Etiquetas

, ,

No son universales, son las mías, las que he ido observando estos siete años que llevo traduciendo. Por no mencionar las cosas buenas y malas del día a día traductoril, de las que ya hablé aquí y aquí.

Seguro que con el paso del tiempo estas máximas irán aumentando o incluso tendré que corregir alguna que otra, pero a día de hoy (y sin ánimo de pontificar) mi visión de nuestro bello oficio es esta:

1. Do what you love… and love what you do.

Esencial. Especialmente si trabajas en casa, solo (con o sin mascota/cactus), la soledad y el aislamiento a la hora de traducir pueden legar a desgastar. Sucede también en otros trabajos, pero creo que la traducción es vocacional y para mí no hay nada más importante que amar lo que haces.

2. Trabajo y constancia

Nadie regala nada y en este mundillo te lo tienes que currar. Tu valía se demuestra andando: buscando posibles clientes (y no desesperando si tardan en contestar o no lo hacen), haciendo buenas pruebas de traducción y fidelizar al cliente con un buen trabajo. La gente quiere buenos textos y personas resolutivas que les salven la papeleta porque, al fin y al cabo, para muchos, la traducción de un texto no es más que un mero trámite que hay que cumplir.

3. Flujo de trabajo

Sí, sé que «con la que está cayendo» todo trabajo es bienvenido. No sé si a los demás traductores os pasará, pero me ilusiona bastante recibir nuevos encargos y no me importa dedicarle según qué momentos a según que traducciones. Y esto tiene que ver con lo siguiente:

4. Under pressure

Hay que saber gestionarse bien el tiempo para no pillarse los dedos pero en ocasiones no se puede. Y ahí empieza la presión. Pero no siempre es algo negativo; en ocasiones nos ayuda a ser más eficientes y a concentrarnos másNos ayuda a sentirnos más vivos y productivos, además, hace la vida más interesante. De hecho, muchos de nosotros crecemos bajo presión. Como dijo alguien, refiriéndose a su trabajo, «… lo que me gusta es la acción». Es el estrés lo que debe ser evitado y éste se da cuando hay demasiada -o muy poca- presión en nuestras vidas.

5. No todo lo que reluce…

No me refiero a clientes (de todas formas y colores), tarifas (son para volverse loco) y a los demás compañeros del mundillo o al sector en sí. Me refiero, sobre todo, a cómo nos enfrentamos a un texto. El traductor tiene que dudar por sistema. Desconfiemos de lo sencillo e informémonos siempre.

6. Aprendizaje continuo

Ya comenté un poquito este tema en la entrada El vendedor de enciclopedias y va naturalmente ligado a lo anterior. No hace falta que un traductor sea una enciclopedia andante o un diccionario parlante pero sí debe saber buscar dónde encontrar el conocimiento. Por ejemplo, esta página de Cristina Fernández puede ser un buen sitio donde empezar.

7. Ensayo y error

Ojalá la vida viniera con un teclado y pudiéramos pulsar Ctrl Z cuando nos viéramos en un apuro. Claro que, por otro lado, no aprenderíamos de nuestros errores de la misma forma. Truman Capote decía lo siguiente: “Failure is the condiment that gives success its flavor”.

He cometido errores, he tenido que retractarme de cosas o rehacer traducciones pero todo esto a la larga ayuda a aprender. Una vez sales de la Universidad no tienes a nadie ahí que te corrija con esmero y te dé una nota. El silencio al entregar un trabajo y que te confíen otro después significa que lo has hecho bien pero a veces se echa de menos más feedback.

8. Mente abierta y receptiva

Lo bonito e interesante de traducir es la variedad de textos que caen en tus manos. Claro que, puede que termines traduciendo algo con lo que no estás de acuerdo, no vaya contigo o te horrorice. Considero que es part and parcel de lo que supone traducir y que hay que tratar con el mismo respeto todos los textos. Ya me gustaría a mí traducir solo películas y libros, pero en mi caso no basta…

9. Sin límites

Lo bueno de trabajar por cuenta ajena es que uno decide. A no ser que haya algo apremiante y dejando a un lado la economía, uno se organiza como quiere y puede decir que no a lo que desee. Nuestro límite lo ponemos nosotros.

10. Adicciones varias

Eso sí: ¡café que no falte!

Bonus track (psst, psst… un chivatazo)

¿Qué os parece a vosotros? ¿Qué máximas añadiríais? ¿Qué aconsejaríais?