Cuando estaba estudiando cuarto de Lenguas Modernas y Traducción en la UAH no hacía más que preguntarme si continuar los estudios con un máster o empezar a trabajar. El caso es que como me gustaban (y me gustan) distintas especialidades, no había ningún máster que me llenase y la idea de empezar a trabajar me parecía mucho más atractiva.
Pero empecemos por el principio: las prácticas, ya que fueron la clave que me han hecho llegar hasta donde estoy ahora. Hice las prácticas con Eugenia Arrés, lo que me permitió tocar varios campos de la traducción y tener una visión más cercana del trabajo como traductor autónomo. La universidad da una base importante, pero hay que completarla con más formación y, sobre todo, práctica, práctica y más práctica. Esos meses fueron muy intensos porque tuve que poner en práctica lo mucho que creí haber aprendido en la universidad, aprendí mil cosas más con cada nueva tarea y las posibles salidas profesionales no hacían más que multiplicarse. Después de las prácticas, empecé a contactar con empresas y empezaron a salir los primeros trabajos hasta encontrar mi sitio poco a poco. La suerte es un factor importante, pero hay que saber buscarla, currárselo día a día, preguntar cuando tengas dudas y aprender de los errores, que nadie nace enseñado.
Al terminar las prácticas descubrí dos cosas: que me gusta localizar videojuegos y que adoro el mundo del marketing. Siempre me ha atraído la traducción audiovisual, pero la localización de videojuegos fue toda una sorpresa que de no ser por las prácticas nunca se me hubiera pasado por la cabeza; a veces, es cuestión de probar. En cuanto al marketing, empecé a formarme en marketing y marketing digital para saber cómo darme a conocer y ofrecer mis servicios como traductora autónoma, porque pensar como una empresa es esencial. Creé currículos y cartas de presentación que me diferenciaran y, por último, mi web. Lo que empezó como formación en mi marca personal se convirtió en un nicho de mercado que completé con formación más específica sobre traducción publicitaria. De hecho, buena parte de mi flujo de trabajo actual es de esta especialidad.
Otro punto importante son los contactos. Si tienes una buena red, tus posibilidades se disparan: puedes enterarte de una vacante, conseguir un nuevo cliente, enterarte de recursos, asistir a congresos interesantes o (¿por qué no?) participar en uno. Esta profesión está llena de gente majísima que puede darte un consejo o una palabra de aliento cuando lo necesitas, porque otras cosas igual no, pero hablar y vernos nos encanta.
Por último, empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones. Nada más terminar la carrera encontré trabajo como profesora de inglés en una academia y gracias a esos ingresos pude formarme y buscar clientes y proyectos que realmente me interesasen con cierta tranquilidad. A través de contactos (amigos, familia, jefes o antiguos profesores) y a base de llamar a muchas puertas he trabajado como transcriptora, localizadora de videojuegos, copywriter, traductora y correctora, además de haber participado en un congreso y alguna charla. Si algo he aprendido desde que empecé es que hay que ser curioso, tenaz y saber moverse, porque todo te va a servir para algo.
Se puede vivir de la traducción, pero recuerda que hay muchas más salidas a parte de la de traductor y muchas especializaciones, así que no te cierres puertas y prueba, porque no hay caminos equivocados en traducción.
*Podéis encontrar a Elena en Twitter, LinkedIn y preguntarle lo que queráis por correo.
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De todo lo que ha contado Elena, muy acertado y compartido por diversos testimonios y por mí misma, quiero detenerme hoy en este punto: «empezar como traductora autónoma desde una posición más estable me ha ayudado a tomar mejores decisiones». Que no os dé reparo trabajar «de otra cosa» mientras buscáis clientes de traducción. Impartir clases de inglés, trabajar en una tienda a media jornada, dedicar unas horas a hacer de canguro… Puede que no todos los trabajos sean aplicables a o estén directamente relacionados con la traducción, pero es una fuente de ingresos que os ayudará a ampliar la cartera de clientes sin agobiaros demasiado.
Yo me he pasado muchos años compaginando la docencia en una academia de inglés con la traducción (pagando mis autónomos por un lado y recibiendo mi salario por otro; todo legal) y eso me ha permitido ir un poco más tranquila. Cierto es que he tenido que traducir también en fin de semana y por las noches para suplir las horas que le dedicaba a la docencia, pero a la larga me ha supuesto más experiencia y una cartera sólida de clientes al dejar las clases.
No os cerréis puertas, como dice Elena, y que no os dé miedo probar con otras cosas mientras intentáis abriros camino en traducción. No vais a ser peores profesionales por trabajar en otros campos. ¡Al contrario! Toda experiencia es aprovechable en esta profesión.
En el artículo anterior vimos algunas opiniones y hoy volvemos a la carga. Treinta compañeros más nos hablan de lo que les hubiera gustado que les contaran antes de lanzarse a la piscina. ¿Nos acompañas?
26. «Que hay que moverse, seguir formándote, aprender a manejar todo lo bien que puedas tu ordenador y programas del día a día, tener contacto con compañeros y con el mundo en general… y también saber decir que no». Autónoma, más de 20 años
27. «Que hay que ser autónomo sí o sí y por tanto buscarse los
clientes uno mismo. Que por mucho que escribamos a
agencias de traducción y demás clientes potenciales, los encargos te los
pasarán los compañeros porque las agencias ni contestan. También me gustaría que alguien me hubiera explicado
cómo conseguir que un compañero más experimentado (uno de la carrera no, porque
está igual que yo) me pase trabajo: por mucho que yo siga a Scheherezade Surià
o a Xosé Castro por Twitter, o hable media hora con Blanca Rodríguez durante un
congreso de traducción, no van a pensar en mí cuando les llegue un encargo que
tengan que pasar». Autónomo, 1-5 años
28. «Me gustaría que me hubieran contado un poco sobre el mundo
laboral puesto que en la universidad uno no tiene nada de contacto con el mundo
real de la traducción: agencias, particulares, cómo abrirte camino… Además,
me gustaría que me hubieran contado algo más sobre la vida del traductor
autónomo y sobre la necesidad de apoyarse en otros traductores en determinadas
ocasiones para poder sacar el trabajo adelante: revisores, traductores
subcontratados. Por último, otra cosa que eché en falta y que he aprendido con
el trabajo diario es que me hubieran instruido un poco más sobre las distintas
herramientas de TAO que existen y qué diferencias hay entre ellas (cuáles
suelen exigir las empresas…)». Autónoma, 1-5 años
29. «Que se tardan muchos años en conseguir una
clientela estable y que no se puede olvidar que un cliente se pierde en un
abrir y cerrar de ojos». Autónoma, 11-15 años
30. «La falta de respeto generalizada hacia nuestra profesión, tanto por parte de los clientes directos como (especialmente) por parte de las agencias, que muchas veces nos toman por el pito del sereno. 😛 Como resultado de lo anterior, lo duro que es a veces conseguir clientes que no nos tomen el pelo. Pero ojo: no la cambiaría por nada. ;-)». Autónoma, más de 20 años
31. «Que era importante especializarse y que para ser autónomo hay que luchar a diario y no dar nada por sentado pues las cosas cambian constantemente. Hoy puedes tener el mejor cliente y mañana ese cliente desaparece por diversas circunstancias que están fuera de tu control. No debes aferrarte, debes ser flexible y no dejar nunca de buscar clientes y de mejorar en todos los aspectos de tu negocio. ¡Hubiera estado bien que me enseñaran a ser una verdadera empresaria!». Autónoma, 11-15 años
32. «Quiero contar cosas útiles y positivas que creo que también deben
saber los nuevos traductores. Son unas cuantas…
A modo de resumen, me hubiera gustado saber antes que debes aspirar a
dominar el idioma de destino; que tienes que seguir formándote siempre; que
adaptarse no es rendirse; que siempre queda capacidad de mejora tanto en la
práctica de tu oficio como en tus condiciones de trabajo y en tus tarifas; que
se trabaja mucho, pero también es un esfuerzo apasionante y nunca dejas de
aprender y desaprender. Y por último, pero no menos importante (yo lo descubrí
muy tarde): es muy importante y
beneficioso asociarse, colaborar con tus compañeros y aprender de ellos». Autónoma,
16-20 años
33. «Que no era necesario estudiar traducción por 5 años para poder
traducir. Aprendí mucho de lo que sé fuera de la Universidad. Me gustaría que en las conferencias y
talleres no solo cuenten casos de éxito sino también el tiempo que toma
establecerse para vivir de esto. Me hubiese gustado estudiar otra carrera y
luego haberme especializado en traducción (como maestría). Al menos en mi país
no hay cursos especializados de traducción, siempre enseñan lo mismo. Me da
bronca ver cuántos se gradúan y no trabajan en la carrera por las pocas
oportunidades que hay. Hay traductores exitosos sí, explotando otros
traductores o asociados corruptamente con el estado… Los que conocemos el
campo sabemos quiénes son, pero nadie hace nada para pararlo. Ahora me va muy
bien, tengo mucha carga de trabajo aunque me encantaría poder cobrar más para
poder tener más tiempo». Autónoma, 1-5 años
34. «Soy autónoma actualmente, pero he trabajado en plantilla (la temporada más larga, durante 14 años como traductora, revisora y responsable de control de calidad). Llevo más de 30 años traduciendo.
La verdad es que dudo que nadie (sin una bola de cristal) me hubiera podido contar todo lo que pasaría en el mundo de la traducción cuando en 1987 empecé a traducir para editoriales. Estudiaba filología inglesa pero no quería dar clases. Traducíamos con máquina de escribir y la editorial te daba las hojas de papel pautadas con el número de líneas y caracteres por página. Más adelante (ya a principios de los noventa), cuando trabajé en empresas satélite que traducían para IBM, el traductor se desplazaba a EE.UU., con todos los gastos a cargo del cliente, para el testing de los programas traducidos (así pasé dos meses en un hotel en Boca Ratón, Florida, para un trabajo que ahora se hace remotamente). Tengo una foto de 1994, yo embarazadísima de mi hijo y traduciendo con un ordenador Macintosh Classic, como autónoma entonces.
A finales de los noventa, en la empresa de traducciones donde estaba entonces, nos conectábamos a la base de datos de lo que eran los inicios de IATE una vez al día, para consultar de golpe toda la lista de términos que no habíamos encontrado en los diccionarios de papel. Eran los inicios del módem. Las traducciones de los freelance nos llegaban en un disquete (ellos mismos las traían o se enviaban por mensajero).
Después de 14 años seguidos en plantilla en otra empresa de traducción
me harté finalmente y volví al mundo autónomo. Ahora trabajo para varias
empresas de traducción y editoriales y para algún cliente directo. Recibo
mensajes desde una punta del mundo a las 6 de la mañana para enviar la
traducción el mismo día a última hora a la punta opuesta del mundo. Trabajo con
herramientas TAO, memorias de traducción e incluso ofrezco MTPE. Para mí, la cuestión no es lo que sepas
antes de empezar, sino cómo te adaptas a los cambios que van surgiendo». Autónoma,
más de 20 años
35. «- Que las empresas no siempre buscan al que lo haga mejor, sino al que lo haga más rápido o más barato, pero que eso no quiere decir que tengas que cambiar tus tarifas o tu forma de trabajar. – Que es bueno preguntar y reconocer las dudas. Mejor, de hecho, que equivocarse por no preguntar. – Que es mejor hablar de tarifas con una empresa antes de perder el tiempo haciendo pruebas que a lo mejor no llevan a nada. – Que si te das de alta como autónomo, aunque solo sea para facturar un mes, y luego te das de baja, pierdes el derecho a la cuota reducida de 50 €. – Que nadie quiere trabajar con alguien que pone problemas a todo. Si algo es importante y crees que debes decirlo, hazlo siempre de buenas maneras. Si no es importante, es mejor dejarlo correr. – Que hay que trabajar mucho, y a menudo, durante los fines de semana. – Que está bien aceptar proyectos ligeramente por encima de nuestras capacidades, para ponernos retos y crecer profesionalmente. El «ligeramente» es importante, porque si aceptas un encargo que te desborde, el resultado puede ser contraproducente. – Que nunca deberías hacer una traducción inversa, por mucho que te insista un cliente, a menos que cuentes con un revisor nativo. Si lo haces y el resultado no es bueno, te perjudicará. – Que en la traducción también existe el karma, y la crítica negativa siempre vuelve. Es mucho mejor hacer crítica positiva y constructiva». Autónomo, 1-5 años
36. «Me encantaría que me hubieran explicado correctamente los
aspectos administrativos (hacer facturas, declaraciones trimestrales, ejemplo
de mail a posible cliente…) durante la carrera, aunque fuera en un sencillo
taller, porque, al menos en la mía, nunca se mencionó. También habría estado
bien que nos hubieran hablado de las páginas o portales de empleo específicos de
traducción (ProZ, Aquarius, Translators Cafe…) no son nada difíciles de
encontrar, pero que te suenen antes de terminar es un paso más.
También me gustaría haber sabido cómo las agencias asignan traducciones que puedes perder en cuestión de segundos, si tardas un minuto más en responder que otro traductor, porque a ellos les es indiferente. En general, aspectos prácticos sobre el mundo laboral, porque todos pasamos por ello, pero en mi Universidad, al menos, ni se mencionó. Y ni hablemos de tarifas, sé que es ilegal establecerlas pero decir un simple rango o que un profesor comente lo que él/ella cobra como orientación (algo que sí hicieron —unos pocos— en mi Máster de TAV, y menos mal), creo que es muy útil. Principalmente, conocimientos prácticos del mundo laboral de esta profesión». Autónoma, 1-5 años
37. «Que es un oficio que está evolucionando muy rápido hacia la traducción automática, lo que probablemente hará redundantes muchos puestos de trabajo. La evolución se deja entrever ya, con Google translate y otras máquinas en desarrollo, la traducción neural, etc. Quizá en lo sucesivo lo más importante, además de un buen dominio de la lengua materna y las lenguas de traducción, serán el control y la gestión de las memorias de traducción. Pudiera dejar al traductor relegado a una tarea de corrección de los errores de la máquina, que seguiría «aprendiendo» con lo que podría llegar a ser perfecta.
Nada de esto vale en cambio para la traducción literaria, que es otro mundo. Lo mismo se aplica a combinaciones rarísimas, para las que la máquina no se haya desarrollado tanto». En plantilla, más de 20 años
38. «Me gustaría que me hubieran contado cómo escribir esos correos que tienes que enviar a las posibles agencias o clientes. Nunca encuentro la manera justa de dar con la frase correcta. No sé si ser demasiado formal, si mostrar las tarifas desde el principio o qué hacer. Vaya, siempre te dicen que hay que buscar clientes por correo pero nunca cómo dirigirnos a ellos». Autónoma, 1-5 años
39. «Me hubiese gustado saber que al principio convenía esforzarme por averiguar y entender cómo funcionan las agencias de traducción y cómo se debe establecer un precio justo por el servicio. Lamentablemente, límites en la divulgación de este tema en foros profesionales, sumado a la falta de instrucción acerca de este tema en escuelas de traducción, generalmente lleva a los jóvenes traductores a convertirse en presa de agencias depredadoras que no valoran el trabajo de los profesionales. También me hubiese gustado descubrir un poquito antes lo valioso que es especializarse, en lugar de aceptar todo tipo de traducciones». Autónoma, 16-20 años
40. «Me habría encantado que me contasen que tengo que empezar a moverme desde que estoy en la carrera con presencia en redes, haciendo contactos profesionales o siendo miembro de asociaciones profesionales. Que alguien me hubiera hablado de opciones de voluntariado como Translators Without Borders o los voluntariados en línea de la ONU. Considero que están muy bien para empezar, ser capaz de acostumbrarte a fechas de entrega, volúmenes altos de palabras, varios proyectos a la vez, etc. También me hubiera gustado no tener profesores que me dijeran que NO se puede vivir de la traducción y muchísimo menos de la interpretación, que no íbamos a llegar nunca a ser intérpretes o cosas así. Tampoco me hubiera gustado encontrarme con docentes que me dijeran que cobrar una económica a 11 céntimos la palabra era de locos, que había puesto un precio excesivamente caro y que nadie me iba a pagar eso. Me hubiera gustado haber tenido acceso a más charlas y talleres por parte de profesionales, con precios razonables para estudiantes (que en muchos casos no tenemos ningún ingreso salvo con lo que nos ayudan nuestros padres) y que nos acercasen la realidad de la traducción y la interpretación de la mano de personas que están trabajando en el sector, viven la realidad del día a día y conocen bien cómo funciona». Autónomo, 1-5 años
41. «Lo que más, lo que más, lo que más… Que alguien me hubiera
abierto los ojos mucho antes para decirme que se trabaja y vive mucho mejor
como autónoma que como asalariada. En fin, supongo que las cosas suceden cuando
tienen que suceder, pero me da cierta rabia haber tardado tantos años en
establecerme por mi cuenta y haber perdido (en parte) el tiempo sacando
adelante el negocio de otro a cambio de una remuneración muy discutible y unas
posibilidades de promoción casi nulas. De todo se aprende, no obstante, y
entiendo que aquel arduo camino por cuenta ajena fue el que me trajo hasta
aquí… ¡y aquí me quedo!». Autónomo, 11-15 años
42. «Lo importante que es hablar con el cliente sobre el texto: qué
es, para qué lo quiere, pues eso será determinante en el proceso de traducción.
Y junto con eso, que el cliente esté dispuesto a profundizar en su explicación,
y a responder otras preguntas que puedan surgir mientras se hace la traducción».
Autónoma, más de 20 años
43. «Que ser traductor autónomo es el mejor trabajo del mundo. Tienes tus propios horarios, puedes decir que no a las traducciones que no te gustan, tú eres tu propio jefe. Anteriormente he trabajado como traductor en plantilla y la diferencia es impresionante. También he trabajado en otros sectores y sé de lo que hablo». Autónomo, más de 20 años
44. «Las tarifas mínimas
para que sea una profesión rentable y que las tarifas tienen que permitirte
tener un plan de pensiones, ahorro, previsión, buena cobertura social, etc.».
autónomo, 11-15 años
45. «Me gustaría que me hubieran contado, por ejemplo, el abismo que existe entre la calidad de recién licenciada (a pesar de las matrículas de honor) a lo que se pide en el mercado. Me habría sido más fácil. Saber que ese aprendizaje era normal y necesario. Además, esto de no parar nunca de aprender es estupendo». Autónoma, 11-15 años
46. «No meter tanto miedo
con ser autónomo, pero habernos explicado nociones básicas de las obligaciones
que tenemos con Hacienda. También recalcar la importancia del gestor». Autónoma,
1- 5 años
47. «La longitud “máxima” que puede tener una prueba de traducción, cuándo empieza a ser sospechosa una prueba demasiado larga…». Autónoma, 1- 5 años
48. «Cómo defender y
argumentar decisiones de traducción y a aceptar críticas también. Hacer
correcciones para ver cómo se puede aprender de ellas. Y, sobre todo, que nadie
te dice la parte comercial que hay que hacer, nadie te forma, ni te da
recursos. Y eso es fundamental». Autónomo, 6-10 años
49. «Que está prohibido
hacer descuentos, pues se malacostumbran los clientes. Aunque se tratara de uno
de los primeros encargos de nuestra vida, todas esas horas de esfuerzo deben
ser recompensadas plenamente. La única excepción es que fuera un encargo para
una ONG, allí sí podría considerar incluso no cobrar». Autónomo, 1-5 años
50. «Que esta es la profesión más bonita del mundo, así habría comenzado antes». Autónomo, 11-15 años
51. «Que no me bajara los
pantalones. Me explico: hay que practicar tarifas altas lo más pronto posible.
¡Desde que he subido mis tarifas, tengo más clientes! Tiene su lógica: ofrecer
precios atractivos también deja pensar que uno tiene poco trabajo y no es tan
bueno como los demás…». Autónomo, 6-10 años
52. «Me habría gustado que
no me hubieran hecho creer que podría trabajar desde donde quisiera y con el
horario que quisiera. En la práctica, y a menos que tengas la suerte de
trabajar siempre con encargos muy grandes y plazos generosos, te toca
«sincronizarte» en cierto modo con el horario de tus clientes». Autónoma, 6-10
años
53. «Que no son
imprescindibles las redes sociales, que cada vez que una empresa cambia de
Project Manager cabe la posibilidad de que tarden un tiempo en volver a
mandarte trabajo». Autónoma, 1-5 años
54. «Que hay que comenzar
a formarse en una especialidad incluso antes de terminar la carrera, porque
esas especialidades son las que te salvan la vida y te ayudan a conseguir un
buen trabajo (por lo menos, ese es mi caso a día de hoy). Además, también me
habría gustado que me dijeran que, aunque te contraten para una rama de la
traducción específica, muchas veces acabas traduciendo otro tipo de documentos
que no tienen nada que ver con ella… Y que tener un tercer idioma, por mucho
que insistan con que es imprescindible, muchas veces no se pone en práctica
tanto como para compensar el esfuerzo realizado en aprenderlo para tener
«más salidas»». Autónoma, 1-5 años
55. «Que sí hay trabajo, pero que tienes que ser constante y perseverante. Tener mucha paciencia y saber que es un trabajo de fondo y que parte de tu trabajo es buscar trabajo». Autónomo, 1-5 años
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