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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Archivos de etiqueta: traducir

La sinonimia en traducción

14 lunes Mar 2016

Posted by enlalunadebabel in Inglés, Lengua española, Traducción

≈ 6 comentarios

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repetición, said is dead, sinónimo, sinonimia, traducción, traducir, verba dicendi, verbos declarativos

Hace unos días compartía en redes esta imagen de un libro de Claudia Ulloa Donoso. Es un fragmento literario sin ánimo de sentar cátedra en cuestiones lingüísticas y, sin embargo, suscitó reacciones diversas.

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Entre los retuits y favoritos, llegaron muchas respuestas de este tipo: «Aguardar, esperar y anhelar. Cuestión de profundizar en nuestro idioma», «Esperar, aguardar, permanecer, acechar», «Aspirar, anhelar, creer, confiar, aguardar… Y la lista sigue, ojo». Algunos se sintieron algo ofendidos, como si fuera una afrenta a nuestro idioma, que dudo que sea la intención del texto.

Pero ¿de verdad todos esos sinónimos se corresponden con los verbos del noruego o del inglés? No todos lo vieron así, como el escritor Lorenzo Silva:

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Algún que otro lector lo advirtió también: «No se corresponden con lo arriba dicho. Como mucho, «aguardar» sería un «wait» muy formal».

Para mí, ahí está la clave: hay que fijarse en el uso y en el contexto. No pondría las manos en el fuego por el noruego, pero sí en el inglés porque esos tres verbos son muy comunes. El castellano es muy fértil en vocabulario y tenemos muchos sinónimos, es cierto, pero ¿usamos de forma habitual estos verbos?

  • Wait! I’ll be there in a second. = Aguarda, que ahora vengo.
  • I hope to see you tonight! = Anhelo verte esta noche.

Que existan y se usen en determinados contextos no significa que sean aplicables siempre y en cualquier situación. Como comenté, «esperar» es mucho más general, y más aplicable a los usos del inglés en ese fragmento, y añado que me parece precioso que un verbo encierre tanto. Está hecho como de plastilina, que puedes aplicar de diversas formas.

En el fondo, es una muestra más de que el lenguaje no es un ente que va por libre, sino que está muy ligado a la forma de pensar y de ser, como explica Miguel A. Román en un artículo de Libro de Notas:

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¿Qué es la sinonimia exactamente?

Para empezar, refresquemos algunos conceptos de forma sintética:

La sinonimia es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas expresiones o palabras (llamadas sinónimos). Por lo tanto, sinónimos son expresiones o palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo.

La sinonimia total se da cuando dos términos son totalmente intercambiables en un mismo contexto. Dicha sinonimia total es muy poco frecuente (esposo/marido). La sinonimia estricta es muy rara en las lenguas, y suele darse por la existencia de formas dialectales coexistentes, o en formas léxicas del mismo significado pero usadas en contextos diferentes.

La sinonimia parcial es mucho más frecuente. Esta se da cuando dos términos son intercambiables en un determinado contexto pero no en otros:

  • Hoy Pedro ha venido alterado del trabajo. (En este contexto, alterado tiene sinonimia parcial con nervioso).
  • Hemos alterado el orden de los ejercicios. (En este contexto, alterado puede ser cambiado por modificado, sinonimia parcial).

Como se puede observar, nervioso y modificado son sinónimos parciales de alterado, pues cada uno es válido para determinados contextos. Sin embargo, en el primer ejemplo no es posible sustituir alterado por modificado (sin cambio de significado) ni en el segundo alterado por nervioso.

Específicamente las clases de sinonimia reconocida son:

  1. Sinonimia conceptual. Los términos relacionados remiten al mismo referente y significan exactamente lo mismo (a veces puede haber una cierta preferencia de un dialecto por una forma y la preferencia opuesta en otro dialecto). Por ejemplo: asno/borrico, marido/esposo, alberca/piscina, odontólogo/dentista.
  2. Sinonimia referencial. Los términos relacionados remiten al mismo referente pero no significan lo mismo, no presentan exactamente los mismos rasgos significativos. Por ejemplo: limonada/bebida, mesa/mueble.
  3. Sinonimia contextual. Los términos relacionados pueden conmutarse únicamente en determinados contextos. Por ejemplo: Las legumbres son pesadas (indigestas), Tu amigo es muy pesado (cansino), Este trabajo es pesado (duro, arduo).
  4. Sinonimia de connotación. Los términos relacionados están cargados de valoraciones subjetivas, tanto que se pierde el significado objetivo. Por ejemplo: Miguel es un monstruo de la informática (genio, hábil).

Fantástico. Si una cosa queda clara es que no todos se corresponden al cien por cien, que hay que entender plenamente su significado e intención, y que el contexto importa… y mucho [cosa que venimos diciendo los traductores desde tiempos inmemoriales, como lo de «depende». Vale, esto último también lo dice mucho Pau Donés].

Traducir con sinónimos

Que cada idioma tiene sus reglas es de sobra conocido y es lo que, al fin y al cabo, nos da vidilla como traductores, pero estas reglas siempre dependen de un contexto determinado y es lo que nos diferencia de las máquinas. No obstante, a veces nos emperramos tanto con un término, que tal vez no entendemos o no sabemos reexpresar, que olvidamos que las palabras no van sueltas.

Las palabras se enmarcan en un contexto y se ayudan de otras para tener sentido, en definitiva, hay que prestar atención a la coherencia y la cohesión. Para crear un mismo efecto en el lector, cada lengua usa sus mecanismos, que hay que saber detectar y no solo a nivel de palabra.

En este sentido se dice mucho que el inglés tolera mucho mejor la repetición que el castellano. Ya lo comentábamos en otro artículo, en el que hablábamos de algunos consejos de traducción y Marina Orellana decía lo siguiente:

El traductor debe llevar una maleta repleta de palabras y frases que puedan no solo sacarle de un apuro, sino también evitar que se repita como el ajo. […] En castellano, la repetición constituye por norma general un defecto estilístico, a diferencia del inglés que lo tolera mejor.

Repetir una y otra vez lo mismo acaba haciendo que el texto sea pesado y que, evidentemente, el lector lo achaque al traductor. El problema radica en que hay que respetar el estilo del escritor en la medida de lo posible y, claro está, si el original es como es, tampoco podemos dedicarnos a embellecerlo.

Veamos un ejemplo práctico extraído de una novela erótica que traduje hace un tiempo; una tipología, dicho sea de paso, de cuyas dificultades hablo aquí.

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Evidentemente es un fragmento en el que se describe el acto sexual en sí. Usar «polla» todo el rato sería demasiado en tan poco espacio, pero cambiar automáticamente los demás casos con «pene», «verga», «miembro» en esos mismos párrafos tal vez también lo sería. Como todo, es cuestión de encontrar el equilibrio. En muchos momentos, el término puede desaparecer.

Por otro lado, no todas las tipologías textuales permiten el uso de sinónimos. En las traducciones técnicas, médicas y jurídicas, por ejemplo, la terminología suele ser más precisa y no podemos cambiar las palabras tan alegremente.

El caso de los dicendi

Donde más se puede observar el fenómeno repetición/sinonimia es en los llamados dicendi. Echo mano a la explicación de Miguel Ortiz para esto: «Llamamos verba dicendi (o verbum dicendi) a las formas verbales que designan acciones de comunicación lingüística (dijo, respondió, contestó) o que expresan creencia, reflexión o emoción (pensó, lamentó, protestó) que sirven para introducir la voz del personaje. En algunos estudios lingüísticos también son conocidos como verbos declarativos».

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Said is dead! se decía hace un tiempo por redes, donde aún pueden encontrarse extensos listados de verbos de habla para no repetir said hasta la saciedad. Los partidarios de la sinonimia en los diálogos decían/explicaban/comentaban/defendían que así las interacciones quedaban más naturales y menos repetitivas.

En castellano también se ha hablado de este fenómeno y desde muchos foros también se aboga por la variación. He aquí un listado de alternativas para el «dijo» redactado por Grisel R. Núñez, de Cafetera de Letras, que reproduzco literalmente:

  1. Estando sereno: estableció, comunicó, anunció, agregó, comentó, informó, aclaró, indicó, reveló, criticó, expresó, expuso, señaló, apuntó…
  2. Pregunta: preguntó, inquirió, averiguó, indagó, solicitó, suplicó, rogó, cuestionó, investigó…
  3. Respuesta: respondió, replicó, contestó, explicó, reconoció, confesó, contó, se disculpó…
  4. Alegremente: bromeó, cantó, rio, se maravilló, gorjeó, celebró, se alegró, imitó, bufoneó, ovacionó, ironizó, alabó, loó, aplaudió…
  5. A volumen alto: gritó, chilló, aulló, exclamó, llamó, tronó, vociferó, berreó, increpó…
  6. A volumen bajo: masculló, murmuró, susurró, musitó, cuchicheó…
  7. Preocupado o nervioso: se inquietó, tembló, se estremeció, balbuceó, titubeó, tartamudeó, vaciló, flaqueó…
  8. Enojado: alegó, discutió, se ofendió, se molestó, espetó, se defendió, ladró, rabió, rugió, despotricó, bramó, gruñó, reprochó, refunfuñó, recriminó…
  9. Triste: lloró, lloriqueó, sollozó, gimió, gimoteó, se quejó, se entristeció, se lamentó…
  10. Autoritario: dispuso, dirigió, mandó, ordenó, insistió, decretó, dictaminó, presagió, decidió, puntualizó…
  11. Para sus adentros: pensó, se preguntó, consideró, sopesó, reflexionó, meditó, recordó…
  12. Otros: repuso, asintió, afirmó, aprobó, sugirió, corrigió, advirtió, vaticinó, enfureció, sentenció, rechinó, cedió, concedió, se sorprendió, aventuró, matizó, filosofó, previno, exhaló, objetó, accedió, babeó, declaró, manifestó, aseveró, rectificó, recitó…

Es cierto que hay mil y una alternativas para el «dijo» según la situación comunicativa que exprese el diálogo, pero, me pregunto yo: ¿no debería bastar el diálogo en sí para que quedara clara la intención?

  • Como me vuelvas a tocar, te rajo el cuello —dijo ella.

¿Sería necesario aquí cambiar el «dijo» por un «amenazó»? ¿No queda claro así? De cambiarlo, ¿no sería demasiado?

El mismo Ortiz comenta: «Los «verba dicendi'» aparecen reiterativamente en los discursos de estilo directo e indirecto, pero a estas alturas de la historia literaria los lectores curiosos entendemos, de manera inconsciente, que tales marcadores son indispensables formalmente, por lo que no nos producen una sensación de redundancia».

En una línea parecida, Eric Deckers critica este furor por la sinonimia en los verbos declarativos. Según Deckers, reemplazar siempre el said no significa escribir mejor, solo demuestra que se tiene un diccionario de sinónimos y que tanta variedad acaba distrayendo de la narración. E incluye la siguiente cita de Jim Ruland: «A tag on a line of dialog is like a tag on a garment: you’re not supposed to notice it and it’s slightly embarrassing when you do». Una buena forma de verlo.

En definitiva, siempre que el tipo de texto nos lo permita y no traicionemos excesivamente el estilo del autor, va bien usar sinónimos para que el texto no quede plano o muy repetitivo. Es importante que tengamos una buena base de vocabulario y que sepamos introducir variedad en un texto, pero con mesura. 

Al final, nuestros textos tienen que ser correctos y fieles al sentido, e idealmente deben provocar en el receptor el mismo efecto. Excedernos con los sinónimos puede tener el efecto contrario y provocar extrañeza en el lector. Como todo, en traducción y en la vida misma, la clave está en el equilibrio.

***

Para saber más:

  • La sinonimia y la polisemia en la terminología anatómica. Isabel Jiménez Gutiérrez: http://www.entreculturas.uma.es/n1pdf/articulo29.pdf
  • Fenómenos semánticos: sinonimia, antonimia, homonimia y polisemia: https://www.edu.xunta.es/espazoAbalar/sites/espazoAbalar/files/datos/1390395929/contido/33_fenmenos_semnticos_sinonimia_antonimia_homonimia_y_polisemia_aspectos_tericos.html
  • Tipos de sinonimia: http://comoescribirbien.com/tipos-de-sinonimia/

El último caballero andante de la literatura

30 martes Sep 2014

Posted by enlalunadebabel in Medios de comunicación, Traducción, Vida traductoril

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Etiquetas

código deontológico, Día del traductor, decálogo, periódicos, prensa, traducción, traducción literaria, traducir

«El problema de traducir es en realidad el problema mismo de escribir y el traductor se halla en su centro, quizás aún más que el autor. Se le pide […] no que domine una lengua, sino todo lo que hay detrás de esa lengua es decir, toda una cultura, todo un mundo, toda una forma de ver el mundo […] Se le pide que lleve a cabo esa operación, ímproba y pese a todo apasionada, sin hacerse notar. […] Se le pide que considere como su máximo triunfo el que el lector ni siquiera se fije en él […] un asceta, un héroe esencialmente desinteresado, dispuesto a darse por entero a cambio de un mendrugo de pan y a desaparecer en el crepúsculo, anónimo y sublime, cuando la gesta épica se ha cumplido. El traductor es el último y auténtico caballero andante de la literatura». (Fruttero&Lucentini, I ferri del mestiere, Einaudi, Turín 2003).

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Don Quijote visto por Dalí. Hoy el pobre traductor quijotesco tiene que luchar con cosas peores que molinos.

Con esta cita empezaba su carta abierta a la prensa un grupo de traductores literarios para pedir un reconocimiento justo de la profesión, sobre todo en los medios. El grupo pide de esta forma que los críticos reconozcan la figura del traductor y que los redactores de las páginas culturales de diarios y revistas reflejen su nombre junto a los demás datos.

Los compañeros prosiguen:

Nosotros también estamos aquí, somos parte del proceso que da vida a objetos importantes: los libros. Los libros del llanto y de la risa, del amor y del dolor, del conocimiento y de la evasión, los libros que de mil maneras llegan a la mente y al corazón de las personas también se deben a nosotros. Deseamos que nuestro nombre conste y lo confirme, que nuestra obra no se silencie.

El crítico que se prodiga en elogios del estilo, del léxico, de las acrobacias lingüísticas de un autor, si ha leído el libro en su versión original, debería sentirse obligado a comentar la versión traducida y, si sólo ha leído la versión traducida, debería recordar que ha leído las palabras, las frases y el ritmo escogidos por el traductor. Pedimos un reconocimiento justo, igual que estamos dispuestos a aceptar cualquier crítica competente y motivada.

Estos traductores tienen toda la razón del mundo. ¿Cuántas veces se comparten fragmentos de libros en las redes o se recuerdan citas célebres extraídas de novelas? Muchas. Por desgracia, el traductor está siempre ausente. Y lo mismo en las recomendaciones de libros que encontramos en muchas revistas. Aquí van unos ejemplos de las ediciones de agosto y septiembre de la revista Elle:

Historias de amor
Cook lit

Cualquiera diría que se han leído la versión original para recomendarlos. ¿No hay espacio para poner el nombre del traductor en esas historias de amor y de cocina? Hace un par de años, ACEC lanzó la campaña «¿Quién ha traducido el libro?» para luchar con esta práctica periodística, pero poco han cambiado las cosas. Y que conste que no es por llorar (sí, se nos critica mucho por eso). Hay prácticas y cuestiones más graves, pero hay que abordar las cosas desde una perspectiva realista y reivindicativa.

No obstante, en ocasiones, es normal que nuestro caballero andante se sienta (y perdonadme el anacronismo) el último mono de la Nasa, como cantaba Pablo Carbonell: Soy el último mono de la Nasa / El que quita toda la grasa / Todos los trozos de cohete / Las partículas de meteoritos / Pedacitos de satélites / Las basuras y el detritus. 

Visibilidad envenenada

¡Ay!, cuántas veces el traductor se vuelve visible cuando este da (o se supone que da) un mal paso. Josefina Cornejo ilustra este momento a la perfección en un trujamán:

No es tarea del traductor corregir el texto, ¿cierto? Pero, ¿lo entenderá así el lector? ¿Escucharemos eso tan manido de «la traducción es muy mala»? ¿Se culpará a quien la firma de la mediocridad del material?

Observo desde hace un tiempo que cualquiera —sea lector asiduo, lector esporádico o alguien que apenas haya pasado las páginas de un libro— se atreve a juzgar nuestra labor sin más. «Qué pena cuando el libro está mal traducido», escuché hace unas semanas de boca de una persona que se precia de leída. ¡¿Cómo?! No creo que tenga la costumbre de leer la traducción al tiempo que la contrasta con el original. Sinceramente, lo dudo. Entre otras cosas, porque el comentario en cuestión lo hizo a propósito de una novela escrita en un idioma bastante alejado del nuestro y con el que guarda bien pocas similitudes: el húngaro.

[…] Me preguntó que si traducía libros. He de admitir que aprecio, eso sí, cierta curiosidad en el otro cuando confiesas que te dedicas a la traducción. Asentí con la cabeza. «¡Qué interesante!», dijo uno de los presentes, quien también quiso saber si mi nombre aparecía impreso. «Sí, pero, bah, la única persona que lo busca es mi madre», reconocí. «Y yo, cuando el libro está mal traducido», afirmó otro de los que allí se encontraban.

Por fortuna, cada vez somos más visibles también para lo bueno, como atestiguan algunos artículos y especiales en la prensa. Veamos algunos casos.

Los traductores en la prensa

  • La importancia de la calidad en la traducción, de Lierni Otamendi.
  • Saqueos, planes y una «femme fatale», de Manuel Rodríguez Rivero.
  • La profesión ya no llora… tanto, de Juan Cruz.
  • Los traductores, de Antonio Muñoz Molina.
  • La sabiduría de los maestros antiguos, de Carlos García Gual.
  • ‘En busca del tiempo perdido’, la traducción de nuestras vidas, de Flor Gragera de León.
  • Dime qué pone, de Manuel Rodríguez Rivero.
  • Elogio de la traducción, de Judit Carrera.
  • Traductores: la legión oculta, de Javier Firpo.
  • El poder de la lengua: la traducción, de Alejandro Aguilar.
  • El último caballero andante, de Carla Imbrogno.
Articulo en el Clarín sobre la traducción literaria en Argentina.
Articulo en el Clarín sobre la traducción literaria en Argentina.
(Para leerlo bien, os recomiendo que os bajéis la imagen)
(Para leerlo bien, os recomiendo que os bajéis la imagen)

Estos son algunos ejemplos relativamente recientes de artículos elogiosos sobre la traducción, pero también hay lugar para otro tipo de noticias, que aunque no son tan halagüeñas, reflejan el estado de la cuestión y no solo en literaria. Por ejemplo, se ha hablado mucho de los traductores en la esfera jurídica y en política. En cualquier caso, es cierto que cada vez se nos reconoce algo más.

Pero ¿quiénes son estos caballeros andantes? ¿Se rigen por un código de honor? ¿Si les pinchan, sangran?

Aunque algunos diccionarios antepongan al traductor como adjetivo y usen ejemplos tan simpáticos como el de la foto, quien traduce los libros es alguien que muchas veces suda tinta para llevar la traducción a buen puerto.

Definición de traductor

Definición en el Clave.

Porque no es solo un escribiente que repita o sustituya una palabra por otra. Como dice G. Bufalino, «si el autor es el padre y esposo del texto, el traductor es su amante». El lector en todo esto deberá dejarse seducir por ambos y sentir lo mismo con sus letras. Hay que conseguir que el lector disfrute mediante la traducción como lo haría de poder acceder al texto original.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Y sí, este caballero andante de la brillante armadura (el pijama, por ejemplo) se rige, o debería, por un código deontológico. Este que comparte Ace Traductores es un buen ejemplo:

1. El hecho de ejercer la profesión de traductor equivale, para quien la ejerce, a afirmar que cuenta con un firmísimo conocimiento de la lengua que traduce (conocida como lengua de partida) y de la lengua en que se expresa (conocida como lengua de llegada). Ésta debe ser su lengua materna u otra que domine tan bien como la materna, de la misma forma que todos los escritores dominan la lengua en que escriben.

2. El traductor tiene la obligación de saber hasta dónde llega su competencia y se abstendrá de traducir un texto cuya redacción o ámbito de conocimiento no domine.

3. El traductor se abstendrá de modificar de forma tendenciosa las ideas o la forma de expresarse del autor y suprimir algo de un texto o añadirlo a menos que cuente con el permiso expreso del autor o de sus derechohabientes.

4. Cuando no sea posible realizar la traducción a partir del texto original y el traductor utilice una «traducción-puente», deberá, para hacerlo, contar con el permiso del autor y mencionar el nombre del traductor a cuyo trabajo recurra.

5. El traductor se compromete al secreto profesional cuando deba usar, para su labor, documentos confidenciales.

6. El traductor literario debe conocer a fondo la legislación acerca de los derechos de autor así como los  usos de la profesión  y debe velar por que se respeten en el contrato de traducción.

7.  El traductor se abstendrá de menoscabar la profesión al aceptar condiciones que no garanticen un trabajo de calidad o perjudiquen a un colega de forma deliberada.

Las reglas de García Yebra

Las reglas de García Yebra

Sin embargo, si dejamos a un lado las cuestiones laborales y nos centramos en las lingüísticas, nuestro caballero también respeta directrices como las del siguiente decálogo del traductor literario de Helena Cortés (tomado de La linterna del traductor):

  1. Humildad (también fidelidad al texto). No trates de ser más brillante que el propio autor.
  2. Sensatez. Si algo sorprende sobremanera o parece no tener ningún sentido, indaga. Seguro que algo se te escapa.
  3. Sentido estético. Traducir correctamente el contenido de la obra original puede ser fácil, pero no hay que olvidarse de la forma estética. Analiza los recursos estilísticos y estéticos del autor.
  4. Paciencia. Al acabar de traducir, olvida tu versión y borra de tu mente el original. Haz una última lectura sin tener presente más que tu sentido lingüístico y literario. Tómate todas las libertades que quieras con el texto hasta hacerlo completamente tuyo.
  5. Cultura. Hay que tener cientos de horas de lectura acumulados, una sólida cultura general y cierta experiencia vital, conocer los clásicos… Pasión y curiosidad a partes iguales.
  6. Naturalidad. Es más importante que la obra suene bien en tu idioma y conseguir un texto natural y fluido, carente de todo artificio, que el que se cuele alguna disculpable metedura de pata.
  7. Buena pluma. Si no tienes talento para escribir con gracia y soltura en tu propio idioma no podrás ser nunca un buen traductor literario. Solo el que escribe bien traduce bien.
  8. Dominio de tu lengua. Ser bilingüe ayuda mucho, pero no es garantía. Conocer bien la lengua de llegada, saber jugar con ella: esa es la condición para ser un buen traductor.
  9. Actualidad. No envejezcas a propósito una traducción para acercarla a la época del autor. Los lectores contemporáneos del autor pudieron disfrutar de una lectura fluida y natural en el idioma de su tiempo. No castigues a tus lectores con una barrera idiomática artificial.
  10. Amor. Traducción correcta no equivale a buena traducción. También hacen falta grandes dosis de empatía. Además de profesión, hace falta un poco de vocación.

¿Os parece poco? Pues el pobre caballero andante muchas veces se las ve y se las desea para conservar la cordura no solo mientras traduce, sino también entre encargos.

El círculo vicioso

El círculo vicioso. Fragmento de unos apuntes.

Sin embargo, estoy convencida de que, a pesar de las tarifas, las condiciones y la presión, los caballeros andantes aman su trabajo por encima de todo y están dispuestos a matar a todos los dragones que haga falta.

A todos ellos (y a los traductores de las demás ramas) va dedicada esta entrada. ¡Feliz día, compañeros!

***

En este mismo blog y para terminar de celebrar este día…

  • ¿Por qué la traducción importa? El artículo del año pasado con los motivos por los cuales traducir no es algo banal, una oda recitada y una dosis de humor con San Jerónimo de protagonista. Y, de regalo, recursos y otras sorpresas para imprimir.
  • ¿Tradu…qué? ¿Qué es traducir? Las respuestas de los traductores a la pregunta de marras.
  • Otro tipo de visibilidad. Cómo nos ven desde fuera. Artículo centrado en los libros y los cómics en los que aparecen traductores.
  • Celebrando con citas célebres. Las citas clásicas del mundillo.

Bonus track:

Y, de regalo, Translation in Practice, un libro la mar de práctico sobre edición y traducción literaria, que compartió Miguel Marqués hace unos días.

¿Tradu… qué? ¿Qué es traducir?

17 martes Sep 2013

Posted by enlalunadebabel in Traducción, Vida traductoril

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Nida, Steiner, teoría de la traducción, traducción, traducir, traductor profesional

¿Qué es traducir? —dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¿Qué es traducir? ¿Y tú me lo preguntas?

Traducir es…

A grandes rasgos, traducir es comprender el significado de un texto en un idioma, llamado texto origen o «texto de salida», para producir un texto con significado equivalente en otro idioma, llamado texto traducido o «texto meta». Eso en general, porque para empezar podríamos hablar de qué entendemos por equivalencia.

La traducción se ha descrito de muchas formas y con definiciones que nunca han llegado a ser del todo satisfactorias y, en muchos de los casos, llegan a ser contradictorias. Hablo de las definiciones hechas por los grandes nombres de la traducción, claro, porque los diccionarios suelen tener las ideas más claras:

Traducir según el diccionario Clave

Traducir según el diccionario Clave

Traducir según el María Moliner

Traducir según el María Moliner

Veamos algunas teorías antes de ver qué significa traducir para un traductor profesional:

  • Para George Steiner (1975) todo acto de comunicación es traducción.
  • Para Catford la traducción consiste en la sustitución del material textual de una lengua por el material textual equivalente en otra lengua (equivalencia textual).
  • Nida (1959) fue el primero en valorar el papel del receptor. Su definición de traducción: «operación mediante la cual se produce en la lengua del receptor el equivalente natural más próximo del mensaje de la lengua-fuente, atendiendo en primer lugar al significado y, en segundo lugar, al estilo». Nida se sitúa en un cuadro claramente comunicativo, pero se continúa considerando la traducción como un acto de norma y no del habla.
  • Edmond Cary es el autor que tiene más en cuenta el contexto extralingüístico y dice que la traducción es la operación que pretende establecer equivalencias entre dos textos expresados en lenguas diferentes. Estas diferencias son siempre necesariamente en función de la naturaleza de ambos textos, de su destino y de la relación existente entre la cultura de ambos pueblos, su clima moral, intelectual y afectivo.
  • La mayor parte de los autores actuales siguen modelos de definición similares. Es el caso, por ejemplo, de Hatim y Mason (1997), que definen la traducción como un acto de comunicación que pretende retransmitir, a través de las fronteras lingüísticas y culturales, otro acto de comunicación (que puede haber sido creado con diferentes objetivos o para diferentes lectores/oyentes).
  • Lörscher (1991) critica los modelos teóricos y se centra en describir la traducción profesional. La traducción profesional es el proceso por el cual es generado en la lengua B un texto, tomando como modelo en cuanto a su organización y contenidos un texto previo generado en una lengua diferente, más orientada funcionalmente según las nuevas condiciones que determinan su producción. El texto traducido (la traducción como producto) será el resultante de tal proceso y su función estará determinada por la intencionalidad de su producción. Podrá ser la de representar un texto previo o podrá ser cualquier otra función desempeñada por un texto. Así, podrá ser una traducción instrumental: con una función similar al texto original o documental: con una función diferente.

Traducción es ese lío intermedio

En cuanto a intención y ambición, un aspecto que creo esencial en traducción, me gusta mucho esta cita de Walter Benjamin (La tarea del traductor, traducido por H. A. Murena) en la que hace especial hincapié en la lengua meta: «Ninguna traducción sería posible si su aspiración suprema fuera la semejanza con el original. […] Pues así como el tono y la significación de las grandes obras literarias se modifican por completo con el paso de los siglos, también evoluciona la lengua materna del traductor. Es más: mientras la palabra del escritor sobrevive en el idioma de éste, la mejor traducción está destinada a diluirse una y otra vez en el desarrollo de su propia lengua y a perecer como consecuencia de esta evolución. La traducción está tan lejos de ser la ecuación inflexible de dos idiomas muertos que, cualquiera que sea la forma adoptada, ha de experimentar de manera especial la maduración de la palabra extranjera, siguiendo los dolores del alumbramiento en la propia lengua».

No obstante, después de leer apuntes y rebuscar por las redes, me quedo sin duda con la aproximación de Maite Solana, directora de la Casa del Traductor, en su artículo en Panacea:

«Me parece que a estas alturas los traductores estamos hartos de tener que repetir una y otra vez que una traducción literal de un texto no es una traducción. Es otra cosa. La traducción, para que pueda llamársela tal, no puede limitarse a la mera traslación mecánica, más o menos palabra por palabra o frase por frase, del original; la verdadera traducción requiere invertir la sintaxis, cambiar la puntuación, recrear imágenes, buscar expresiones que en la lengua de llegada signifiquen lo mismo que en la lengua original, aunque sea utilizando otras palabras, etc. Y trabajar de este modo no tiene nada que ver con ser infiel al texto. Precisamente la mejor manera de ser fiel a un original es no ser fiel a su literalidad en absoluto.

Y eso sirve tanto para la poesía y el teatro (los dos géneros que quizás necesiten un mayor grado de adaptación o esfuerzo traductor, como creo que debería llamarse) como también para la novela y el ensayo, aunque sea de divulgación. Y tampoco es cierto que, cuanto más fácil es en apariencia un texto, menos esfuerzo traductor requiere. Todo lo contrario. Las obras de divulgación, precisamente por dirigirse a un amplio sector de lectores, suelen ser, además de informativas, amenas, o al menos intentan serlo. Y esa amenidad hay que trasladarla también a la lengua a la que se está traduciendo, imprimiéndole al texto un ritmo y una frescura que sólo se consigue desarmando el texto y armándolo de nuevo.»

¿Pero qué es traducir para un traductor? Hace un tiempo lo pregunté en la página de Las 1001 traducciones para celebrar los 5000 seguidores y aquí están las respuestas. ¿Qué os parecen?

«Traducir es desandar renglones y redibujar el paisaje que otro dejó a sus espaldas.» Darío Giménez

«Decir lo mismo que ya se ha dicho, pero como nunca se ha dicho y, lo que es más difícil, sin que lo note nadie.» Irene Fernández

«Traducir es navegar en mares desconocidos para otros, pero navegables para el traductor. Traducir es un arte que no todos pueden dominar, pero que es tan antiguo como la música y la poesía. Traducir es la sangre que oxigena mi vida al hacer lo que más te gusta y saber que este trabajo no es un pesar para ti. No importa cuantos quebraderos de cabeza te produzcan algunos términos, al final de todo tendrás la satisfacción de haber trabajado en lo que te gusta y a la vez haber aprendido de la experiencia. Son tantas palabras que describirían la traducción que a la vez lo hacen indescriptible, pero el mundo de la traducción es definitivamente el motor de mi vida.» Brenda Galván

«Me gusta una cita de Gesualdo Bufalino. Dice que el traductor es el único lector auténtico de un libro. El autor es el padre y marido, y el traductor, el amante.» Óscar Nabais

«Traducir es recrear.» Sara de Albornoz

«Traducir es como un cubo de rubik a lo bestia.» Jesús Negro

«Para mí, traducir es evitar a toda costa que aberraciones como «eventualmente me fui», «me he caído en el amor» o «eres bienvenido» se cuelen en el mundo real.» Javier Pérez

«La traducción es muchas cosas, y nada a la vez. Es algo recio y delicado; mágico, pero real. Es fallar, es acertar, es reír, es arrepentirte de haber elegido esta carrera (y más de una vez) y, sin embargo, saber que estás haciendo lo correcto. Es conocer, viajar, hablar, leer, escribir, re-escribir, adaptar, documentarse, investigar. Andar, correr, (no) dormir, soñar. Es volar sin alas. Es escribir sin papel. Es entender. Es vocación. Es pensar. Es sufrir, luchar y ganar. Es… traducir.» Ismael Pardo

«Traducir, para mí, es un modo de vida. Es el aire que respiro, es lo que llena mi alma de alegría, el arte que diseño con cada palabra, la esencia por la que doy gracias cuando me despierto y con la que me acuesto a dormir. Es mi rueda de la vida llena de palabras, sin las cuales marchitaría indudablemente. Y, ¡lo mejor de todo es que hay más adictos a este modo de vida que comparten mi mismo parecer! Traducir es mi pasión.» Translating Cultures

«Traducir es un arte que solo algunos son capaces de conseguir.» Celia Felicidades

«Traducir es reelaborar lo que otro construyó desde otra interpretación diferente, la tuya, que siempre estará influida por todas tus vivencias y lo que ellas conllevan.»  Al Dakota

«Yo he nacido para esto, traducir soy yo.» Isabel Espuelas

«Traducir es comunicación en todos los casos. En mi caso concreto, hacer llegar un poquito del mundo japonés de una forma divertida porque traduzco dibujos animados y cómics.» Ayako Koike

«Jo m’acullo al comodí «Günter Grass» i les seves sàvies paraules: «Traduir és transformar-ho tot perquè no canviï res» i a més, traduir em permet jugar amb les paraules, fer màgia, rebregar-les, ballar amb elles, lluitar-hi de vegades però sempre, sempre, sempre, em fa molt feliç!» Chantal Poirot

«Para mí traducir es indescriptible. Disfruto traduciendo, pero también me enfrento a las traducciones (son todo un reto), algo con lo que siempre aprendes y no solo mejoras como traductor, sino como persona. Permitimos que hasta la sabiduría de las partes más remotas del mundo llegue a manos de todo el mundo, que cada cultura mantenga algo tan valioso como es un idioma, pero que al mismo tiempo se puedan comunicar con el resto.» Oli Poirot

«Traducir es hacer creer al receptor que los libros que lee, las películas que ve, el software que utiliza, las páginas webs que visita y los manuales de instrucciones que consulta fueron, desde el principio, pensados y creados en español.» Mari Illescas

«Traducir para mi es ejercer la profesión de puente. Saltear diferencias lingüísticas y acercar culturas. «Los autores hacen la literatura de su país, los traductores hacen la literatura del mundo».» Virginia López

«Para mí, traducir es desenredar madejas de hilos de muchos colores.» Nai Traductora

«La traducción es un modo de vida, es ver películas subtituladas y corregir los errores de subtitulación, es leer libros en versión original y quedar como un friki ante tus amigos no traductores, es encender el ordenador y abrir diccionarios, glosarios y Trados simultáneamente, es ir al extranjero y leerse de pé a pá los carteles y los folletos turísticos para ver si aprendemos algo o más del idioma del país, es tener felicitaciones multilingües en tu muro cuando llega tu cumpleaños, es tener que aguantar que muchos no se tomen en serio tu profesión, pero sobre todo, es disfrutar comunicando y ponerse en la piel de mil personas diferentes que quieren transmitir un mensaje.» MSE Interpret – Language Services

«Como dijo Saramago: Los escritores hacen la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal. Somos la magia de acercar cualquier historia de cualquier rincón del mundo a cualquier persona, eso es genial.» Noe Fuente

«Desde hace años me acompaña una frase, pegada en mi escritorio, que dice «A translator shall always attempt to reproduce a text so that it doesn’t look like a translation» (Un traductor siempre intentará reproducir un texto de modo tal que no parezca una traducción). Traducir es unir culturas, básicamente.» Vani Rodriguez

«Traducir es hacer que uno entienda lo que otro escribió sin pensar en él.» Itziar Hernández Rodilla

«Transmitir sentimientos, transformar culturas, adecuar ideas.» Saray Gutiérrez

«Para mí, traducir es aprender día tras día, es poder ayudar a los demás, es siempre un reto maravilloso.» Cristina Sala

«El traductor es el mensajero invisible de las palabras, en constante viaje entre lenguas y culturas.» Rocío García

«Para mí, traducir es vivir mi idioma, sumergirme en él y andar por la vida juntos de la mano.» Janis Zari

«Para mi traducir es una vía para crecer continuamente tanto en lo personal como en lo profesional.» Lucy Lu

«Decir lo mismo sin más ni menos.» Jesús López

«Tanto tiempo para decidirme qué hacer de mi vida
Retando a la suerte y a mi realidad
A pesar de lo anterior me decidí
Dedicarme a una profesión que en un principio era como mi «amante»
Una especialidad que ya no es una opción para mí
Comparte triunfos y fracasos
Con ella conocí a mis amigos que ahora son colegas
Inicié un camino largo y lleno de dudas y con
Osadía terminé, con orgullo y mucho amor. Ya lo decidí
Nunca dejaré de traducir.» Jasna Peralta

«Traducir es abrirles los ojos y el corazón a los demás.» Natalia M-p

«Para mí, traducir es un pasatiempo, un trabajo, una pasión, una frustración, un delirio, un choque con la realidad, diversión, seriedad, amor, odio, alegría, tristeza. un descubrir nuevas cosas, destruir las viejas, alegrarse por encontrar esa palabra que tardaste dos horas buscando, llorar por una traducción mala o por un revisor injusto y pirata . En fin, traducir para mí es el reflejo de la vida de todo ser humano, la realización del sueño perfecto de todas las personas: vivir aprendiendo, vivir delirando y vivir soñando.» Traductor Juan Pablo Sans

«Es ayudar a que culturas y pueblos se entiendan a través de la comunicación por medio de la traducción. Ayudar a que otros obtengan el conocimiento con publicaciones en otras lenguas y traduciéndolas a nuestro idioma.» Angélica Carrillo

«Traducir/ interpretar es ir más allá de las barreras lingüísticas y culturales, es tener el poder de hacer llegar el mensaje sin alterarlo, manteniendo su esencia, hacer de conectores en un mundo donde cada vez se necesitan las cosas para la semana anterior. Es un modo de vida, el cual no debemos dejar que se confunda con «saber idiomas». ¡Es para valientes!» Victoria Pina

«Traducir es una difícil tarea, pero con resultados satisfactorios.» Sara Gil

«Hacer asequible a los demás lo que puede ser algo muy interesante.» Mamen Ruiz Ortega

«Yo traduzco porque cada traducción que acabo es un puzzle resuelto y para resolverlo he tenido que viajar mentalmente, ponerme en el lugar del emisor y el receptor con sus circunstancias, incluso a menudo dejar a un lado mi propia identidad y colarme enmascarada en una fiesta de disfraces de una facultad a la que no pertenezco. Traducir es toda una hazaña.» Estela Roja

«Traducir es como jugar con arcilla. Hacer un jarro parecido al modelo pero con otra arcilla. Es jugar con las formas, las técnicas, las palabras para producir un jarro «lo más parecido posible» al original. Es arte, es maniobrar, es amasar, desarmar y volver a armar.» Yo, traductora.

«Traducir es crear un mundo nuevo en el cual las palabras son los habitantes y el sueño de todas ellas es que nadie descubra que antes pertenecieron a otra lengua.» Sandra GM

«Traducir es mi pasión.» Ana Cris Fernández

«Traducir es eliminar una barrera entre naciones y desempeñar la bella labor de trasladar un mensaje, una historia, un mundo de un idioma a otro.» Antonio M. Beleño

«¡Traducir es tirar puentes para unir, tender manos para acercar!» Pili Arias

«La traducción es, en todas sus vertientes, una forma de acerca culturas, de acercar a gente muy lejana que de otro modo no podrían conocerse ni compartir. La traducción también puede poner en contacto a gente de diferentes épocas. Por tanto, la traducción es un arte, porque transmite sentimientos.» Valentí Martí Sansaloni

«Traducir es un gozo al poder servir con una habilidad que tengo. Pero a la vez es un aprendizaje constante porque siempre encuentro algo nuevo que aprender. ¡Me encanta!» Roxana González 

«Alguna vez leí que «el traductor es el amante de un texto» y creo que la definición perfecta de lo que para mí es traducir: es conocer, amar, identificar un sin texto sin importar cómo esté disfrazado, es entenderlo mejor que él mismo para brindarle al lector una experiencia tan emocionante como el mismo autor la vivió.» Lina Ma. Tellez

«Traducir, en teoría, es transmitir el mismo contenido del texto de origen al texto meta. Eso es solo la teoría, la práctica va mucho más allá de eso…» Walter Wersonst

«Traducir es un oficio que exige muchas cualidades.» Zohra MF

«Abrir una puerta.» Ralala Alejo

«Traducir es navegar por los entresijos de tu lengua y enseñarla a los demás.» Eva María García

«Traducir es crear y recrear arte.» Leticia Robles

«Para mí la traducción (y el traducir) es un maravilloso puente que solo vemos aquellos que traducimos algo. Un puente entre dos campos verdes muy diferentes y parecidos a la vez. Un puente con el que los seres humanos somos capaces de entendernos un poco más y comprender lo que hay al otro lado de ese puente a través de personas (los traductores) que viven de las palabras y de su belleza en cualquiera de sus formas. No hay que notar que ha habido un traductor para que sea una buena traducción, pero sí hay que tener en cuenta que ha formado parte tejiendo esa historia.» Marta Eslava

«Para mí traducir es introducirme en un mundo mágico en el cual tengo que ir resolviendo acertijos para, al final, alcanzar ese imposible al que, a su vez, llamamos traducción.» Rachel T Mtnz

«Traducir es mi vocación, mi vida y, en ocasiones, mi perdición: pasar días sin ver la luz del día, perderme quedadas con los amigos, no ser capaz de leer tranquilamente un libro traducido por no parar de encontrarle pegas… Pero también es la emoción de realizar un buen trabajo y de poder decir bien alto: «¡Eso lo he hecho yo!». Porque yo sin traducir, creo que no podría vivir.» Noelia Moreira

«Para mi traducir es esculpir palabras de arcilla y derribar muros.» Esther Muntaner

«Traducir para mi es ejercer un enlace entre dos o más culturas distintas. Es un arte que pocas personas pueden adquirir.» Safia Abahaj

«Para mí traducir es ayudar a otras personas a entender y disfrutar tanto como yo un producto o situación que no entienden por sí solos por falta de nivel idiomático.» Herminia Indignada

«Traducir es aprender, pensar, crear y expresar.»  Pilar Peña

«Traducir es vivir.» Javi Mallo

«Traducir es un aprendizaje continuo y también una forma de transmitir esos conocimientos a personas que, sin la traducción, no podrían aprenderlos.» Mireia Bel

«Para mí cada traducción es una ventanita a un nuevo mundo. Es un momento para aprender, crear, jugar…» Univerbum Traducciones De Paula GF

«Para mí, traducir es compartir. Es un acto generoso en el que un mediador comparte con otros lo que alguien dijo. ¿Puede haber un acto más solidario que hacerle llegar al mundo las palabras de los demás?» Carla Botella

«Traducir = traicionar. Es un cliché pero es cierto.  No, pero en serio, para mí traducir es sumergirme en un océano de palabras, ideas, opciones… nadar, nadar, distraerme con los peces de colores, mira qué lindo… a veces casi que naufrago, y entonces encuentro esa frase, esa palabra que sirve como un salvavidas y ¡zas! que me salvo.» María Teresa Taylor

«Para mí, traducir el acto necesario para que personas que hablan distintas lenguas puedan comunicarse. Traducir es enriquecer al mundo. Imaginemos lo que sería la vida sin la traducción para evidenciar su importancia.» Yamila Taboada

«Traducir es mi pasión, es culturizarme, es investigar, es aprender. ¡Y además, cobro!» Connie Vazquez

«Traducir es descubrir.» Mackie Marshall

«Para mi traducir es transpensar.» Noemi Gutiérrez

«Para mí traducir es disfrutar haciendo lo que me gusta: aprender, investigar, entender, tratar con idiomas, mezclar culturas, intentar alcanzar la perfección… ¡y además cobrar!» Raquel Madrid

«Traducir es vivir, es un reto en el cual me esfuerzo por aprender y transmitir. Traducir es un sentir…» Allan Pineda

«Traducir es ayudar a la humanidad a entender el mundo interno del autor.» Noemi Carpintero

«Traducir es mi vocación y mi profesión.» Ana Hidalgo

«Para mí, traducir es hacer algo para ayudar a los demás, sin que ellos lo sepan. También me gusta corregir esos errores lingüísticos que se cometen por desconocimiento (o dejadez). Y, además, me encanta mi trabajo. Itziar Ugarte

«Para mi traducir es aprender, es enseñar y es sentirme realizado. Fer Tercero

«Traducir es como ser novelista, actor, director, crítico y espectador de una misma obra que, para acercar al mundo, interiorizas hasta hacerla parte ti. Así, con el paso del tiempo, traducir te convierte en ti envuelto en retazos del conocimiento y la creatividad de cientos de personas.» Antonella Michelli

«Traducir es comunicar.» Alba Marín

«Para mí, traducir es sentirse útil.» Pau Gros

«Para mí traducir es una tarea literaria noble y atemporal, es ayudar a que las ideas, obras y discursos de una persona en una época, fecha y lugar específicos lleguen a alguien que puede estar a una distancia geográfica, social o cultural inimaginable, es crear un puente y de alguna manera globalizar (en el mejor sentido de la palabra) los textos asegurándose siempre de respetar y serle fiel a la base, idea y contexto originales.» Angelika Tortuu

«Traducir es APRENDER y ENSEÑAR. Aprender leyendo, interiorizando e interpretando el texto a traducir, aprender del autor/escritor y de su visión y pensamiento al tiempo que completamos nuestra ideología o la complementamos con nuevos trazos. Traducir es ENSEÑAR pues volcamos palabras extranjeras en la lengua de cada uno propia dándoles forma y sentido de manera que transmitamos de forma fiel lo que alguien algún día quiso dejar para siempre en un papel plasmado. La traducción es creación, elaboración, trabajo y satisfacción.» María Gil del Campo

«Traducir es crear puentes, lazos entre las personas, dar a todo el mundo la posibilidad de explicarse y ser entendido, de llegar a cualquier persona que pueda necesitar su mensaje, dejar huellas invisibles, pues lo mejor de todo es que no se note que estamos ahí. Adoro mi profesión.» Silvia Silvins

«Ofrecer la posibilidad de leer textos que de otra manera serian inaccesibles por la lengua en que fueron escritos, sin desvirtuar su sentido.» Elena López

«Para mí, traducir es interpretar; traspasar fronteras y acercar culturas; transmitir pensamientos, sentimientos e historias; fomentar la comunicación y vivirla; y es también la profesión de mis sueños.» Cristian Marcote

«Para mí, traducir significa luchar contra el crimen (lingüístico). Véase, por ejemplo, los anglicismos innecesarios y un largo etcétera de barbaridades.» Fernando Rodríguez 

¿Qué os parecen estas definiciones? Hay algunas muy originales, ¿verdad? Al final, aunque el resultado sea el mismo, el proceso se vive de formas distintas. A todo esto, para ti ¿qué es traducir?

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