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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Publicaciones de la categoría: Humor

Vídeos y pódcast de traducción para aprender y divertirte durante la cuarentena

18 lunes May 2020

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Humor, Testimonios, Traducción, Vida traductoril

≈ 5 comentarios

Etiquetas

canales de YouTube de traducción, entrevistas a traductores, pódcast de traducción, traductores en YouTube, vídeos sobre traducción

Seguimos a medio gas por la crisis de la COVID-19. Parece que está todo en el aire: algunas semanas entra mucho trabajo; otras, nada. Algunos compañeros van desbordados y otros no reciben encargos desde hace días. Algunos pagos se demoran y la incertidumbre se palpa en el ambiente.

En momentos así no sabes si empezar a buscar trabajo o aprovechar esta etapa tan rara para retocar el currículo y seguir formándote. Cualquier opción es buena. Decidas lo que decidas estará bien. Lo más importante —en mi humilde opinión— es no sobrecargarte con obligaciones, sobre todo las que te impones tú mismo. ¿Te apetece hacer un curso de traducción mientras andas mano sobre mano? Perfecto. ¿Quieres empezar ya a buscar clientes porque este momento de parón es ideal para hacer pruebas de traducción? Perfecto también. Que no te abrume y te pese no haber leído ya cinco libros al mes, haber hecho las 25 sentadillas al día o haber horneado ya los diez panes y cuatro bizcochos de rigor. Take it easy!

Pero en esta situación tan distópica que vivimos sí hay cosillas que podemos hacer para seguir formándonos como traductores y disfrutar al mismo tiempo y es que cada vez son más los compañeros que usan las redes para echar un cable a los demás y que suben vídeos y podcasts con pildoritas, entrevistas o debates acerca de la traducción. Así pues, de esto vamos a hablar hoy, aunque estoy convencida de que ya conocerás a la mayoría.

1. ATRAE

Aunque no va en ningún orden específico, empiezo con el canal de la asociación ATRAE, porque la iniciativa (de Mario Pérez, si no me equivoco) de reunir a varios compañeros y especialistas en varias cuestiones de la traducción audiovisual me parece fantástica.

Aquí tenéis el primer vídeo de la serie «Las quedadas de ATRAE» centrado en la traducción del humor, pero en su canal encontraréis muchas más entregas.

2. En Pantuflas

Marina y Paola llevan ya 105 episodios de su podcast En Pantuflas, en los que abarcan todo tipo de temas, pero siempre desde el humor y el salero que las caracteriza. Como ellas mismas describen en su página: «En Pantuflas es un podcast que buscar dar voz y valor a la profesión del traductor. En cada episodio, las conductoras Paola y Marina los llevarán a recorrer un camino diferente, reflexionar sobre cuestiones de la traducción, debatir sobre noticias de la industria y entrevistar a profesionales que son exitosos en lo que hacen y que tienen muchos consejos interesantes para compartir con traductores e intérpretes. Pero, además de informar, En Pantuflas busca entretener y permitirles a los traductores divertirse un rato y reírse de lo que hacemos que, muchas veces, nadie entiende como otro colega que está en la misma».

Tuve el placer de que me entrevistaran en el episodio 57 y me lo pasé fenomenal; hablamos de humor, redes y muchas cosas más.

Ah, ¡y no os perdáis sus karaokes!

3. Traducción jurídica

Los compañeros de Traducción jurídica, Ruth y Fernando, son de sobra conocidos en esta rama de la traducción y en su canal de YouTube suben vídeos sobre su especialidad, aunque también hay cabida para consejos sobre tarifas o sobre cómo empezar en traducción, como este:

Por cierto, el 28 y 29 de mayo organizan un taller sin coste: Cómo orientar tu carrera para vivir de la traducción (en el mundo post COVID-19) al que os podéis apuntar aquí: http://bit.ly/2WcOCCI.

4. The Translation Show

The Translation Show es un espacio de noticias, entrevistas, recursos y mucho más sobre traducción e interpretación conducido por Rafael López Sánchez y Damián Santilli. En el blog de Rafael, Jugando a traducir, encontrarás la declaración de intenciones del canal.

Barriendo para casa, os dejo como muestra la entrevista que me hicieron hace ya un tiempo.

5. Trágora Formación

Las compañeras de Trágora tienen canal propio en YouTube y en su serie #HangoutsTrágora podréis encontrar multitud de entrevistas a profesionales del sector. Gabriel Cabrera, su ínclito presentador, maneja con destreza todos los temas y entrevistados. En una ocasión hablé con Gabriel sobre traducción editorial, pero para no saturarte, te dejo con este vídeo en el que Xosé Castro habla de cómo aumentar nuestra cartera de clientes, algo que siempre viene bien.

También tienen otro tipo de vídeos: la serie #Asociatrad, sobre las distintas asociaciones de traductores, y #TFTRAD, en la que los recién egresados cuentan los entresijos de sus TFG. ¡Hay para todos los gustos!

6. Traduversia

Traduversia son Pablo Muñoz y Rafael López y ofrecen cursos de traducción desde su web, pero también tienen un canal en YouTube en el que podemos encontrar, sobre todo, vídeos prácticos sobre software de traducción. Además tienen un pódcast en el que tratan otras cuestiones, como este episodio en el que hablan de sus inicios en el mundo de la traducción, de por qué estudiaron Traducción e Interpretación y cómo encontraron su primera experiencia laboral.

7. El idioma del cine

Judit Jiménez Cuenca es El idioma del cine tanto en Twitter como en YouTube y sube periódicamente vídeos sobre películas, series y lanzamientos varios, pero también tiene vídeos relacionados con la profesión que podéis encontrar aquí.

En esta entrega, por ejemplo, varios compañeros hablan de cómo fue su primer encargo:

8. Laura Traducción

Por último, pero no por eso menos importante, está Laura López, que tiene un blog desde hace un tiempo y recientemente se ha lanzado a los vídeos en directo en su cuenta de Instagram, que luego sube a YouTube. Ahora mismo podéis encontrar entrevistas a Quico Rovira-Beleta y Pilar Ramírez Tello.

***

¿Qué os han parecido estos canales? ¿Ya los conocíais? ¿Me dejáis en comentarios otros que os gusten? ¡Hasta la próxima!

Life as a translator

16 lunes Mar 2015

Posted by enlalunadebabel in Humor, Traducción, Vida traductoril

≈ 35 comentarios

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cómic, daily habits, deadlines, humour, projects, retro, translator, vintage

Translations, invoices and coffee. A translator’s world is much more than that… or is it? Let’s have a look at these snippets of our daily life!

When you finally decide to become a freelance translator…



… and you realize what that really means.

freelance

Because being a freelancer doesn’t mean being absolutely free…

alarmclock

dayoff

When you read what some people think of our job or even say, like «Google Translate is the future and human translators will no longer be needed» or «It is enough to speak two languages to be a translator» and other gems.


When you land a new job and start working with a new PM.

phonePM

What some people recommend… and you pay no heed, of course.

coffee cigar

When the project sounds very promising but the customer doesn’t accept your quote.

decepcion

When someone you have been working with for ages refuses to pay you more per word.

slave

When you have a new project and have to sign an NDA.

signNDA

When the text you have to work on makes absolutely no sense.


When you realize the project is much more difficult than you expected. Yup, that happens!


When you’ve been translating for a very long time.

furniture



When you work so much you don’t even have time for social life…


…and you don’t know what language you are speaking anymore

milanguage

…because you’ve been stuck up at home for so long


…that even your friends have to plan an intervention for you to go out.

intrvention

When you do finally go out, though, you seem to find mistakes and mistranslations everywhere and you can’t avoid pointing them out to the people near you… like in the cinema while enjoying a dubbed or subtitled film.

eject you

Inspiration doesn’t come easily…

not myself

cant concentrate

However, hard work pays off and after long hours the spark appears, you come up with le mot juste.


When you have to research on very strange topics for your translation.

necromancy

But don’t be misled, translators are not bookworms. Ok, ok… Well, maybe we are.


When people just don’t get how you can spend the day typing…

wrist

Luckily there’s a thing called coffee, fuel for the translator’s mind.

coffee

When you see some of the things colleagues say about each other or the way people argue on some Facebook forums.


When you are offered a new project on a Friday evening…


…and you suspect they want you to edit a machine translated text

dirty

When you realize you’ve not been paying attention to your eating habits



…and you know you’ve been so absorbed that you’ve forgotten about your husband, dog or cactus.


When you finally finish a big project.



The following day, though…

e98f615dc0a575f95bbc3bc9c0980bd9

And when a couple of days later you’re still waiting for a new translation project…




When you’re waiting for your customers to pay.

rezarcobrar

When you finally get your money.


When you read your published translation and you realize there’s a typo…

gulp

But, hey, we love what we do and wouldn’t change it for anything in the world! Or would we?

click

***

Disclaimer: This is a just for fun post to celebrate that this blog has just turned three (yay!). Unfortunately, all the pictures have been found on pinterest and tumblr without credit to the author or title of the comic. If you have more information, please do not hesitate to contact me. And, of course, if you want to contribute with a comment, be my guest!

Hazte así, tienes un malapropismo

11 martes Feb 2014

Posted by enlalunadebabel in Errores, Humor, Lengua española

≈ 13 comentarios

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errores lingüísticos, inculteces, lapsus, lapsus linguae, malapropismo, rebuznancia, spoonerismo, traducción

«Lo vemos cada día y lo de esta familia de empresarios no es ninguna excepción. Durante un tiempo nadaron en la ambulancia, pero ahora se han declarado disolventes y no tienen donde caerse muertos. Y el pobre abuelo, el fundador de la empresa, que tiene más años que Jerusalén y se dejó la piel en el pellejo para montar el chiringuito, se ve sin un duro. Normal que los trabajadores estén hechos unos obeliscos y los pongan a parir de un burro, con todas las nóminas que les deben».

¿Hay algo que os chirríe? Normal, el texto esta plagado de malapropismos. En realidad, nadamos en la abundancia, nos declaramos insolventes, tenemos más años que Matusalén, nos dejamos la piel (o nos ponemos en el pellejo de otra persona), estamos hechos unos basiliscos y ponemos a parir (o a caer de un burro) a los demás.

Algunos ejemplos en la portada del libro «Inculteces», de Toni Garrido y Xosé Castro

Espera un momento. ¿Mala… qué? ¡Eso tú!

Llamamos «malapropismo» (término recogido en diccionarios especializados en materias lingüísticas, pero no en los generales) a la deformación o el empleo equivocado de una palabra por su similitud semántica y fonética con otra. Normalmente se dan en las personas generalmente poco instruidas, aunque no siempre, y muchas veces es un fenómeno buscado para hacer gracia. Dependiendo de un caso u otro, estos errores pueden deberse a:

  • la ultracorrección («ostentóreo» en vez de «ostentoso» o «estentóreo»; «bacalado» en lugar de «bacalao»);
  • la etimología popular, muchas veces errores muy arraigados («balandronada» por «baladronada», «antena paranoica» por «antena parabólica» o «rintintín» en lugar de «retintín»;
  • una alolalia (afasia consistente en pronunciar una palabra por otra), si es un hecho recurrente;
  • otras causas: desconocimiento, prisas, etc. («estar entre la espalda y la pared», «rascarse las vestiduras»). ¡Soy muy fan de estas combinaciones en particular!

Lo único que tienen en común es que en todos los casos provocan efectos cómicos, ya sea a propósito o sin querer. En este último caso es cuando más gracia hacen, claro.

El término proviene de la señora Malaprop, un personaje de la comedia The Rivals escrita por el inglés Richard Brinsley Sheridan. El autor sacó el nombre del francés «Mal à propos» (hablar mal a propósito). La mujer retiene vagos recuerdos de palabras oídas a personas de clase elevada y por aparentar distinción las reutiliza, confundiéndolas con otras en base a su similitud. Este personaje adquirió tanta notoriedad que dio origen a la voz malapropism. 

Claro está, este lapsus léxico ya existía con anterioridad y el lexicólogo Bolinger lo define de esta manera: «Crudely stated, this has to do with a sign whose meaning is known but whose verbal form has been forgotten». Así pues, el análisis de este fenómeno (especialmente en obras literarias) se basará en el reconocimiento de una ausencia léxica y del mecanismo de asociación mental por el cual se ha producido una sustitución errónea por parte del emisor con el objetivo de dar continuidad a su discurso.

Qué dramatismo, por favor. ¿Y no será «se emborrona»?

Sin embargo, a pesar del hombrecito y la descripción pomposa, los malapropismos están a la orden del día y aparecen en el momento más insospechado. Seguramente el mejor ejemplo de esto (y el que conoceréis) es la metedura de pata de Sofía Mazagatos cuando dijo: «Me gustan los toreros que están en el candelabro», o bien la de Carmen Sevilla al reconocer: «Soy mayor, pero no tanto como para ser del Parque Jurídico» e incluso cuando Norma Duval exclamó: «Estoy que no salgo de mi apoteosis».

Sin embargo no hay que ir muy lejos para encontrar ejemplos de malapropismos. De hecho, una persona de mi entorno más cercano (cuyo nombre me reservo para respetar su intimidad) hace un tiempo me dijo que estuvo en Bilbao, que visitó el «Julengueim» y que «entre pito y Valdemoro» se dejó una fortuna en las vacaciones. No es viuda, pero ha «sustraído» matrimonio dos veces. Y aunque a su edad se conserva bien, quiere hacer ejercicios «abominables» para fortalecer los «muslos» del estómago.

Claro que el efecto gracioso puede no serlo tanto cuando se usa un término peliagudo, como el niño que entró a clase tarde y al preguntarle la profesora de dónde vení­a, soltó: «Nada, que he ido con mi hermano al pederasta» (en vez de al pediatra). O la hermana de un amigo que, a los diez años, entró al comedor con un mechero en la mano y anunció: «Mira, mamá, soy ninfómana» (pirómana, claro).

Tampoco hay que pasarse con las condenas

Calvo de cultivo

En general los términos médicos, técnicos y científicos son una mina para los malapropistas, básicamente porque suelen ser más extraños o más difíciles de pronunciar.

¿Quién no ha oído alguna vez estas palabrejas?

  • Cólico frenético
  • Gomitó la comida, porque se mareó en el avión (típico en niños pequeños)
  • Padecer diabetes les obliga a inyectarse ursulina (las monjas deben de obrar milagros)
  • Tiene un eslince de tobillo
  • Le hicieron una retumbancia magnífica (si te mueves mucho ahí dentro…)
  • La aspirina fluorescente va bien contra el dolor de cabeza (y es más fácil de encontrar por la noche)
  • Me recetó Paracetamol en cláusulas
  • Se toma Denubil en pollas (corramos un tupido velo)
  • Consume asteroides en el gimnasio para estar más cachas
  • Me dieron un jarabe expectante (normal, tienes grandes expectativas al tomarlo)
  • Me he quedado sin agua exagerada (si la quieres en cantidades industriales, seguro)

Hace unos años se publicó Anécdotas de farmacéuticos (Styria) en el que se recogían varios ejemplos de confusiones al pedir productos varios: en lugar de profilácticos, filatélicos, o mejor aún, profiteroles; pedir piedra Gómez y no piedra pómez o confundir locutorio y colutorio, delirio y colirio, pasta centrífuga y pasta dentífrica, o suero psicológico y suero fisiológico. Hay para todos los gustos.

Al fin y al cabo es normal que con tanta jerga uno se pierda, como sucede en la famosa historia del hombre que fue a la consulta de su médico de cabecera por un problema de fertilidad.

Hernia fiscal es lo que tenemos los autónomos cada cierto tiempo

Mezclando «churros con meninas»

Decía al principio que me encantan las mezclas de dichos y refranes, así que veremos algunos de los que se suelen oír más, aunque la inventiva de la gente no tiene límites. Parece que nos gusta esto de fabricar expresiones nuevas.

Julio Somoano recoge los siguientes en su libro Deslenguados:

  • González ha puesto el toro sobre la mesa (híbrido entre «poner el asunto sobre la mesa» y «coger el toro por los cuernos»)
  • Por aquel entonces me lo creía todo a pies puntillas («creerse todo a pies juntillas» e «ir de puntillas»)
  • Con los políticos todo se queda en agua de borrascas («borrasca» y «en agua de borrajas»)
  • ¡Desde luego! Que te haga pasar esto a ti, que te dejas la piel en el pellejo («dejarse la piel en algo» y «dejarse el pellejo»)
  • Es que lo veo y se me ponen los pelos de gallina («poner la piel de gallina» y «poner los pelos de punta»)

Algunas de estas combinaciones pueden parecer demasiado rebuscadas, pero seguro que estas las hemos oído más a menudo:

  • A ella le gusta el té. Yo, sin en cambio, prefiero café (mezcla de «sin embargo» y «en cambio»)
  • No sé en qué anda metido, ni falta que me importa
 (combinación de «ni me importa» y «ni falta que me hace»)

Spoonerismos

De un modo similar existen los llamados spoonerismos, errores lingüísticos basados en un cambio accidental o intencionado de sonidos parecidos, de una permutación de letras o sílabas (no palabras enteras), que da como resultado un texto cómico. Muchas veces la frontera entre el spoonerismo y el malapropismo es algo borrosa. 

El término se acuñó en honor a William Archibald Spooner, un clérigo anglicano, que al parecer hacía cruces inintencionados de palabras que resultaban la mar de cómicos. Su metedura de pata más célebre ocurrió cuando debía presentar a la reina victoria como «nuestra querida reina madre» (our dear old queen) y al final habló de «nuestro extravagante y viejo decano» (our queer old dean).

Spoonerismo

En inglés, lengua en la que este juego lingüístico es muy apreciado, es fácil encontrar multitud de ejemplos de spoonerismo. Uno muy conocido es este de Groucho Marx: Time wounds all heels (el tiempo envuelve todos los talones) en vez de Time heals all wounds (el tiempo cura todas las heridas).

Algunos ejemplos en castellano:

  • Salir el culo por la tirata (el tiro por la culata)
  • Que no panda el cúnico (que no cunda el pánico)
  • Corramos un estúpido velo (tupido velo)
  • Blancanita y los siete enanieves.
  • Que la traba se me lengua (que la lengua se me traba)
  • No todo el monte es orgasmo (contrarrefrán de «No todo el monte es orégano»)
  • Son japonudos estos cojoneses (son cojonudos estos japoneses)

Estrategias de traducción

Tanto los malapropismos como los spoonerismos están tan ligados a la fonética, tan arraigados a la palabra, que la estrategia que debemos seguir cuando nos enfrentamos a un original así es la de recrear. De nada sirve la literalidad en frases como:

  • He is the very pineapple of politeness (the pinnacle)
  • Having one wife is called monotony (monogamy)
  • My sister has extra-century perception (extrasensory)
  • He had to use a fire distinguisher (extinguisher)

En este caso habrá que analizar el contexto, la intención y el énfasis para decantarnos por una expresión u otra. Lo más seguro es que no haya nada parecido en nuestro idioma y tengamos que reescribir la frase con algo creíble.

John D. Sanderson, en su artículo Hacia una tipología del malapropismo shakespeareano y sus estrategias de traducción, explica que el proceso traductor habría de empezar por la adecuada identificación del lapsus léxico original antes de emprender la búsqueda de un equivalente en el nuevo contexto. El traductor debe apreciar las características fonéticas de los sonidos empleados por el autor; no se trata sólo de palabras con contenido semántico, sino que a menudo la forma fónica de las mismas resulta significativa.

Una vez localizados todos los malapropismos del texto origen y determinada su casuística, la adopción de una determinada estrategia traductora dará como resultado una mayor o menor caracterización del personaje dependiendo de la recurrencia de este tipo de lapsus en el texto meta.

Siguiendo con el tema de este lapsus en literatura, Offord realizó un estudio sobre la traducción del malapropismo shakespeareano al francés con la que obtuvo una catalogación de seis estrategias traductoras que, aunque van en la línea de lo de siempre, pueden ser útiles:

  • no tener en cuenta el juego de palabras;
  • priorizar el significado superficial;
  • priorizar el significado subyacente;
  • incluir los dos significados (sin producir un juego de palabras);
  • crear un juego de palabras distinto.

Por supuesto, y como siempre, todo dependerá del contexto.

¿Ortografiado equivale a autografiado con el orto?

En definitiva, usadlos si quereis, ¡pero que no valga la rebuznancia!

***

Para saber más:

  • Deslenguados. Julio Somoano. Temas de hoy.
  • Inculteces. Toni Garrido y Xosé Castro. Planeta.
  • Sobre los límites de la fraseología. Dichos y locuciones pragmático-conversacionales de carácter burlesco en español. Lucía Luque Nadal.
  • Hacia una tipología del malapropismo shakespeareano y sus estrategias de traducción. John D. Sanderson.
  • Malapropisms and spoonerisms. En el blog Three bites of a cherry.
  • La hormona de su zapato. Artículo de El Correo. 

Lo que esconde un nombre

14 martes Ene 2014

Posted by enlalunadebabel in Humor, Lengua española

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Angelina Jolie, Dolly, epónimos, Gürtel, Malaya, nombres, operaciones policiales, taxonomía

«Tu nombre me sabe a hierba», cantaba Serrat, que conocía el poder evocador que tienen los nombres. Las palabras designan ideas y realidades, pero muchas veces nos olvidamos de la fuerza que puede llegar a tener un nombre determinado.

Y sí, os lo digo por experiencia, como poseedora de un nombre curioso y difícil de escribir, no lo niego. ¿Cuántas veces he tenido que repetir el nombre, deletrearlo y corregirlo a lo largo de estos años? Más de las que puedo contar. Las mismas veces que me han preguntado si soy árabe (vale, tendría un pase ya que Scheherezade es la princesa de los cuentos de Las mil y una noches), alemana (bueno, digamos que les confunde ese «sch» inicial típico de Schwarzenegger, Schwarzkopf o Schlecker) o vasca (esto ya no lo entiendo; imagino que será porque hay muchas consonantes).

Sin embargo, una cosa está clara: la gente tiene mucha inventiva (y mala leche a partes iguales). He perdido la cuenta también de las variaciones que sufre mi nombre: Sere, Shere, Schere («tijeras» en alemán), Cher, Cereales (los niños son muy crueles), Aserejé (sí, por la canción) e incluso Serenade (también por la canción, esta vez de Dover). La cosa es variar.

Hasta Google me vacila.

Hasta Google me vacila.

Por eso hoy quiero hablar de los nombres y su importancia, con lo que repasaremos algunos nombres literarios, los de las operaciones policiales, los de los insectos e incluso de las marcas comerciales.

La importancia de los nombres

Los nombres no solo designan sino que muchas veces también están connotados, de modo que hay que llevar cuidado a la hora de crear una obra o de traducirla, en cuyo caso habría que estudiar si se cambian los nombres para respetar el sentido, por ejemplo.

Un caso claro lo encontramos en la saga Harry Potter. Solo hay que pensar en personajes como Draco Malfoy (“mal foi” significa «mala fe» o «de mala fe» (que no es de fiar, vamos) en francés y su madre, Narcissa, que se llamó así por el mito griego de Narciso, personaje que se enamoraba de sí mismo, y que le va al pelo porque es muy vanidosa. Cómo no, también se ve más o menos claro en Severus Snape, cuyo nombre de pila viene de «severe», que significa «severo» o «estricto» y en Remus Lupin, donde “lupin” deriva del latín «lupus» que significa «lobo» y el nombre de pila viene de Remo, personaje de la mitología antigua al que amamantó una loba precisamente.

Lo vemos con Albus Dumbledore, “albus” en referencia a la blancura, la pureza y sabiduría, y “dumbledore”, que es una especie de abejorro. Según Rowling, como al personaje le gustaba la música, se lo imaginaba en su despacho tarareando de un lado para otro.

También sucede con los nombres de lugares, como Diagon Alley (juego de palabras con “alley” y su trazado en diagonal) y Knockturn Alley, que en voz alta suena a «nocturnamente» y en un largo etcétera de nombres más que se conservaron tal cual en la traducción. Imagino que trasvasar todas las referencias hubiera sido un esfuerzo tiránico y de reescritura, me atrevería a decir.

Sin embargo, Laura Escorihuela, la traductora al catalán de los primeros cuatro libros, sí cambió algunos nombres para tratar de conservar el sentido o los juegos de palabras. Por ejemplo, algunos personajes secundarios fueron modificados con rimas porque, según ella, causaban más gracia en el lector que las aliteraciones del inglés. Hacerlo con los principales hubiera sido más problemático:

Nícanor Gryffindor (en lugar de Godric)
Sírpentin Slytherin (en lugar de Salazar)
Mari Pau Ravenclaw (en lugar de Rowena)

Los apellidos de los fundadores, que son los nombres de las casas, los dejó igual por su importancia en la historia (y porque al principio no cayó en hacerlo y luego fue demasiado tarde), pero creyó que los nombres tampoco tenían tanta relevancia y decidió cambiarlos para causar más efecto en el lector de la traducción.

¿Qué os parece la solución? ¿Traduciríais los nombres porque al ser literatura infantil/juvenil es mejor facilitar la comprensión y asegurarse de que el joven lector tiene las mismas sensaciones que el inglés? ¿O preferís no tocar nombres propios? Es un buen debate, sin duda.

Por otro lado, también hay que fijarse en la simbología de los nombres. En un artículo del blog Literautas nos explican, por ejemplo, que en la película Lucía y el sexo  existe un simbolismo importante con los elementos de la luz, el sol y la luna: sus personajes principales se llaman Luna, Lucía (luz) y Lorenzo (nombre coloquial para el sol en castellano). Los tres nombres inciden en la idea principal y funcionan como un todo.

Por último, me viene a la cabeza el capítulo de Los Simpson en el que se explica cómo le pusieron el nombre a Bart. Su padre, Homer, se decantaba por Bart porque a todos los demás nombres les encontraba rimas dudosas de las que los niños podrían reírse en el colegio. Lo que no pensó —y de ahí la gracia del fragmento— es que Bart rima con “fart”, «pedo» (además, hay quien dice que también juegan con las letras de “brat”, «mocoso», «malcriado»). En la versión doblada, y si no se tienen conocimientos de inglés, esta gracia pasa totalmente desapercibida. Supongo que es una pérdida inevitable. Un ejemplo más de que los nombres importan y mucho.

Una operación… ingeniosa

Y ya que hablamos de nombres y de humor, hay que abordar los nombres de las operaciones policiales de este país. En España, la Guardia Civil y la Policía ponen nombre a las operaciones desde 1990. Hasta entonces, las actuaciones se bautizaban con el número de diligencia judicial (1233/90, por ejemplo). Ahora son resultado de juegos de palabras, traducciones no tan simples al inglés o al alemán o una combinación de ideas originales.

No estaría de más una investigación.

No estaría de más una investigación.

Se dice que la gran mayoría de las veces se opta por dar nombres dependiendo de la zona geográfica: «Operación Poniente», la trama de corrupción de El Ejido; la «operación Cala», caso Rocío Wanninkof; o la «operación Temple», nombre del hotel de León donde se detuvo a unos narcotraficantes. Y hablando de droga, el mar también suele ser fuente de inspiración en muchas ocasiones, con operaciones como la «boquerón», «pulpo», «delfín», «garfio» o «grumete».

A veces el nombre viene por las aficiones o los apodos de las víctimas o los verdugos, como sucedió con la «operación Mazas» en la que estaba implicado un culturista. También se las nombra por la jerga de dichos detenidos. Incluso, si todo falla, se recurre al santoral. Para los días en los que no hay inspiración, los agentes de delitos telemáticos de la Guardia Civil recurren al santoral católico por orden alfabético.

No obstante, no existe un código estándar para darles nombre a las operaciones y todo depende del investigador de turno, que echa mano de inventiva, se fija en un detalle, un giro o un significado determinado. En algunos casos, incluso, son los jefes de prensa los que dan la idea, para «vender» mejor el tema a los medios de comunicación.

Veamos algunas operaciones y el origen del nombre:

  • Operación Abanico: se detuvo a uno de los miembros del cuarteto de música Locomía, famosos por actuar con unos abanicos enormes.
  • Operación Anca: Al jefe de la banda en cuestión le apodaban «El Rana».
  • Operación Chuleta, en la que cayó una red que se dedicaba a filtrar respuestas de los exámenes de conducir.
  • Operación Galgo, una operación contra el dopaje en el deporte de élite realizada en España. La mayoría de los responsables de la trama eran atletas y ya se sabe que el galgo es el perro que corre más deprisa. ¡Conexión realizada con éxito!
  • Operación Grillo: «Eres más negro que el sobaco de un grillo» es una expresión popular española. Aunque en las operaciones evitan usar nombres que aludan a etnias, sexo o religión, este apunta a la raza negra de uno de los integrantes de la banda.
  • Operación Gürtel. El principal acusado se llama Francisco Correa. Un policía que participó en el caso en los primeros momentos, y que había estado becado en Alemania, relacionó los términos «correa» y «cinturón», y tradujo este último al alemán.
  • Operación Malaya. Aunque alguna tesis apunta a que el nombre se debe a la mezcla de las ciudades de Málaga y Marbella, parece ser que fue bautizada así porque la tortura malaya es aquella a la que se somete a gente que no confiesa ni con agua hirviendo, porque son resistentes como una «roca» (apellido del principal acusado).
  • Operación Pokémon. Los responsables de la operación, y concretamente un miembro de Vigilancia Aduanera, escogieron el nombre por el elevado número de imputados; ¿casi tantos como pokémon hay? Solo el tiempo lo dirá.
  • Operación Sudoku, que terminó con la detención de ciudadanos orientales que pirateaban copias de DVD y falsificaban bolsos. Suponemos que tanto nombre y apellido asiático les sonaba a chino.

Como la inventiva tiene un límite, propongo que a la trama de chinos que venden latas de cerveza en la calle la llamen Operación Mahou Tse Tung. ¿Cuela?

¡Hazte con todos!

¡Hazte con todos!

¿Qué nombre le ponemos a ese bicho?

Los policías no son los únicos que gozan de un buen sentido del humor; los científicos e investigadores también son muy ingeniosos cuando le ponen nombre a las nuevas especies.

A veces, recurren a juegos de palabras en latín o latinizadas, como el palíndromo de un escarabajo de México: Orizabus subaziro. En otras ocasiones pretenden escandalizar, como con la polilla Catocala elocata, cuya segunda parte significa «prostituta».

No obstante, muchas veces usan nombres de personajes famosos, ya sean reales o de ficción. Fernando Navarro ha escrito varios artículos sobre esto en el blog Laboratorio del Lenguaje que no tienen desperdicio. Por ejemplo, nos cuenta que en 1983, «los entomólogos estadounidenses Arnold Menke y David Vincent decidieron bautizar tres nuevas especies de avispas del género Polemistus con el nombre de sendos personajes de la saga interestelar: P. chewbacca (por el peludo tibocha del planeta Kashyyk, inseparable compañero de Han Solo), P. vaderi (por Darth Vader, figura destacada del Lado Oscuro) y P. yoda (por el más grande maestro Jedi de la historia galáctica)».

El cine y la literatura tienen mucho peso, de ahí que también haya varios géneros de avispas con nombres de resonancias tolkienianas: Balrogia, Beornia, Bofuria, Bomburia, Balinia,Oinia, Gollumiella, Smeagolia, Legolasia y Nazgulia.

Pero la música ofrece también un gran abanico de posibilidades. Bueno, la música y el sexo. Si no, que se lo pregunten a los investigadores del Instituto Roslin de Edimburgo, que decidieron llamar Dolly a la primera oveja clónica obtenida por transferencia nuclear de células somáticas extraídas de las glándulas mamarias de una oveja adulta. ¿Y a qué Dolly se referían? Pues a Dolly Parton, cantante country famosa por sus generosos atributos.

Pero no es un fenómeno aislado ni del pasado. Cristina García-Tornel recoge estos (y muchos otros) en su libro:

  • Gnathia marleyi (parásito marino), en honor a Bob Marley.
  • Mercurana (rana arbórea) por Freddie Mercury.
  • Otocinclus batmani (pez gato) por Batman.
  • Arthurdactylus conandoylensis (pterosaurio brasileño) por Arthur Conan Doyle.
  • Scaptia beyonceae (tábano) por Beyoncé, claro.
  • Aegrotocaellus jaggeri (trilobites) por Mick Jagger ¿y su movimiento sensual?
  • Aptostichus angelinajolieae (araña) por Angelina Jolie. ¿Una indirecta?
  • Agra katewinsletae (escarabajo) por Kate Winslet. No sé si me haría gracia que me pusieran el nombre de un escarabajo (y menos aún si es pelotero).

Ahí donde les vemos, con su bata blanca y sus gafitas, los científicos no son tan serios como quieren que creamos. La taxonomía también puede ser divertida.

¿Sabrá Angelina que le han puesto su nombre a una araña peluda?

Bic cristal escribe normal…

Los nombres de las cosas también tienen significado en muchas ocasiones, sobre todo cuando se trata de epónimos, como es el caso del bolígrafo. En la península y en algunos países de Latinoamérica se le llama así por «bola» y «grafía», pero en Argentina, Paraguay y Uruguay hablan de «birome», que se acerca más al “biro” inglés. Este nombre hace referencia a su inventor, el húngaro Ladislas Josef Biro.

Pero ya que hablamos del boli, lo gracioso es la procedencia de la marca Bic. Ocho años después de su creación, la patente fue adquirida por el francés Marcel Bich, quien registró el bolígrafo con el nombre de Bic, y no Bich, para evitar que el mundo de habla inglesa lo asociara con la palabra “bitch” («zorra», «puta», «guarra»… Ya me entendéis, vaya).

En definitiva, que no hay que subestimar nunca el «sabor» de un nombre, como bien decía nuestro amigo Serrat al principio del artículo.

***

Para saber más:

  • Compendio general e innecesario de cosas que nunca pensó que le fueran a importar, de Cristina García-Tornel. Editorial Destino. Imprescindible si os gustan las curiosidades del mundo que nos rodea (no solamente lingüísticas). Se puede comprar aquí.
  • Artículos del Laboratorio del Lenguaje: http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2010/01/20/el-fabuloso-circo-de-los-nombres-cientificos-ii/, http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2013/03/26/el-genero-gaga/.
  • Cómo elegir un nombre para tus personajes. Blog de Literautas. http://www.literautas.com/es/blog/post-333/como-elegir-el-nombre-para-tus-personajes/.
  • El origen de los nombres en Harry Potter: http://www.theninemuses.net/hp/4.html.
  • Laura Escorihuela habla de algunas de sus decisiones al traducir Harry Potter (en catalán): http://www.harrypottercat.cat/forums/errors-de-xavier-pamies-vers-a-la-laura-escorihuela-en-hp5-t22-45.html y http://www.upf.edu/alumni/actualitat/profunditat_escorihuela.html.

Cuerpos danone y sonrisas profidén. Eponimia y traducción.

16 sábado Feb 2013

Posted by enlalunadebabel in Humor, Lengua española, Traducción

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bimbo, castellano, danone, epónimo, inglés, lengua, metonimia, profident+

Hace poco me topé con una «Colgate smile» en una novela y me resultó curiosísimo porque nosotros tenemos «sonrisas profidén». En este caso lo cambié por esta última marca, que es el referente que conocemos en España gracias a la publicidad.

Algo parecido ocurriría si un traductor al inglés quisiera traducir nuestro «pan bimbo» (al menos en Cataluña). Bimbo es una marca registrada pero se ha convertido en un sinónimo de «pan de molde» («pan de caja» o «pan cuadrado» en otros países). Traducirlo literalmente no tendría ningún sentido. Bueno, en realidad sí porque «bimbo» en inglés se refiere a una chica tan guapa como boba pero no tendría nada que ver con el pan, aunque esté más buena que el mismo. En inglés sería simplemente «bread» o, si queremos ser más específicos, «sliced bread» or «sandwich bread».

Ambos ejemplos son casos de eponimia, un mecanismo de formación de palabras muy frecuente que consiste en la creación de una palabra nueva por designación metonímica: un objeto toma el nombre de su inventor; una enfermedad, el de su descubridor; una actitud vital o un comportamiento, el del personaje que lo representó o lo describió y, por extensión, productos que toman el nombre de una marca conocida. Así, una situación dantesca (un término que le encanta a Pedro Piqueras y usado bastante en periodismo como sinónimo de «espantoso» y «aterrador») viene de Dante Alighieri. Una situación kafkiana, absurda y angustiosa, le debe su nombre a Franz Kafka, etc.

Los epónimos son muy habituales en la medicina a la hora de nombrar enfermedades o síndromes, como el de Down, que le debe el nombre al médico John Langdon Down o bien procesos, como el de pasteurización, por el químico Louis Pasteur. La tecnología es otro campo muy dado a los epónimos. Pensemos en el motor diésel, que se llama así por Rudolf Diesel, inventor del motor y de su combustible. Las corrientes de pensamiento político y filosófico también nos proporcionan ejemplos: gongorismo, trotskismo, calvinismo… Y si ampliamos el concepto de nombre propio de persona a nombre propio en general (incluyendo países, ciudades y regiones) la lista se amplía mucho más: dálmata, macedonia, persiana, hamburguesa, daiquiri, mahonesa…

Algunos epónimos son bastante evidentes; otros se han convertido en sustantivos o adjetivos comunes de origen más opaco.

  • La trompa de falopio debe su nombre a Gabrielle Fallopio, médico anatómico italiano.
  • El bacilo de Koch, causante de la tuberculosis, recuerda a Robert Koch, bacteriólogo alemán galardonado con el Nobel.
  • El cóctel molotov es por a Viacheslav Mikhailovich Molotov, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS en 1940.
  • La escala de Richter le debe el nombre a Charles Richter, sismólogo estadounidense.
  • El tupperware se llama así por su creador, Earl Silas Tupper. Dicho sea de paso, tanto éxito tiene la dichosa palabra que la hemos castellanizado como «táper» (no está reconocida por la RAE pero sí lo hace la fundéu) y me resulta curioso porque no es más que la «fiambrera» de toda la vida.

Táper

Otros términos no son tan evidentes aunque los usemos a diario, como los leotardos, que le deben el nombre a Jules Léotard, acróbata francés, o la tertulia, por Quinto Séptimo Florencio Tertuliano, un autor clásico.

La eponimia en traducción

¿Y qué relación tiene esto con la traducción? Bueno, no todas las lenguas usan los mismos referentes, como en el caso de la «sonrisa profident» de antes, y al traducir habrá que adaptar algunas cosas. Tampoco entro en mucho detalle porque ya hablé de los mecanismos para adaptar las referencias culturales en esta entrada dedicada al doblaje.

Brevemente, sin embargo, ante un epónimo tenemos varias posibilidades:

1. Transferirlo y dar una explicación: Triplex: «triplex o cristal de seguridad laminado».

2. Sustituirlo por el nombre genérico: Tampax: «tampón»; Hoover: «aspiradora» (en inglés, pasar la aspiradora también es «to hoover«); Black and Decker: «taladro».

3. Sustituirlo por otro epónimo derivado también de nombre de marca registrada, con o sin explicación alguna: Scotch tape: «celo».

4. Transferirlo, con o sin modificaciones ortográficas, sobre todo si el nombre del producto se conoce en la cultura de destino.

5. Traducir un no epónimo por un epónimo: mobile phone: «motorola»; camera: «leica». No obstante, es una cuestión más peliaguda si en realidad no estamos seguros de que esa sea la marca. Además, en según qué tipo de traducciones no podemos incluir el nombre de una marca tan alegremente por cuestión de derechos, patentes, etc.

Veámoslo con algunos ejemplos prácticos. «Scotch tape» es muy común en textos anglosajones para referirse a nuestro «celo». Yo optaría aquí por dos cosas: o bien hablar de «cinta adhesiva» si no queremos hablar de marcas o bien llamarle «celo», que, por otro lado, es lo más común en lengua oral o lo que más se oye por la península, al menos.

celo

La RAE acepta el término y recoge su origen

Lo mismo sucede con «band aid«, una conocida marca de tiritas que ha dado nombre a estos apósitos. Si me lo encuentro en un texto optaré por «tirita» o «curita» pero no lo dejaré tal cual porque tal vez no se entienda en la traducción. No hablo de sustituir así como así una marca por otra pero si el término ha quedado fijado ya y va a quedar más natural, ¿por qué no? (Quiero recalcar que hablo desde mi especialidad, la literaria, si fuera técnica o médica seguramente iría con pies de plomo.)

Un caso parecido es el de «biro«. En inglés se usa para hablar del «bolígrafo» pero su nombre hace referencia a su inventor, el húngaro Ladislas Josef Biro. La curiosidad en este caso es que en Argentina, Paraguay y Uruguay hablan de «birome».

birome Un último caso curioso es el del calzado deportivo que tiene nombres diferentes dentro de España. En Cataluña se oye mucho «bambas» (por la marca comercial Wambas), mientras que en otras comunidades es más común oír «tenis», «deportivas» o «playeras», por ejemplo.

bamba En este caso optaría por un genérico como «zapatillas de deporte» para evitar algo que quizá pareciera muy local.

Así que no te dejes llevar por tu «sonrisa profidén», tu «cuerpo danone» o tu «primo de zumosol» porque puede que en otro idioma esas referencias cambien.

***

Para saber más:

  • Diccionario de epónimos
  • Los epónimos en medicina, M. Ángeles Alcaraz
  • Eponimia y traducción, Virgilio Moya
  • Palabras de marca, Román Paladino.

A tope con los típicos tópicos

28 lunes Ene 2013

Posted by enlalunadebabel in Humor, Traducción, Vida traductoril

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humor, tópicos, traducción, traductor

Todas las profesiones tienen alguna particularidad que acaba definiéndolas (los médicos tienen una caligrafía ininteligible o los bomberos están todos muy buenos) y como traductores nos la tenemos que comer con pan y muchas veces doblada (con y sin subtítulos) día sí, día también.

Como somos seres muy sociales, aunque no lo parezca, nos desahogamos como podemos en twitter, en facebook, en nuestros blogs o en cualquier plataforma. Para muestra, algunos botones: ¿Cómo detectar a un traductor?, una entrada muy graciosa del compañero Devadip Rivero; el tumblr de über/setzer con sus experiencias en el mundo de la traducción literaria o el de las pin ups de esta humilde servidora, en el que las traductoras son de armas tomar. Porque, reconozcámoslo, muchas veces los tópicos son ciertos y hay que reírse un poco de uno mismo.

Pin up

Sin embargo, hay muchos otros lugares comunes que no hacen tanta gracia y son los que nos tocan la… fibra. Por ejemplo, la compañera Lorena Ruiz nos lo comentaba en su entrada Aquella entrevista, Alicia Martorell contaba algo parecido en Pues entonces, tradúcelo y Sandra Gallart nos explicaba los tópicos enfocados al mundo universitario en una entrada de su blog ConTraducción.

Está claro que acabar con los típicos tópicos que rodean nuestra profesión es algo sumamente complicado, pero por intentarlo que no quede.

¿Cuántas veces habremos oído …?

1. Cualquiera con unos años de idiomas a sus espaldas o con algún familiar nativo puede traducir.

Que sepas escribir no significa que seas escritor, ¿verdad? Pues lo mismo se aplica en este caso. Evidentemente es esencial tener un buen nivel de un idioma para traducir desde él, pero también debes tenerlo de la lengua a la que traduces. No hace falta que lo sepas todo pero sí saber dónde buscarlo y debes disponer de buenas herramientas lingüísticas para hacer un buen trabajo, entre muchos otros ingredientes.

2. Un buen traductor no necesita un diccionario.

O lo contrario: que se piensen que somos un diccionario andante. No, no y no. Son herramientas de trabajo indispensables, igual que los glosarios y los corpus lingüísticos. Y desde luego no somos peores profesionales por no conocer la traducción exacta de una palabra. ¡Faltaría más!

3. La traducción y la interpretación son lo mismo.

Parece que lo de traductor lo engloba todo. Y no solo traductor; me aventuraría a afirmar que cuando dices que eres traductor todos piensan que traduces libros. Nadie piensa en todo lo que está traducido a nuestro alrededor: manuales técnicos, folletos, instrucciones… Bueno, miento, sí se acuerdan de nosotros pero cuando hay algún error.

How to annoy

4. «Estudio traducción e interpretación.» «Ah, ¿quieres ser actriz?»

Un clásico. Poco más puedo añadir aquí.

5. A los traductores no les importa trabajar por la noche o en fin de semana sin coste adicional.

Nos gusta mucho nuestro trabajo, sí, pero no somos tontos. ¿Acaso no somos humanos? ¿No sangramos si nos pinchan? Necesitamos también algo de tiempo libre y si estamos dispuestos a cederlo en pos de una traducción, lo cobramos.

6. No hace falta que un traductor entienda lo que traduce.

Sí, es una frase verídica. Claro, algunos se piensan que somos robots que lo que leemos en un idioma lo transformamos automáticamente en otro. Es todo un proceso, señores. En medio suceden muchas cosas: repasar que conocemos el vocabulario, desconfiar de todo por sistema, volver a buscar una palabra, escribir, reescribir, repasar, etc.

7. A una traducción no le hace falta una corrección o edición posterior.

Un traductor profesional no solo traduce; antes de entregar un trabajo también lo repasará, sí, pero nunca está de más una corrección posterior. En las agencias serias los documentos siempre se revisan antes de entregarlos al cliente. Saltarse esta fase del proceso no es una buena idea.

8. Hacerse traductor es una forma fácil de hacerse rico.

Una idea curiosa que, sin embargo, he encontrado varias veces en internet (más de las que me gustaría). ¿Nunca habéis visto un anuncio de este tipo?

Y dale con los factores: Idioma 1 + Idioma 2 = traductor profesional. Pues vale.

9. Traducir es simplemente escribir en una lengua extranjera.

Una variación del tópico numero 6. Nada, se creen que es tan fácil como esto:

Por cierto, si alguien conoce la existencia de un teclado así, que me lo diga.

Remarco también lo de la lengua extranjera porque parece ser que todo el mundo espera que traduzcas al inglés, francés, alemán, etc. Nunca a tu lengua materna. Lo malo es que, al decírselo, es como si perdieras interés. Como si ya no fuera algo tan difícil porque, al fin y al cabo, <insert tópico 1 aquí>.

10. Pero si un traductor cuesta 39,95€ en Amazon y lleva dos pilas AA.

Te diré yo donde puedes meterte las pilas. Con lo mucho que gustan los artilugios de este tipo y las nuevas tecnologías, los traductores de esta clase no tardaron en aparecer y hace tiempo que están entre nosotros. Es la misma historia de siempre: que sí, que te ayudan a entender lo básico, que te vas a otro país y sabes qué pone en el menú, pero no te va a funcionar para mucho más.

11. Un manual de marketing en el que trabajaron veinte personas en dos meses lo puede traducir en dos días una sola persona sin perder ni una pizca, claro está, del impacto del original.

Más que tópico es una crítica a lo que nos pasa a diario y es una muestra más del poco valor que se le da a nuestro trabajo. A ver, si te trabajas un texto, lo más lógico es que quieras que en otro idioma esté igual de bien redactado que en la lengua original (aquí estoy presuponiendo mucho porque no sería la primera vez que te entregan un texto en Engrish o que huele a traducción automática de otro idioma que tira «patrás»).

Dadnos tiempo. Está claro que no necesitaremos tanto como el que se tardó en redactarlo, pero no hacemos milagros.

12. Los traductores automáticos acabarán sustituyendo a las personas.

¿En serio? Veamos rápidamente algunos ejemplos de traducciones hechas por Google Translate o sucedáneos (o textos que apestan a traducción automática):

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No pasar

Resumiendo, no, no creo que ningún traductor automático sustituya nunca a un traductor. Si aún no os he convencido podéis echarle un vistazo a esta entrada con más ejemplos reales. Porque una traducción hecha así, sin repasar ni revisar ni nada, te hace churros como estos:

ecce homo gt

13. A un texto le corresponde una única traducción.

Cada persona tiene su manera de ver el mundo y entender lo que le rodea. Por muy fiel que seas al texto, no siempre existe una correlación exacta, palabra por palabra, de modo que muy pocas veces se encuentran traducciones calcadas, a no ser que sean plagiadas, claro.

14. «Estoy doblando un documental.» «¿Ah sí? Ya me dirás cuando lo ponen para escucharte.»

Vale, puedes decir «traducir» pero si sabes que me dedico a la traducción sabrás que no se trata de ponerle la voz. Cuando se habla de doblaje se piensa siempre en el resultado final y casi nunca en el primer paso, que es traducir el guión.

15. «Necesitamos una traducción. Nada, algo cortito: 2500 palabras. ¿Puedes hacerlo en un par de horas?

¡Ojalá! No obstante, se estima que un traductor traduce esa cantidad en un día, siempre dependiendo del tipo de texto, complejidad, etc. Otro tema es que, como empresa o particular, se haya dejado el engorroso proceso de la traducción para lo último, que es lo que suele pasar.

Pin up BDSM

16. «¿500€? ¿Tanto cuesta una traducción? Nosotros teníamos previsto pagarte 150€.»

Caso verídico. Muchas veces no es por escatimar —que también— sino por puro desconocimiento, pero que te suelten un comentario así, irrita. Y como un cliente directo no tiene por qué saber cómo va el tema, ¿quién mejor que nosotros para iluminarles un poco?

De paso, tampoco está de más enseñarle al cliente a encargar una traducción, como se recoge en este artículo. Como todo en esta vida, con amabilidad se llega a todas partes.

17. Los traductores traducen a todo tipo de lenguas.

Una variación del tópico tan extendido de que traducimos a otros idiomas y no al nuestro. Aquí ya no hablamos de traducir al inglés por sistema, por ejemplo, sino de hacerlo a muchas otras lenguas. Por desgracia no somos superhombres y tenemos un límite.

***

En fin, yo he recogido diecisiete pero seguro que me he dejado alguno en el tintero. ¿Conocéis otros tópicos que os saquen de vuestras casillas? ¿Creéis que la gente es cada vez más consciente de nuestra profesión o seguimos en las mismas?

El lenguaje escatológico y sus eufemismos

24 lunes Dic 2012

Posted by enlalunadebabel in Humor, Lengua española, Traducción

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caga tió, caganer, cagar, Dalí, defecar, diario de un genio, escatológico, escatología, eufemismo, humor, Navidad, tradición, traducción, traducción literaria

Con la llegada de la Navidad vuelven las tradiciones a todos los hogares, si bien algunas son más extrañas que otras, como en Cataluña. Parece que al tópico de ser agarrados se une muestra pasión por lo escatológico y no es de extrañar.

Para empezar tenemos al caganer, la figurita de un hombre defecando tranquilamente en el belén con su barretina y muchas veces fumando en pipa. Esta curiosa tradición se sitúa entre el cambio de siglo XVII y XVIII, en pleno Barroco, un movimiento cultural y artístico caracterizado por un realismo algo exagerado, digamos. Esta figura se actualiza año tras año y actualmente adquiere la forma de los políticos o deportistas más prominentes, o bien del famosillo de turno.

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Piqué y Shakira en plena faena

Luego le damos de palos a un tronco para que nos cague dulces y regalos: el sufrido (caga) tió. No es que nos pirre el sadomasoquismo o la ultraviolencia a lo Alex DeLarge, el protagonista de La naranja mecánica. Todo tiene su explicación; de hecho, existen dos teorías detrás de esta práctica. La primera es que simboliza la fertilidad de la tierra y garantiza la prosperidad del próximo año; la segunda, que el tronco representa a la naturaleza que duerme en invierno y hay que despertarla a palos para que defeque y comience de nuevo el ciclo.

Caga tió

El pobre incauto sonriendo con la panza llena, ajeno a lo que está a punto de sucederle

Además, tenemos algunos refranes que respaldan lo dicho, como “Qui mengi molt i cagui fort no ha de témer la mort” (Quien come mucho y caga fuerte, no debe temer a la muerte). Y hasta Salvador Dalí, nuestro catalán más insigne, escribió un ensayo escatológico sobre las ventosidades titulado «El arte de tirarse pedos o Manual del artillero socarrón», que incluyó como apéndice en su Diario de un genio (Tusquets, 2004).

Así pues, como buena catalana, en algún momento tenía que abordar el tema y aunque en un principio pueda parecer una cuestión baladí, tiene más miga de la que parece. En esta entrada abordamos un poco este vocabulario escatológico con una pincelada de humor, sobre todo por lo mucho que tratamos de adornarlo con eufemismos, sea en el idioma que sea. Y como cada lengua modela la realidad a su antojo, al traducir estas expresiones eufemísticas deberemos adaptarlas a nuestra cultura.

Veamos algunos eufemismos para “toilet” en el Reino Unido: bog, loo, cloakroom, close stool, closet, commode, convenience, garderobe, gents’, heads, jakes, khazi, ladies’, latrine, little boys’ room, necessary, netty, place of easement, powder room, privy, smallest room, thunder-box, water-closet y WC.

En cuanto a las necesidades, empecemos por la «agüita amarilla». Lo más común en inglés es pee, piss, have a piss (UK), take a leak (US) pero encontramos otras maneras más disimuladas o todo lo contrario, más bastas y humorísticas, como mark the territory, shake the dew off one’s lily, bleed the lizard, take a slash, squeeze the weasel, drain the dragon o see a man about a horse. Esta última también puede usarse como comodín para decir que alguien debe ausentarse, aunque en general es para ir al lavabo.

Para hacer lo gordo o bien aguas mayores (más eufemismos), los angloparlantes usan shit, poop y take a dump, y como expresiones más eufemísticas: doo-doo, bake a loaf, chop a log, disembowel, do the royal squat, drop a bomb, make mud, stain the porcelain, park your breakfast, take a load off your mind, drop the kids off at the pool…

En España hablamos de lavabo, retrete, baño, excusado, aseo, servicios o sanitario, entre otros. En cuanto a expresiones, vamos al tigre/al meódromo, nos sentamos en el trono o bien visitamos al señor Roca.

Vinilo retrete

Vinilo para hacer tus necesidades como un señor feudal a lo «Juego de tronos»

Una vez allí, para responder la llamada de la naturaleza, podemos cambiarle el agua al canario, es decir, hacer aguas menores, si no queremos hablar de mear o echar un meo.

Aunque también podemos ir de vientre, dejar un regalito, plantar un pino, deshacernos de nuestro lado oscuro, sacar la leña al patio, encargar un brazo de gitano, liberar a Willy, poner un fax, pasar de lo abstracto a lo concreto, echar troncos al aserradero, darle sabor al caldo, echar al inquilino, calcular nuestro producto interior bruto, vaciar la papelera de reciclaje o compilar el Kernel (sobre todo si eres informático).

La verdad es que podemos llegar a ser muy originales a la par que faltones y no sería la primera vez que para estos menesteres oigo también: Me voy, que el perro asoma la cola/el hocico o bien Obama sale de la Casa Blanca (de hecho, este último solo se lo he oído a mi hermano. Mira, Roger, surts al blog!).

Tras una consulta en twitter salieron muchísimas más (gracias, @vulzen, @javmallo, @TraductorJur): echar una placa, bombardear la zona, aliviarse, negociar la liberación de rehenes, salir el topo de la madriguera, lanzar torpedos, ir a darlo todo, dar un concierto, parir mulatos, hablar con la ONU, entrar en modo súper guerrero… La originalidad al poder, vamos.

Con todo esto quiero decir que los eufemismos hay que adaptarlos culturalmente. Soltar un «voy a ver a un hombre por lo de un caballo» no tendría ningún sentido para nosotros porque sería una traducción literal del inglés, así como quizá tampoco lo tendría decir «voy a visitar al señor Roca» en Sudamérica, porque seguramente no sea esa la marca de sanitarios más común. Además, muchas de estas expresiones pueden llegar a tener tintes racistas o ser demasiado chabacanas, así que ojito con emplearlas alegremente y atentos al registro del texto que tengamos entre manos. Lo de siempre: sentido común (que es el menos común de los sentidos, dicen).

Y poco más por hoy aunque aprovecho para felicitaros las fiestas y desearos una buena entrada de año. Y, ya sabéis, si queréis dejar vuestras opiniones o propuestas, aquí os espero.

***

También hablé de eufemismos en:

  • Maquillaje lingüístico: los eufemismos. https://enlalunadebabel.com/2012/06/04/eufemismos-o-como-ser-politicamente-correcto/
  • Pardon my French! (eufemismos en inglés) https://enlalunadebabel.com/2012/06/07/pardon-my-french-los-eufemismos-en-ingles/

Para saber más:

  • English toilet slang: http://en.wiktionary.org/wiki/Appendix:English_toilet_slang
  • Eufemismos vs refuerzo escatológico, Albaigès, Josep Maria (2001): http://www.albaiges.com/fci/skatologia/ufemismorefuerzoescatologico.htm

Otro tipo de visibilidad

16 jueves Ago 2012

Posted by enlalunadebabel in Humor, Literatura, Subtitulación, Traducción

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Astérix, cómic, humor, intérprete, interpretación, Liniers, Mafalda, Quino, traducción, traductor

Los traductores siempre hablamos de visibilidad en términos de consideración y respeto hacia la profesión más que de ver nuestros nombres escritos por ahí (que también, no lo negaremos) pero, a veces, la visibilidad viene dada por otros factores.

Hace tiempo que recopilo ejemplos (gráficos y en su mayoría divertidos) de cómo se nos ve a los traductores e intérpretes y nuestra profesión desde otras disciplinas como el cómic y la novela. La verdad es que se recurre mucho a los tópicos. Muchas veces es por desconocimiento, otras porque es el recurso fácil y otras, sinceramente, porque es verdad. ¿Qué le vamos a hacer?

Intérpretes

Ejemplo clásico de reducción. Curiosamente es una idea bastante generalizada.

Otro tópico, que esta vez pasa por reinterpretar o simplificar el mensaje. No obstante, visto así, ojalá todos los políticos llevaran siempre a un intérprete que nos dijera las verdades sin eufemismos ni tapujos, ya que ellos no se atreven.

Un ejemplo más del intérprete, aunque en este caso se trata de un programa de televisión, es este fragmento de The Catherine Tate Show.

¿Se puede faltar más al respeto en siete idiomas? Lo dudo mucho.

Intérpretes de la lengua de signos

Algo que no se debe hacer nunca ni al traducir ni al interpretar, pero aquí está: verter nuestras opiniones en el texto, discurso, etc.

Es una buena máxima y muy cierta. Ojalá la aplicáramos más, aunque quizá no sea el motivo por el cual muchos intérpretes de la lengua de signos escogen esta profesión.

Bueno, en este caso quizá no haría falta interpretar nada, ¿no?

No está de más hacer este tipo de advertencias. Me imagino que interpretar programas tan «finos» como Sálvame (entre otros) y Jersey Shore sería todo un reto.

Traductores

Fragmento de La soledad de los números primos de Paolo Giordano. Me pareció precioso y tuve que hacerle una foto. Quizá no todos traduzcamos para llenar los vacíos que van dejando los años pero sí me parece muy apropiado lo de diseccionar las páginas o las frases, mejor dicho. Al fin y al cabo traducir un texto es la mejor manera de entenderlo y eso es porque lo examinamos muy a fondo.

Fragmento de Te dejo es jódete al revés de la Señorita Puri (@SenoritaPuri). En este caso los que reciben son los traductores de subtítulos y aquí se nos acusa de añadir más información de la que el espectador oye.

Quino es un maestro del lenguaje y aquí nos lo demuestra con un concepto bello pero sobre todo práctico de la traducción.

Dilbert y el perjuicio que una mala traducción puede causar en los procesos industriales.

Mingote nos presenta como una figura clave para la correcta comprensión en un matrimonio. ¿A que no habíais pensado nunca en esa salida profesional?

Estas dos imágenes pertenecen al cómic Pyongyang de Guy Delisle, en el que se relata en primera persona la vida en Corea del Norte y las situaciones surrealistas que el autor vivió allí.

Delisle, francocanadiense, tuvo que echar mano de un traductor/intérprete que le hizo de acompañante y cicerone. Las condiciones sociopolíticas del país hacen que la profesión se aparte un poco de nuestros cánones en cuanto a la figura del traductor en sí y la manera de presentar la realidad. A lo largo del cómic, el traductor le explica o le oculta lo que quiere, con lo que el autor (que no es ingenuo) se va empapando de la realidad manipulada del día a día en la capital.

La figura del intérprete también aparece en los cómics de Astérix de Goscinny y Uderzo. Aquí le vemos en una situación que pasa algunas veces cuando los interlocutores no se ponen de acuerdo. (¡Gracias, Irene, por la foto!)

Para terminar no podía faltar una mención especial para Liniers (@porliniers) y su serie de viñetas protagonizadas por El señor que traduce los títulos de las películas. Ya sabemos que los traductores no tenemos nada que ver con los títulos (ni de películas ni de libros), que es todo cuestión de los departamentos de márketing y publicidad, pero él lo puede todo. Además, nos enseña varias cosas:

1. Cómo nos gustan los nombres rimbombantes:

2. A veces el método de trabajo es algo particular:

3. Como buen traductor, es un gran defensor de nuestras neuronas y se encarga de eliminar cualquier inventiva en los títulos del cine. (En cuanto al uso recurrente de «mortal», hay un especial muy interesante en «La traducción del mal»)

Gracias a él podemos ir a cine tranquilos porque se ha encargado de eliminar cualquier complejidad lexicográfica, poder de sugerencia o poesía en las marquesinas:

(En España, «Superbad» fue «Supersalidos»)

Claro que, por suerte, no siempre se sale con la suya.

Aunque, cuidado: ¡dicen que el «traductor» se pasa a la literaria!

¿Y vosotros que opináis? ¿Se nos retrata de forma realista? ¿Recordáis algún otro fragmento en el que salgamos bien o mal parados?

¡Hasta la próxima!

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