Etiquetas

, ,

Shaila Mélmed nos trae esta semana un testimonio tan extenso y completo que merecía un artículo único. Consejos y sentido común a raudales. Le cedo la palabra:

Aún recuerdo la primera vez que nos dijeron durante la carrera que podíamos empezar a trabajar ya. ¿Trabajar? ¿Nosotros, estudiantes? Llevábamos dos años estudiando y parecía que el tema laboral era algo tabú. Mucha teoría y poca práctica y, de repente, una profesora de una asignatura optativa había entrado en el aula pisando fuerte y nos había enseñado una factura, una lista de tarifas (¡por fin se había desentrañado el gran misterio de cuánto cobraba un traductor!), un ejemplo de una carta de presentación y primeros contactos, un presupuesto… Nuestros ojos y nuestras mentes se abrieron de golpe.

Pero su ayuda no se limitó a enseñarnos y darnos plantillas (las cuales aún conservo y sigo utilizando), sino que también nos orientó para que empezáramos a darles uso. Nos dio unos pasos simples pero importantes:  

  1. Redacción de documentación
  2. Seleccionar el mercado y especialización al que nos queremos dirigir
  3. Hacernos visibles en internet
  4. Especialización
  5. Envío de CV

1. Redacción de documentación: aquí, obviamente, lo primero que nos viene a la mente es el currículum. Lo que yo hice fue prepararlo en mis idiomas de trabajo. Hay muchas páginas, blogs y vídeos de profesionales de la traducción donde podréis encontrar plantillas, ejemplos, consejos y errores más frecuentes. También sería interesante tener preparado de antemano una lista de tarifas en varios idiomas, modelos de facturas… estos pasos nos ahorrarán tiempo en un futuro.

2. Seleccionar el mercado y especialización al que nos queremos dirigir: es importante tener claro el mercado que va a ser nuestro objetivo, porque esto nos ayuda a saber cómo acercarnos a él. Dependiendo de tu área de especialización, puedes empezar a colaborar en proyectos sin ánimo de lucro donde puedes adquirir mucha experiencia. Yo, por ejemplo, estuve un tiempo traduciendo anuncios para ONGs o aplicaciones para móviles financiadas con crowdfunding donde gané confianza y trabajos que añadir a mi CV. Hace poco vi un proyecto muy interesante de varias chicas que estaban a punto de acabar la carrera y habían creado una antología de traducciones de relatos como forma de salir al mundo laboral, para mostrar un ejemplo de su trabajo.

3. Hacernos visibles en internet: este es el modo de decir que estás en el mercado, de conectar con colegas de profesión y de contactar con futuros clientes. Si estás leyendo esto ahora mismo y no tienes, como mínimo, un correo profesional, ve corriendo a hacértelo. Personalmente, te recomiendo uno de gran capacidad y que tenga herramientas adicionales como Gmail, donde también sería interesante añadir una firma con tus datos cada vez que envíes un correo laboral. También he leído a otros compañeros que dicen que, aunque el currículum sigue siendo muy importante para el traductor, hoy en día es más producente mantener actualizado y completo el perfil de LinkedIn o crearse una página web sencilla. Siendo honesta, mi experiencia con LinkedIn no ha sido muy fructífera, seguramente porque no he invertido el tiempo suficiente en él. En cambio, sí puedo recomendarte con propiedad que te crees una página que te respalde cuando un cliente quiera informarse sobre tu trabajo y que sirva de tarjeta de presentación online, sobre todo si eres autónomo. Si en un principio no cuentas con medios económicos suficientes para conseguirlo, existen algunos gratuitos como WordPress, Blogger, Wix… Yo también tengo cuenta en Twitter donde sigo a otros compañeros, ya sean de mi rama de especialidad o no, y compartimos anécdotas de trabajo, consejos, búsquedas de trabajo, dudas, noticias que afectan a nuestro sector… es importante este intercambio que también puedes encontrar en bases de datos de traductores, foros de traducción, asociaciones y revistas especializadas. Compartir con los colegas de profesión, te ayudará a sentirte menos solo ante el gran gigante que puede parecer a veces el mundo laboral. Pero también puede convertirse en una recopilación de recursos y experiencia. Recuerdo que mis primeros pasos más serios los di después de leer en blogs y páginas personales cómo otros los habían dado antes que yo.

4. Especialización: una de las primeras cosas que aprendí y de las que fui consciente es que los idiomas son algo que está en constante cambio, por lo que no podemos quedarnos atrás si queremos que sigan contando con nosotros. Nuestra carrera es una de formación continua. Existen másteres, postgrados o cursos en modalidad presencial u online que pueden ayudarnos a especializarnos y seguir aumentando nuestros conocimientos. También tengo que añadir que existen cursos, charlas y clases magistrales gratuitas en internet o, por ejemplo, tutoriales sobre herramientas de traducción a los que podemos acceder con un solo clic. Hacerte un hueco en un nicho particular es conseguir que los clientes se interesen por ti porque ofreces algo que nadie, o pocos más, pueden ofrecer.

5. Envío de CV: resulta casi imprescindible diferenciar el destinatario de nuestro currículum entre clientes directos o empresas de traducción, porque dependiendo de si se trata de unos u otros, será más útil usar según qué métodos para aproximarnos a ellos. Según mi experiencia, el CV es lo que suelen pedir las agencias de traducción junto a alguna prueba, mientras que con los clientes directos me ha funcionado el ponerme yo en contacto exponiéndoles por qué iban a necesitar mis servicios para un proyecto concreto; mandar un correo personalizado, por ejemplo, a una editorial cuya línea de publicación hubiera revisado antes y adjuntara ejemplos de traducciones similares, sin necesidad de que me pidan el CV. En algunas ocasiones, aunque no te cojan en un primer momento, se quedan con tu propuesta por si les interesa más adelante.

Tres consejos de propina:

1. Existe una leyenda urbana de que si buscas todo el tiempo palabras en diccionarios mientras trabajas, no tienes ni idea de traducir, o no sirves para ello. Nos acostumbran en los exámenes a no tener material de apoyo a mano pero, a medida que leas experiencias de traductores pro, verás que esto es falso, que todos buscamos palabras y definiciones todo el tiempo porque esto significa que quieres el término más adecuado para ese contexto. No sientas que sabes menos por eso, ¡recuerda que no somos diccionarios andantes!

2. Que no te dé miedo trabajar en campos similares y no en trabajos estrictamente de traducción. Yo, por ejemplo, he estado bastantes años dando clases de inglés que me ayudaban a pagar.

3. Una buena inversión inicial que puede resultar complicada al principio, pero que agradeceremos a la larga, es la que hagamos en hardware (equipo informático adecuado) y software (ofimática y herramientas de traducción). En cuanto a las TAO, no olvides que hay algunas gratuitas e igual de profesionales que pueden servirte de ayuda según tu especialización.

Espero que mi humilde experiencia te haya servido de ayuda, igual que leer el punto de vista de otros compañeros me ha ayudado siempre a mí. Si me permites un último consejo, es que practiques; nunca dejes de traducir, después de todo, a traducir se aprende traduciendo.

Podéis hablar con Shaila por Twitter, consultar su web o enviarle un correo.