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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Archivos de etiqueta: said is dead

Donde dije «dijo»

02 lunes Jul 2018

Posted by enlalunadebabel in Errores, Inglés, Lengua española, Literatura, traducción literaria

≈ 4 comentarios

Etiquetas

dijo, estilo, Luis Magrinyà, said is dead, said is not dead, traducción editorial, traducción literaria, verba dicendi, verbos de habla

Para mi cumpleaños unas amigas me regalaron el libro Las brujas de hoy no necesitan escobas para volar de Elisa Mayo. Me juraron y perjuraron que no era una indirecta, que conste. El caso es que, a pesar de que la prosa era fresca y divertida y es de esas historias que no requieren mucha atención, había algo que me fastidiaba. Os pongo algunas frases escogidas al vuelo de las primeras páginas:

—Y deja de decir palabrotas, por favor —sentencio.

—Mamá, por favor… —me quejo.

—Ni mamá, ni momó —le riño con la boca llena.

—A mí me da igual que me insulten —interviene Adrián.

—¿Otro con un palo metido por el culo? —rebufa Deva.

—Le hace falta una mano de modernización —expone Lourdes.

—Si hubieras aceptado el puesto de directora, no tendrías que trabajar ese día —se burla. Qué gracioso.

—Mamá, estoy afuera —aviso.

—Eh, ni se os ocurra —les advierto.

¿Os ha pasado como a mí? A lo mejor soy muy tiquismiquis, pero esos verbos de habla o dicendi me suenan más a intentos de evitar el verbo «decir» que a otra cosa. Ser preciso está muy bien, pero en este caso a mí me ralentiza la lectura. De algún modo creo que estamos bastante acostumbrados al «decir» y no nos molesta tanto una repetición. Una cosa es que solo uses este verbo y otra que intentes buscar sinónimos constantemente.

Además, fijaos en este fragmento de contestaciones sucesivas:

—Os voy a dar pal pelo —amenazo.

—Tú y ¿cuántas más? —se burla el rubio.

¿No os parece que los verbos de habla son superfluos? Es repetir machaconamente una misma idea. «Dar pal pelo» ya nos sugiere amenaza, aunque cómica, y la respuesta es socarrona de por sí. ¿Qué ganamos con la puntilla?

Recuerdo haber leído hace tiempo un artículo de un bloguero norteamericano que decía (contaba, explicaba, sugería, defendía) esto mismo a raíz de una infografía que corría por aquel entonces titulada «Said is dead». He buscado un poco y he encontrado algunos artículos más sobre el tema:

«Before my most influential college writing class, I LOVED to end dialogue with words like questioned, grumbled, or stammered. I thought I was being original and unique. I thought I was making my novel stand out from all those writers who stuck to said and asked».

Porque eso parece en un principio, ¿verdad? Vamos a darle color al texto, que no quede tan soso ni repetitivo. En el fondo, es como si quisiéramos demostrar cuánto vocabulario tenemos.

En esta entrada, Shelby da tres motivos para explicar por qué dijo no está muerto:

  1. Said es más corto y conciso. Cuando la longitud es importante, mejor guardarse las palabras para desarrollar a un personaje o detenerse en una descripción. Y si está en un subtítulo ya…
  2. Los lectores están acostumbrados a said y, por lo tanto, cualquier variante los ralentizará. ¿Veis? Como me pasó a mí. «As a reader, when I see a bunch of dialogue and I know who is speaking, I rarely bother to read the dialogue tag. I want the words. I want the action. As a writer, if readers aren’t going to read the dialogue tag, it can be a waste of time and energy to think of another word other than said».
  3. Cambiar said no tiene tanta fuerza como cambiar el diálogo. En lugar de poner todo tu empeño en cambiar ese said o ese dijo, da un mayor golpe de efecto captar el tono o el sentimiento de las palabras en el diálogo en sí. Por ejemplo:

“I tried to tell you. But you sent me to my room.” I stammered.

“I tried…I tried to tell you. But you…you sent me…you sent me to my room.” I said.

En la primera, no sabes que el personaje tartamudea hasta que lees la frase entera y puede que tengas que releerla, incluso. En la segunda, experimentas el tartamudeo al leer la frase y el diálogo tendrá más empaque.

¿Y qué tiene que ver esto con la traducción? Pues todo, porque parece que nos veamos obligados a traducir esos said con repuso, convino, arguyó, defendió, masculló y un largo etcétera por variar y por dejar bonito el texto y no siempre hacen falta florituras. Como ya sabéis, todo depende del contexto, pero son muchas las tipologías textuales que no necesitan esta profusión de sinónimos porque acaban entorpeciendo.

Luis Magrinyà, en la página 53 de su Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor (Debate, 2015), lo explica muy bien: «En resumen, se tiende a confundir la disponibilidad con la sinonimia. Tenemos la sensación de que así nuestro estilo es más “rico” y “expresivo”. No vemos que lo que estamos haciendo en realidad es delatar nuestro gusto por el floripondio, o las rémoras de nuestras redacciones escolares, al anteponer la profusión a la exactitud —recia característica de la literatura patria— ¡incluso en una acotación der diálogo! Tampoco parece que nos demos cuenta de que el recurso continuado al uso de presuntos sinónimos “para variar” acaba siendo tan cantoso como si hubiéramos repetido infamemente unos cuantos dijo».

Hablando de verbos de habla cantosos, Magrinyà da algunos ejemplos muy bestias:

—Bastante tiempo ha vivido usted gratis —rebuznó el administrador celoso.

—Y si quieres más —mugió el intruso […]—, ¡toma! ¡Y toma!

—¡Pero si no ha sucedido absolutamente nada, mi querido señor extranjero! —trinó Celeste.

—¡Yo no! ¡Yo me quedo! —bramó Leonardus desde su camarote.

—¡Cállese, vieja! —ladró de vuelta el militar.

Podría extenderme más, pero os recomiendo fervientemente que le echéis un ojo a este libro, puesto que encontraréis algunas fórmulas para evitar errores y pulir el estilo de vuestros textos, sean traducciones o no. Así seguro que (y me incluyo) nos lo pensaremos dos veces cuando recurramos a verbos como espetó, masculló y similares o, por lo menos, investigaremos bien cómo usarlos y no redactaremos un híbrido como el que Magrinyà nos presenta en su libro:

Aquél se sintió molesto y le espetó entre dientes:

—¿Pasa algo?

¿Cómo podemos espetar (soltar, decir algo con brusquedad y contundencia) y mascullar (hablar entre dientes o pronunciar mal las palabras de modo que casi ni se entiende) a la vez?

En definitiva, la riqueza léxica está muy bien y es algo que en este blog he defendido muchas veces, pero evitemos los floripondios innecesarios.

***

Bibliografía y otros puntos de vista:

  • Magrinyà, Luis. Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor. Debate, 2015. [enlace de afiliado]
  • 3 simple reasons why said is not dead
  • Said is NOT dead
  • Cómo evitar el verbo decir en los diálogos
  • Verbos dicendi, declarativos o del habla

La sinonimia en traducción

14 lunes Mar 2016

Posted by enlalunadebabel in Inglés, Lengua española, Traducción

≈ 6 comentarios

Etiquetas

repetición, said is dead, sinónimo, sinonimia, traducción, traducir, verba dicendi, verbos declarativos

Hace unos días compartía en redes esta imagen de un libro de Claudia Ulloa Donoso. Es un fragmento literario sin ánimo de sentar cátedra en cuestiones lingüísticas y, sin embargo, suscitó reacciones diversas.

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Entre los retuits y favoritos, llegaron muchas respuestas de este tipo: «Aguardar, esperar y anhelar. Cuestión de profundizar en nuestro idioma», «Esperar, aguardar, permanecer, acechar», «Aspirar, anhelar, creer, confiar, aguardar… Y la lista sigue, ojo». Algunos se sintieron algo ofendidos, como si fuera una afrenta a nuestro idioma, que dudo que sea la intención del texto.

Pero ¿de verdad todos esos sinónimos se corresponden con los verbos del noruego o del inglés? No todos lo vieron así, como el escritor Lorenzo Silva:

SILVA

Algún que otro lector lo advirtió también: «No se corresponden con lo arriba dicho. Como mucho, «aguardar» sería un «wait» muy formal».

Para mí, ahí está la clave: hay que fijarse en el uso y en el contexto. No pondría las manos en el fuego por el noruego, pero sí en el inglés porque esos tres verbos son muy comunes. El castellano es muy fértil en vocabulario y tenemos muchos sinónimos, es cierto, pero ¿usamos de forma habitual estos verbos?

  • Wait! I’ll be there in a second. = Aguarda, que ahora vengo.
  • I hope to see you tonight! = Anhelo verte esta noche.

Que existan y se usen en determinados contextos no significa que sean aplicables siempre y en cualquier situación. Como comenté, «esperar» es mucho más general, y más aplicable a los usos del inglés en ese fragmento, y añado que me parece precioso que un verbo encierre tanto. Está hecho como de plastilina, que puedes aplicar de diversas formas.

En el fondo, es una muestra más de que el lenguaje no es un ente que va por libre, sino que está muy ligado a la forma de pensar y de ser, como explica Miguel A. Román en un artículo de Libro de Notas:

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¿Qué es la sinonimia exactamente?

Para empezar, refresquemos algunos conceptos de forma sintética:

La sinonimia es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas expresiones o palabras (llamadas sinónimos). Por lo tanto, sinónimos son expresiones o palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo.

La sinonimia total se da cuando dos términos son totalmente intercambiables en un mismo contexto. Dicha sinonimia total es muy poco frecuente (esposo/marido). La sinonimia estricta es muy rara en las lenguas, y suele darse por la existencia de formas dialectales coexistentes, o en formas léxicas del mismo significado pero usadas en contextos diferentes.

La sinonimia parcial es mucho más frecuente. Esta se da cuando dos términos son intercambiables en un determinado contexto pero no en otros:

  • Hoy Pedro ha venido alterado del trabajo. (En este contexto, alterado tiene sinonimia parcial con nervioso).
  • Hemos alterado el orden de los ejercicios. (En este contexto, alterado puede ser cambiado por modificado, sinonimia parcial).

Como se puede observar, nervioso y modificado son sinónimos parciales de alterado, pues cada uno es válido para determinados contextos. Sin embargo, en el primer ejemplo no es posible sustituir alterado por modificado (sin cambio de significado) ni en el segundo alterado por nervioso.

Específicamente las clases de sinonimia reconocida son:

  1. Sinonimia conceptual. Los términos relacionados remiten al mismo referente y significan exactamente lo mismo (a veces puede haber una cierta preferencia de un dialecto por una forma y la preferencia opuesta en otro dialecto). Por ejemplo: asno/borrico, marido/esposo, alberca/piscina, odontólogo/dentista.
  2. Sinonimia referencial. Los términos relacionados remiten al mismo referente pero no significan lo mismo, no presentan exactamente los mismos rasgos significativos. Por ejemplo: limonada/bebida, mesa/mueble.
  3. Sinonimia contextual. Los términos relacionados pueden conmutarse únicamente en determinados contextos. Por ejemplo: Las legumbres son pesadas (indigestas), Tu amigo es muy pesado (cansino), Este trabajo es pesado (duro, arduo).
  4. Sinonimia de connotación. Los términos relacionados están cargados de valoraciones subjetivas, tanto que se pierde el significado objetivo. Por ejemplo: Miguel es un monstruo de la informática (genio, hábil).

Fantástico. Si una cosa queda clara es que no todos se corresponden al cien por cien, que hay que entender plenamente su significado e intención, y que el contexto importa… y mucho [cosa que venimos diciendo los traductores desde tiempos inmemoriales, como lo de «depende». Vale, esto último también lo dice mucho Pau Donés].

Traducir con sinónimos

Que cada idioma tiene sus reglas es de sobra conocido y es lo que, al fin y al cabo, nos da vidilla como traductores, pero estas reglas siempre dependen de un contexto determinado y es lo que nos diferencia de las máquinas. No obstante, a veces nos emperramos tanto con un término, que tal vez no entendemos o no sabemos reexpresar, que olvidamos que las palabras no van sueltas.

Las palabras se enmarcan en un contexto y se ayudan de otras para tener sentido, en definitiva, hay que prestar atención a la coherencia y la cohesión. Para crear un mismo efecto en el lector, cada lengua usa sus mecanismos, que hay que saber detectar y no solo a nivel de palabra.

En este sentido se dice mucho que el inglés tolera mucho mejor la repetición que el castellano. Ya lo comentábamos en otro artículo, en el que hablábamos de algunos consejos de traducción y Marina Orellana decía lo siguiente:

El traductor debe llevar una maleta repleta de palabras y frases que puedan no solo sacarle de un apuro, sino también evitar que se repita como el ajo. […] En castellano, la repetición constituye por norma general un defecto estilístico, a diferencia del inglés que lo tolera mejor.

Repetir una y otra vez lo mismo acaba haciendo que el texto sea pesado y que, evidentemente, el lector lo achaque al traductor. El problema radica en que hay que respetar el estilo del escritor en la medida de lo posible y, claro está, si el original es como es, tampoco podemos dedicarnos a embellecerlo.

Veamos un ejemplo práctico extraído de una novela erótica que traduje hace un tiempo; una tipología, dicho sea de paso, de cuyas dificultades hablo aquí.

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Evidentemente es un fragmento en el que se describe el acto sexual en sí. Usar «polla» todo el rato sería demasiado en tan poco espacio, pero cambiar automáticamente los demás casos con «pene», «verga», «miembro» en esos mismos párrafos tal vez también lo sería. Como todo, es cuestión de encontrar el equilibrio. En muchos momentos, el término puede desaparecer.

Por otro lado, no todas las tipologías textuales permiten el uso de sinónimos. En las traducciones técnicas, médicas y jurídicas, por ejemplo, la terminología suele ser más precisa y no podemos cambiar las palabras tan alegremente.

El caso de los dicendi

Donde más se puede observar el fenómeno repetición/sinonimia es en los llamados dicendi. Echo mano a la explicación de Miguel Ortiz para esto: «Llamamos verba dicendi (o verbum dicendi) a las formas verbales que designan acciones de comunicación lingüística (dijo, respondió, contestó) o que expresan creencia, reflexión o emoción (pensó, lamentó, protestó) que sirven para introducir la voz del personaje. En algunos estudios lingüísticos también son conocidos como verbos declarativos».

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Said is dead! se decía hace un tiempo por redes, donde aún pueden encontrarse extensos listados de verbos de habla para no repetir said hasta la saciedad. Los partidarios de la sinonimia en los diálogos decían/explicaban/comentaban/defendían que así las interacciones quedaban más naturales y menos repetitivas.

En castellano también se ha hablado de este fenómeno y desde muchos foros también se aboga por la variación. He aquí un listado de alternativas para el «dijo» redactado por Grisel R. Núñez, de Cafetera de Letras, que reproduzco literalmente:

  1. Estando sereno: estableció, comunicó, anunció, agregó, comentó, informó, aclaró, indicó, reveló, criticó, expresó, expuso, señaló, apuntó…
  2. Pregunta: preguntó, inquirió, averiguó, indagó, solicitó, suplicó, rogó, cuestionó, investigó…
  3. Respuesta: respondió, replicó, contestó, explicó, reconoció, confesó, contó, se disculpó…
  4. Alegremente: bromeó, cantó, rio, se maravilló, gorjeó, celebró, se alegró, imitó, bufoneó, ovacionó, ironizó, alabó, loó, aplaudió…
  5. A volumen alto: gritó, chilló, aulló, exclamó, llamó, tronó, vociferó, berreó, increpó…
  6. A volumen bajo: masculló, murmuró, susurró, musitó, cuchicheó…
  7. Preocupado o nervioso: se inquietó, tembló, se estremeció, balbuceó, titubeó, tartamudeó, vaciló, flaqueó…
  8. Enojado: alegó, discutió, se ofendió, se molestó, espetó, se defendió, ladró, rabió, rugió, despotricó, bramó, gruñó, reprochó, refunfuñó, recriminó…
  9. Triste: lloró, lloriqueó, sollozó, gimió, gimoteó, se quejó, se entristeció, se lamentó…
  10. Autoritario: dispuso, dirigió, mandó, ordenó, insistió, decretó, dictaminó, presagió, decidió, puntualizó…
  11. Para sus adentros: pensó, se preguntó, consideró, sopesó, reflexionó, meditó, recordó…
  12. Otros: repuso, asintió, afirmó, aprobó, sugirió, corrigió, advirtió, vaticinó, enfureció, sentenció, rechinó, cedió, concedió, se sorprendió, aventuró, matizó, filosofó, previno, exhaló, objetó, accedió, babeó, declaró, manifestó, aseveró, rectificó, recitó…

Es cierto que hay mil y una alternativas para el «dijo» según la situación comunicativa que exprese el diálogo, pero, me pregunto yo: ¿no debería bastar el diálogo en sí para que quedara clara la intención?

  • Como me vuelvas a tocar, te rajo el cuello —dijo ella.

¿Sería necesario aquí cambiar el «dijo» por un «amenazó»? ¿No queda claro así? De cambiarlo, ¿no sería demasiado?

El mismo Ortiz comenta: «Los «verba dicendi'» aparecen reiterativamente en los discursos de estilo directo e indirecto, pero a estas alturas de la historia literaria los lectores curiosos entendemos, de manera inconsciente, que tales marcadores son indispensables formalmente, por lo que no nos producen una sensación de redundancia».

En una línea parecida, Eric Deckers critica este furor por la sinonimia en los verbos declarativos. Según Deckers, reemplazar siempre el said no significa escribir mejor, solo demuestra que se tiene un diccionario de sinónimos y que tanta variedad acaba distrayendo de la narración. E incluye la siguiente cita de Jim Ruland: «A tag on a line of dialog is like a tag on a garment: you’re not supposed to notice it and it’s slightly embarrassing when you do». Una buena forma de verlo.

En definitiva, siempre que el tipo de texto nos lo permita y no traicionemos excesivamente el estilo del autor, va bien usar sinónimos para que el texto no quede plano o muy repetitivo. Es importante que tengamos una buena base de vocabulario y que sepamos introducir variedad en un texto, pero con mesura. 

Al final, nuestros textos tienen que ser correctos y fieles al sentido, e idealmente deben provocar en el receptor el mismo efecto. Excedernos con los sinónimos puede tener el efecto contrario y provocar extrañeza en el lector. Como todo, en traducción y en la vida misma, la clave está en el equilibrio.

***

Para saber más:

  • La sinonimia y la polisemia en la terminología anatómica. Isabel Jiménez Gutiérrez: http://www.entreculturas.uma.es/n1pdf/articulo29.pdf
  • Fenómenos semánticos: sinonimia, antonimia, homonimia y polisemia: https://www.edu.xunta.es/espazoAbalar/sites/espazoAbalar/files/datos/1390395929/contido/33_fenmenos_semnticos_sinonimia_antonimia_homonimia_y_polisemia_aspectos_tericos.html
  • Tipos de sinonimia: http://comoescribirbien.com/tipos-de-sinonimia/

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