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En la luna de Babel

~ Blog sobre lenguas y traducción

En la luna de Babel

Publicaciones de la categoría: Uncategorized

El efecto Amazon en la traducción y lo artesanal

27 viernes Dic 2024

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efecto amazon, inteligencia-artificial, noticias, opinion, rapidez, traducción, Traducción, traductores

Hace un tiempo que compro velas a una chica que tiene un pequeño taller en Valencia. Tras varios retrasos en los pedidos por la DANA y por el volumen de ventas en Navidad, le llovieron los comentarios negativos en su cuenta profesional de Instagram. Por suerte, no todos iban en el mismo sentido y hubo algunos, como este mismo, que daba pie a la reflexión y a su aplicación a muchos otros ámbitos.

Comentario que una clienta dejó en el perfil de Lu Candles.

¿Qué tiene que ver Amazon con todo esto?

La rapidez con la que queremos las cosas en la actualidad se debe a varios factores, y Amazon ha desempeñado un papel importante a la hora de moldear nuestras expectativas. Amazon popularizó la entrega en un día (o incluso el mismo día) con su servicio Prime. Esto creó un estándar en el comercio electrónico: los consumidores ahora esperan recibir productos casi al instante, lo que antes parecía imposible o innecesario. Otros comercios han adoptado modelos similares para competir con Amazon. Esto ha hecho que la rapidez no sea solo un lujo, sino una necesidad para sobrevivir en el mercado.

Vivimos en una era donde casi todo está al alcance de un clic: contenido en streaming, información en segundos y productos en la puerta de casa en horas. Esta inmediatez se ha convertido en la norma, lo que ha reforzado y refuerza nuestra aversión a la espera.

El acceso rápido a un producto o servicio crea una sensación de control y eficiencia. Si podemos obtener algo «ya», nos sentimos productivos y satisfechos, aunque esto no necesariamente mejore nuestra calidad de vida. Esta velocidad con la que obtenemos bienes y servicios afecta también cómo percibimos el tiempo. Nos hemos acostumbrado a lo inmediato, y cualquier retraso puede generar frustración, incluso si es razonable.

El efecto Amazon en nuestro trabajo

Cómo no, la «cultura» de la inmediatez también afecta al mundo de la traducción, tanto en las expectativas de los clientes como en la forma en que trabajamos.

1. Plazos cada vez más ajustados

Las expectativas de rapidez han llegado al sector de la traducción, obviamente (no es una sorpresa, muchas veces bromeamos con lo de que un «proyecto es para ayer»). Ahora, algunos clientes quieren textos complejos en plazos cortísimos, muchas veces ignorando que un buen trabajo de traducción requiere tiempo para investigar, reflexionar y revisar. Esto puede afectar la calidad final y aumentar el estrés de los traductores.

2. Automatización y herramientas de traducción

Al igual que Amazon optimizó la logística, las tecnologías de traducción han acelerado los procesos. Herramientas como la traducción automática y las memorias de traducción permiten trabajar más rápido, pero no siempre garantizan la calidad que un cliente espera. Esto puede generar tensiones entre la rapidez y el nivel de excelencia.

3. Demanda de traducción inmediata

Con la globalización, las empresas necesitan que su contenido esté disponible en varios idiomas al mismo tiempo (lanzamientos simultáneos, marketing digital, etc.). Esto genera más presión sobre los traductores, que deben trabajar con plazos reducidos y, en algunos casos, con equipos colaborativos en tiempo real y ya sabemos que, como dicen en inglés, too many cooks spoil the broth.

4. Percepción del valor de la traducción

La inmediatez a veces lleva a subestimar el esfuerzo detrás de una buena traducción. Al igual que con los productos de Amazon, el cliente ve el «producto final» (el texto traducido), pero no siempre comprende las horas de dedicación que requiere. Esto puede hacer que perciban la traducción como algo rápido y fácil, y se disminuya así la valoración.

5. Efectos en la creatividad

El proceso creativo de traducción, sobre todo si hablamos de literatura o textos culturales, puede sufrir cuando el tiempo es limitado. La traducción no es solo trasladar palabras, sino interpretar y darles vida en otro idioma, algo que no siempre se puede hacer a toda mecha.

Reflexión sobre la calidad frente a la rapidez

Al igual que en otros sectores, en traducción deberíamos abogar por un equilibrio: rapidez cuando sea posible, pero sin sacrificar la calidad, y esto se consigue de maneras distintas en función del texto. Por eso también creo que es importante educar a los clientes sobre la importancia del tiempo en la traducción, porque lo rápido no siempre es lo mejor.

En resumen, el mundo de la traducción no está exento de la influencia de Amazon y la era de lo inmediato, pero el reto aquí es encontrar un equilibrio entre eficiencia y calidad para mantener el valor de nuestro trabajo.

Cuidado con las estafas en traducción

04 miércoles Oct 2023

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estafadores, estafas, estafas de traducción, ofertas por telegram, scams, traductor principiante, translation scams

Es otoño y parece que, al igual que las setas, crecen también los estafadores. No es un fenómeno nuevo, pero sí llevo observándolo con mayor frecuencia de un tiempo a esta parte.

La primera vez que lo viví en mis carnes fue a través de un mensaje privado por Instagram. En este caso, el estafador se hacía pasar por vendor manager de una agencia de traducción. Tenía foto de perfil y en su cuenta había algunas publicaciones, pero aun referidas a la traducción, carecían de contenido, no había interacciones y, además, todas se habían subido en solo dos días (literalmente). Indagué en el perfil y también vi que el usuario se había cambiado de nombre tres o cuatro veces, algo que también es motivo de recelo.

Busqué el nombre de la agencia y, aunque existía, esta persona no formaba parte de la plantilla, aunque sí aparecían trabajadores con ese mismo cargo. Olía raro raro raro, pero decidí seguir adelante para ver dónde estaba el truco. Me pidió que habláramos por Telegram. No se expresaba con mucha claridad y el tipo de proyecto no quedaba muy claro tampoco. Al pedirle más señas y que siguiéramos la comunicación por canales más profesionales como el correo electrónico… desapareció.

Historias como estas abundan ahora mismo: ofrecen proyectos golosos con plazos muy ajustados para no darte tiempo para pensar. La estafa, muy seguramente, es que para intentar cobrar (porque tiene pinta de que ese dinero no va a llegar) tengas que hacer algún tipo de pago.

Cómo detectar una oferta falsa

Detectar a los estafadores en el campo de la traducción, como en muchos otros sectores, no siempre es fácil o rápido, ya que emplean tácticas engañosas para atraer a sus víctimas. Algunas pautas que pueden ayudarte a identificar posibles estafadores son las siguientes:

  1. Ofertas de trabajo demasiado buenas para ser verdad: Si una oferta de trabajo parece demasiado buena para ser verdad, es posible que lo sea. Desconfía de las oportunidades que prometen honorarios extremadamente altos o beneficios excepcionales sin ninguna justificación razonable. Que los buenos clientes existen, ¿eh?, pero cuidado y que estas ofertas cegadoras no te dejen tuerto.
  2. Comunicación poco profesional: Los estafadores suelen comunicarse con un estilo cuestionable. Presta atención a los correos, DM o mensajes que contengan errores gramaticales, ortográficos o que simplemente no tengan sentido. Los profesionales de verdad suelen ser más cuidadosos con su comunicación. Y ya les hacemos la cruz (o 🚩🚩🚩) si se ponen a la defensiva o insultan al verse entre la espada y la pared.
  3. Falta de información de contacto o sitio web: Si la oferta de trabajo no incluye información de contacto verificable o no se puede encontrar un sitio web legítimo de la empresa, es señal de alerta. Esta semana mismo una compañera nos preguntaba en el grupo de Bendito Contexto si una oferta era real o no. Le habían pasado hasta un contrato, pero el nombre de la empresa que le había dicho el estafador y el que constaba en el contrato ni siquiera eran el mismo.
  4. Solicitan dinero por adelantado: Aunque no es tan común, los estafadores pueden pedir dinero por adelantado para «procesar» una oferta de trabajo o cubrir gastos de algún tipo. Un empleador o cliente legítimo no te pide dinero antes de empezar a trabajar.
  5. Desconfía de las prisas: Los estafadores intentan presionarte para que tomes decisiones rápidas. Si sientes que te están apurando para aceptar una oferta, tómate tu tiempo para investigar y tomar una decisión informada. Esto es muy común en estas ofertas que llegan por Instagram y Telegram: proyectos de 100 páginas para entregar en uno o dos días, por ejemplo.

¿Qué podemos hacer ante un caso de posible estafa?

  • Investiga la empresa o persona que te ofrece el trabajo. Busca reseñas en línea, verifica su presencia en redes sociales y consulta fuentes fiables para confirmar su legitimidad.
  • Comprueba las referencias: Si tienes dudas sobre la autenticidad de una oferta de trabajo, pide referencias o busca personas que hayan trabajado con la empresa en el pasado y ponte en contacto con ellas para recabar opiniones.
  • Los acuerdos y contratos siempre por escrito: Procura que cualquier acuerdo o contrato de trabajo esté documentado por escrito y firmado por ambas partes. Un acuerdo verbal es más difícil de hacer cumplir y puede ser una señal de que algo no acaba de encajar. Incluso si llegas a algún trato por teléfono o videollamada, deja constancia del asunto en un correo electrónico, aunque sea.
  • Confirma la autenticidad de los proyectos: Si te piden que hagas una prueba de traducción o te pasan directamente el texto para traducir, verifica si el contenido es legítimo y no lo están usando con fines fraudulentos. En muchas ocasiones, lo que pasan para traducir ya está traducido o publicado. Una vez me llegó una oferta para traducir un texto larguísimo que, al buscarlo por internet de lo raro que me pareció, resultó ser una entrada de la Wikipedia. Al parecer, era una estafa bastante documentada por aquel entonces.
  • Confía en tu instinto: Si algo te incomoda o te hace recelar, confía en tu intuición. Siempre es mejor ser precavido y rechazar una oferta si tienes dudas.

Cebos en Instagram y LinkedIn (y Telegram)

Aunque en un principio he visto muchos casos de perfiles falsos en Instagram (en el último, el estafador le había robado la foto a un conocido traductor/investigador), empiezan a extenderse ahora a LinkedIn sin ningún tipo de rubor. ¿Cómo detectarlos?

En Instagram:

  • Tienen una foto generada por inteligencia artificial, de stock o directamente robada.
  • El perfil está vacío o, por el contrario, tiene muchas publicaciones, pero subidas en muy poco tiempo.
  • Se han cambiado de nombre frecuentemente. Alguien auténtico no se cambia de nombre 3, 4 o 5 veces.
  • Insisten en cerrar el trato por el chat de Instagram o Telegram. Los más listos pueden acceder a escribir por correo.

En LinkedIn:

  • Tienen un perfil vacío. Normalmente, dicen pertenecer a una empresa conocida (tipo Transperfect), pero apenas dan detalle. No tienen credenciales ni hay datos adicionales.
  • No interactúan, con lo que no hay contactos en común, ni siquiera de segundo o tercer grado.
  • Emplean la pesca de arrastre y lanzan ofertas en muchas combinaciones a la vez sin dar más detalles.
Aquí un ejemplo de estafa de un perfil vacío y republicada ni más ni menos por Proz. Es fácil dejarse engañar. Mucho cuidado.

El correo sorpresa

Aunque hablamos de las estafas más comunes actualmente que corren por las redes, las más tradicionales por correo electrónico siguen en boga, así que no te confíes.

En estos casos:

  • Si la persona dice ser de una empresa concreta, procura que su dirección de correo lo demuestre. Da prioridad a los correos electrónicos oficiales de organismos fiables que utilicen nombres de dominio coincidentes. Desconfía de los correos inesperados de cuentas genéricas, sobre todo en fines de semana o festivos.
  • De nuevo, presta atención a cómo está escrito el correo y no abras ningún adjunto. Si es un ZIP o similar, ¡menos aún!
  • Verifica la reputación de la empresa: Investiga siempre al cliente o agencia de traducción antes de colaborar. Busca en el Blue Board de Proz, por ejemplo, por si hubiera reseñas o cualquier historial de comportamiento cuestionable. La falta de información creíble puede considerarse una señal de advertencia.
  • Cuidado con las pruebas de traducción gratuitas: Aunque las pruebas son habituales, cuidado con las agencias que solicitan mucho trabajo gratuito por adelantado. Los estafadores se aprovechan para obtener traducciones sin pagar.
  • Utiliza herramientas de seguridad: Usa herramientas como Hunter.io para validar las direcciones de correo electrónico de la agencia y evaluar su legitimidad. Comprueba los detalles de propiedad del dominio en WHOIS para asegurarte de que su presencia en Internet coincide con quien dicen ser.

Recuerda que la prevención es fundamental para evitar estafas. Investiga cuidadosamente antes de aceptar cualquier oferta de trabajo y mantente alerta ante posibles señales de estafa, sea en el campo de la traducción o en cualquier otro sector.

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Otras publicaciones y trucos compartidos por compañeros:

  • José Bahamonde en LinkedIn.
  • Ejemplo en foro de Proz.
  • Ejemplo de Mounir L. por Telegram.
  • Josep Martínez en LinkedIn.

¿Cómo es traducir para niños?

18 lunes Sep 2023

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empezaraleer, lecturaenvozalta, librosparaniñosyniñas, primeroslectores, traducción, traducción literaria, traduccióninfantil, traducirparaniños, traducirparapeques

La puerta de entrada a mundos maravillosos (e introducción a la lectura)

Los libros son una ventana mágica que nos transporta a mundos llenos de aventura, aprendizaje y fantasía —no os descubro nada nuevo con esto—, y todos los niños deberían tener acceso a ellos en su propio idioma.

Como traductora de libros infantiles, mi objetivo es trasladar esas historias maravillosas para que ningún niño se quede sin disfrutar de ellas. Cuando tengo entre manos la traducción de un libro infantil, me sumerjo en su universo imaginativo, trato de captar la esencia de los personajes, los juegos de palabras y las rimas, y encuentro las mejores formas de transmitir esas emociones y enseñanzas en el nuevo idioma. Siempre, eso sí, conservando la esencia y el encanto que los autores plasmaron en sus originales. Como toda traducción, hay que dar con ese delicado equilibrio entre la fidelidad y la adaptación creativa.

Libro de una colección especial para contar el cuento al peque antes de dormir. Todo con pareados. Traducción para La Galera.

Las particularidades de la traducción para niños

Traducir un texto infantil puede presentar ciertas dificultades particulares por los lectores meta y los elementos específicos de este tipo de libros. Algunas de las dificultades más habituales son:

1.      Vocabulario y nivel de lenguaje: Los libros para niños pequeños suelen utilizar un vocabulario simple y adaptado a su nivel de comprensión. El quid —y el reto— está en encontrar las palabras adecuadas y transmitir el mismo significado y tono en el idioma de destino. Además, puede haber juegos de palabras, rimas o expresiones idiomáticas que requieren una adaptación creativa para mantener el sentido original. Esto es de vital importancia en colecciones de lectura graduada (libros que van creciendo con el niño), puesto que el lector va adquiriendo más autonomía y se pueden introducir elementos más complejos (frases subordinadas, tiempos condicionales, etc.) y vocabulario más avanzado (un «miedo» puede pasar a ser «temor» o «pavor» más adelante, por ejemplo). Esta última cuestión es algo que tengo muy presente al traducir la serie Escuela de dragones para Molino.

2.      Cultura y referencias locales: Muchos libros infantiles contienen elementos culturales específicos o referencias a eventos, costumbres o personajes locales. Al traducir estos libros a otro idioma, es necesario buscar equivalentes culturales o adaptar las referencias para que sean comprensibles y relevantes para los lectores del nuevo idioma (un shepherd’s pie que acaba traducido como “pastel de carne” en mis traducciones de los libritos de Pamela Butchart, autora escocesa).

3.      Contenido visual: Los libros infantiles a menudo tienen ilustraciones que complementan la narrativa. La traducción debe procurar que las palabras y las imágenes estén en armonía, transmitan el mismo mensaje y mantengan el espíritu visual original. Esto puede requerir una adaptación cuidadosa de los textos (que puede incluir segmentación y cambio de carga textual) y, en algunos casos, la recreación de las ilustraciones. ¡Segmentar es ideal más allá de la traducción audiovisual!

4.      Métrica y ritmo: En muchos libros infantiles, sobre todo en los que incluyen rimas y versos, la métrica y el ritmo son elementos importantísimos. La traducción debe mantener la estructura y el ritmo para que el texto fluya de manera similar al original. Esto puede requerir ajustes y cambios para que la poesía o la musicalidad se mantengan en el idioma de destino.

Este título es un buen ejemplo de musicalidad; un título que hasta «suena» gracioso.

5.      Sensibilidad cultural y temática: Al traducir libros para niños, es importante tener en cuenta las diferencias culturales y cerciorarse de que el contenido sea apropiado y sensible en el nuevo contexto. Algunos temas, chistes o referencias pueden requerir adaptaciones o incluso ser reemplazados para evitar malentendidos o ser ofensivos en la nueva cultura. Eso sí, cambios tan radicales como estos deben comunicarse y consensuarse con el autor y la editorial.

En resumen, traducir libros infantiles implica abordar estas particularidades relacionadas con el vocabulario, la cultura, las referencias visuales y la sensibilidad. El objetivo principal es conservar la esencia del libro original y, al mismo tiempo, adaptarlo para que los niños de distinta cultura e idioma puedan disfrutarlo plenamente.

Una traducción preciosa para Bindi Books sobre un grupo de animales en busca de la felicidad. Con lenguaje poético y metafórico.

Así pues, si alguna vez te has preguntado cómo se traducen los libros para niños pequeños, ya ves —y ya te aseguro— que es un proceso apasionante que implica sumergirse en mundos llenos de color, creatividad y mucha ternura.

Como traductora, es todo un honor contribuir a la difusión de la magia de la lectura entre los más pequeños y ayudarles a descubrir nuevos mundos a través de las páginas de un libro. 📚💕


¿Quieres saber más sobre los servicios que ofrezco? No dudes en cotillear por el blog o mandarme un correo a info@las1001traducciones.com. 📩 

Ojo con los atajos: ¡Evita la tentación de la traducción automática!

24 lunes Jul 2023

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IA, traducción, traducción automática, traductor, traductor principiante

No sé si tienes la misma sensación que yo, pero de un tiempo a esta parte detecto que algunas personas (algunos principiantes, pero #NotAllNovatos, ya lo sé), quizá tentados por la comodidad y rapidez, recurren a la traducción automática. Aunque puede parecer una solución práctica en el momento, me gustaría explicar por qué es una mala idea y cómo se puede mejorar en traducción, no solo para empezar con buen pie en el oficio, sino para forjarnos una base sólida que perdure en el tiempo.

Es evidente que la traducción automática ha avanzado mucho en los últimos años y es innegable que puede ser útil en ciertos contextos. Sin embargo, cuando la utilizamos como recurso principal para traducir, corremos el riesgo de perder muchas oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Podría pasarme la tarde dándote motivos, pero aquí van algunas razones importantes por las que no es buena idea depender en exceso de la traducción automática:

  1. Pérdida de comprensión contextual: Las traducciones automáticas no siempre tienen en cuenta el contexto adecuado para cada situación. Obvio, no tienen ojos ni oídos y les cuesta relacionar. Como traductores, nuestro objetivo es transmitir el mensaje de manera precisa y efectiva, adaptándonos al registro, el tono y el propósito del texto original. Si dependemos únicamente de la traducción automática, corremos el riesgo de producir traducciones que no se ajusten al contexto específico.
  2. Falta de estilo y fluidez: La traducción automática tiende a ser literal y carece de la capacidad de capturar el estilo y la fluidez del lenguaje. Las traducciones que obtenemos pueden sonar mecánicas y poco naturales, lo que disminuye la calidad del trabajo y puede afectar nuestra reputación como profesionales. Y no solo esto. Si habéis hecho la prueba, sabréis que muchas veces la TA da una falsa impresión de corrección… y nos la puede dar con queso. Y no solo. También nos corta las alas porque ante un resultado que resulta pasable, quizá no nos da por buscar algo más, por ir más allá y dar con traducciones más creativas.
  3. Errores y omisiones: Aunque los avances en la tecnología de traducción automática son notables, todavía puede cometer errores y omitir detalles importantes. Como profesionales, es nuestra responsabilidad garantizar la precisión y la integridad del contenido traducido, algo que la traducción automática no siempre puede lograr.
  4. Problemas con la confidencialidad: Hay que ser muy cautos cuando se usan estas herramientas para que estos textos no acaben donde no deben o se divulgue información que no puede trascender.

Si todavía no te he convencido, ahondemos un poco en el punto tres:

¿Cómo podemos mejorar nuestras habilidades y evitar caer en la trampa de la traducción automática?

  1. Sumérgete en el idioma y no dejes de aprender: Sumérgete en el idioma que estás traduciendo. Lee libros, artículos y materiales diversos para familiarizarte con su estructura, expresiones idiomáticas y uso adecuado.
  2. (In)fórmate: Plantéate hacer algún curso de traducción, ir a algún taller específico y obtener alguna certificación más. La formación continua es esencial para mantenernos actualizados con los avances en el campo.
  3. Practica, practica, practica… y no descuides la revisión: Impepinable. Practica regularmente tus dotes de traducción y pide opinión a colegas más experimentados. La revisión de tus traducciones anteriores también te permitirá identificar las áreas de mejora y aprender de tus errores.
  4. Domina tus herramientas de trabajo: Utiliza diccionarios y glosarios especializados para engrosar tu vocabulario técnico y asegurar una traducción más precisa y coherente. Hazte con una buena caja de herramientas, vaya.
  5.  Muévete, participa y forma parte de la comunidad: Únete a comunidades de traductores en internet o, mejor aún, en la vida real. El intercambio de conocimientos y experiencias con colegas es valiosísimo para el crecimiento profesional.

Igual que hay que aprender a caminar para luego correr, para aprender a traducir bien hay que hacerlo desde cero, con esmero y prestando atención a los detalles. El texto y tú, cara a cara. No hay atajos.

Recordemos que la traducción es una habilidad que mejora con la práctica, la experiencia y la dedicación. Al evitar la traducción automática y trabajar en el perfeccionamiento de nuestras habilidades, estaremos construyendo una base sólida para un futuro más próspero en este oficio.

***

Si quieres saber más sobre traducción o los servicios con los que puedo ayudarte, no dudes en escribirme a info@las1001traducciones.com.

Cómo gestionar reclamaciones en traducción

16 martes Abr 2019

Posted by enlalunadebabel in Cuestiones laborales, Traducción, Uncategorized, Vida traductoril

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errores, MALA PRAXIS, queja, reclamación

Sí, todos somos extraordinarios profesionales y estas cosas no nos pasan, o preferimos no hablar de ellas, pero en el fondo sabemos que errar es humano (y herrar también) y que alguna vez vamos a meter la pata.

Regla número 1 al recibir una no conformidad: que no cunda el pánico. Respira profundamente, puede que el cliente no tenga razón… o puede que sí. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Abandonamos la traducción y nos flagelamos con Gran Hermano VIP en modo bucle?

Carmina Fernández nos da algunos consejos útiles. En su época de gestora de proyectos en una agencia de traducción aprendió a seguir los siguientes pasos, que secundo totalmente:

1. Escuchar o leer BIEN la reclamación exacta del cliente. No metamos más el dedo en la llaga respondiendo en caliente a un mensaje airado. Aplaquemos los nervios iniciales y veamos cuál es la queja para poder solucionarla. ¿No se ha respetado el plazo de entrega? ¿No se ha utilizado el glosario del proyecto? ¿Hemos traducido erróneamente porque no hemos comprendido el texto?

2. Analizar la situación para comprobar hasta qué punto es cierto. ¿Tenemos su mensaje de encargo y realmente hemos entregado más tarde? ¿O se equivocó al indicar la fecha en el pedido? ¿De verdad nos adjuntó el glosario y nos hemos despistado? ¿O este nunca llegó a nuestras manos? (Por eso es tan importante revisar bien lo que nos envían) En el caso de que sea extranjero, ¿cree que conoce bien nuestro idioma y nos está modificando expresiones que son correctas? (No es infrecuente que alguien que no hable castellano tenga dudas acerca del estilo, por surrealista que parezca) ¿O bien la hemos cag… hemos cometido errores graves?

3. Actuar en consecuencia.

Si el cliente no tiene razón: habrá que demostrárselo, reenviarle el mensaje que recibimos sin el glosario adjunto o pasarle enlaces a diccionarios especializados donde vea que nuestras traducciones son acertadas. OJO: Algunas quejas pueden proceder de clientes cuyo revisor cree que añadir más rojo es sinónimo de trabajar mejor y habrá introducido cambios por cuestión de gusto y no para reparar verdaderos errores.

Bajo ningún concepto conviene enzarzarse en un «cuerpo a cuerpo» con el revisor. Puede que goce de la total confianza del cliente y enfrentarnos a él nos deje en peor posición. Bastará con confirmar que la opción del revisor es buena, pero que la nuestra también lo era y que el cambio ha sido cuestión de preferencia. Ahora bien, si el cliente aprovechara para hacernos cambiar más cosas o añadir tantas otras (algo que puede pasar tras una primera revisión), tal vez convendría cobrar ese tiempo.

Gestionar una queja de forma virtual no siempre es fácil.

Si tiene razón: le puede pasar a cualquiera, no somos máquinas, pero eso puede haber causado algún perjuicio al cliente. Por eso lo primero es disculparse sinceramente por las molestias. Quizá no ha podido colgar en su web una noticia que debía salir hoy o no ha llegado a imprenta un folleto que debería estar mañana en una feria. Lo mínimo que podemos hacer es aceptar nuestra responsabilidad.

Lo siguiente será buscar el modo de compensarle. Si aún estamos a tiempo, podemos modificar el vocabulario de acuerdo con ese glosario que habíamos olvidado. Volver a revisar nuestro texto si lo tradujimos con prisas o incluso pasarlo a un compañero si vemos que no dimos la talla para el grado de especialización que requería. Por supuesto, sin coste para el cliente. Si ya es tarde para enmiendas, dependiendo del alcance del error y del tamaño del proyecto, podemos ofrecer algún tipo de compensación.

Asumir las responsabilidades buscando una solución al problema es un buen ejercicio que nos sirve para tomar conciencia de nuestro error y, a la vez, demuestra al cliente un trato profesional. Si el problema causado ha sido realmente grave, habrá que recurrir al seguro de responsabilidad civil. Algunas asociaciones tienen convenios con aseguradoras que los ofrecen, como por ejemplo APTIC.

4. Tomar medidas para que no vuelva a suceder. Será útil analizar por qué ha pasado y cómo evitarlo la próxima vez: ¿Aceptamos el encargo sin mirar bien la agenda, se nos solaparon los proyectos y hubo que traducirlos muy rápido? ¿Nos encontramos ante un texto demasiado especializado porque no lo leímos antes de aceptarlo? Puede que esta vez ya sea demasiado tarde y hayamos perdido al cliente, pero ya sabemos qué NO hacer en el futuro.

¿Y vosotros? ¿Alguna vez habéis recibido quejas de un cliente? ¿Supisteis reaccionar y salir bien parados?

¡Gracias por leer y hasta la próxima!

Diccionario de variantes del español

24 lunes Dic 2018

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diccionario online, lengua española, recurso para traducir, recurso traducción, variantes del español

El año tiene los días contados y estamos inmersos ya en las compras de última hora, sean los regalos de Navidad o los turrones para las larguísimas sobremesas que nos esperan. Así pues, para celebrar esta época festiva cerramos 2018 en el blog con un pequeño regalo: el Diccionario de variantes del español. ¿Lo conocíais? Pues es gratuito y podéis acceder desde aquí: http://xn--diccionariovariantesespaol-4rc.org/.

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¿De qué nos sirve un recurso así? Es evidente que hay vida más allá del español que hablamos en España, hablar de neutralidad es muy difícil y, como traductores, debemos disponer de los recursos adecuados para entender y producir textos de calidad.

Hemos hablado con Lauro Capdevila, Catedrático de lengua, literatura y civilizaciones hispánicas, y creador del diccionario para que nos cuente qué recoge y por qué. Esto es lo que nos cuenta:

«Ya que, desde un punto de vista panhispánico objetivo, no hay motivo para considerar como normativas las formas peninsulares del castellano, se registran en igualdad de condiciones las diferentes palabras y expresiones usadas en los distintos países donde el español es lengua de comunicación corriente, incluyendo los Estados Unidos. Por supuesto, las palabras y acepciones no coinciden con las fronteras nacionales y se podría trazar una infinidad de mapas lingüísticos a escalas diferentes.

Hemos optado por el nivel nacional que, por razones prácticas, es el adoptado y homogeneizado por casi todos los medios de comunicación. Dentro de esta perspectiva, hemos intentado conformarnos a la realidad demográfica de la lengua teniendo en cuenta la fracción relativa que representa cada población hispanohablante dentro del panorama panhispánico.

Las palabras, expresiones y acepciones que constan en la obra son aquellas que un hispanohablante puede no comprender o entender de forma errónea. Por ejemplo, el vocablo “ñeque” se refiere a un animal que un español a menudo desconoce y que un argentino conoce bajo otro nombre. En ambos casos, se hace evidente la necesidad de aclarar el sentido de la palabra. Pero la palabra “roble” puede tenerse por comprendida tanto por un caribeño como por un español, cuando corresponde a dos árboles muy distintos para uno y otro. Por tanto, se han incluido la palabra “ñeque” y las distintas acepciones de “roble”». Si os fijáis se incluyen enlaces al DRAE para que obtengamos de allí la etimología y todas sus acepciones y no tener que salir de la página.

ñeque

«El Diccionario de variantes del español es fundamentalmente un diccionario de sinónimos y, de ningún modo, un diccionario enciclopédico. La obra no describe, sino que da las equivalencias y correspondencias para que el lector pueda orientarse perfectamente. Las definiciones sólo aparecen cuando es preciso disipar dudas. En cambio, se proporcionan entre paréntesis los elementos de contexto a menudo decisivos. Una misma palabra puede tener acepciones muy diferentes si se refiere al deporte, a los sentimientos o a la economía.

También es importante el registro de lengua que se indica como coloquial o malsonante cuando es necesario. De modo general no se mencionan las palabras, expresiones y acepciones genéricas, conocidas en todos los países. Sólo aparecen cuando la duda existe con la indicación “Todos”. Es el caso, por ejemplo, de la palabra “neumático”, dada la gran variedad de términos usados en los diferentes países para designar esta pieza automovilística».

Para terminar, Lauro nos comenta que el Diccionario de variantes del español no pretende ser un diccionario exhaustivo, sino que se trata una obra en desarrollo. «Por tanto se agradecen todas las observaciones y complementos de los lectores, cuanto más si van acompañados de citas y referencias precisas».

Pues ya sabéis, si queréis ahondar en las diferencias léxicas de las distintas variedades del idioma y tenéis sugerencias, el Diccionario de variantes del español os está esperando. Espero que os resulte útil y os espero en la próxima entrada. Mientras, no dudéis en dejar vuestros comentarios.

Y si no nos leemos antes, ¡felices fiestas y próspero 2019!

***

Otros recursos relacionados:

  • Lista de diccionarios de variantes: http://jrmorala.unileon.es/dicci/001.htm
  • Recursos de lengua española: https://hispanismo.cervantes.es/recursos/otros-recursos

Lo que siempre quisiste saber sobre corrección editorial

06 lunes Feb 2017

Posted by enlalunadebabel in corrección, traducción literaria, Uncategorized

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corrección de estilo, corrección editorial, entrevista correctores, galeradas, matrices, revisión, servicios profesionales, UniCo

…y no te atreviste a preguntar. Pues bien, yo lo he preguntado.

Hace unos tres años di mi primera charla sobre traducción editorial. Como no quería hablar únicamente de mi experiencia, hice una encuesta a traductores editoriales y también a correctores editoriales, que, al final, son quienes revisan nuestro trabajo. Pretendía entender un poco más la profesión, ver de qué manera complementa a la del traductor y cómo es el proceso de edición de un libro en general.

Como la encuesta a los traductores fue anónima, la de los correctores también, así que me permitiréis que no os los presente por nombre. Salvo en algún caso, sus respuestas siguen vigentes tres años después.

Aquí van, pues, las opiniones de seis correctores profesionales sobre su trabajo: cómo trabajan, qué piden las editoriales y cómo se cobra, entre muchas otras. Por supuesto, queridos lectores, os animo a contribuir con vuestros comentarios tanto si tenéis experiencias similares como si son totalmente opuestas.

Recordad para más información sobre corrección o si estáis buscando a un corrector profesional, UniCo es vuestra página (también en twitter) y Deleátur, vuestra revista.

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¡Allá vamos!

1. ¿Te dedicas solamente a la corrección editorial o lo complementas con otro trabajo?

N: Me dediqué exclusivamente, o casi, durante un decenio. Recientemente he vuelto a la traducción técnica porque, aunque es infinitamente más fácil y hay más competencia, está mucho mejor pagada.

G: Lo complemento con la traducción editorial y la traducción y corrección técnica.

J: También edito y traduzco, además algunas veces doy talleres literarios.

L: Complemento con edición y redacción por encargo.

A: Me dedico principalmente a la traducción audiovisual y editorial, aunque ocasionalmente me encargan correcciones.

T: No considero que la complemente con otro trabajo. También traduzco, pero para mí ambas actividades son mi profesión, de modo que no considero a ninguna de las dos «superior» a la otra, o a una «principal» y a la otra «secundaria».

(Añadido tres años después) En estos momentos, tristemente, corrijo más bien poco. Las tarifas son de vergüenza y me niego a trabajar con las editoriales. Últimamente, he corregido principalmente tesis doctorales para particulares. No compensa económicamente, pero disfruto haciéndolo y el trato es humano y satisfactorio.

2. ¿Te dedicas a la corrección de galeradas, o a la de estilo? ¿Qué esperan tus clientes al encargarte lo uno o lo otro? 

G: Ambas, según el cliente. En el caso de las galeradas esperan textos libres de erratas y errores ortotipográficos. En el caso de estilo me piden más implicación, desde el arreglo de expresiones que suenen mal a señalar incoherencias y fallos en la trama (esto último en el caso de corrección de textos originales en español; es menos normal que me lo pidan en corrección de traducciones, donde a cambio me piden cotejo con el original para encontrar errores de traducción). Es raro que me pidan exclusivamente corrección de estilo, suele ir unida a la corrección ortotipográfica del texto, y al cotejo con el original, si procede.

J: Ambas: en la de galeradas lo que se solicita es que el libro quede perfectamente conforme al estilo editorial del cliente (diseño, etc.), además de eliminar erratas que hayan quedado después de una corrección de estilo.

En la de estilo el objetivo es dejar un texto limpio: dependiendo del cliente, a veces eso sólo es una revisión ortográfica, a veces incluye la reescritura de algunos pasajes (cuando están fatalmente escritos).

L: Corrección de estilo. Textos fluidos, legibles y elegantes.

A: Lo más habitual es la corrección ortotipográfica, pero dispongo de libertad a la hora de retocar algo del estilo si es necesario.

T: De momento, he corregido un libro que ya está publicado y estoy con el segundo. Ambos están escritos por un autor español que digamos… escribe cuando le llega la inspiración, con lo cual no atiende a normas (¡a ninguna!), de modo que la corrección que hago es ¿integral? Es decir, que debo trabajar con lupa tanto la ortografía como la ortotipografía, el estilo… TODO, ya que de mis manos va directamente a la imprenta, sin que pase por ningún otro corrector o revisor. Eso es algo que me da mucho miedo, pero la gente no está dispuesta a gastarse más, así que hay que intentar que el libro vaya con la máxima calidad posible.

(Añadido tres años después) Desde que escribí esta respuesta, he corregido dos libros más para este autor. Puedo decir, con cariño, que es un poco «desastre», pero me gustan sus historias y nuestra relación profesional.

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3. ¿Qué preparación tienes/qué estudios hay que tener? ¿Qué piden las editoriales?

N: Depende. Hay editoriales que esperan que se cambie cuanto menos mejor, sobre todo si son galeradas (no les apetece que les descoloquen la maqueta), y se conforman con un cursillo. Otras exigen estudios de filología o traducción, dominio de la lengua de origen para pillar deslices del traductor, dominio de la gramática y la ortotipografía de la lengua de destino para corregir fallos y una redacción natural y fluida para mejorar la legibilidad a base de cambiar todo lo que haga falta, hasta el punto de dejar irreconocible el trabajo del traductor o el «traductor». Curiosamente, no hay gran variación de tarifas.

G: Ante todo hay que dominar la ortotipografía y estar al día de los cambios de normativas que dicte la RAE. Algún tipo de formación reglada en materias lingüísticas puede ser de ayuda, pero no es mi caso (soy de ciencias, y en materia de lenguaje tengo una formación muy extensa pero la he adquirido por mi cuenta). Las editoriales pueden pedir formación reglada y/o experiencia, y a veces requieren pasar una prueba de corrección (sobre todo si van a pedir corrección de estilo). Para la corrección de estilo, además de los conocimientos teóricos hay que saber redactar, y desde luego, conviene haber leído mucho.

J: Estudié la licenciatura en Letras Hispánicas.

L: Autodidacta. Nada, prueba previa.

A: Soy Licenciada en TeI, tengo un Master en TAV y estudios complementarios en traducción editorial. Supongo que los estudios de especialización son fundamentales a la hora de trabajar en algo tan concreto.

T: Soy licenciada en Traducción, pero creo que no es suficiente, por eso hice el curso de Corrección profesional con Cálamo & Cran, y ahora estoy haciendo el de Corrección de estilo. No sé qué piden las editoriales porque no trabajo con ninguna (aunque me gustaría, claro está), pero, aparte de tener algún curso (que ya sabemos lo que nos gusta un título en este país), creo que es importante contar buenas obras de referencia para poder no solo consultar dudas, sino comparar, ya que muchas veces se contradicen unas a otras.

Es importante también tener un criterio propio y saber tomar decisiones que luego se puedan argumentar. Además, me parece que es fundamental tener una buena base cultural. Es imposible saber de todo, claro está, pero al menos nos deben «sonar» las cosas. Como digo siempre, está muy bien leer los titulares de los periódicos digitales, llámense elpais.com, elmundo.es, abc.es, etc., pero a mí no se me escapa quiénes son Lourdes Montes o Blanca Suárez, o qué famosa actriz acaba de romper con su prometido. (Espero haberme explicado bien y que no se me malinterprete ^_^)

De hecho, en mi primer libro se sucedían hechos históricos reales con datos actuales, y hubo cosas que me chocaban porque me sonaban de algo y que, al documentarme, confirmé que estaban mal y tuve que cambiar. A eso me refiero, a que es bueno que nos suene «todo» un poco, más o menos.

(Añadido tres años después) Bueno, pues de entonces a ahora, sí he trabajado para editoriales. En temas de corrección, no creo que vuelva a colaborar con ellas. Como he dicho antes, las tarifas son una vergüenza y no estoy dispuesta a pasar por ahí. Además, parece que te están haciendo un favor y te tratan con poco respeto. No sé, me esperaba otra cosa, así que, de momento, prefiero seguir con lo que me llegue de clientes directos (en temas de corrección).

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4. ¿En qué formato sueles recibir el trabajo?

N: Electrónico desde hace bastantes años. Si es una corrección de estilo estándar (detección de fallos de redacción o incoherencias sin mirar el original) o una revisión a fondo, suele ser un documento de procesador de textos; si es de galeradas suele ser un archivo de Quark o InDesign.

G: Casi siempre como documentos de Word o similar.

J: Word e InDesign.

L: Word. Esa mierda.

A: Normalmente en Word.

T: Siempre en Word, lo que me facilita bastante la tarea.

5. ¿De cuánto tiempo dispones para la corrección de un libro? Pongamos un libro medio de unas 200 páginas o lo habitual que tú te hayas encontrado.

N: Los plazos suelen ser bastante amplios, y hasta hay editoriales que no dan plazo.

G: Unos 15 días. Puede ser más que suficiente (galeradas, simple corrección de ortotipografía) o demasiado justo (cotejo con originales de traducciones, estilo), aunque en este segundo caso y según la editorial, el plazo puede llegar a un mes.

J: Varía mucho, pero un libro con 200 puede durar dos o tres semanas.

L: Mes, mes y medio. Salvo que esté nefastamente traducido o escrito.

A: Para la corrección de 200 páginas (o su equivalente en palabras) suelo disponer de una semana más o menos, pero no hay ninguna regla establecida. También va un poco en función de la necesidad o la urgencia.

T: Normalmente, un mes. Es lo que tardé con el primero y lo que estimo que tardaré con este. Y sí, suelen ser de unas 200 o 250 páginas en Word.

6. ¿Entregas el trabajo con las marcas y ya está? ¿Implementas los cambios directamente y entregas un texto limpio de marcas? 

N: Realizo el trabajo con marcas y comentarios. Prefiero tener contacto directo con el traductor y corregir sobre la marcha para ir avisando de los fallos recurrentes y no tener que corregir lo mismo miles de veces, pero no siempre se puede. A la editorial, según a qué acuerdo haya llegado, puedo entregarle el texto con marcas o limpio después de haber acordado los cambios con el traductor.

G: Según la editorial. Lo más normal es que me pidan un texto con marcas de revisión, sobre todo en los casos en que el texto corregido vuelve a las manos del traductor.

J: Entrego el trabajo ya con las correcciones hechas, y si el cliente lo pide puede revisar las pruebas (corrijo en papel).

L: Depende del cliente. Si hay que comentar cada corrección subo el precio.

A: Suelen pedirme un texto limpio de marcas.

T: Le mando al cliente el texto listo para que lo envíe a la editorial, prácticamente. A lo que le envío, él le añade los agradecimientos, el índice, algún dibujo que inserte entre las páginas…

Muestra de los signos de corrección en el blog de TsEdi: http://blog.tsedi.com/como-se-usan-los-signos-de-correccion-editorial/

Muestra de los signos de corrección en el blog de TsEdi: http://blog.tsedi.com/como-se-usan-los-signos-de-correccion-editorial/

7. ¿La editorial suele pedirte feedback (ya sean impresiones o un breve informe) sobre la calidad del traductor?

N: No, y tampoco lo haría. Si la traducción me parece inarreglable, rechazo el trabajo y menciono el motivo, pero no presento ningún informe, más allá de las primeras páginas corregidas con marcas para que vean la densidad y el calibre. Si la traducción me parece decente, acepto el trabajo.

G: También depende de la editorial, aunque lo más normal es que no me lo pidan. Sí que avisen (o lo hago yo mismo si no me lo han pedido) si la calidad de la traducción es tal que mi trabajo acabe siendo más retraducción que corrección. Esto último es poco frecuente, por suerte.

J: No.

L: En ocasiones.

A: Normalmente no.

T: Pues no puedo contestar a esta pregunta porque, como ya he comentado, no trabajo con editoriales (aunque me encantaría) y, además, no he corregido obras traducidas, sino escritas directamente en español.

(Añadido tres años después) Absolutamente nada. Es más, detecté algún que otro error, que subsané, y ni un comentario al respecto.

8. ¿Existen errores habituales en las traducciones que revisas? Es decir, ¿te parece que los traductores pecan en determinadas cuestiones y que hay alguna especie de patrón? 

N: Sí. Me gusta trabajar con los mismos traductores porque, aparte de que voy «educándolos» (ver 6), ya sé de qué pie cojea cada uno y qué tengo que buscar. En general, con los mejores traductores, son construcciones calcadas (el pastel que Pepe se comió por el pastel que se comió Pepe) o regionales (vete a pastar; me lo comí esta mañana), así como falsos amigos de frecuencia. Con los aceptables pero no tan buenos añade posesivos, anglicismos, falsos amigos, interpretaciones incorrectas del original, construcciones sintácticas surrealistas, fallos de concordancia del calibre de la gente son y, sobre todo, cosas que se entienden y son correctas gramaticalmente pero me dejan con cara de «no me puedo creer que sea nativo». Esto último nos pasa a todos cuando traducimos; lo que cambia, y mucho, es la densidad.

G: No puedo generalizar en esto: hay traductores que no caen en ese tipo de errores y otros que tropiezan en todos. Diría que hay dos “casos malos”: traductores que entienden bien el original pero que redactan pobremente (casi siempre calcan las estructuras del idioma de partida y caen en calcos), y “traductores” (tengo que entrecomillarlo) que al margen de que redacten mejor o peor en español tienen una comprensión del idioma original algo discutible. Que me lleguen más o menos trabajos de traductores así depende mucho de la editorial y de los filtros que tenga a la hora de asignar encargos.

J: En pocas ocasiones. También he encontrado casos en los que no son propiamente errores de traducción, sino errores típicos de redacción (y estilo), que tiene el traductor como hispanohablante.

L: Se nota mucho a un traductor del inglés al castellano cuya lengua materna es catalán u otra.

A: Es bastante habitual el uso de la voz pasiva, los posesivos y el abuso de los pronombres personales.

T: El caso que comentaba antes era sobre un libro de temática médica. Había errores de terminología. Entiendo que el traductor no era especialista en este campo o que no se había documentado bien.

9. ¿Tu trabajo tiene que ser validado por el traductor del texto y vuelto a revisar, o ya no vuelves a trabajar en el texto una vez entregado? 

N: Exijo que lo valide el traductor y me niego a volver a trabajar con los que se niegan a mirar mis cambios, pero porque soy rara. Curiosamente, las editoriales aceptan. Por supuesto, eso no procede cuando tengo que arreglar una traducción antiquísima de una obra libre de derechos.

G: Depende de la editorial: he estado en ambos casos.

J: No tiene que ser validado por el traductor. Por lo regular sí vuelvo a trabajar con un texto después de entregado (las correcciones que hago muchas veces van acompañadas de edición, por lo tanto trabajamos el texto hasta antes de la impresión, en caso de libros).

L: No vuelvo a tocarlo.

A: Ya no vuelvo a trabajar en una corrección entregada.

T: Nunca me comentaron nada. 

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10. ¿Crees que resulta interesante trabajar estrechamente con el traductor o consideras que son cosas independientes?

G: Prefiero poder trabajar con el traductor, con mucha diferencia. Es la única forma de evitar ciertos errores, como cambiar (“corregir”) algo que el traductor haya puesto de cierta manera con toda intención y por un motivo válido que el corrector pueda no ver. Desde el otro lado (cuando trabajo como traductor) me ha servido para corregir problemas recurrentes, especialmente cuando empecé en el oficio y tenía menos rodaje. En general no solo se aprende mucho en ambos sentidos, sino que la calidad del texto final es mucho mejor. Por eso me molesta que en muchas editoriales no se contemple un tiempo para feedback o, simplemente, los plazos sean tan justos que no sea posible realizarlo (a veces, incluso, ni siquiera hay contacto entre traductor y revisor y ni sabe uno quién es el otro).

J: Poder consultarlo es lo ideal.

L: Así debería ser. Se ahorraría tiempo editorial.

A: Supongo que trabajar con el traductor retrasaría la entrega. A nadie suele gustarle que le cambien su trabajo. Hay ocasiones en las que no habría discusión, pero otras veces es algo muy subjetivo y personal.

T: A estas alturas de la encuesta, ya sabes que no puedo contestar, pero sí diré que, en mi caso, la comunicación con el autor es fundamental. Yo necesito saber exactamente qué ha querido decir en cada frase. Por ello, por la falta de puntuación en el texto, me veo obligada a estar conectada constantemente con él para que me confirme qué quiere decir o quién dice qué cosa en según qué momento. Es un trabajo bastante penoso porque te quita mucho tiempo, ya que dependes mucho de lo que tarden en contestarte, aunque no he tenido grandes problemas al respecto, todo sea dicho. Tanta comunicación hace que el cliente valore mucho tu trabajo porque ve cuánto te implicas y sabe muy bien el grado de minuciosidad con el que estás trabajando.

Aunque sea autobombo (como esto es anónimo y nadie se va a enterar…), en el libro anterior me incluyó en el apartado de agradecimientos. Yo no lo sabía ni, por supuesto, me lo esperaba, pero es muy de agradecer que valoren públicamente tu trabajo, que si el del traductor no está reconocido, parece que el del corrector mucho menos.

(Añadido tres años después) No sé qué decir. No tengo constancia de que le comentaran mis correcciones terminológicas al traductor, pero si así hubiera sido, me habría gustado comentar con él el porqué de mis cambios.

11. ¿Trabajas siempre con contrato?

N: No. Es la excepcionalísima excepción.

G: Casi nunca.

J: Sí.

L: Nunca.

A: No.

T: Nada de contratos porque ni me los han pedido ni yo los he ofrecido. Confío en la buena fe de la gente y parece que la gente confía en mí. Hasta la presente, no he tenido ningún problema ni con la traducción ni con la corrección. ¡Y espero que siga así!

12. ¿Cómo se cobra un trabajo de corrección? Es decir, ¿por plantilla, por matriz, por hora?

N: Por matriz o por palabra. Esto último no es habitual en el gremio, pero sí en mi experiencia.

G: Depende de la editorial. En mi caso, en las traducciones de estilo he cobrado por palabras del texto antes de corrección. También ha sido lo más normal en correcciones de galeradas.

J: Yo lo hago por contrato de planta (no sé si el término se utilice fuera de México: es decir, tengo prestaciones, horario, etc.). En muchos casos (freelance) es por cuartilla.

L: Yo por matriz, pero el precio oscila en función de la calidad y complejidad del texto a revisar.

A: Por matriz supongo que es lo más común en editorial. Yo tengo más experiencia en la corrección audiovisual y en ese caso lo hacemos por capítulos/película, etc.

T: Si la traducción está mal pagada, ¡qué decir de la corrección! Yo trabajo con un precio cerrado. Si cobrara por horas, me haría rica, sin duda.

(Añadido tres años después) Mantengo lo del precio cerrado con los clientes particulares. Con las editoriales cobraba por matrices… ¡para carcajearse, en serio!

13. ¿Qué tarifas son las más habituales? 

N: De 1,5 a 3 euros por matriz (los de 1,5, que los hagan los que estudiaron un cursillo) y 1,2 céntimos por palabra en el único caso que conozco.

G: Esto es muy variable según la editorial y el tipo de corrección. En las de estilo y cotejo de original, he llegado a 0,01 €/palabra en el mejor de los casos (poco).

J: Cuando lo hago como freelance varía, según las circunstancias, pero va de 80 a 150 o 200 pesos por cuartilla. Calculo que eso es aproximadamente 10 o 15 euros. La referencia que podría dar es que el salario mínimo ronda los 60 pesos por día (de ocho horas [en las ciudades nadie gana eso, me parece]).

Se dan casos en que “correctores amateurs” trabajan a destajo y cobran muy barato (cierta cantidad por proyecto, por ejemplo): por lo regular es gente que no ha tenido una formación dentro del oficio.

L: 1,49€/matriz – 2,09€/matriz.

A: He tenido que hacer un pequeño sondeo entre algunos compañeros para tener una horquilla de precios y, junto con mi experiencia, me sale un rango de unos 3-5€ por cada 2.500 matrices o página. Pero es algo aproximado.

T: Varía muchísimo de un corrector a otro, y también varía según si la corrección es ortotipográfica, de estilo, una combinación… Yo diría que un precio «razonable» sería 1,50 euros por página en Word con una letra Times New Roman 11 a 1,5. Eso sería más o menos lo deseable, pero creo que no se cumple. (Cuento una anécdota en el último apartado.)

(Tres años después) Uf, creo que escribiré una entrada de blog sobre esto. 😛 Bueno, no… A ver, es que he tenido hasta un cliente de Venezuela que creía que yo estaba en Argentina. Cobrar fue una odisea porque yo le pasé mi presupuesto en euros, él no me podía pagar en bolívares, sino en dólares americanos, pero como eran «ilegales», no me los podía mandar más que en un sobre por correo ordinario. Le dije que no, así que no sé cómo se las apañó por Western Union… Bueno, ni te cuento lo que liamos. Al final, entre la rebaja que te piden, el cambio de moneda, los gastos del envío… pues se quedó casi en la mitad, pero bueno… De las tarifas por matrices prefiero no hablar porque me va a subir la tensión.

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14. ¿Te parece un trabajo bien remunerado y valorado?

N: No. En muchas ocasiones lleva tanto tiempo como traducir, por una tercera parte de la tarifa cuando hay suerte. No está valorado profesionalmente, cosa que me daría bastante igual si no fuera porque repercute en la valoración económica. Aunque haya tenido que rehacer una traducción, el cliente considera que el grueso del trabajo lo ha hecho el traductor y merece royalties, mientras que yo no. La única editorial a la que conseguí sacar royalties, porque me exigía que cambiara al menos un 25% de la traducción, me pagaba un 10% de los royalties que cobra el traductor.

G: No. Para algunas editoriales parece ser un mero trámite, y me consta que hay algunas que incluso se lo saltan directamente, y eso se nota en los libros que salen a la calle.

J: Bien remunerado, sí; valorado, no: muchas veces los clientes se sorprenden al ver una cotización, la consideran muy cara y prefieren publicar el texto sin corrección (a veces lectores ocasionales les señalan errores y entonces sí, se dan cuenta de que el trabajo de corrección era necesario, y en casos de reedición lo solicitan).

L: No y no. Si pudiera me dedicaría a tomar el sol en la playa y escribir novelas de humor. Pero es lo que sé hacer bien.

A: No. En general, a los profesionales de la traducción/corrección no se nos valora demasiado.

T: Bien remunerado, no; valorado, tampoco. No considero que esté bien remunerado porque hay que dedicarle muchísimas horas. Hay que mirar con lupa cada palabra, cada expresión, preposición, coma, punto… Un día me dediqué a anotar las horas que le dediqué durante esa jornada y me salían unos 2,30 euros la hora. ¡Nunca más! Mejor no saberlo porque te dan ganas de irte a servir hamburguesas al Burger King (un trabajo tan digno como cualquier otro, claro está, pero mejor pagado, muchas veces, que este).

Tampoco me parece que esté valorado porque parece que con que te sepas las reglas de acentuación es suficiente. O que no tengas faltas de ortografía. Y no… ¡ES MUCHÍSIMO MÁS QUE ESO! Además, si eres perfeccionista, se sufre muchísimo.

Otros comentarios que te parezca interesante añadir: 

G: Dedico a este trabajo menos tiempo del que me gustaría por la sencilla razón de que solo con ello no llegaría a fin de mes. Debo complementarlo con traducción literaria y, sobre todo, con traducción y corrección técnicas, ligeramente mejor pagadas. La poca remuneración y valoración de este trabajo hace que en vez de que exista una buena base de correctores literarios con dedicación exclusiva, estos tengan que dedicarse parcialmente a otras cosas (cuando no abandonar directamente), con malas consecuencias para la calidad en general de los libros que se publican.

T: Aquí voy a contar una anécdota: Me llamaron de una editorial para que colaborara con ellos. Me ofrecían 0,70 euros por página corregida. Les dije que era menos de la mitad del precio de mercado. Me comentaron que, si la cosa iba bien, me mandarían entre diez y doce libros al año. Pensé que podría empezar a trabajar por ese precio y que, cuando vieran cómo trabajo (que yo creo que bien), les podría pedir una subida.

Me enviaron directamente el primer encargo, que constaba de 405 páginas. Me extrañó que no me hicieran una prueba, pero se la mandé igualmente por mi cuenta. Les pareció genial y seguí trabajando en ese primer encargo.

Al cabo de una semana, me enviaron una ficha con los datos del encargo en la que aparecía que el libro tenía 236 páginas. Les escribí y les comenté el error. La sorpresa mayúscula fue que me dijeron que, aunque el libro tenía 405 páginas, para hacer el presupuesto cambiaban el tamaño de la letra…

Soy muy buena gente, de verdad, pero no te imaginas lo que salió por mi boca ese día. ¡¡UN TIMO!! Les escribí indignada, pero lo más educada que pude. Su respuesta fue: «Es una pena». Y yo pensé que la pena era que seguramente alguien aceptaría ese trabajo. En fin… ahí empieza y acaba mi experiencia con las editoriales, aunque sé que no todas son así y espero tener pronto la oportunidad de trabajar con alguna seria.

***

Para conocer algo más la profesión del corrector:

  • Tu corrector editorial: manual de uso y disfrute, de Antonio Rivas en La linterna del traductor.
    Corrección de estilo y ortotipográfica: diferencias
    , de Mariana Eguaras.
  • Cómo se usan los signos de corrección editorial, de TsEdi.
  • Más signos de corrección y ejemplos.
  • Cursos de corrección en Cálamo y Cran.

Cómic y Medicina. Entrevista a Blanca Mayor Serrano

14 miércoles Dic 2016

Posted by enlalunadebabel in Aprendizaje, comunicación, Uncategorized

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Arrugas, Blanca Mayor Serrano, cómic, cómics sobre Medicina, comunicación, comunicación médica, Diario médico, divulgación médica, Fernando Navarro, Fundación Dr. Antonio Esteve, historietas gráficas, María y yo, Mónica Lalanda, medicina, Paco Roca

Este pasado mes de julio se celebró la 4ª edición del curso Problemas, métodos y cuestiones en traducción médica organizado por Fernando Navarro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en la que tuve el placer de participar.  El curso abarcó un temario muy variopinto en el que se trataron los aspectos culturales y de comprensión en la traducción biosanitaria; la traducción e interpretación en el ámbito de la violencia de género; las nomenclaturas normalizadas en medicina, biología y metrología; y la traducción del lenguaje de la sexualidad y lo soez, que recayó en mí y centré en el vocabulario más frecuente de nuestra sexualidad.

Siguiendo esta línea más informal de la vertiente médica, Fernando Navarro habló de los cómics en Medicina. Dio una pincelada al mundo de las historietas en nuestro país y nos ilustró, nunca mejor dicho, con las viñetas de Mónica Lalanda, que tratan las relaciones médico-paciente o denuncian las irregularidades de nuestro sistema sanitario. Si no la conocéis, os recomiendo que echéis un vistazo a su blog Médico a cuadros o a su libro Con-ciencia médica.

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Pues bien, como no podía ser de otro modo, se habló y mucho de Blanca Mayor Serrano, Dra. en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y especialista en divulgación y comunicación médico-sanitaria. Y aunque no nos conocemos en persona, Blanca tuvo a bien responderme a unas preguntillas sobre la relación entre cómic y Medicina, de la que habla con asiduidad en su blog Comunicación y educación en salud.

Además, ha publicado recientemente El cómic como recurso didáctico en los estudios de Medicina, volumen destinado, como ella misma explica, «a los docentes, tanto a aquellos que se inician en la enseñanza de la competencia «Habilidades de comunicación» como a los que llevan un tiempo dedicándose a ella pero desean incorporar nuevos materiales didácticos o un nuevo enfoque a sus clases. También es de interés para aquellos estudiantes y residentes que, debido, por una parte, a la juventud de esta materia y, por otra, al hecho de que la formación en esta área es, en algunas facultades, aún escasa e incluso nula, busquen un complemento formativo».

Aquí va, pues, la entrevista a Blanca Mayor Serrano para el blog. Espero que os guste y os resulte interesante. ¡Gracias, Blanca!

  1. Desde tu blog en el Diario médico llevas mucho tiempo divulgando, recomendando y escribiendo sobre el cómic en el ámbito sanitario. Pregunta obligada, ¿qué te atrae del mundo del cómic y qué crees que este puede aportar al sector médico?

En realidad, son muchos los aspectos que me atraen del cómic: su lenguaje, sus elementos identificativos, que favorecen que el lector se involucre en el relato, se proyecte en las historias narradas, lo que lo convierte en un medio singular; su capacidad de comunicar no solo datos, informaciones, sino también pensamientos, sentimientos o emociones, algo impensable en otros tipos de texto como, por ejemplo, los folletos o las guías de salud destinados a los pacientes, familiares y cuidadores.

Y son, entre otros, a mi juicio, estos aspectos los que convierten al cómic —en sus distintos formatos (historieta, novela gráfica, tira cómica, etcétera)— en una herramienta excelente tanto para la promoción de la salud y la educación médico-sanitaria de la población como para la formación de médicos en ciernes y la mejora de la comunicación entre profesionales sanitarios y pacientes.

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  1. Este verano se publicó tu libro «El cómic como recurso didáctico en los estudios de Medicina». ¿Cómo se le ocurre a una licenciada en TeI escribir un libro sobre este tema?

Es una pregunta muy interesante que se ha hecho más de uno, te lo aseguro. Y lo entiendo, pues no deja de sorprender el hecho de que haya sido una traductora, por muy Doctora que sea, y no un profesional sanitario, la que haya intentado cubrir, mediante el uso del cómic como herramienta didáctica, una laguna importante en los estudios de Medicina como es la formación de los estudiantes en la competencia denominada «Habilidades de comunicación», conocida también como «Comunicación médica», «Relación médico-enfermo y habilidades comunicativas», «Comunicación en Medicina» o «Comunicación Asistencial».

Es mi pasión por la investigación, la didáctica, la educación médico-sanitaria del lego en medicina, la comunicación entre médicos y pacientes lo que me llevó a investigar, en un primer momento, sobre la utilidad del cómic para la promoción de la salud y la educación médico-sanitaria de la población, y, posteriormente, sobre las prebendas docentes de este fantástico medio de comunicación para la formación de estudiantes de Medicina en «Habilidades de comunicación» tras descubrir que en algunas facultades de medicina extranjeras se hacía uso del cómic como instrumento docente.

El último libro de Blanca Mayor sobre el cómic como recurso didáctico

El último libro de Blanca Mayor sobre el cómic como recurso didáctico

  1. ¿Qué rasgo diferencial tiene o qué aporta el cómic que no podamos obtener a partir de otro tipo de documentos (folletos, trípticos, etc.)?

Como decía anteriormente, la capacidad de este medio de comunicar no solo datos, informaciones, sino también pensamientos, sentimientos, fantasías o emociones, lo que favorece la identificación del lector con el relato, con la historia narrada.

En el cómic, al contrario de lo que ocurre en el tipo de documentos que mencionas, prima la narración, de ahí que sus elementos constitutivos —narrador, acción, personajes, tiempo y espacio— doten al texto de un gran potencial informativo. Y al relatar, por tanto, en un determinado periodo de tiempo hechos vividos por personajes, con los cuales el destinatario pueda identificarse fácilmente, al analizar experiencias personales prácticamente imposibles de ser abordadas por otras vías y, por ende, permitir al lector proyectarse en las historias narradas, el cómic se transforma en una herramienta idónea para la divulgación médico-sanitaria.

  1. Solemos relacionar un cómic o tebeo con una temática graciosa, simpática, agradable. ¿Cómo podemos hablar de temas tan espinosos como el Alzheimer, el SIDA o la muerte mediante ilustraciones y bocadillos?

En efecto, aunque la percepción social del medio está variando, la gran mayoría suele asociar la palabra «cómic» con un medio eminentemente enfocado al ocio, con un medio de entretenimiento que aborda el humor o la acción, destinado principalmente a la población infantil y juvenil, y poco más. Sin embargo, nos hallamos ante un medio de comunicación soberbio tanto para la promoción de la salud y la educación médicosanitaria de la población como para la narración de vivencias personales asociadas al enfermar. Tanto es así que la acogida entre el gran público de esta modalidad narrativa, me refiero en concreto a la novela gráfica —un formato de cómic en el que los autores relatan sus experiencias, sus vivencias asociadas al enfermar, sean ellos los propios dolientes o algún miembro de su familia—, ha sido tal que se puede afirmar, sin caer en la exageración, que ha revolucionado la industria editorial. Puede apreciarse bien en la copiosa publicación de novelas gráficas en distintos idiomas, traducidas a su vez a otras lenguas.

  1. ¿El formato permite hablar de todo? ¿Se puede explicar bien una enfermedad sin usar jerga médica? 

De hecho, se habla de todo. He leído cómics que abordan temas tan distintos, y desde diversas perspectivas, como la medicina genómica, el Alzheimer, la gripe, el cáncer de mama, de testículo, de laringe, la depresión, la psoriasis, el TDAH, la disfunción eréctil, la oncología radioterápica, el autismo, la epilepsia, la diabetes, la parálisis cerebral, la anorexia, la hemofilia… La lista es interminable.

En cuanto al uso de la jerga médica, no veo por qué hay que prescindir de ella para que el texto resulte comprensible. Es más, en los cómics destinados a la promoción de la salud y a la educación médico-sanitaria de la población es, a mi juicio, necesario hacer uso de tecnicismos. En primer lugar, resulta prácticamente imposible prescindir en todo momento de la terminología médica. En segundo lugar, debido a que los materiales destinados a la información y formación en salud aspiran precisamente a la educación médico-sanitaria de los ciudadanos, en mi opinión, sí conviene hacer uso de la terminología médica siempre que los términos empleados sean debidamente sometidos a un proceso de reformulación la primera vez que aparecen en el texto.

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  1. ¿Qué dificultades existen al plasmar en cómic la realidad de un paciente con una enfermedad grave?

Me temo que no soy la persona más indicada para responder a esta pregunta pues no soy dibujante de cómics. Yo tan solo me dedico a analizarlos y a explotarlos desde el punto de vista pragmaligüístico y didáctico, pero, por desgracia, soy incapaz de hacer un cómic.

  1. En tu libro hablas de la empatía del médico (y del estudiante de Medicina) cuando debe tratar ciertas cuestiones con el paciente. ¿Cómo se desarrolla esta habilidad de comunicación, cómo se aprende a dar malas noticias?

Para desarrollar esta habilidad de comunicación, como cualquier otra, es necesario disponer del enfoque didáctico y el material docente adecuados. En mi libro opté por el denominado «enfoque por tareas», porque implica un aprendizaje activo y favorece la autonomía de los estudiantes. Y, como queda patente en el título de mi libro, por el cómic como material docente, concretamente por la historieta y la novela gráfica por los motivos comentados anteriormente. Además, la novela gráfica, en concreto, permite conocer hechos y situaciones que difícilmente se encuentran en los libros de texto tradicionales de medicina. Y, a diferencia del cine o la novela tradicional, exige una implicación mayor del lector, pues le obliga a la participación activa en la decodificación del conjunto de códigos diversos de lenguajes o paralenguajes diferentes que entran en juego en la narración. Y, cómo no, hay que saber qué se enseña.

Aunque parezca mentira hay profesionales de la salud —sean docentes o no— que suelen confundir el concepto de empatía con el de simpatía, cordialidad, compasión y hasta con los buenos modales. Una vez se tenga claro el concepto de empatía, los factores que la favorecen y la propician, así como la enorme importancia que tiene en la práctica asistencial, esta habilidad de comunicación se puede enseñar, aprender, ejercitar y hasta evaluar con, como decía, el enfoque didáctico y el material docente adecuados.

Invito a los lectores de esta entrevista a que lean el apartado 3.3 de mi libro donde hago una propuesta didáctica para el desarrollo de la capacidad empática. Como todas las publicaciones de la Fundación Dr. Antonio Esteve, se puede obtener, de manera gratuita, un ejemplar impreso del libro haciendo clic en «Solicitar publicación» en este enlace o bien descargar una copia en PDF de la misma página.

  1. Soy muy fan del cómic Oh Joy Sex Toy de Erika Moen y sé que también lo conoces, ya que alguna vez hemos hablado de él por la red. ¿Un cómic es un buen método para hablar de una cuestión tan peliaguda como el sexo, por cuestiones morales y no solamente médicas? ¿Crees que sería posible una publicación de este tipo en castellano?

He leído folletos y guías de salud sobre este tema destinadas a los ciudadanos con un contenido que algunos lectores considerarían subiditas de tono y hasta un pelín pornográficas. Así que, creo que el cómic, si además se adereza con una pizca de humor, sería el método más apropiado para abordar un tema tan peliagudo como el sexo y tratar el tema con la naturalidad que se merece. Sinceramente, pienso que una publicación de este tipo no solo sería posible en castellano, sino también necesaria.

A pesar del título, Erika no solo habla de juguetes sexuales

  1. ¿Cómo ves el futuro del tándem cómic y comunicación/divulgación médica? 

Cada vez son más numerosas las entidades públicas y privadas que apuestan por la edición de cómics para tales fines en lugar de recurrir a los materiales tradicionales. Esto no ha hecho más que empezar y, como no podía ser de otro modo, le auguro un futuro fantástico siempre, claro está, que se elaboren cómics por dibujantes expertos y profesionales sanitarios, y con rigor. Hay que cuidar los elementos tanto gráficos como narrativos y no perder de vista al destinatario del texto. No todo vale.

  1. Por último, ¿te atreverías a hacer un top 5 o top 10 de cómics sobre medicina que te gusten especialmente?

Son muchos los que tengo entre mis favoritos, algunos de ellos reseñados en mi blog. Entre las historietas destacaría Atenta (sobre el TDAH), Alzheimer. ¿Qué tiene el abuelo?, ¿Qué le pasa a Isabel? Los Medikidz explican la diabetes tipo 1 (sobre la diabetes), Un día como hoy (el cáncer de mama entró en casa). De las novelas gráficas, sin lugar a dudas, Una posibilidad entre mil (sobre la parálisis cerebral), Arrugas (sobre la enfermedad de Alzheimer), Los silencios de David (sobre el cáncer de laringe), Alicia en un mundo real (sobre el cáncer de mama), 17. Vivir, revivir, sobrevivir (sobre el cáncer de testículo) y María y yo (sobre el autismo).


De nuevo, gracias por la entrevista y las recomendaciones, Blanca. Doy fe de lo grandes que son Arrugas, cualquiera que haya pisado una residencia de ancianos se sentirá automáticamente identificado; María y yo, cómic del gran Miguel Gallardo que se convirtió poco después en documental; y Píldoras azules, de Peeters y que, no, no tiene nada que ver con las pastillitas de Pfizer en las que muchos estaréis pensando. Si no los habéis leído ya, no os los perdáis, porque cómics y Medicina están mucho más ligados de lo que nos imaginamos.

Uso de traductores automáticos

17 domingo Ene 2016

Posted by enlalunadebabel in Uncategorized

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Avatar de Un Punto y ComaUn Punto y Coma;

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Hace unos días encontré esta frase en internet. Me llamó bastante la atención porque creo que algo así nos pasa a los lectores cuando leemos un texto mal traducido. 

Ver la entrada original 386 palabras más

#TraduEmprende – Scheherezade Surià: La traducción editorial

30 lunes Dic 2013

Posted by enlalunadebabel in Uncategorized

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Crónica de la ponencia en Traduemprende sobre traducción editorial.

Avatar de albamasgarciaEl estudio del traductor

Imagen

Scheherezade Surià nos habló el pasado 22 de noviembre sobre traducción editorial en la segunda edición de TraduEmprende que tuvo lugar en Barcelona. Como bien dijo al empezar la charla, el sector de la traducción editorial es uno de los menos conocidos entre los colegas de profesión que no se dedican a él. A veces, incluso puede parecer un tanto hermético a la hora de acceder a él por primera vez.

Scheherezade dividió su ponencia en varios bloques muy definidos y muy interesantes: cómo empezar trabajar para editoriales, las condiciones laborales y cómo abordar la traducción de un libro.

¿Cómo empezar a trabajar para editoriales?

Todos sabemos que en esta profesión no podemos dejar de movernos. Nadie encuentra clientes desde el sofá y enviar nuestro CV a las editoriales es algo que, aunque no lo creamos, funciona. También es posible tener una primera toma de contacto con el sector a…

Ver la entrada original 581 palabras más

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