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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Publicaciones de la categoría: Medios de comunicación

Traducir para Netflix es fácil: ¡pregúntame cómo!

23 jueves Mar 2017

Posted by enlalunadebabel in Cuestiones laborales, Doblaje, Medios de comunicación, Subtitulación, Traducción, Traducción audiovisual

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Netflix, plataforma Hermes, subtitlegate, subtitulación, traducir para Netflix

Si no habéis leído u oído hablar sobre la prueba para trabajar para Netflix, no sé dónde habéis estado todos estos días. Dicen que hay traductores que hasta tienen pesadillas con el número Hermes.

Sin embargo, sucede que, a pesar de lo bueno de la iniciativa, la forma con que se ha abordado esta prueba —sobre todo en los medios— deja bastante que desear. Parece que trabajar para Netflix y, en definitiva, traducir sea lo más fácil del mundo, que baste con tener nociones de inglés. Para muestra, este botón:

Imagino que cuando la empresa tuvo esta idea sabía lo que se le venía encima, ¿no? O eso espero, porque la avalancha de solicitudes los va a dejar sepultados… si no los ha sepultado ya. Para empezar, me parece bien que sea una oferta abierta a todo el público, que quieran dar la oportunidad a cuantos más profesionales posibles, mejor. Yo misma trabajo ya para Netflix, pero a través de intermediarias, con lo que, de conseguir el trabajo, me ahorraría ese paso y seguramente cobraría más (estas son sus tarifas directas) y ganaría también con un trato más directo. Y hablo con conocimiento de causa, tras diez años trabajando para estas empresas intermediarias (Deluxe, Technicolor) con unas tarifas más bajas que trabajando con la productora directamente. Para más información sobre condiciones laborales y tarifas, podéis echarle un vistazo a esta presentación.

También hay muchos traductores profesionales que prueban suerte ahora para iniciarse en otra especialidad, ¡fantástico! Pero ¿todos los que soliciten el trabajo y realicen la prueba serán profesionales? Y aquí vale la pena detenerse un momento a hablar de intrusismo. Para empezar, os diré que, para mí, un intruso no es ni un estudiante de TeI que aún no se ha graduado ni un filólogo, por poner un par de ejemplos. Al fin y al cabo, la carrera de Traducción e Interpretación es relativamente nueva. Hay grandes profesionales que han acabado como traductores por casualidad y no porque lo hubieran estudiado. Sin embargo, trabajan bien, han hecho algún curso que otro, conocen las tarifas y no van a reventar mercado.

Para mí, el intruso es aquel que pertenece a un ámbito completamente distinto y que escudándose en que sabe inglés, se ofrece a traducir por dos duros y sin facturar, así, a lo loco. Como si fuera un pasatiempo. Y no: traducir es una profesión, no un hobby. De nuevo, no lo digo por decir: hace un tiempo, me escribió un graduado de económicas que se ofrecía a traducir (sin facturar porque tampoco era autónomo) textos técnicos por 0,03 porque tenía un buen nivel de inglés (First Certificate) y solía traducir de forma amateur. Bravo.

La prueba de marras

A lo que iba, ¿que qué me parece la idea de una prueba de este tipo? Me parece bien que ofrezcan una forma sencilla de demostrar lo que sabes hacer. Tampoco me importa que no sea remunerada; hablo por mí, repito, pero dedicarle una hora de mi tiempo no me saca de pobre y si luego consigo el trabajo, pues mejor, además de que el resultado de ese trabajo no lo van a poder aprovechar más que para evaluar al candidato. Aun así, reconozco que debería haber algún paso previo más, que pidieran alguna referencia o prueba fehaciente de que se es traductor.

Según defiende la empresa, el principal objetivo de esta nueva plataforma es localizar e identificar a buenos traductores para su contenido. Si el candidato obtiene 80 puntos sobre 100, contemplarán su candidatura para formar parte de su plantilla de traductores. También comentan que la herramienta ha sido creada con la ayuda de expertos en lingüística que han tenido en cuenta muchos factores.

Las primeras pruebas se centran más en la fraseología tanto en inglés como en la lengua a la que vayas a traducir. Si bien me parece un buen punto en el que centrarse —se dan muchos errores por no detectar una expresión o frase hecha—, esta primera parte puede hacerse consultando rápidamente cualquier página web, con lo que no le acabo de ver el qué. Hay otra parte en la que el candidato debe aguzar el oído y detectar los problemas en varios subtítulos, sección que me parece bastante más interesante porque hay que saber de subtitulado. En la última parte de la prueba, el candidato debe traducir dos clips con textos que, si bien no son dificilísimos, sí tienen alguna particularidad, como referencias culturales o juegos de palabras (me permitiréis que no dé detalles, por motivos obvios).

Entonces, ¿dónde está el problema?

Dejando a un lado que se presente quien quiera, al fin y al cabo están en su derecho y no seré yo quien les pregunte si se ven capacitados (eso debería preguntárselo cada uno y responderlo también con toda sinceridad), entiendo que traducir películas y series tiene un atractivo innegable y es un trabajo agradecido. Es normal que le salgan tantas novias.

El problema, para mí, es que se subestime y desprestigie nuestro trabajo. Así de simple y, sí, soy consciente de que con este artículo estoy abriendo un buen melón. No hace falta ir muy lejos para ver todo lo que genera un anuncio de este tipo, la esencia misma de Internet: hablar de lo que se desconoce sin ningún pudor y criticar a diestro y siniestro el trabajo de los demás.

Me refiero a las opiniones que veréis a continuación. Aprovecho para decir que me centro en lo que se dice (que muchas veces es opinión generalizada) y no en quién. No aporto estos pantallazos para hacer escarnio de nadie, por eso no aparece ningún nombre.

  1. No, no traducimos con Google translate. Un traductor profesional no lo usa como herramienta de trabajo habitual; revisar una traducción automática es un trabajo distinto, recibe otro nombre y, en cualquier caso, no es lo que hace un traductor audiovisual. ¿Puede haber algún error? Pues es posible, igual que aparecen las erratas en los libros, a pesar de que haya habido una revisión posterior. Porque sí, se revisa. Últimamente he revisado mucho para Netflix. ¿Que se nos escapa algo? Pues puede ocurrir, como ese VÍ con tilde, ¿no?

2. No vamos todos en el mismo saco ni es tan fiero el león como lo pintan. Esto me ha desalineado los chakras y eso que ayer fui a yoga: «Pues voy a pedir trabajo, que todos los traductores son malísimos y yo lo voy a hacer mucho mejor». Oye, pues a lo mejor esta prueba descubrirá grandes talentos ocultos, ¡ojalá! También estaría bien que las quejas se hicieran con conocimiento de causa y llegaran al departamento que tengan que llegar para que al final se valore el trabajo bien hecho y, con eso, la labor del traductor y lo importante de una buena remuneración.

3. No basta con conocer el idioma extranjero y ya. Hay que saber expresarse bien en el materno también y sin faltas de ortografía.

En serio, no es la cantidad: hablamos de calidad. 

4. El debate de siempre. Siempre que se habla de traducción audiovisual, se acaba llegando a la supuesta guerra entre doblaje y subtitulación… y lo malos que somos por doblar cosas. Es como un reductio ad Hitlerum (reducción a Hitler, falacia ad hominem) aplicado a la TAV.

Hay tanto que analizar aquí. Para empezar, porque me ha dejado patitiesa: los traductores no metemos las risas enlatadas. De nada. Y, por favor, pensemos que el doblaje y la subtitulación dan como resultado productos distintos, cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes.

Por suerte, ahora es mucho más fácil ver una película o una serie de la forma que queramos, gracias a la televisión a la carta y todas las plataformas. Ah, y relacionado con esto último, una cosita más: las pelis y series no están pensadas para que aprendamos idiomas. ¿Que verlo todo en original ayuda? Claro, pero seguro que ni el guionista ni el director tienen en mente a los estudiantes del idioma X para hacer su serie, película, etc. No mezclemos conceptos.

5. Traducir es una profesión, no una afición. Lo repetiré las veces que haga falta. Llamadme cansina si queréis.

Si fuera una afición, no llevaría varios proyectos a la vez tratando de llegar a fin de mes; compaginar una novela que me lleva tres meses de trabajo y los episodios de una serie que deben traducirse en fin de semana para su estreno en jueves (y que me suponen 90 euros por dedicarles día y medio). Que no, que yo me lo tomo muy en serio porque es mi trabajo y no entiendo que se trate con tanta ligereza.

En definitiva, Netflix: bien por la plataforma, pero espero que valoréis el trabajo de un buen traductor. Y en cuanto a los demás comentarios, sé que es una batalla perdida, pero si poco a poco nos vamos dando cuenta de que traducir no es tan fácil, que no, no puede hacerlo todo el mundo y que no es un pasatiempo para ganarse dos perras, acabaremos disfrutando mucho más del entretenimiento, sea doblado o subtitulado.

Y por mi parte, nada más. No me preguntéis cómo traducir para Netflix, solo quería probar esto del clickbait como los artículos que se llevan ahora, a ver qué tal se me da. Ahora en serio, yo lo dejo aquí, pero ardo en deseos de leer vuestros comentarios. ¡Hasta la próxima!

Enseñar la igualdad a los niños

06 miércoles Ene 2016

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Censura, Literatura, Medios de comunicación, Off topic

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chistes machistas, cuentos, docencia, educación, igualdad, lecturas infantiles, Libsa, machismo, paridad, sexismo

Como muchos sabréis, además de traducir, trabajo con niños desde hace más diez años. Me encanta salir del despacho y alejarme de la tiranía que nos impone el ordenador a los traductores autónomos, para moverme un poco, socializar y, sí, aprender de ellos también.

Durante todo este tiempo he visto mejoras en cuanto a juguetes y a libros infantiles. Nuevos materiales y mejor adaptados a la par que instructivos. En este sentido, las editoriales vienen pisando fuerte con libros más modernos, atractivos e inclusivos.

LIBROS Y JUGUETES PARA LA IGUALDAD

Ha habido nuevas iniciativas para enseñar a los pequeños nuevas realidades y explicar que hay varios tipos de familia, por ejemplo. Muestra de esto es el libro Nicolás tiene dos papás, el primer cuento infantil chileno sobre diversidad sexual y familias homoparentales, y que podéis leer íntegramente aquí:

Como pasa con otros ámbitos, la discriminación que sufren los niños hijos de familias homoparentales proviene principalmente de los adultos, pero no son los niños quienes discriminan en primera instancia. Libros de este tipo ayudan y mucho a normalizar estas situaciones para evitar depresión y acoso, entre otros.

Existen otras iniciativas, como las de las editoriales madrileñas Egales y NubeOcho. Ambas publican de forma conjunta la serie Egalité, que agrupa historias que fomentan la igualdad y ayudan a comprender no solo la diversidad sexual, sino también la racial con cuentos como El lapicero mágico, La princesa Li y Mi papá es un payaso.

Los juguetes también han ido cambiando con el tiempo, aunque seguimos encontrando ejemplos de sexismo como este.

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Sin embargo, no todo está perdido. El año pasado, Toy Planet editó un catálogo de Navidad en el que daba una imagen igualitaria porque, como dicen: «[…] entendiendo que cada persona es diferente, los niños eligen unos u otros dependiendo de sus gustos, no de su sexo».

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Hace un tiempo leí por algún lado que, si para jugar con un juguete no se usan los genitales, da igual para quién sea y si se usan es que no es para niños. No podría estar más de acuerdo.

También me sorprendió gratamente descubrir las muñecas inclusivas de la empresa británica Makies, nacidas a partir de la campaña #ToyLikeMe, que se lanzó a mediados de junio de este año en Facebook. Dicha campaña fue promovida por un grupo de personas con discapacidad que querían cambiar los juguetes convencionales para hacerlos más inclusivos. El resultado han sido estas preciosas muñecas.

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MICROMACHINES PERO MACROMACHISMOS

Pero siempre hay excepciones y esta misma semana lo comprobé al ver una publicación en Facebook de una compañera: un libro de chistes machistas para niños. Recalco lo de los niños para dejar a un lado el dilema de los límites del humor y la libertad de expresión. En el caso de adultos, para gustos los colores, pero para niños… lo siento, esto es inadmisible:



Hay chistes y chistes; me parece que el tono tampoco es adecuado. Ojo, adjunto aquí imágenes del libro de chistes sobre chicas, pero hay también uno a la inversa y me parece igual de mal.

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Única imagen que he encontrado del libro de chistes sobre chicos (que no se diga)

La editorial, Libsa, retiró el libro de su catálogo, pero aún pueden encontrarse ejemplares en algunas librerías. Emilio Mata, director comercial de la editorial, dijo en su momento en algunos medios que «el uso sano de estas bromas depende de la intención con la que se vea», que la publicación contiene los «típicos chistes que se cuentan cuando se forman grupos de chicos y chicas» y que el propósito, al menos según podía leerse en la web, era que «los chicos se burlen sanamente de las chicas».

Pero, ¿son burlas realmente sanas? ¿Es un tono adecuado para los destinatarios? Veamos más ejemplos:

  • ¿En qué se parece una mujer y una baldosa? En que las dos están a nuestros pies.
  • En qué se diferencia a una hechicera y una bruja: cinco años de matrimonio.
  • Por qué las mujeres cierran los ojos cuando hacen el amor: porque ni siquiera quieren ver cómo disfrutamos.
  • Era una mujer tan tonta, tan tonta que hasta las demás se dieron cuenta.

No sé vosotros, pero a mí no me parece nada adecuado tratándose de un libro para un público infantil.

Lo curioso, y con esto vuelvo a lo que comentaba de que la mayor parte de culpa es de los adultos, es leer los comentarios de mucha gente en los artículos que abordaron esta noticia en su momento. Personas que critican a los que nos echamos las manos a la cabeza por estas cosas con argumentos como estos: «Curioso que el Instituto de la Mujer se preocupe sobre estos chistes, cuando mientras tanto dicho organismo y el feminismo en general mira para otro lado ante la salida a la calle de peligrosos violadores, algunos de los cuales ha matado a sus víctimas».

Es increíble que no nos demos cuenta de que la educación es la base de todo y que empieza en casa. Que el respeto evita esos sentimientos de superioridad y omnipotencia, de la mujer como objeto para el mero disfrute. Educar a los niños desde el respeto y la tolerancia evita males en un futuro y es frustrante que muchos adultos, sean hombres o mujeres, no se den cuenta siquiera.

Los niños lo captan todo y lo entienden todo también. Se empapan de lo que ven y oyen en casa. Y no, no me lo invento. Un profesor se entera de (casi) todo. Sin preguntar, me he enterado muchas veces en clase de los comentarios racistas del padre de una, de las operaciones estéticas de la madre de otro porque estaba gorda y de que si el conocido de fulanito es moña, con todas las letras, cuando ese niño no tiene más de 6 años. No es el camino.

En definitiva, como adultos con dos dedos de frente, seamos docentes o no, debemos enseñar respeto e igualdad. Cada persona es distinta, sí, pero merece la misma consideración tenga el sexo, la apariencia, la familia o la orientación sexual que tenga. Las publicaciones de este tipo, y quienes las compran, hacen un flaco favor a la educación de los niños que serán adultos en un futuro.

….

Artículos relacionados:

  • La editorial dice que el libro sólo quería ‘divertir’, y que hará lo posible para que ‘no se vea más’
  • Cómo denigrar a la mujer desde la infancia con ‘Chistes sobre chicas sólo para chicos’

  • El catálogo de ‘Toy Planet’ lucha contra los estereotipos sexistas de los juguetes

  • Nicolás tiene dos papás
  • 10 libros infantiles con mucho orgullo (gay)

El último caballero andante de la literatura

30 martes Sep 2014

Posted by enlalunadebabel in Medios de comunicación, Traducción, Vida traductoril

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código deontológico, Día del traductor, decálogo, periódicos, prensa, traducción, traducción literaria, traducir

«El problema de traducir es en realidad el problema mismo de escribir y el traductor se halla en su centro, quizás aún más que el autor. Se le pide […] no que domine una lengua, sino todo lo que hay detrás de esa lengua es decir, toda una cultura, todo un mundo, toda una forma de ver el mundo […] Se le pide que lleve a cabo esa operación, ímproba y pese a todo apasionada, sin hacerse notar. […] Se le pide que considere como su máximo triunfo el que el lector ni siquiera se fije en él […] un asceta, un héroe esencialmente desinteresado, dispuesto a darse por entero a cambio de un mendrugo de pan y a desaparecer en el crepúsculo, anónimo y sublime, cuando la gesta épica se ha cumplido. El traductor es el último y auténtico caballero andante de la literatura». (Fruttero&Lucentini, I ferri del mestiere, Einaudi, Turín 2003).

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Don Quijote visto por Dalí. Hoy el pobre traductor quijotesco tiene que luchar con cosas peores que molinos.

Con esta cita empezaba su carta abierta a la prensa un grupo de traductores literarios para pedir un reconocimiento justo de la profesión, sobre todo en los medios. El grupo pide de esta forma que los críticos reconozcan la figura del traductor y que los redactores de las páginas culturales de diarios y revistas reflejen su nombre junto a los demás datos.

Los compañeros prosiguen:

Nosotros también estamos aquí, somos parte del proceso que da vida a objetos importantes: los libros. Los libros del llanto y de la risa, del amor y del dolor, del conocimiento y de la evasión, los libros que de mil maneras llegan a la mente y al corazón de las personas también se deben a nosotros. Deseamos que nuestro nombre conste y lo confirme, que nuestra obra no se silencie.

El crítico que se prodiga en elogios del estilo, del léxico, de las acrobacias lingüísticas de un autor, si ha leído el libro en su versión original, debería sentirse obligado a comentar la versión traducida y, si sólo ha leído la versión traducida, debería recordar que ha leído las palabras, las frases y el ritmo escogidos por el traductor. Pedimos un reconocimiento justo, igual que estamos dispuestos a aceptar cualquier crítica competente y motivada.

Estos traductores tienen toda la razón del mundo. ¿Cuántas veces se comparten fragmentos de libros en las redes o se recuerdan citas célebres extraídas de novelas? Muchas. Por desgracia, el traductor está siempre ausente. Y lo mismo en las recomendaciones de libros que encontramos en muchas revistas. Aquí van unos ejemplos de las ediciones de agosto y septiembre de la revista Elle:

Historias de amor
Cook lit

Cualquiera diría que se han leído la versión original para recomendarlos. ¿No hay espacio para poner el nombre del traductor en esas historias de amor y de cocina? Hace un par de años, ACEC lanzó la campaña «¿Quién ha traducido el libro?» para luchar con esta práctica periodística, pero poco han cambiado las cosas. Y que conste que no es por llorar (sí, se nos critica mucho por eso). Hay prácticas y cuestiones más graves, pero hay que abordar las cosas desde una perspectiva realista y reivindicativa.

No obstante, en ocasiones, es normal que nuestro caballero andante se sienta (y perdonadme el anacronismo) el último mono de la Nasa, como cantaba Pablo Carbonell: Soy el último mono de la Nasa / El que quita toda la grasa / Todos los trozos de cohete / Las partículas de meteoritos / Pedacitos de satélites / Las basuras y el detritus. 

Visibilidad envenenada

¡Ay!, cuántas veces el traductor se vuelve visible cuando este da (o se supone que da) un mal paso. Josefina Cornejo ilustra este momento a la perfección en un trujamán:

No es tarea del traductor corregir el texto, ¿cierto? Pero, ¿lo entenderá así el lector? ¿Escucharemos eso tan manido de «la traducción es muy mala»? ¿Se culpará a quien la firma de la mediocridad del material?

Observo desde hace un tiempo que cualquiera —sea lector asiduo, lector esporádico o alguien que apenas haya pasado las páginas de un libro— se atreve a juzgar nuestra labor sin más. «Qué pena cuando el libro está mal traducido», escuché hace unas semanas de boca de una persona que se precia de leída. ¡¿Cómo?! No creo que tenga la costumbre de leer la traducción al tiempo que la contrasta con el original. Sinceramente, lo dudo. Entre otras cosas, porque el comentario en cuestión lo hizo a propósito de una novela escrita en un idioma bastante alejado del nuestro y con el que guarda bien pocas similitudes: el húngaro.

[…] Me preguntó que si traducía libros. He de admitir que aprecio, eso sí, cierta curiosidad en el otro cuando confiesas que te dedicas a la traducción. Asentí con la cabeza. «¡Qué interesante!», dijo uno de los presentes, quien también quiso saber si mi nombre aparecía impreso. «Sí, pero, bah, la única persona que lo busca es mi madre», reconocí. «Y yo, cuando el libro está mal traducido», afirmó otro de los que allí se encontraban.

Por fortuna, cada vez somos más visibles también para lo bueno, como atestiguan algunos artículos y especiales en la prensa. Veamos algunos casos.

Los traductores en la prensa

  • La importancia de la calidad en la traducción, de Lierni Otamendi.
  • Saqueos, planes y una «femme fatale», de Manuel Rodríguez Rivero.
  • La profesión ya no llora… tanto, de Juan Cruz.
  • Los traductores, de Antonio Muñoz Molina.
  • La sabiduría de los maestros antiguos, de Carlos García Gual.
  • ‘En busca del tiempo perdido’, la traducción de nuestras vidas, de Flor Gragera de León.
  • Dime qué pone, de Manuel Rodríguez Rivero.
  • Elogio de la traducción, de Judit Carrera.
  • Traductores: la legión oculta, de Javier Firpo.
  • El poder de la lengua: la traducción, de Alejandro Aguilar.
  • El último caballero andante, de Carla Imbrogno.
Articulo en el Clarín sobre la traducción literaria en Argentina.
Articulo en el Clarín sobre la traducción literaria en Argentina.
(Para leerlo bien, os recomiendo que os bajéis la imagen)
(Para leerlo bien, os recomiendo que os bajéis la imagen)

Estos son algunos ejemplos relativamente recientes de artículos elogiosos sobre la traducción, pero también hay lugar para otro tipo de noticias, que aunque no son tan halagüeñas, reflejan el estado de la cuestión y no solo en literaria. Por ejemplo, se ha hablado mucho de los traductores en la esfera jurídica y en política. En cualquier caso, es cierto que cada vez se nos reconoce algo más.

Pero ¿quiénes son estos caballeros andantes? ¿Se rigen por un código de honor? ¿Si les pinchan, sangran?

Aunque algunos diccionarios antepongan al traductor como adjetivo y usen ejemplos tan simpáticos como el de la foto, quien traduce los libros es alguien que muchas veces suda tinta para llevar la traducción a buen puerto.

Definición de traductor

Definición en el Clave.

Porque no es solo un escribiente que repita o sustituya una palabra por otra. Como dice G. Bufalino, «si el autor es el padre y esposo del texto, el traductor es su amante». El lector en todo esto deberá dejarse seducir por ambos y sentir lo mismo con sus letras. Hay que conseguir que el lector disfrute mediante la traducción como lo haría de poder acceder al texto original.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Y sí, este caballero andante de la brillante armadura (el pijama, por ejemplo) se rige, o debería, por un código deontológico. Este que comparte Ace Traductores es un buen ejemplo:

1. El hecho de ejercer la profesión de traductor equivale, para quien la ejerce, a afirmar que cuenta con un firmísimo conocimiento de la lengua que traduce (conocida como lengua de partida) y de la lengua en que se expresa (conocida como lengua de llegada). Ésta debe ser su lengua materna u otra que domine tan bien como la materna, de la misma forma que todos los escritores dominan la lengua en que escriben.

2. El traductor tiene la obligación de saber hasta dónde llega su competencia y se abstendrá de traducir un texto cuya redacción o ámbito de conocimiento no domine.

3. El traductor se abstendrá de modificar de forma tendenciosa las ideas o la forma de expresarse del autor y suprimir algo de un texto o añadirlo a menos que cuente con el permiso expreso del autor o de sus derechohabientes.

4. Cuando no sea posible realizar la traducción a partir del texto original y el traductor utilice una «traducción-puente», deberá, para hacerlo, contar con el permiso del autor y mencionar el nombre del traductor a cuyo trabajo recurra.

5. El traductor se compromete al secreto profesional cuando deba usar, para su labor, documentos confidenciales.

6. El traductor literario debe conocer a fondo la legislación acerca de los derechos de autor así como los  usos de la profesión  y debe velar por que se respeten en el contrato de traducción.

7.  El traductor se abstendrá de menoscabar la profesión al aceptar condiciones que no garanticen un trabajo de calidad o perjudiquen a un colega de forma deliberada.

Las reglas de García Yebra

Las reglas de García Yebra

Sin embargo, si dejamos a un lado las cuestiones laborales y nos centramos en las lingüísticas, nuestro caballero también respeta directrices como las del siguiente decálogo del traductor literario de Helena Cortés (tomado de La linterna del traductor):

  1. Humildad (también fidelidad al texto). No trates de ser más brillante que el propio autor.
  2. Sensatez. Si algo sorprende sobremanera o parece no tener ningún sentido, indaga. Seguro que algo se te escapa.
  3. Sentido estético. Traducir correctamente el contenido de la obra original puede ser fácil, pero no hay que olvidarse de la forma estética. Analiza los recursos estilísticos y estéticos del autor.
  4. Paciencia. Al acabar de traducir, olvida tu versión y borra de tu mente el original. Haz una última lectura sin tener presente más que tu sentido lingüístico y literario. Tómate todas las libertades que quieras con el texto hasta hacerlo completamente tuyo.
  5. Cultura. Hay que tener cientos de horas de lectura acumulados, una sólida cultura general y cierta experiencia vital, conocer los clásicos… Pasión y curiosidad a partes iguales.
  6. Naturalidad. Es más importante que la obra suene bien en tu idioma y conseguir un texto natural y fluido, carente de todo artificio, que el que se cuele alguna disculpable metedura de pata.
  7. Buena pluma. Si no tienes talento para escribir con gracia y soltura en tu propio idioma no podrás ser nunca un buen traductor literario. Solo el que escribe bien traduce bien.
  8. Dominio de tu lengua. Ser bilingüe ayuda mucho, pero no es garantía. Conocer bien la lengua de llegada, saber jugar con ella: esa es la condición para ser un buen traductor.
  9. Actualidad. No envejezcas a propósito una traducción para acercarla a la época del autor. Los lectores contemporáneos del autor pudieron disfrutar de una lectura fluida y natural en el idioma de su tiempo. No castigues a tus lectores con una barrera idiomática artificial.
  10. Amor. Traducción correcta no equivale a buena traducción. También hacen falta grandes dosis de empatía. Además de profesión, hace falta un poco de vocación.

¿Os parece poco? Pues el pobre caballero andante muchas veces se las ve y se las desea para conservar la cordura no solo mientras traduce, sino también entre encargos.

El círculo vicioso

El círculo vicioso. Fragmento de unos apuntes.

Sin embargo, estoy convencida de que, a pesar de las tarifas, las condiciones y la presión, los caballeros andantes aman su trabajo por encima de todo y están dispuestos a matar a todos los dragones que haga falta.

A todos ellos (y a los traductores de las demás ramas) va dedicada esta entrada. ¡Feliz día, compañeros!

***

En este mismo blog y para terminar de celebrar este día…

  • ¿Por qué la traducción importa? El artículo del año pasado con los motivos por los cuales traducir no es algo banal, una oda recitada y una dosis de humor con San Jerónimo de protagonista. Y, de regalo, recursos y otras sorpresas para imprimir.
  • ¿Tradu…qué? ¿Qué es traducir? Las respuestas de los traductores a la pregunta de marras.
  • Otro tipo de visibilidad. Cómo nos ven desde fuera. Artículo centrado en los libros y los cómics en los que aparecen traductores.
  • Celebrando con citas célebres. Las citas clásicas del mundillo.

Bonus track:

Y, de regalo, Translation in Practice, un libro la mar de práctico sobre edición y traducción literaria, que compartió Miguel Marqués hace unos días.

Responsables con las palabras

29 lunes Jul 2013

Posted by enlalunadebabel in Lengua española, Medios de comunicación, Off topic

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accidente, ética periodística, ética profesional, comunicar, gobierno, manipulación, medios de comunicación, tergiversar

Cuesta escribir cuando hay que hablar de temas que van más allá, cuando se tratan aspectos tan sensibles como la pérdida de vidas humanas. El accidente ferroviario de la semana pasada aún está muy presente y no por los motivos que cabría esperar. Por eso, aunque no quiero hablar de política ni de trenes (porque no me gusta hablar de lo que desconozco), sí me gustaría hablar de la responsabilidad que tenemos con la lengua, sobre todo cuando se es comunicador.

Si algo ha demostrado esta catástrofe (igual que ha sucedido en otras ocasiones) es que, aunque muchos aún lo duden, la gente es buena por naturaleza. Lo malo es que también es bastante morbosa.

Al día siguiente del accidente lo hablamos precisamente con un alumno, un psicólogo con años de experiencia. Este hombre dirigió el equipo de apoyo en la tragedia del 7 de julio del año 2000 en la que murieron 22 niños y 5 adultos de varias escuelas de Barcelona en un accidente de autocar en Soria. La hermana de una amiga perdió la vida como monitora.

Este hombre me contaba que en estos casos es muy importante realizar un trabajo de contención. Hay que proteger a las familias de curiosos, charlatanes y fanáticos. ¿Fanáticos? Pues sí, resulta que no dejaban de llegar personas de diferentes iglesias para avasallar a las pobres familias que aún tenían el alma en vilo porque desconocían si su hijo o hija había muerto en el accidente. Al final tuvieron que redactar un comunicado de prensa y publicarlo en varios periódicos para dejar claro que las familias estaban bien atendidas y que no se necesitaba «ayuda externa». En definitiva, que les dejaran vivir el luto en paz.

La misma noche del accidente me pareció que algunos de esos oportunistas habían invadido los medios:

Por no hablar del periodista que se dedicó a buscar la exclusiva por twitter:

¿Dónde está el límite? ¿Dónde está la ética? Al final, este chico ha eliminado su cuenta en twitter sin disculparse antes, claro.

Lo mismo sucede con la tergiversación de los mensajes que nos llegan. Últimamente me da la sensación que vivimos en un «juego del teléfono» continuo, que el mensaje va cambiando tanto que al final ni siquiera se reconoce. Si estuviéramos hablando del juego de niños como tal, no pasaría nada, pero estamos hablando del dolor de muchas familias y esto es intolerable.

manipulación

Y si hablamos de responsabilidad con las palabras, más grave es que desde el Gobierno se redacte una nota de prensa cortando y pegando fragmentos de otro comunicado, en este caso en el que lamentaban las muertes por un terremoto en China. Sigo atónita.

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Nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos los errores garrafales que se hacen con Photoshop pero luego nos dan gato por liebre en prensa escrita. O al menos lo intentan. Es lo que pasa al redactar un titular inspirándose en los comentarios en Facebook del maquinista. (Permitidme el inciso, pero vaya chorrada sacar estos temas ahora. Cuidado con Internet porque cualquier cosa que digáis podrá ser utilizada en vuestra contra.)

Facebook

En definitiva, cuando hablamos de temas muy sensibles hay que tratarlos con mucho respeto. No me vale la excusa de que hay que estar informado para publicar los nombres y apellidos de las víctimas (en el accidente del autocar recuerdo que los nombres iban saliendo en pantalla cuando se daba la noticia), para enseñar imágenes lo más sangrientas posibles (como el chico sin piernas del atentado de Boston) o dedicar programas matinales enteros a las historias de amor que el tren se llevó. Lo siento, estas excusas no me valen. Informar no es esto:

La Roja***

Desde este humilde blog, mucho ánimo y mucho cariño para todas las familias afectadas por el accidente.

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