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No sé si tienes la misma sensación que yo, pero de un tiempo a esta parte detecto que algunas personas (algunos principiantes, pero #NotAllNovatos, ya lo sé), quizá tentados por la comodidad y rapidez, recurren a la traducción automática. Aunque puede parecer una solución práctica en el momento, me gustaría explicar por qué es una mala idea y cómo se puede mejorar en traducción, no solo para empezar con buen pie en el oficio, sino para forjarnos una base sólida que perdure en el tiempo.

Es evidente que la traducción automática ha avanzado mucho en los últimos años y es innegable que puede ser útil en ciertos contextos. Sin embargo, cuando la utilizamos como recurso principal para traducir, corremos el riesgo de perder muchas oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Podría pasarme la tarde dándote motivos, pero aquí van algunas razones importantes por las que no es buena idea depender en exceso de la traducción automática:

  1. Pérdida de comprensión contextual: Las traducciones automáticas no siempre tienen en cuenta el contexto adecuado para cada situación. Obvio, no tienen ojos ni oídos y les cuesta relacionar. Como traductores, nuestro objetivo es transmitir el mensaje de manera precisa y efectiva, adaptándonos al registro, el tono y el propósito del texto original. Si dependemos únicamente de la traducción automática, corremos el riesgo de producir traducciones que no se ajusten al contexto específico.
  2. Falta de estilo y fluidez: La traducción automática tiende a ser literal y carece de la capacidad de capturar el estilo y la fluidez del lenguaje. Las traducciones que obtenemos pueden sonar mecánicas y poco naturales, lo que disminuye la calidad del trabajo y puede afectar nuestra reputación como profesionales. Y no solo esto. Si habéis hecho la prueba, sabréis que muchas veces la TA da una falsa impresión de corrección… y nos la puede dar con queso. Y no solo. También nos corta las alas porque ante un resultado que resulta pasable, quizá no nos da por buscar algo más, por ir más allá y dar con traducciones más creativas.
  3. Errores y omisiones: Aunque los avances en la tecnología de traducción automática son notables, todavía puede cometer errores y omitir detalles importantes. Como profesionales, es nuestra responsabilidad garantizar la precisión y la integridad del contenido traducido, algo que la traducción automática no siempre puede lograr.
  4. Problemas con la confidencialidad: Hay que ser muy cautos cuando se usan estas herramientas para que estos textos no acaben donde no deben o se divulgue información que no puede trascender.

Si todavía no te he convencido, ahondemos un poco en el punto tres:

¿Cómo podemos mejorar nuestras habilidades y evitar caer en la trampa de la traducción automática?

  1. Sumérgete en el idioma y no dejes de aprender: Sumérgete en el idioma que estás traduciendo. Lee libros, artículos y materiales diversos para familiarizarte con su estructura, expresiones idiomáticas y uso adecuado.
  2. (In)fórmate: Plantéate hacer algún curso de traducción, ir a algún taller específico y obtener alguna certificación más. La formación continua es esencial para mantenernos actualizados con los avances en el campo.
  3. Practica, practica, practica… y no descuides la revisión: Impepinable. Practica regularmente tus dotes de traducción y pide opinión a colegas más experimentados. La revisión de tus traducciones anteriores también te permitirá identificar las áreas de mejora y aprender de tus errores.
  4. Domina tus herramientas de trabajo: Utiliza diccionarios y glosarios especializados para engrosar tu vocabulario técnico y asegurar una traducción más precisa y coherente. Hazte con una buena caja de herramientas, vaya.
  5.  Muévete, participa y forma parte de la comunidad: Únete a comunidades de traductores en internet o, mejor aún, en la vida real. El intercambio de conocimientos y experiencias con colegas es valiosísimo para el crecimiento profesional.

Igual que hay que aprender a caminar para luego correr, para aprender a traducir bien hay que hacerlo desde cero, con esmero y prestando atención a los detalles. El texto y tú, cara a cara. No hay atajos.

Recordemos que la traducción es una habilidad que mejora con la práctica, la experiencia y la dedicación. Al evitar la traducción automática y trabajar en el perfeccionamiento de nuestras habilidades, estaremos construyendo una base sólida para un futuro más próspero en este oficio.

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Si quieres saber más sobre traducción o los servicios con los que puedo ayudarte, no dudes en escribirme a info@las1001traducciones.com.