Traducir recetarios tiene miga

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Repasando los estantes encontré hace poco este precioso libro de recetas que traduje hace un tiempo y, tras acabar un proyecto reciente sobre la cocina de Oriente Medio, hoy quiero hablaros un poco de la traducción de recetarios. 

Tothom a la cuina. Traducción de un recetario del castellano al catalán.

El mercado para libros de cocina y manuales culinarios de todo tipo en EE. UU., Reino Unido y el resto del mundo es enorme. Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con una gran tradición de programas de televisión protagonizados por chefs de renombre y cocineros que han llegado a convertirse en estrellas mediáticas. Y en nuestro país mismo veréis que los programas de cocina abundan, ya sea en las distintas plataformas (sobre cocinas del mundo, la comida en puestos callejeros o centrados en los postres) o en las cadenas principales a modo de concurso, porque no solo de Arguiñano come el espectador español.  

La traducción de una receta tiene unas características muy determinadas. Además de traducir, a veces hay que adaptar las unidades de medidas del sistema internacional a las de los Estados Unidos (y viceversa, claro). Y ya os avanzo que esto no es moco de pavo. ¿Por qué se mide en tacitas?

Algunas equivalencias incluidas en el libro Tothom a la cuina de Montse Deza, editado por LaGalera.

Otro aspecto importante son los ingredientes. Según la localización del lector, a veces es imposible encontrar ciertos productos o marcas, así que hay que encontrar alternativas que permitan elaborar la receta, incluso ante la imposibilidad de encontrar el producto. Otra opción es dejarlo todo tal cual, claro, en cuyo caso sería una directriz que debería dar el cliente o editorial directamente. Dentro de los ingredientes, también hay que conocer bien los distintos cortes de la carne y el pescado, por ejemplo, ya que muchas veces no se corresponden exactamente de un país a otro. 

En ciertas ocasiones, hay que ir más allá de una simple traducción. Este es el caso de aquellas recetas que requieren usar utensilios de cocina o electrodomésticos que no se comercializan o no se conocen en el país de destino. En este caso, hay que describir el proceso que lleva a cabo el aparato para que la información se transmita de forma que el lector sea capaz de recrearla. 

Ilustración de los verbos principales al cocinar.

Y, por supuesto, hay que entender bien cada proceso y método culinario. ¿Cuál es la diferencia entre sofreír, rehogar y guisar, por ejemplo? Y no nos vayamos tan lejos: examinemos el maravilloso mundo de los verbos en la cocina. ¿Conocemos el significado exacto de chop, mince, slice, dice o carve? ¿Sabemos cuáles son los verbos típicos que se emplean a la hora de preparar una receta? ¿Y en castellano cómo los usamos, en infinitivo o en imperativo?

En definitiva, hay que tener en cuenta todas estas características al traducir un recetario y, por este motivo, es un proceso laborioso que ha de llevarse a cabo con minuciosidad y precisión. De hecho, tanto interés hay de un tiempo a esta parte que actualmente podemos encontrar cursos de traducción sobre el tema, como el curso de Rosa Llopis en Trágora y el de Teresa París en AulaSIC.

Traducir recetarios, menús y, en definitiva, textos relacionados con la gastronomía constituye una especialización en sí misma que no debe dejarse en manos de cualquiera, porque abundan los ejemplos bochornosos y no debemos infravalorar la importancia de una buena traducción no solo en gastronomía sino en el sector turístico en general.

16 tareas útiles en momentos de sequía que agradecerás en un futuro

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La actualidad nos impide hacer muchos planes y, no sé vosotros, pero yo vivo al día. Me centro en las traducciones que tengo entre manos, mi familia… y ya, porque me queda poco margen para más. Aun así, siempre hay momentos de menos trabajo o tareas que no podemos descuidar porque, a la larga, pasan factura.

Por ejemplo, hace un tiempo os hablaba de estas cosas que podemos aprovechar para hacer en los momentos de menos trabajo en el artículo 5 cosas que un traductor puede hacer en agosto. Pues bien, hace unas semanas, la traductora Beth Smith subió a la cuenta de @translationtalk una lista de tareas que me pareció bastante completa y que os traigo aquí adaptada con consejos de mi cosecha para que apliquéis las que os parezcan más oportunas, porque ¿cuándo fue la última vez que actualizasteis el CV o llamasteis a las puertas de clientes nuevos?

Pues ya tenéis deberes para un ratito.

¡Todos al teclado!

1.      Haz una lista de las agencias/clientes con los que quieras ponerte en contacto. Que sea completita. Incluye todos los datos pertinentes y apúntate cuándo les das el toque para repetir pasado un tiempo.

2.      Ponte en contacto con un (potencial) cliente directo. ¡Puedes hacerlo hoy mismo!

3.      Ponte en contacto con una agencia nueva.

4.      Dale un toque a un cliente para el que hayas trabajado en el pasado para recordarle que existes y sigues disponible.

5.      Actualiza tu página web o créate una si no la tienes (échale un vistazo a wordpress y sitios plantilla).

6.      Actualiza el perfil de LinkedIn o hazte uno si no tienes (se puede recibir mucha visibilidad escribiendo textos sobre la profesión).

7.      Actualiza tu presencia virtual en otros lares (perfil en Proz, base de datos de tu asociación de traductores, directorios varios).

8.      Actualiza o pule el CV. ¿Cuándo fue la última vez que le diste un buen repaso y retocaste cosillas? En cuanto al aspecto gráfico, en Canva tienes modelos muy bonitos.

9.      Escribe o retoca las cartas/mensajes de presentación. Yo tengo varios tipos preparados según el destinatario (agencia, editorial, estudio, cliente directo).

10.  No descuides los materiales de marketing. ¿Has pensado en hacerte un logo? ¿Tienes tarjetas de visita o algo especial para cuando hay que mandar documentación física? Tal vez te interese. Cuando los tengas, siempre puedes hacer ronda de envíos a los (actuales y posibles) clientes.

11.  Traduce (o encarga la traducción) de tu web, tu CV y cualquier otro texto que necesites a tu lengua B para promocionarte también en este idioma.

12.  Escucha pódcast de traducción y de los temas de tus especialidades. ¡Se aprende muchísimo!

13.  Busca algún podcast o blog de marketing y ponte como objetivo aplicar alguna idea que te resulte interesante.

14.  Créate un porfolio con tus trabajos de traducción. Yo tengo un PDF con todos los libros traducidos publicados, por ejemplo, y también constan en mi web.

15.  Haz algún cursillo sobre alguna herramienta que te parezca útil o para ahondar en algún tema que te interese.

16.  Asiste a ferias y congresos (aunque sean virtuales, ¡dichosa pandemia!).

¿Qué os han parecido? ¿Añadiríais algo más?

Saludos y hasta la próxima.

Traduce como puedas. Balance de 2020

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Llega el final del año y toca hacer balance. 2020 ha sido un auténtico viajecito, ¿qué os voy a contar? Reconozco, no sin cierto pudor, que fui de las que al principio de todo pensaban que la covid-19 era una gripe más y que la gente exageraba. Qué equivocada estaba y cuánto dolor hemos vivido.

En la familia hemos tenido la suerte, de momento, de no contagiarnos y de no haber perdido (mucho) trabajo. Mi madre estuvo en ERTE un tiempo, pero por suerte se jubila dentro de dos semanitas y mi pareja, perito autónomo, se pasó unos meses sin trabajar, cosa que por otro lado no fue una hecatombe en casa porque se ocupó del peque mientras yo trabajaba. De hecho, recuerdo que a finales de 2019, como propósitos para el año nuevo, pensé en relajarme un poco, priorizar, aprender a decir que no y no trabajar tanto, pero… terminé aceptando todo lo posible para no notar de forma tan acusada los efectos de la pandemia durante la cuarentena. Lo único que he podido cumplir durante este tiempo es no trabajar en fin de semana (más de lo necesario, vaya, porque si me seguís en Instagram sabréis que las últimas semanas ha tocado pringar).

Os mentiría si os dijera que se acabó y que me he relajado. La verdad es que este último trimestre ha sido una locura y he estado muy al borde de la saturación, de otra crisis de ansiedad y, en general, de acabar quemada con el trabajo. He llegado a compaginar cuatro libros a la vez, además de otros encargos varios, y ahora que solo estoy con uno solo me noto falta de energía. Y es que algo que creo que nos cuesta como autónomos (sin ánimo de generalizar, hablo de lo que veo en mi círculo) es desconectar y decir más que no. ¿Cuántas veces estos meses habré oído/leído lo de «Voy a tope, pero me han ofrecido X y he dicho que sí PORQUE…»? Ese porqué puede ser muy variado: «porque no sé si me va a entrar trabajo después», «porque no llego a final de mes», «porque si digo que no puede que pierda al cliente». Y así, entre porqués, acabamos perdiendo el sueño y hasta las ganas, porque no descansar bien y estar siempre con el chip del trabajo acaba pasando factura.

Aun así, también reconozco que estar ocupada y haber podido trabajar me ha ayudado a no perder los ánimos. Desde el inicio de la pandemia he traducido doce libros —entre novelas, cómics, libros infantiles y algún pequeño ensayo— y tampoco han faltado los trabajos de agencia, aunque es cierto que algunos clientes eran del sector terciario y, evidentemente, han bajado los encargos por esta parte.

Con todo, soy consciente de que he tenido suerte porque por aquí estamos todos bien de salud y, en general, la situación no ha hecho demasiada mella en mi salud mental. Sé que muchos compañeros han visto reducidos sus ingresos —sobre todo en el campo de la interpretación—, que la frustración ha sido demasiada y que la soledad ha sido un duro escollo para muchas personas. Deseo de corazón que, si me leéis y estáis en esta situación ahora mismo, mejore todo pronto.

A pesar de la falacia de «de esta saldremos mejores», que yo también quise creer los primeros días, sí pienso que nos hemos dado cuenta del valor que tienen la amistad, la buena compañía y hasta un simple abrazo. Las pequeñas cosas, los pequeños gestos, tienen más importancia de la que creemos. Y esto lo he visto en muchas de las iniciativas de compañeros para hacer más llevadera esta situación desde casa, como vídeos, pódcast y demás. De hecho, hasta yo misma me he atrevido a dejar a un lado la vergüenza y hacer un par de sesiones de preguntas y respuestas sobre traducción.

Por si no los habéis visto y estáis empezando, los encontraréis aquí debajo. Y los descargables con toda esta información los podéis bajar desde aquí y aquí.

El pobre que ha quedado relegado durante todo este año ha sido el blog, que apenas he podido actualizar. Centré todas las energías en la familia y el trabajo y, aunque el blog rozaría esto último, no me daba la vida para escribir artículos con enjundia o que de verdad valieran la pena, al menos desde mi punto de vista, ojo. En este sentido, en 2020 terminamos la serie de «Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué?» con la entrega número diecinueve de las aventuras y desventuras de recién egresados; os conté de qué va y cómo es el curso de traducción romántica y erótica que imparto en AulaSIC; compartí algunas iniciativas de traductores durante la pandemia y, por último, os hablé de cómo encontrar el primer encargo de traducción y no desfallecer en el intento. Dista mucho del artículo por mes que escribía hace años, pero cuando no se puede, no se puede. Supongo que, de algún modo, lo he ido supliendo un poco en Instagram, con publicaciones más breves e inmediatas.

En definitiva, ha sido un año raro y muy random, como dice ahora la juventud, y tengo ganas de recuperar la normalidad, sea como sea esta, de que remita esta pandemia y el año que entra nos trate un poquito mejor a todos. Por mi parte y para empezar, trataré de aplicarme un poco más el cuento del descanso, porque una ya no rinde como antes. Y aunque no hayamos salido mejores, hemos aprendido que la unión hace la fuerza y, como ya sabéis (y, si no, os lo recuerdo), sigo por aquí para escucharos y echaros una mano si hace falta. Son tiempos difíciles pero no imposibles.

Feliz entrada de año a todos; mucha salud, felicidad y trabajo.

Cómo encontrar tu primer encargo de traducción y no desfallecer en el intento

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Vivimos un momento de cambio, la «nueva normalidad» ya está aquí y ha venido para quedarse. Si eres profesional en activo, puede que hayas recibido menos encargos y si acabas de graduarte en TeI, quizá te veas como pollo sin cabeza y no sepas por dónde empezar a buscar. Es muy normal y nos ha pasado a todos. De hecho, es una de las mayores preocupaciones cuando lanzo las sesiones de Preguntas frecuentes en mi cuenta de Instagram.

En este post recopilo algunos artículos que te pueden orientar un poco y, al final, tienes algunas direcciones y consejos básicos de interés. ¿Empezamos?

Reflexiones previas

En «Mamá, quiero ser traductor», Isabel García Cutillas te cuenta qué hay que hacer para empezar en traducción: http://eltraductorenlasombra.com/2015/05/27/mama-quiero-ser-traductor.

También te recomiendo su «12 secretos sobre los traductores autónomos» con las preguntas más frecuentes sobre la labor del traductor freelance: http://eltraductorenlasombra.com/2012/04/11/12-secretos-sobre-los-traductores-autonomos

¡Al lío!

En «A puerta fría. Encontrar trabajo “con la que está cayendo”» te propongo los pasos básicos para buscar (y encontrar) trabajo con consejos variados para el currículo, la carta de presentación, el uso de redes, etc.: https://enlalunadebabel.com/2013/04/30/a-puerta-fria-encontrar-trabajo-con-la-que-esta-cayendo.

En «Cómo conseguir un trabajo de traducción: da confianza», Pablo Muñoz Sánchez te ayuda a encontrar el tono adecuado para presentarte a los clientes: https://algomasquetraducir.com/como-conseguir-un-trabajo-de-traduccion-da-confianza.

En «Cómo buscar trabajo de traducción», Ricard Lozano te habla de sus métodos y consejos para abrirte paso: https://rlozano.com/vademecum/buscar-trabajo-traduccion.php.

En «¿Cómo obtener mi primer trabajo de traducción?», nos invitan a hacernos unas preguntas básicas para empezar a buscar: https://hablemosdetraducirydivertirnos.wordpress.com/2012/09/04/como-obtener-mi-primer-trabajo-de-traduccion.

En «How to Become a Freelancer & Keep Your Day Job», Jennifer Gregory se marca un manual del autónomo muy muy apañado que puede aplicarse a muchas otras ramas, no solo a la traducción: https://www.websiteplanet.com/blog/how-to-become-a-freelancer-keep-your-day-job/.

Trato con los clientes

En «El arte de tratar con los clientes: consejos y pautas de actuación» encontramos consejos para saber qué hacer cuando nos piden presupuesto y nos encargan una traducción. También aborda algunos problemas que podemos encontrarnos en el desempeño de nuestra actividad. Pero como nos recuerda también «todos estos consejos y pautas pueden reducirse a tres: cortesía, profesionalidad y sentido común». https://eltraductorenlasombra.com/2013/11/06/el-arte-de-tratar-con-los-clientes-consejos-y-pautas-de-actuacion.

Bonus track con consejos variados sobre la profesión

Hace un tiempo redacté un minimanual en tres entregas con consejos variados para nuestro desempeño profesional y los tienes aquí por apartados:

Además de estos artículos, te recomiendo seguir a traductores en Twitter, puesto que siempre comparten información que puede serte útil, además de la compañía y los ratitos de diversión que brindan. Por ejemplo, no puedes perderte este hilo de Elisa de la Torre o este de Mercedes Tabuyo, que, aunque está centrado en la corrección, aborda cuestiones que nos sirven como traductores.

Un momento…

«Esto está muy bien, pero ¿dónde encuentro yo el trabajo exactamente? ¡Una solución quiero!», puede que estés pensando. En alguno de los artículos ya se aborda esta cuestión, pero sé que es algo que inquieta. Como buen profesional autónomo deberás pensar qué clientes te interesan y por dónde quieres empezar a buscar. Es muy goloso apuntar primero a los estudios de doblaje si te va la TAV o a las editoriales si te decantas más por la traducción literaria, pero no descartes las agencias de traducción tanto españolas como internacionales o las plataformas de traducción.

Hazte una lista de agencias de traducción (busca en Google, en Proz o en Translator’s Café) y envía tus datos llevando siempre un registro de todo: fecha de envío, de respuesta, ¿has hecho prueba de traducción?

Aprovecho, ya que sale a colación: «¿Sale a cuenta pagar la afiliación a Proz?». Veamos, es un buen portal para ver qué se cuece, hacer consultas de traducción en los foros, buscar agencias y comprobar si son buenos clientes (el llamado Blue Board). Se mueven muchas ofertas en muchos idiomas. Yo estuve pagando varios años y dejé de hacerlo cuando ya me vi asentada… y porque no vi ofertas que me interesaran. Sobre todo, pagar te da acceso a las ofertas de trabajo 24 horas antes de los que no son miembros de pago y eso tiene sus ventajas. Mi experiencia es que últimamente hay tarifas muy bajas, pero siempre se puede encontrar algo interesante. Pagar o no pagar la suscripción o membresía ya es cosa tuya, pero te recomiendo que antes explores a fondo el portal para tenerlo un poco más claro.

Siguiendo con las agencias de traducción, seguramente te haya pasado que no hayan contestado a tus correos. Suele pasar, sí. Las agencias reciben muchísimos correos al día y solicitudes varias por formulario; no es excusa, pero pasa. En estos casos, como ya llevarás un registro de las agencias a las que escribes (guiño, guiño), vuelve a darles un toque pasado un tiempo prudencial. Puedes hacerlo coincidir con alguna novedad que tengas en el CV. Tal vez has hecho un curso o tienes más experiencia o lo que sea. Aprovecha esta nueva información para escribir: «Me puse en contacto con vosotros hace un tiempo y aprovechando que he hecho un curso de traducción jurídica, os reenvío mi currículum por si hubiera la posibilidad de colaborar profesionalmente», por ejemplo.

En cuanto a las plataformas de traducción que te avanzaba antes, me refiero a las siguientes:

También las hay generalistas (es decir, no centradas únicamente en traducción) como:

Aunque no tengo experiencia directa con estas plataformas, sí he visto que las tarifas suelen ir a la baja, pero nunca se sabe. El que más conozco es Fiverr por haber encargado ahí algunas imágenes y logotipos y el sistema funciona muy bien… si el vendedor es profesional.

En el caso de la traducción, tú pones tu precio por unidades de trabajo, o gigs, y a partir de ahí decides el precio por gig y lo que incluye cada uno. Por ejemplo, si tienes una tarifa de 0,06 dólares/palabra, puedes ofrecer gigs de 24 dólares (por 400 palabras de texto). Si el cliente necesita traducir 1200 palabras, te comprará 3 gigs. En Proz hay un foro sobre el tema y la traductora Natalie Soper hizo un experimento contratando traducciones en esta plataforma. Si tienes curiosidad por ver qué descubrió, pincha aquí. Básicamente, y a modo de destripe, te cuento que la gente no fue muy profesional. De nuevo, para meter la cabecita en traducción y mantenerse, da igual el método para encontrar trabajo que elijas: debes trabajar bien, ser serio con las entregas y mantener una buena comunicación con el cliente.

Si quieres más información, tienes todas estas plataformas analizadas con sus pros y sus contras en Smartcat o en Website Planet, donde encontrarás esta tabla tan maja:

Tabla comparativa con varias plataformas de traducción, de Adam Warner.

Bien, ya hemos visto agencias y plataformas, pero tampoco te quedes ahí. ¿Se te había ocurrido enviar tus datos a empresas de importación/exportación? Puede que tengan documentación que necesiten traducir. ¿Y despachos de abogados? Si eres traductor jurado, tal vez puedan enviarte trabajo cuando lo requiera alguno de sus clientes. Y el mejor consejo que me dieron jamás y que siempre doy: que todo el mundo sepa que eres traductor. Desde tu tía la del pueblo al vecino del quinto tercera, porque en nuestra profesión —como en muchas otras— funciona muy bien el boca a boca y nunca se sabe quién puede necesitar tus servicios en un futuro.

Otra pregunta del millón cuando hablamos de empezar en este mundillo es «¿Tengo que estar dado de alta y pagar mis autónomos?». Sí y ahora es más fácil porque tienes la ventaja de acogerte a reducciones los primeros años. Además, digo este «sí» rotundo en esta cuestión porque puede que haya clientes que no te pidan ningún papel, pero otros (agencias, sobre todo) piden que estés dado de alta y querrán ver el documento en cuestión; muchas te piden el certificado de contratistas cada año para comprobar que estás al corriente de las obligaciones fiscales.

En este aspecto, te aconsejo que pidas cita con un gestor (si no me equivoco, la visita puede rondar los 30-40 €, según la zona) para que te guíe como es debido. Muchos damos consejos en Twitter, blogs y redes en general, pero es una cuestión demasiado importante para dejarla en manos de gente no experta en estas lides, aunque lo hagamos con buena fe.

Las asociaciones de traductores también pueden serte útiles en este aspecto, puesto que ofrecen orientación, además de cursos variados. No olvidemos que asociarse es una buena idea porque juntos somos más fuertes. Si aún eres estudiante, entérate de lo que organiza la Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación (AETI) en tu universidad. Si ya has terminado tu formación, échale un vistazo a ASETRAD, ATRAE (centrada en TAV), ACE Traductores (para los traductores editoriales), APTIJ (especializada en traducción jurídica y jurada), AICE (para los intérpretes) o Tremédica (para traductores y redactores del ámbito médico) y las demás asociaciones de las distintas zonas y comunidades autónomas: APTIC en Cataluña, La Xarxa en la Comunidad Valenciana, AGPTI en Galicia, ASATI en Aragón… y muchas otras de las que seguro me olvido y espero que me disculpen.

Si quieres más información para empezar, te recomiendo el librito de Celia Rico, Guía de supervivencia para traductores (Pie de Página, 2018), y, sobre todo, La profesión del traductor e intérprete: claves para dar el salto al mundo laboral, de Purificación Meseguer y Ana María Rojo (Trea, 2018); ambos están reseñados aquí y aquí. De este último, te parecerá especialmente interesante el capítulo «Iniciar la carrera de traducción en el sector privado», de Inmaculada Vicente López, en el que desgrana los pasos que debes seguir para empezar.

Para no extenderme más lo dejo aquí, aunque ya sabes que puedes consultarme lo que sea por las distintas redes. Sobre todo, no te desanimes. Como en cualquier profesión, cuesta arrancar y hay que trabajárselo mucho, pero merece la pena. Deberás ser una hormiguita e ir paso a paso, sin prisa pero sin pausa. De diez correos enviados quizá solo te respondan a uno. Suspenderás algunas pruebas de traducción, pero aprobarás muchas otras (nadie lleva la cuenta de las veces que metes la pata, de verdad). Todos hemos pasado por esto, créeme, y nadie te regalará nada, pero se puede vivir de la traducción. Sé profesional y que tu trabajo hable por ti. Y recuerda, por favor, que no es ningún fracaso trabajar de otra cosa hasta que puedas mantenerte únicamente con la traducción.

Te deseo mucha suerte en esta andadura.

Vídeos y pódcast de traducción para aprender y divertirte durante la cuarentena

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Seguimos a medio gas por la crisis de la COVID-19. Parece que está todo en el aire: algunas semanas entra mucho trabajo; otras, nada. Algunos compañeros van desbordados y otros no reciben encargos desde hace días. Algunos pagos se demoran y la incertidumbre se palpa en el ambiente.

En momentos así no sabes si empezar a buscar trabajo o aprovechar esta etapa tan rara para retocar el currículo y seguir formándote. Cualquier opción es buena. Decidas lo que decidas estará bien. Lo más importante —en mi humilde opinión— es no sobrecargarte con obligaciones, sobre todo las que te impones tú mismo. ¿Te apetece hacer un curso de traducción mientras andas mano sobre mano? Perfecto. ¿Quieres empezar ya a buscar clientes porque este momento de parón es ideal para hacer pruebas de traducción? Perfecto también. Que no te abrume y te pese no haber leído ya cinco libros al mes, haber hecho las 25 sentadillas al día o haber horneado ya los diez panes y cuatro bizcochos de rigor. Take it easy!

Pero en esta situación tan distópica que vivimos sí hay cosillas que podemos hacer para seguir formándonos como traductores y disfrutar al mismo tiempo y es que cada vez son más los compañeros que usan las redes para echar un cable a los demás y que suben vídeos y podcasts con pildoritas, entrevistas o debates acerca de la traducción. Así pues, de esto vamos a hablar hoy, aunque estoy convencida de que ya conocerás a la mayoría.

1. ATRAE

Aunque no va en ningún orden específico, empiezo con el canal de la asociación ATRAE, porque la iniciativa (de Mario Pérez, si no me equivoco) de reunir a varios compañeros y especialistas en varias cuestiones de la traducción audiovisual me parece fantástica.

Aquí tenéis el primer vídeo de la serie «Las quedadas de ATRAE» centrado en la traducción del humor, pero en su canal encontraréis muchas más entregas.

2. En Pantuflas

Marina y Paola llevan ya 105 episodios de su podcast En Pantuflas, en los que abarcan todo tipo de temas, pero siempre desde el humor y el salero que las caracteriza. Como ellas mismas describen en su página: «En Pantuflas es un podcast que buscar dar voz y valor a la profesión del traductor. En cada episodio, las conductoras Paola y Marina los llevarán a recorrer un camino diferente, reflexionar sobre cuestiones de la traducción, debatir sobre noticias de la industria y entrevistar a profesionales que son exitosos en lo que hacen y que tienen muchos consejos interesantes para compartir con traductores e intérpretes. Pero, además de informar, En Pantuflas busca entretener y permitirles a los traductores divertirse un rato y reírse de lo que hacemos que, muchas veces, nadie entiende como otro colega que está en la misma».

Tuve el placer de que me entrevistaran en el episodio 57 y me lo pasé fenomenal; hablamos de humor, redes y muchas cosas más.

Ah, ¡y no os perdáis sus karaokes!

3. Traducción jurídica

Los compañeros de Traducción jurídica, Ruth y Fernando, son de sobra conocidos en esta rama de la traducción y en su canal de YouTube suben vídeos sobre su especialidad, aunque también hay cabida para consejos sobre tarifas o sobre cómo empezar en traducción, como este:

Por cierto, el 28 y 29 de mayo organizan un taller sin coste: Cómo orientar tu carrera para vivir de la traducción (en el mundo post COVID-19) al que os podéis apuntar aquí: http://bit.ly/2WcOCCI.

4. The Translation Show

The Translation Show es un espacio de noticias, entrevistas, recursos y mucho más sobre traducción e interpretación conducido por Rafael López Sánchez y Damián Santilli. En el blog de Rafael, Jugando a traducir, encontrarás la declaración de intenciones del canal.

Barriendo para casa, os dejo como muestra la entrevista que me hicieron hace ya un tiempo.

5. Trágora Formación

Las compañeras de Trágora tienen canal propio en YouTube y en su serie #HangoutsTrágora podréis encontrar multitud de entrevistas a profesionales del sector. Gabriel Cabrera, su ínclito presentador, maneja con destreza todos los temas y entrevistados. En una ocasión hablé con Gabriel sobre traducción editorial, pero para no saturarte, te dejo con este vídeo en el que Xosé Castro habla de cómo aumentar nuestra cartera de clientes, algo que siempre viene bien.

También tienen otro tipo de vídeos: la serie #Asociatrad, sobre las distintas asociaciones de traductores, y #TFTRAD, en la que los recién egresados cuentan los entresijos de sus TFG. ¡Hay para todos los gustos!

6. Traduversia

Traduversia son Pablo Muñoz y Rafael López y ofrecen cursos de traducción desde su web, pero también tienen un canal en YouTube en el que podemos encontrar, sobre todo, vídeos prácticos sobre software de traducción. Además tienen un pódcast en el que tratan otras cuestiones, como este episodio en el que hablan de sus inicios en el mundo de la traducción, de por qué estudiaron Traducción e Interpretación y cómo encontraron su primera experiencia laboral.

7. El idioma del cine

Judit Jiménez Cuenca es El idioma del cine tanto en Twitter como en YouTube y sube periódicamente vídeos sobre películas, series y lanzamientos varios, pero también tiene vídeos relacionados con la profesión que podéis encontrar aquí.

En esta entrega, por ejemplo, varios compañeros hablan de cómo fue su primer encargo:

8. Laura Traducción

Por último, pero no por eso menos importante, está Laura López, que tiene un blog desde hace un tiempo y recientemente se ha lanzado a los vídeos en directo en su cuenta de Instagram, que luego sube a YouTube. Ahora mismo podéis encontrar entrevistas a Quico Rovira-Beleta y Pilar Ramírez Tello.

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¿Qué os han parecido estos canales? ¿Ya los conocíais? ¿Me dejáis en comentarios otros que os gusten? ¡Hasta la próxima!

Pinceladas del curso de traducción romántica y erótica

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Hoy empieza la tercera edición oficial del curso de traducción romántica y erótica con AulaSIC y me acabo de dar cuenta de que no había hablado de él por aquí. A veces parece que me cuesta vender(me). ¿También te pasa?

Bueno, pues voy a ponerle remedio. En la entrada de hoy te cuento qué incluye el curso y cómo funciona. Para empezar, el objetivo del curso es dar a conocer y practicar la traducción romántica y erótica en la combinación EN-ES. Pero no solo eso, además de descubrir la terminología, el tono y las demás cuestiones propias del género, también es una forma amena de conocer la traducción editorial. En el curso hacemos hincapié en el mercado específico de este tipo de traducciones y en las oportunidades para introducirse en él.

Veamos los módulos y materiales que integran el curso:

Módulo 1. Introducción a la traducción romántico-erótica. Los clásicos 

En este módulo comentamos algunas de las obras clásicas más relevantes del género erótico-romántico. También vemos aspectos prácticos de la traducción editorial como las técnicas de traducción aplicadas al formato de los diálogos o los errores más comunes en este género para empezar a traducir desde cero con solidez.

Material de soporte: 

  • Dosier con el temario
  • Apuntes sobre el formato de los diálogos
  • Apuntes sobre diferencias léxicas, morfológicas y de puntuación entre inglés y español
  • Compendio de errores comunes en traducción editorial
  • Muestra de traducción

Práctica: Traducción de dos textos clásicos.

Módulo 2. La novela romántica en la actualidad: histórica y moderna 

En este apartado profundizamos en los distintos géneros de la romántica, haciendo hincapié en los subgéneros más actuales, y vemos las estructuras, tópicos y líneas narrativas más habituales que nos ayudan a entender mejor el contexto de cada historia.

Material de soporte: 

  • Dosier con géneros y subgéneros
  • Comparativa de traducciones
  • Glosario

Prácticas: Traducción de dos textos de novela romántica (histórico y actual).

Módulo 3. La novela erótica y coqueteos con el BDSM

En este módulo descubrimos los entresijos de la novela erótica y vemos la gama de instrumental que podemos esperar en aquellas historias con BDSM. Además, vemos una pincelada de la traducción homoerótica con un fragmento actual.

Material de soporte: 

  • Dosier con teoría sobre las novela eróticas
  • Glosario con jerga sexual
  • Vocabulario erótico
  • Ejemplo de narrativa erótica en español

Prácticas: Traducción de tres fragmentos de novelas eróticas. 

Módulo 4. El mercado de la traducción romántico-erótica 

En este módulo hablamos de editoriales que publican el género, abarcando números y ventas. Vemos también cómo acceder a esta rama de la traducción y cómo se hace una propuesta editorial con su correspondiente informe de lectura.

Material de soporte: 

  • Capítulo completo e información de contexto para la práctica final
  • Modelos de informes de lectura

Sesión online conmigo para hablar del mercado editorial y responder a cualquier duda.

Práctica final: Traducción.

Aunque normalmente en los cursos de AulaSIC las prácticas son autocorregibles tras haber rellenado un cuestionario por módulo (que es parte de la nota final), en este curso reviso y comento todos y cada uno de los textos traducidos para que el alumno aprenda de las correcciones.

¿Qué más ofrece el curso? Hay un foro llamado tutoría en el que, además de cuestiones organizativas, también hablamos de temas relacionados con la traducción y luego hay un foro por módulo para debatir sobre los ejercicios o plantear dudas sobre el tema en cuestión. Evidentemente, tienes línea directa conmigo y, además de usar los foros, puedes preguntarme lo que necesites por privado.

¿Cuál es el perfil del alumno? Hasta ahora ha habido de todo, desde estudiantes de último curso de TeI, recién egresados y traductores de otras ramas y géneros. La única condición indispensable es saber usar bien los dos idiomas, el inglés y el castellano.

¿Cuánto tiempo dura? Normalmente se dispone de un mes para presentar todo. En la edición normal del curso, cada semana se abre un módulo para ir paso a paso, aunque no es necesario haber entregado las prácticas del módulo 1 para acceder al 2, por ejemplo. En la edición especial que aún está en curso durante este confinamiento por la COVID-19 (con ediciones que empiezan cada miércoles), tienes los cuatro módulos abiertos desde el principio y puedes organizarte como prefieras. Y lo mejor es que, en caso de ir con el tiempo justo, siempre puedes pedir una extensión, aunque normalmente hay margen suficiente.

Y eso sería más o menos todo. Si tienes alguna duda, puedes preguntarme a mí o acudir a AulaSIC, que a fin de cuentas es quien lo gestiona todo y se ocupa de precios, promociones y demás.

Si no nos vemos por el curso, ya sabes, ¡nos seguimos por las redes! Cuídate mucho. #StaySafe

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XIX)

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Con esta primera entrada de 2020 despedimos la serie de artículos de recién graduados o, por lo menos, su publicación regular. Como sabéis, el blog siempre está abierto a colaboraciones si queréis hablar de vuestra experiencia o dar vuestras opiniones.

En esta ocasión, Enya Fernández y Celia M. Duro nos cuentan brevemente su vida después del grado.

ENYA FERNÁNDEZ

He de decir que cuento con muy poca experiencia porque me gradué en 2018. A pesar de esto, cuando terminé tercero de carrera, hice unas prácticas extracurriculares de traducción técnica en una compañía danesa dedicada a la fabricación, venta, instalación y mantenimiento de aerogeneradores. Cuando terminé las prácticas, decidieron contratarme y estuve durante un año y medio aproximadamente trabajando con ellos como traductora en plantilla. Esta experiencia me sirvió, además de para conocer los entresijos de la traducción técnica, para darme cuenta de que no quiero trabajar en plantilla, ya no solo por el tema de las tarifas sino por la poca independencia que tienes: estás ceñida a horarios, tienes que desplazarte, etc. Por esto, he decidido hacerme autónoma.

Actualmente me encuentro lidiando con los «problemas» del principiante: encontrar clientes, pasar pruebas de traducción, conseguir encargos en agencias, etc. En definitiva, estoy intentando hacerme un hueco en el mercado.

*Podéis escribirle un correo. Y si queréis conocerla un poco más, participó en una charla #TFTRAD con Trágora: https://www.tragoraformacion.com/traduccion-agroalimentaria/.

CELIA M. DURO

Cuando terminé la carrera y tuve que plantearme qué hacer, el máster ya no era una opción porque me había quedado una asignatura para septiembre y no iba a conseguir entrar en el que quería. Tampoco me veía preparada para empezar a buscar clientes y darme de alta como autónoma, así que me quedaba la opción de trabajar por cuenta ajena.

Ni siquiera había presentado el TFG cuando, por casualidades de la vida, encontré una beca para una agencia de comunicación en la que pedían redactar un post. Me animé pensando que no iba a llegar a ninguna parte y porque siempre me ha gustado escribir.

Era una especie de concurso en el que el premio era un contrato de 6 meses y así fue cómo empecé a trabajar en el mundo de la comunicación. Estos primeros meses, seguidos de un contrato de otros 6 más, me ayudaron a ampliar mis servicios y a especializarme casi sin quererlo. Aprendí a redactar contenido web y el famoso copywriting, a saber qué es el SEO, a programar y a gestionar redes sociales y, por supuesto, a traducir y localizar páginas web. Después de esa experiencia pude empezar otras prácticas en una agencia de traducción que se especializa en marketing y localización web y creo que, gracias a la casualidad de aquel concurso, he ido definiendo mi carrera poco a poco.

Mi consejo a los que acaban de terminar la carrera es que no se cierren ninguna puerta, que el mundo de la traducción es mucho más amplio que traducir siendo autónomo o en una agencia de traducción y que nunca se sabe cómo te puede ayudar una experiencia distinta en el futuro. También les diría que no pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio. Poco a poco, con paciencia, llegará.

*Su perfil de LinkedIn es este: https://www.linkedin.com/in/celia-martinez-duro/.

***

Como sabéis, a lo largo de toda esta serie he querido dar mi opinión o comentar algo sobre los testimonios que me parecía importante. Hoy me voy a detener en esta frase de Celia: «No pasa nada por no empezar traduciendo desde el principio». No digo que sea un caso generalizado porque, por lo que veo en los estudiantes que he tenido en prácticas, los recién graduados trabajan en varias cosas: desde hacer de canguro a poner copas pasando por impartir clases particulares.

Por favor, que esto se os quede grabado a fuego: no es ninguna derrota no empezar a traducir al acabar el grado. En serio. Cualquier cosa que hagáis os dará experiencia y será un colchoncito para ir buscando clientes con relativa tranquilidad. Que no os dé miedo aceptar un trabajo a media jornada con contrato, por ejemplo, porque se puede compatibilizar con la traducción autónoma. Yo empecé a impartir clases de inglés poco antes de terminar la carrera (con contrato) y las traducciones llegaron un poco después (como autónoma también). Ambas actividades pueden hacerse de forma legal y no son incompatibles. Eso sí, tienes menos tiempo para traducir, pero poco a poco. Calma. Es normal querer ver los frutos del grado después de esos años de inversión, pero todo llega; que no os dé apuro ir haciendo otra cosa hasta que empezáis a traducir.

No avanzo gran cosa porque estoy preparando un artículo sobre el tema, pero no os lancéis a hacer lo que hace todo el mundo porque es «lo que toca». No os sintáis mal si no habéis hecho un Erasmus como fulanito; no tenéis por qué hacer un máster como menganita si no os apetece; no os comparéis con nadie, por favor. Cada uno se labra su camino como puede según sus circunstancias. En un momento importante de cambio como es el paso de la Universidad al mundo laboral, sentaos, pensad qué queréis hacer e id a por ello. Hay trabajo y muchos caminos para conseguirlo, pero no tengáis prisa. Tiempo al tiempo.

Y hasta aquí la serie y la entrada de hoy. Encontraréis todas las demás entradas tecleando «testimonios» en el buscador del blog. Como siempre, tenéis los comentarios y mi correo para lo que necesitéis. ¡Feliz semana!

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XVIII) Sara Castro, Brandon Queen y Carla Meli

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SARA CASTRO

Cuarto de carrera es el año de las dudas en todas las facultades de TeI. Así estaba yo, empezando el último año y sin saber muy bien qué hacer después de una experiencia agridulce con algunas asignaturas y las expectativas deprimentes del sector que nos pintaba algún docente cenizo.

Una de las profesoras que sí estaba al pie del cañón invitó a una exalumna a hablarnos de las salidas después de terminar la ardua época en la que nos encontrábamos. Os destripo el final: esa exalumna ahora es mi jefa y una de las personas de las que más he aprendido a lo largo de mi trayectoria.

Unos meses después de esa charla, ahí estaba yo, delante de un ordenador en una oficina del centro de Madrid, acompañada por tres profesionales del sector y tecleando mi primera traducción fuera de las aulas. Mi primer día de prácticas también fue mi primer día en el mundo de la traducción. Empecé a gestionar proyectos, a hacer presupuestos, a buscar clientes, a traducir textos diferentes a diario (algunos resueltos mejor que otros) y, lo más importante, descubrí mi especialidad: la traducción audiovisual.

Ahora, dos años después y terminando el Máster de Traducción Audiovisual de la UAB, hago encaje de bolillos para compaginar el trabajo en plantilla con otras prácticas profesionales, esta vez en localización de videojuegos, con otra gran maestra del sector.

Como dice mi madre, a nosotros no nos regalan nada, así que no hay que quedarse de brazos cruzados y, sobre todo, no debemos conformarnos con lo que nos dan masticado en las aulas. En mi facultad, la TAV era la gran ausente —¿qué es eso, se come?— y las prácticas tenías que buscártelas por tu cuenta, así que, si no hubiera tenido la iniciativa de buscar fuera, no habría llegado hasta aquí.

¡Sed inconformistas y luchad por lo que os apasiona, pequeños traductores!

*Podéis encontrar a Sara en Twitter y en LinkedIn.

BRANDON QUEEN
Tras una licenciatura en historia del arte y francés y algunos años trabajando como mercadotécnico, cursé un año de posgrado en traducción en una universidad puertorriqueña —un programa que no me satisfacía— para luego seguir en un posgrado de filología con cursos de lingüística y comunicación. Por cuestiones económicas e institucionales, no completé ningún grado a pesar de pasar tres años estudiando. 

Durante el primer año en traducción, pude trabajar en el departamento como traductor, más o menos como aprendiz haciendo prácticas. Durante mi segundo año de estudios, trabaje como instructor de inglés en un centro Berlitz.

Después de todo eso, volví a trabajar como oficinista en Estados Unidos y al mismo tiempo fui voluntario durante unos meses, impartiendo clases de inglés a inmigrantes en una biblioteca pública. Esto duró hasta el año pasado, cuando me dieron de baja de mi trabajo. Alrededor de 6 meses después de esto, hacía traducciones (como voluntario) para un medio ciudadano de Venezuela (Aporrea Internacional). 

En otoño del año pasado, hice un curso de TEFL en un centro gestionado por el gobierno de Australia, ubicado en Vietnam, y ahora vivo en Corea del Sur, donde soy instructor de inglés en un centro de idiomas para adultos. 

Lo de no completar la carrera no me despistó tanto, pero no pude hacer todo lo necesario para lanzarme como traductor profesional después de dejar la universidad. Aprender todo lo relacionado con el mercadeo en línea, buscar clientes, obtener las credenciales necesarias y los gastos implicados en todo lo anterior mientras trabajaba y vivía en Los Ángeles (de California, n.b.) me impidió avanzar en el gran proyecto de ser un traductor profesional. Simple y sencillamente, no tuve los cojones para luchar 🙂 

Mi historia no es una exitosa que se puede compartir para dar ánimo a otros traductores aspirantes, pero no me doy por vencido. Sigo con ganas de ejercer esta profesión en el futuro, aunque ya acepto que no es para mañana, ni siquiera para los próximos años, sino que tiene que ser una meta de largo plazo. No sé si todo esto te sirve, pero te agradezco por la oportunidad de contar mi historia.

CARLA MELI

Mi nombre es Carla, soy de Mendoza, Argentina, y me recibí de Traductora Pública en el año 2013. Realmente no fue nada fácil el comienzo, considero que tiene que ver con que mi generación busca el éxito rápido, fácil y de manera simple. Al ser buena estudiante y simplemente estudiar y obtener buenas calificaciones, pensé que todo funcionada así. Pues no, mi experiencia comenzó con algunas traducciones legales de conocidos y luego el boca en boca fue ayudando a que ese tipo de trabajos (ya sean contratos, títulos, analíticos, etc.) fuesen en aumento. Hoy, esas traducciones particulares forman parte de mis ahorros.

Por otro lado, decidí incursionar como PM en una agencia y siento que he aprendido y sigo aprendiendo mucho día a día. Algunas horas soy PM y otras trabajo como QM. A pesar de ser roles muy distintos, ambos de cierta manera ayudan a formarme y debo decir que al traducir y editar sigo aprendiendo todos los días (ya sea del tema o del idioma en cuestión). Lo que me gusta de nuestra profesión es que aprendes todos los días y considero que para ser bueno, debemos capacitarnos siempre. Si encuentras un área que disfrutes, pues es genial destacarse, perfeccionarse, aprender, siempre aprender…

En mi opinión, tenemos una profesión donde hay que ir a buscar al cliente, ofrecernos, vendernos, destacarnos. El cliente rara vez vendrá a nosotros (solo esos clientes del boca en boca que necesitan una traducción porque viajan). Para tener clientes rentables y fijos creo que debemos empezar por dedicar horas y horas de búsqueda y paciencia. Vivimos en un mundo globalizado y si nos sentamos frente a una computadora a buscar, algo encontraremos.

Vuelvo al punto de partida: no esperemos que el primer cliente sea el mejor, aprovechemos para aprender, alimentemos nuestras ideas con nuestros colegas, estemos atentos a lo que pasa alrededor. Ese es mi consejo. Soy una persona bastante conservadora y hoy me siento bien trabajando contratada. No descarto en un futuro sumergirme a pleno en la vida autónoma y disfrutar de nuestra profesión desde otra perspectiva, donde seguramente deba enfrentar desafíos, pero a fin de cuentas, estamos capacitados y debemos explotar nuestras habilidades de resolución de problemas.

*Podéis poneros en contacto con Carla por Skype y en LinkedIn.

***

Abrirse camino no es fácil, como hemos ido viendo todas estas semanas. También hemos visto que no hay una única manera de llegar. Hay quien se busca las castañas nada más terminar el grado; otros empiezan con un máster o un posgrado. Otros ven la luz gracias a las prácticas profesionales.

Sea como sea, cada historia es personal e intransferible. Brandon, en este caso, sigue buscando su camino (de hecho, hasta se fue de Twitter hace un tiempo) impartiendo clases en varios países; Sara quizá no hubiera llegado donde está sin esa charla en su universidad; Carla empezó a traducir para su círculo más cercano y acabó en plantilla. Traducir es aprender, es esforzarse, es especializarse, pero sobre todo es buscar, porque no todas las oportunidades vienen solas.

¡Hasta la próxima!

Un puñado de primeras veces

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Una de las cosas que más me gusta de esta profesión es que siempre aprendes cosas nuevas y, normalmente, salen encargos y proyectos que te empujan a salir de tu zona de confort.

Cada traducción es distinta a la anterior; un mismo día puedes estar traduciendo sobre un niño y su amigo imaginario, sobre medidas contra el acoso escolar y sobre una empresa de alquiler de coches. No digo que no haya trabajos más rutinarios o más aburridos, hay de todo, pero en la variedad está el gusto y en este oficio suele darse en abundancia.

Sin embargo, estos últimos días he salido de la burbuja a lo grande. Para poneros en situación, empecé a colaborar con la editorial Mai Més hace unos meses con la traducción al catalán de Trail of Lightning, El rastre del llamp, de Rebecca Roanhorse, una novela distópica con protagonista femenina muy cañera y trasfondo navajo muy interesante. ¡Y ganadora del premio Locus, por si fuera poco!

Para mí, esta fue mi primera incursión en el género fantástico, por el que siempre he tenido bastante respeto. Los lectores son muy exigentes (como debe ser, por otro lado), no había tocado ciencia ficción desde mi adolescencia y no había leído a grandes como Sanderson o Pratchett (shame on me!). Aun así, me informé sobre el libro, me gustó y vi que no pertenecía a ninguna saga ya empezada. Recalco esto porque llegar a una saga a medias es complicado; debes empaparte bien del mundo creado en el libro, el estilo y la terminología propia.

Disfruté mucho con esta historia (os la recomiendo si sabéis catalán y, si no, creo que se han adquirido ya los derechos para traducirla al castellano), el libro quedó de diez y también por primera vez mi nombre apareció en una cubierta.

Pero lo que me empujó a salir de la burbuja de mi despacho fue hacer de intérprete para la autora en su visita a Barcelona. Los editores de Mai Més, más majos que las pesetas, me pidieron si podía echarles una mano aunque no fuera intérprete. Necesitaban interpretación para la presentación de la autora a varios periodistas y blogueras y, posteriormente, para el encuentro con lectores en la librería Gigamesh, templo friqui por excelencia.

Presentación de Rebecca a la prensa en la librería Gigamesh
este pasado viernes.

No sabéis los nervios que me entraron. Si me leéis por redes, sabéis que siempre he alabado el trabajo de los intérpretes, lo respeto muchísimo y me parece realmente encomiable. Solo había hecho un par de interpretaciones para empresas y de eso hacía muchos años. Además, siempre digo que tengo poca memoria y, claro, no dejaba de imaginarme ahí delante de la gente boquiabierta y con la mente en blanco.

Así pues, me preparé la tarea como si fuera un examen, de algún modo lo era. Lo mejor fue que gran parte de esa documentación ya estaba hecha. Cuando traduzco un libro suelo apuntar las directrices que sigo para que puedan ayudar después a la correctora y la editora. Apunto las dificultades o las curiosidades terminológicas y algunas cuestiones más para entender mejor el contexto. En este caso, me había hecho también un glosario porque en la novela aparecen muchos términos en navajo.

Fragmento de los apuntes que me fueron de perlas también para interpretar.

Llegó el viernes, la prueba de fuego después de tanto tiempo sin desempolvar mis herramientas de interpretación, y la experiencia fue muy grata. Además, por primera vez (¡otra primera vez!) conocía a una autora a la que había traducido y me hizo mucha ilusión. Debo decir que en este caso, muchos asistentes sabían inglés, lo que supuso una ventaja.

Ayer volvimos a reunirnos para que los lectores conocieran a Roanhorse y pudieran preguntarle lo que quisieran. En este caso me encargaba no solo de la interpretación, sino también de hacerle las preguntas y de servir de enlace con los asistentes. Esta vez iba bastante más tranquila porque ya había tenido contacto con la tarea la semana anterior, había practicado la toma de notas, conocía a la autora y, sobre todo, su acento y su forma de hablar. También me había leído entrevistas anteriores, con lo que tenía una idea aproximada de los temas que podían salir.

Encuentro de Rebecca Roanhorse con los lectores en la librería Gigamesh.

Me sentí muy cómoda y creo que eso al final se nota. No soy intérprete profesional (siempre he separado bastante traducción de interpretación), pero creo que al final conseguí transmitir bien su mensaje. Y, por supuesto, me alegro de haberme atrevido a salir de mi zona de confort.

En definitiva, con preparación y sin subestimar ningún encargo, si nos vemos capacitados va bien de vez en cuando salir de nuestra burbujita y lanzarnos a probar más primeras veces. Puede que nos guste tanto que no se quede en esa primera vez.

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Reseñas:

Fuentes de información sobre la cultura de los navajo:

Acabo de terminar el grado. ¿Y ahora qué? (XVII) Ana Cano y Cristina Felipe

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ANA CANO

Soy Ana, de Barcelona, y a continuación os doy las claves que creo que me ayudaron a encontrar mi trabajo actual. En 2017, justo al acabar el máster de traducción, encontré trabajo como traductora in-house. Yo estaba totalmente convencida de que la única opción realista iba a ser trabajar como autónoma, así que mientras estudiaba leí muchísimo sobre cómo ser freelance y empecé a hacerme mi propia web. Pero no me cerré las puertas y, a la vez, iba consultando webs de empleo generalistas como InfoJobs o especializadas como Multilingual Vacancies y la recopilación semanal de ofertas de Trágora. En alguno de estos canales vi una oferta que me interesaba y preparé mi solicitud a conciencia. Para escribir la carta de motivación, mi pregunta de partida fue: ¿Cómo puedo contribuir a que a esta empresa y departamento concreto les vaya bien? Consulté su web para entender cuál era su misión y valores y utilicé su propio lenguaje y palabras clave de la descripción del puesto. Adapté la estructura de la carta y del currículum y destaqué cosas estratégicamente para que fuera fácil ver cómo mi perfil se ajustaba a lo que pedían.

Para preparar la entrevista, investigué cuáles eran las principales preguntas que se suelen hacer, me preparé las respuestas por escrito y las practiqué con alguien cercano. Sabía que iba a estar nerviosa y cuanto más preparada estuviera, mejor. Al día siguiente, les escribí un correo para agradecerles la oportunidad y aproveché para subrayar un tema que había surgido y que era muy importante para ellos, y por el que quizá yo había pasado un poco por encima. Pasaron dos semanas y no había recibido respuesta, así que les escribí para preguntar cómo iba el proceso de selección; para demostrar mi interés, a la vez aproveché el correo para mandarles información sobre otro tema que había surgido durante la entrevista. Sobra decir que redacté y corregí con atención cada mensaje que  mandé, desde el primero de respuesta a la oferta hasta el último.

Finalmente, al cabo de unos días, recibí la respuesta esperada: ¡me ofrecían el puesto! Me habían comentado que se habían presentado muchos candidatos y yo, en lugar de pensar que entonces tendrían más donde elegir, pensé: «En ese caso, es que valoran mi perfil y cómo lo he hecho durante el proceso». Y entonces hice algo que nunca pensé que haría en mi vida: negocié el sueldo que me ofrecían y conseguí que me lo subieran un poco. En mi opinión, tenemos muy asumido lo de «si no te cogen a ti, cogen a otro» y muchas veces no nos damos cuenta de nuestro valor y de que si una empresa decide apostar por ti, es por algo.

Espero que mi historia os ayude en vuestra búsqueda laboral 🙂

Aunque ser autónomo suele llamar más la atención,
no hay que descartar los trabajos en plantilla.

CRISTINA FELIPE

En 2015 terminé el grado en Traducción e Interpretación por la Universidad Complutense de Madrid. Durante ese año, mandé mi currículum a muchas empresas pero, al no tener experiencia ni poder firmar un acuerdo de prácticas (entre empresa y centro universitario), no encontraba trabajo.

Decidí no quedarme parada y opté por seguir ampliando mis conocimientos: hice un curso de Corrección profesional y, el año siguiente, me matriculé en el Máster de Traducción y Nuevas Tecnologías: Traducción de Software y Productos Multimedia, del ISTRAD.

En la última parte del máster, había que decantarse por un proyecto práctico (con prácticas en empresa) o por uno de investigación, y escogí el primero. Empecé las prácticas a media jornada en una empresa de Madrid; por si a alguien le interesa, sí, fueron remuneradas. Trabajé allí durante seis meses y me sirvió para hacer contactos, para ver cómo se trabaja en una empresa y cómo funciona verdaderamente el sector.

Después de las prácticas, tuve otro trabajo que no está relacionado con la traducción pero que me ayudó mucho a ganar confianza y seguridad en mí misma, algo que nunca está de más.

Unos meses después, ya en paro, apareció de la nada una empresa y me ofreció un proyecto de traducción. Era grande (para ser el primero) y me pareció una buena oportunidad para empezar. Me di de alta de autónoma tras darle muchas vueltas, aunque con rapidez, porque, en estos casos, el tiempo corre en tu contra. Uno de los argumentos que me convenció es que la cuota de autónomo tenía una tarifa plana de 50 €. Con este proyecto, ya me daba para pagar varios meses, así que, por qué no intentarlo.

Empecé a enviar mi currículum, a contactar con empresas y con algunas personas con las que había trabajado y, poco a poco, me iban enviando encargos. Ya llevo un año como traductora autónoma y no me arrepiento de haberlo hecho, aunque no todo ha sido un camino de rosas.

Ese primer cliente que se puso en contacto conmigo tardó más de seis meses en pagarme. Debí sospechar que no era muy normal que contactara conmigo una empresa que no conocía, pero pequé de ingenua —¿cómo iba a estafarme una empresa que me había dado todos sus datos y que no tenía mala nota en internet ni en ProZ?—. Finalmente, tras muchos correos a los que no contestaban, recibí el pago, pero estuve a punto de denunciarles. Por suerte, la única medida que tuve que tomar fue la de escribir algunas reseñas sobre lo que había ocurrido. Me parecía muy importante que los que vinieran detrás supieran lo que había pasado.

No obstante, a pesar de ese mal rato, he ido consiguiendo (mejores) clientes poco a poco. Es una tarea difícil y, a veces, un poco frustrante, pero siempre que tengo un rato libre, aprovecho para enviar mi currículum a empresas. Puede que se pongan en contacto conmigo un año después, pero por mí que no quede.

No, no existen las recetas ni las pildoritas mágicas para el éxito. Además, el éxito representa cosas distintas para cada persona.

En definitiva, creo que es importante tener una experiencia previa y contactos, andar con cuidado con nuevos clientes o con ofertas sospechosas, tener un asesor o alguien cercano que pueda echarte una mano con la parte de contabilidad y fiscalidad, saber reconocer los errores y subsanarlos de la mejor manera posible, así como defender tu trabajo con argumentos. Por supuesto, esto no es la receta del éxito, pero son algunos de los aspectos básicos que he aprendido a lo largo de este año.

**Podéis poneros en contacto con Cristina por correo y por LinkedIn.

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Tesón y constancia. Las compañeras de hoy lo tienen muy claro. Ana nos demuestra que hay otras vías, como la del traductor en plantilla, para ganarnos las habichuelas. Cristina se lanzó a la piscina de los autónomos en cuanto recibió un encargo jugoso y ha seguido buscando clientes sin parar.

Como hemos visto, no hay recetas mágicas ni caminos únicos para desenvolverse y vivir de la traducción; podemos labrarnos futuros distintos repletos de posibilidades. Ya nos lo dice Cristina, no es un camino de rosas, pero con trabajo, formación y una pizca de suerte, es posible.

Gracias por vuestros testimonios y, ya sabéis, si queréis contribuir con el vuestro, dadme un toque. ¡Nos vemos en la próxima entrega!