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Dos semanas después del primer anecdotario ilustrado, hoy vuelvo con mis garabatillos para hablar de estas cosas nimias que pasan y que quizá vosotros hayáis sentido también en algún momento.
A veces es bueno tener pájaros en la cabeza
Tener ganas de hacer cosas y apuntar alto. Perder el miedo a salir de la zona de comodidad. Seguir tu instinto aunque existan riesgos o aunque los demás no estén de acuerdo. Cuando dije que quería estudiar Traducción muchos se extrañaron. ¿Con las buenas notas que sacas siempre? ¿Por qué no Derecho o Medicina, incluso? Pero cuando quieres algo de verdad, va bien tener algún pájaro que otro en la recámara.
Paso a paso pero sin perder el ritmo
Las cosas no suceden de la noche a la mañana. La agencia con la que trabajo más regularmente no me contestó el mail ofreciéndole «mis servicios de traducción» hasta casi un año después de habérselo enviado. Llevamos juntos siete años. ¿Quién me lo hubiera dicho cuando me desesperaba al no recibir contestación? Y me ha pasado bastantes veces más. Como suele decirse, la paciencia es la madre de la ciencia.
Encuentra tus fuentes de energía
Y no solo café, que es importante, pero no es lo principal. En mi caso saco energía de varios sitios: de los emails de agradecimiento de los clientes, de ver mi nombre escrito en un libro, del ratito que le dedico al dibujo y de los días que puedo salir en bici. Todo contribuye, aunque sean cosas aparentemente pequeñas.
Que las lágrimas no te impidan ver las estrellas
Sucederá. En algún momento meterás la pata. Hace unos años acepté un trabajo dos días antes de Navidad, era un trabajo aparentemente sencillo, que traduje y entregué a tiempo a pesar del poco margen que me dieron. Resulta que no hubo corrección posterior por parte de la agencia (con la que trabajaba por primera vez… y última) y hubo unos errores que, aunque pequeños, acabaron impresos en unos panfletos que tuvieron bastante difusión y que hubo que volver a imprimir. A nadie le gusta cometer errores y se pasa mal, pero de todo se sale. Todos fallamos, fracasamos o nos equivocamos alguna vez. Somos humanos. Aceptémoslo con humildad y sigamos adelante.
Cuidado con las relaciones absorbentes
Sí, me refiero al ordenador. ¡Y se me hace tan difícil! Es una herramienta indispensable para trabajar pero si no llevas cuidado, te absorbe, pierdes la noción del tiempo y la producción se va al garete. Reconozco que es una cuestión que aún tengo que pulir, por muchos años que hayan pasado ya. ¿Algún consejo para poder separarme de él sin dolor? 🙂
¡Hola!
Si te instalas http://www.manictime.com (o alguno similar), verás claramente el tiempo que pasas delante del ordenador y en qué lo inviertes. Es probable que te ayude a ver que, en verdad, no te interesa pasar tanto tiempo haciendo una determinada tarea o «cosa» frente al monitor porque seguro que hay algo que te interesa más y que no implica ordenador. Es cuestión de priorizar. A mí me ha servido, ¡a ver si a ti también!
¡Y bien por tus dibujos!
¡Hola!
Pues lo probaré, no lo dudes. Tengo que empezar a aprovechar mejor el tiempo.
¡Gracias por el chivatazo! 🙂
Creo que la mejor forma de escapar a esos tentáculos que has puesto (me encanta la imagen) es tener una fuerza de voluntad suficiente para no usar las redes sociales más del tiempo necesario, por ejemplo. Ahora bien, sé que esto es muy difícil, ya que Internet nos facilita el acceso a ellas con un simple «click» de ratón. Hay que esforzarse y obligarse a estar concentrados en lo que hacemos, sin distracciones. Suena fácil decirlo, pero sinceramente, no veo otra forma.
Sí, la verdad es que es cuestión de ponerle ganas, porque medios ya los hay.
Pero es tan fácil empezar mirando una cosilla e ir de página en página hasta consumir la mañana… en fin…
¡Gracias por comentar!
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