapropismo shakespeareano al francés con la que obtuvo una catalogación de seis estrategias traductoras que, aunque van en la línea de lo de siempre, pueden ser útiles:

  • no tener en cuenta el juego de palabras;
  • priorizar el significado superficial;
  • priorizar el significado subyacente;
  • incluir los dos significados (sin producir un juego de palabras);
  • crear un juego de palabras distinto.

Por supuesto, y como siempre, todo dependerá del contexto.

¿Ortografiado equivale a autografiado con el orto?

En definitiva, usadlos si quereis, ¡pero que no valga la rebuznancia!

***

Para saber más:

  • Deslenguados. Julio Somoano. Temas de hoy.
  • Inculteces. Toni Garrido y Xosé Castro. Planeta.
  • Sobre los límites de la fraseología. Dichos y locuciones pragmático-conversacionales de carácter burlesco en español. Lucía Luque Nadal.
  • Hacia una tipología del malapropismo shakespeareano y sus estrategias de traducción. John D. Sanderson.
  • Malapropisms and spoonerisms. En el blog Three bites of a cherry.
  • La hormona de su zapato. Artículo de El Correo. 

Aquí no hay quien coma

08 lunes Jul 2013

Posted by enlalunadebabel in Errores, Lengua española, Traducción

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carta, error de traducción, glosario cocina, glosario culinario, hostelería, menú, restauración, restaurante, traducción culinaria, traducción para la hostelería, traducir cartas de restaurante

Hemos quedado con unos amigos para comer en un sitio al que no hemos ido nunca. Llegamos al restaurante en cuestión, un mesón castizo de nombre tipo Casa Paco (estaréis conmigo en que podría ser peor un Paco’s). Nos sentamos y nos traen las cartas. La abro y ahí está, en un lateral, la traducción al inglés. Se masca la tragedia. Y ya puedo ir masticando bien porque se me está indigestando y eso que Paco aún no nos ha traído nada para comer.

Vale, reconozco que no se puede ir con un traductor a comer o a cenar por ahí porque somos algo tiquismiquis, pero hay errores que claman al cielo. Un error ortográfico me irrita pero, bueno, tiene un pase. Ahora bien, un «I collide to the iron» para unos chocos a la plancha… por ahí no paso.

El origen de la mayoría de estos errores es la excesiva literalidad y la elección del término equivocado ante una palabra polisémica. El caso de «I collide» está claro: han tecleado «choco» y se ha escogido la primera persona del presente del verbo chocar. Pero, en serio, si lo quiere hacer el mismo Paco, por poco que busque verá que «choco» es «cuttlefish«.

Resultado de la búsqueda en wordreference

Resultado de la búsqueda en wordreference

Veamos algunas de estas joyitas:

Sin desperdicio ninguno. Impagable el "fish shaves" (rape), que supongo que han tomado del verbo «rapar» y de ahí han hecho su versión
Sin desperdicio ninguno. Impagable el «fish shaves» (rape), que supongo que han tomado del verbo «rapar» y de ahí han hecho su versión
Bread of you happen (pan de pasas), You toast (tostas) o You live (habitas). Y el más difícil todavía: Filetitos of sirloin of veano accompagnées des pommes de terres fritas. ¡Ahí va eso!
Bread of you happen (pan de pasas), You toast (tostas) o You live (habitas). Y el más difícil todavía: Filetitos of sirloin of veano accompagnées des pommes de terres fritas. ¡Ahí va eso!
De todas las calamidades me quedo con «fino» = "I die"
De todas las calamidades me quedo con «fino» = «I die»
Error por traducir literalmente «habitas» como la segunda persona del verbo «habitar»
Error por traducir literalmente «habitas» como la segunda persona del verbo «habitar»
Cola es tail, claro, pero la de un animal (como el que tradujo esta carta)
Cola es tail, claro, pero la de un animal (como el que tradujo esta carta)
También es curiosa la traducción al español en esta carta de un restaurante italiano. ¿Cómo serán los "pennes enojados"? Visto en: http://cibertrolas.blogspot.com.es/2012/10/pene-enojado.html
También es curiosa la traducción al español en esta carta de un restaurante italiano. ¿Cómo serán los «pennes enojados»? Visto en: http://cibertrolas.blogspot.com.es/2012/10/pene-enojado.html
-¡Camarero! -¿Qué? -¡Una de "sepia to the iron"!
-¡Camarero! -¿Qué? -¡Una de «sepia to the iron»!
"Nice sauce", es decir, ¿que en inglés la salsa es buena pero no lleva pescado?
«Nice sauce», es decir, ¿que en inglés la salsa es buena pero no lleva pescado?
Aquí nos ofrecen una muerte dulce, en lugar de una «mel i mató», una especie de requesón con miel
Aquí nos ofrecen una muerte dulce, en lugar de una «mel i mató», una especie de requesón con miel
Aquí los animales cambian con el idioma. Gallo es un pescado, no solo una ave, que es lo que aparece en el inglés (rooster)
Aquí los animales cambian con el idioma. Gallo es un pescado, no solo una ave, que es lo que aparece en el inglés (rooster)
Otro caso de palabra polisémica. Querrán decir "half", se supone
Otro caso de palabra polisémica. Querrán decir «half», se supone
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Me suena a proposición indecente. Lenguado es "sole". A saber de dónde han sacado "tool"
Me suena a proposición indecente. Lenguado es «sole». A saber de dónde han sacado «tool»
Un cambio incomprensible. ¿Buscarían «boquetón» y no «boquerón»?
Un cambio incomprensible. ¿Buscarían «boquetón» y no «boquerón»?
Otro caso de error por polisemia que detectó @TraductorJur y publicó en su artículo sobre traducciones literales http://devadiprivero.com/2013/04/02/otra-traduccion-literal-damn-maldicion/
Otro caso de error por polisemia que detectó @TraductorJur y publicó en su artículo sobre traducciones literales http://devadiprivero.com/2013/04/02/otra-traduccion-literal-damn-maldicion/

Y no solo hay cartas jeroglíficas, sino también anuncios, carteles y pizarras:

No entender nada
No entender nada
I sometimes see food
I sometimes see food
"Kitchen" o "chicken", error clásico como "teacher" y "t-shirt"
«Kitchen» o «chicken», error clásico como «teacher» y «t-shirt»
Para estar en la fachada, canta un poco, ¿no?
Para estar en la fachada, canta un poco, ¿no?
El misterioso caso del pollo que iba a la guardería
El misterioso caso del pollo que iba a la guardería
¿"Coffee cut"? Claro que sí, campeón
¿»Coffee cut»? Claro que sí, campeón

La importancia de redactar bien

Algo que nunca entenderé es el poco cuidado que algunos hosteleros ponen a la hora de traducir los rótulos y las cartas de su establecimiento. La calidad no solo está en el gusto de los platos sino que también entra por los ojos.

Como el mismo Paco sabe (o debería saber), el menú de restaurante es mucho más que una simple lista de platos y precios. Es una poderosa herramienta de marketing y ventas que pone en manos de sus clientes y debe redactarse, diseñarse y editarse estratégicamente. Quiere vender sus productos y hacerlo con credibilidad, algo que mengua, a mi parecer, cuando hay errores ortográficos o traducciones de este calibre.

Hace un tiempo vi un restaurante en el que usaban traducciones literales al inglés de expresiones típicas o frases hechas para decorar el local (en el cuadro inferior) que hacían bastante gracia, pero ¿hacen la misma gracia cuando se cuelan en la carta sin pretenderlo?

Recopilación de frases típicas

Recopilación de frases típicas

 Cómo traducir rico, rico y con fundamento

Acabamos de ver algunas de estas grandes meteduras de pata. ¿Y ahora qué hacemos? Para empezar, le recomendaría al señor hostelero que contratara a un buen traductor para que le tradujera la carta y el material promocional como es debido. No es nada caro (no estamos hablando de un proyecto titánico), de modo que no es una cuestión de ahorro y al mismo tiempo le evitamos el sofocón de hacer el ridículo ante el extranjero, que será guiri pero no es tonto.

¿Y cómo abordamos la traducción de algo así? Primero, como cualquier traducción especializada, es básico conocer la terminología. Para mí la dificultad no radica tanto en el nombre de un pescado o de un tipo de carne sino en la forma de cocinarlo. En los casos de, pongamos, unos «callos a la madrileña» o unos «calamares a la andaluza» es primordial entender qué ingredientes lleva y cómo se cocina. Si no, nos pasa como al que tradujo «rape a la marinera» como «rape sailor’s style«. Feo y denunciable.

No podemos dejar tampoco un «Madrid style» o «Andalusian style» si no explicamos, aunque sea entre paréntesis, en qué consiste. A un turista, todo esto le sonará a chino. Es más, si el camarero no tiene ni idea de inglés, ¿cómo le va a explicar qué lleva el plato? ¿No es mejor evitarlo con una buena traducción de partida?

Si no se le puede preguntar al dueño directamente, se pueden buscar recetas por Internet o acudir a la web de Arecetas, que incluye un glosario gastronómico, un glosario de alimentos, de vino y términos relacionados, etc.

Aprovechando el ejemplo de antes, ¿cómo traduciríamos «a la marinera»? Veamos en qué consiste: «Forma de sazonar y preparar los mejillones y otros moluscos, con vino blanco seco aromatizado con hierbas y especias. También se aplica a pescados guisados en vino blanco o guarnecidos con mejillones». Cuidado porque no en todos los sitios lo cocinan igual ni lleva exactamente lo mismo. Una forma clásica, por ejemplo, sería «monkfish (o angler fish) with prawns, mussels and onions in wine sauce» o «in a seafood sauce«, sin entrar en detalles.

En relación a cómo se prepara cada plato, también es complicado trasvasar los productos típicos a otro idioma. Es importante seguir una estrategia concreta: si queremos, podemos dejar el nombre original y entre paréntesis qué es o bien expresar el producto directamente en el otro idioma. Yo optaría, y es mi humilde opinión, por lo primero. Igual que el término «paella» ya está asentado, ¿por qué no dejar el toque español en la carta en los casos en los que no existe una traducción porque el término es muy específico? Por ejemplo, pienso en:

  • mojo: spiced olive oil dressing o relish.
  • papas arrugadas: Canarian wrinkly potatoes, parecidas a las «jacket potatoes». pero con sal.
  • pimientos del Padrón: Padrón bell peppers. El camarero deberá especificar en este caso (más que la carta) lo divertido de pedirlos, toda una ruleta rusa culinaria.
  • pimientos del Piquillo: Piquillo peppers, red peppers charred over wood charcoal, peeled and marinated in olive oil with herbs.
  • mel i mató: cottage cheese with honey. Y no «honey and killed» como hemos visto en una de las fotografías anteriores.

Veamos ahora partes de una carta real con algunas de estas cuestiones:

Han dejado el término en castellano y una traducción en inglés. ¿Bastaría para saber cómo son? ¿Deberíamos dar más información?

Además de que no hay consenso con las comillas, ¿un extranjero sabría qué es el mojo? A mí, «mojo» en inglés me recuerda las películas de Austin Powers.

¿Qué os parecen estas aclaraciones? Dejan plátano en castellano y luego lo traducen pero no especifican qué es exactamente eso de Príncipe Alberto. El chocolate abarca demasiado, ¿no?

¿Qué os parecen estas aclaraciones? Dejan plátano en castellano y luego lo traducen pero no especifican qué es exactamente eso de Príncipe Alberto. El chocolate abarca demasiado, ¿no?

Otro aspecto curioso relacionado con la forma de cocinar un alimento es el cambio de nombre de éste dependiendo de la forma en que se presente. ¿Un ejemplo? La anchoa, el boquerón y el bocarte son el mismo pescado: Engraulis encrasicholus. En este caso, y aunque también existen diferencias según la zona, le llamamos «anchoa» al producto fresco o en conserva con aceite y sal; «boquerón» a la anchoa en vinagre y «bocarte» al pescado frito, ligeramente enharinado y acompañado, algunas veces, de un torrezno de jamón.

También es algo complicado nombrar los distintos cortes de la carne o el pescado. Si alguna vez no sabéis como expresarlo en inglés (de hecho, a mí ya me cuesta en castellano), no os perdáis estos carteles con los cortes de la ternera y del cerdo, y estas imágenes con las partes del atún en castellano y en inglés.

Por último, si necesitáis echarle un ojo a glosarios bilingües, tomad nota de este glosario con términos de uso común en la cocina de la web Delicioso o podéis descargar este pdf de Babel linguistics: Glosario gastronómico. Sin embargo, si lo que necesitáis es un glosario culinario básico de lo que suele haber en una carta, os dejo este documento que he ido confeccionando con el tiempo con unos 250 términos en inglés, francés, español, italiano y alemán: Glosario culinario (si observarais algún error o traducción mejorable, no dudéis en hacérmelo saber).

Y si después de esto los hosteleros siguen usando el traductor automático o no revisan lo que han escrito, oye, que con su pan se lo coman.

Misspelling

***

Las imágenes provienen principalmente de varias páginas de internet, como Microsiervos, de otros compañeros o bien las han enviado directamente a mi página de facebook de Las 1001 traducciones para el álbum Hall of Shame.

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