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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Archivos de etiqueta: cómo empiezo a traducir

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XIX)

20 lunes Ene 2020

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, Testimonios, Traducción, Vida traductoril

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abrirse camino, cómo empiezo a traducir, cómo ser traductor autónomo, después de graduarme, después de TEI, encontrar trabajo, traductor novel, traductor principiante

Con esta primera entrada de 2020 despedimos la serie de artículos de recién graduados o, por lo menos, su publicación regular. Como sabéis, el blog siempre está abierto a colaboraciones si queréis hablar de vuestra experiencia o dar vuestras opiniones.

En esta ocasión, Enya Fernández y Celia M. Duro nos cuentan brevemente su vida después del grado.

ENYA FERNÁNDEZ

He de decir que cuento con muy poca experiencia porque me gradué en 2018. A pesar de esto, cuando terminé tercero de carrera, hice unas prácticas extracurriculares de traducción técnica en una compañía danesa dedicada a la fabricación, venta, instalación y mantenimiento de aerogeneradores. Cuando terminé las prácticas, decidieron contratarme y estuve durante un año y medio aproximadamente trabajando con ellos como traductora en plantilla. Esta experiencia me sirvió, además de para conocer los entresijos de la traducción técnica, para darme cuenta de que no quiero trabajar en plantilla, ya no solo por el tema de las tarifas sino por la poca independencia que tienes: estás ceñida a horarios, tienes que desplazarte, etc. Por esto, he decidido hacerme autónoma.

Actualmente me encuentro lidiando con los «problemas» del principiante: encontrar clientes, pasar pruebas de traducción, conseguir encargos en agencias, etc. En definitiva, estoy intentando hacerme un hueco en el mercado.

*Podéis escribirle un correo. Y si queréis conocerla un poco más, participó en una charla #TFTRAD con Trágora: https://www.tragoraformacion.com/traduccion-agroalimentaria/.

CELIA M. DURO

Cuando terminé la carrera y tuve que plantearme qué hacer, el máster ya no era una opción porque me había quedado una asignatura para septiembre y no iba a conseguir entrar en el que quería. Tampoco me veía preparada para empezar a buscar clientes y darme de alta como autónoma, así que me quedaba la opción de trabajar por cuenta ajena.

Ni siquiera había presentado el TFG cuando, por casualidades de la vida, encontré una beca para una agencia de comunicación en la que pedían redactar un post. Me animé pensando que no iba a llegar a ninguna parte y porque siempre me ha gustado escribir.

Era una especie de concurso en el que el premio era un contrato de 6 meses y así fue cómo empecé a trabajar en el mundo de la comunicación. Estos primeros meses, seguidos de un contrato de otros 6 más, me ayudaron a ampliar mis servicios y a especializarme casi sin quererlo. Aprendí a redactar contenido web y el famoso copywriting, a saber qué es el SEO, a programar y a gestionar redes sociales y, por supuesto, a traducir y localizar páginas web. Después de esa experiencia pude empezar otras prácticas en una agencia de traducción que se especializa en marketing y localización web y creo que, gracias a la casualidad de aquel concurso, he ido definiendo mi carrera poco a poco.

Mi consejo a los que acaban de terminar la carrera es que no se cierren ninguna puerta, que el mundo de la traducción es mucho más amplio que traducir siendo autónomo o en una agencia de traducción y que nunca se sabe cómo te puede ayudar una experiencia distinta en el futuro. También les diría que no pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio. Poco a poco, con paciencia, llegará.

*Su perfil de LinkedIn es este: https://www.linkedin.com/in/celia-martinez-duro/.

***

Como sabéis, a lo largo de toda esta serie he querido dar mi opinión o comentar algo sobre los testimonios que me parecía importante. Hoy me voy a detener en esta frase de Celia: «No pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio». No digo que sea un caso generalizado porque, por lo que veo en los estudiantes que he tenido en prácticas, los recién graduados trabajan en varias cosas: desde hacer de canguro a poner copas pasando por impartir clases particulares.

Por favor, que esto se os quede grabado a fuego: no es ninguna derrota no empezar a traducir al acabar el grado. En serio. Cualquier cosa que hagáis os dará experiencia y será un colchoncito para ir buscando clientes con relativa tranquilidad. Que no os dé miedo aceptar un trabajo a media jornada con contrato, por ejemplo, porque se puede compatibilizar con la traducción autónoma. Yo empecé a impartir clases de inglés poco antes de terminar la carrera (con contrato) y las traducciones llegaron un poco después (como autónoma también). Ambas actividades pueden hacerse de forma legal y no son incompatibles. Eso sí, tienes menos tiempo para traducir, pero poco a poco. Calma. Es normal querer ver los frutos del grado después de esos años de inversión, pero todo llega; que no os dé apuro ir haciendo otra cosa hasta que empezáis a traducir.

No avanzo gran cosa porque estoy preparando un artículo sobre el tema, pero no os lancéis a hacer lo que hace todo el mundo porque es «lo que toca». No os sintáis mal si no habéis hecho un Erasmus como fulanito; no tenéis por qué hacer un máster como menganita si no os apetece; no os comparéis con nadie, por favor. Cada uno se labra su camino como puede según sus circunstancias. En un momento importante de cambio como es el paso de la Universidad al mundo laboral, sentaos, pensad qué queréis hacer e id a por ello. Hay trabajo y muchos caminos para conseguirlo, pero no tengáis prisa. Tiempo al tiempo.

Y hasta aquí la serie y la entrada de hoy. Encontraréis todas las demás entradas tecleando «testimonios» en el buscador del blog. Como siempre, tenéis los comentarios y mi correo para lo que necesitéis. ¡Feliz semana!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XVI) Elena Castro

21 lunes Oct 2019

Posted by enlalunadebabel in Testimonios, Traducción

≈ 1 comentario

Etiquetas

cómo empiezo a traducir, después de la carrera, empezar a traducir, quiero ser traductor, traductor novel, traductor principiante, vida después del grado

Cuando estaba estudiando cuarto de Lenguas Modernas y Traducción en la UAH no hacía más que preguntarme si continuar los estudios con un máster o empezar a trabajar. El caso es que como me gustaban (y me gustan) distintas especialidades, no había ningún máster que me llenase y la idea de empezar a trabajar me parecía mucho más atractiva.

Pero empecemos por el principio: las prácticas, ya que fueron la clave que me han hecho llegar hasta donde estoy ahora. Hice las prácticas con Eugenia Arrés, lo que me permitió tocar varios campos de la traducción y tener una visión más cercana del trabajo como traductor autónomo. La universidad da una base importante, pero hay que completarla con más formación y, sobre todo, práctica, práctica y más práctica. Esos meses fueron muy intensos porque tuve que poner en práctica lo mucho que creí haber aprendido en la universidad, aprendí mil cosas más con cada nueva tarea y las posibles salidas profesionales no hacían más que multiplicarse. Después de las prácticas, empecé a contactar con empresas y empezaron a salir los primeros trabajos hasta encontrar mi sitio poco a poco. La suerte es un factor importante, pero hay que saber buscarla, currárselo día a día, preguntar cuando tengas dudas y aprender de los errores, que nadie nace enseñado.

Al terminar las prácticas descubrí dos cosas: que me gusta localizar videojuegos y que adoro el mundo del marketing. Siempre me ha atraído la traducción audiovisual, pero la localización de videojuegos fue toda una sorpresa que de no ser por las prácticas nunca se me hubiera pasado por la cabeza; a veces, es cuestión de probar.  En cuanto al marketing, empecé a formarme en marketing y marketing digital para saber cómo darme a conocer y ofrecer mis servicios como traductora autónoma, porque pensar como una empresa es esencial. Creé currículos y cartas de presentación que me diferenciaran y, por último, mi web. Lo que empezó como formación en mi marca personal se convirtió en un nicho de mercado que completé con formación más específica sobre traducción publicitaria. De hecho, buena parte de mi flujo de trabajo actual es de esta especialidad.

Otro punto importante son los contactos. Si tienes una buena red, tus posibilidades se disparan: puedes enterarte de una vacante, conseguir un nuevo cliente, enterarte de recursos, asistir a congresos interesantes o (¿por qué no?) participar en uno. Esta profesión está llena de gente majísima que puede darte un consejo o una palabra de aliento cuando lo necesitas, porque otras cosas igual no, pero hablar y vernos nos encanta.

Por último, empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones. Nada más terminar la carrera encontré trabajo como profesora de inglés en una academia y gracias a esos ingresos pude formarme y buscar clientes y proyectos que realmente me interesasen con cierta tranquilidad. A través de contactos (amigos, familia, jefes o antiguos profesores) y a base de llamar a muchas puertas he trabajado como transcriptora, localizadora de videojuegos, copywriter, traductora y correctora, además de haber participado en un congreso y alguna charla. Si algo he aprendido desde que empecé es que hay que ser curioso, tenaz y saber moverse, porque todo te va a servir para algo.

Se puede vivir de la traducción, pero recuerda que hay muchas más salidas a parte de la de traductor y muchas especializaciones, así que no te cierres puertas y prueba, porque no hay caminos equivocados en traducción.

*Podéis encontrar a Elena en Twitter, LinkedIn y preguntarle lo que queráis por correo.

***

De todo lo que ha contado Elena, muy acertado y compartido por diversos testimonios y por mí misma, quiero detenerme hoy en este punto: «empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones». Que no os dé reparo trabajar «de otra cosa» mientras buscáis clientes de traducción. Impartir clases de inglés, trabajar en una tienda a media jornada, dedicar unas horas a hacer de canguro… Puede que no todos los trabajos sean aplicables a o estén directamente relacionados con la traducción, pero es una fuente de ingresos que os ayudará a ampliar la cartera de clientes sin agobiaros demasiado.

Yo me he pasado muchos años compaginando la docencia en una academia de inglés con la traducción (pagando mis autónomos por un lado y recibiendo mi salario por otro; todo legal) y eso me ha permitido ir un poco más tranquila. Cierto es que he tenido que traducir también en fin de semana y por las noches para suplir las horas que le dedicaba a la docencia, pero a la larga me ha supuesto más experiencia y una cartera sólida de clientes al dejar las clases.

No os cerréis puertas, como dice Elena, y que no os dé miedo probar con otras cosas mientras intentáis abriros camino en traducción. No vais a ser peores profesionales por trabajar en otros campos. ¡Al contrario! Toda experiencia es aprovechable en esta profesión.

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