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audiovisual, doblaje, eh, interjecciones, lingüística, naturalidad, oh, onomatopeyas, oye, traducción
En doblaje ambos conceptos van bastante ligados. El producto doblado debe ser verosímil, que la lengua hablada sea prácticamente igual a la de la calle.
Las interjecciones son un tipo de palabras invariables con las que se expresan sentimientos y emociones, por lo que suelen pronunciarse con entonación exclamativa.
Las interjecciones se encuentran también en traducción literaria, sobre todo en las diálogos, que le dan naturalidad al texto, pero comparativamente encontramos muchas más en traducción audiovisual.
Su significado es expresivo: se emplean para expresar sentimientos del hablante (por ejemplo, impresiones repentinas como el dolor, la sorpresa, la admiración, etc.) o para influir en el receptor o receptores.
Las interjecciones no suelen realizar ninguna función sintáctica en la oración ni servir de enlace entre elementos de la oración. Sin embargo, algunas interjecciones pueden llevar un complemento introducido por una preposición. Estas construcciones se denominan frases interjectivas.
En general, las expresiones más aceptadas son:
El uso de unas interjecciones impropias u otras cambia con el paso del tiempo. Caracoles y cáspita eran antaño interjecciones de uso frecuente que hoy en día apenas tienen utilización en la lengua oral.
El caso de caracoles es un caso curioso de expresión española que ha pasado a formar parte de la «lengua traducida», según se expone en un artículo del Centro Virtual Cervantes. Hoy, por ejemplo, las que más encontramos por influencia del inglés son cielos y demonios.
A continuación daremos un repaso más exhaustivo a estas interjecciones.
Interjecciones
Por antonomasia, las interjecciones son un buen indicador de la lengua espontánea y, por tanto, de la pragmática (subcampo de la lingüística que estudia los principios de la comunicación humana y como el contexto influye en la interpretación del significado).
Martínez Álvarez (1990) las clasifica en tres tipos: (a) onomatopéyicas (adaptaciones fonemáticas de ruidos o acciones), (b) apelativas (destinadas a atraer la atención del interlocutor o imponer alguna actitud), (c) emotivas, las que manifiestan el estado de ánimo del hablante ante lo que expone, ante lo que experimenta interiormente o ante la situación en sí.
Afirma que cada interjección puede aludir a realidades muy diversas, solo deducibles gracias al contexto. Las referencias de las interjecciones son múltiples y variables de situación a situación, de manera que los límites de su aplicabilidad son siempre difusos. Por este motivo, resulta aún más complicado, si es posible, averiguar la finalidad comunicativa de una interjección en una situación muy concreta del diálogo de una lengua determinada para su traslado a otro idioma. La traducción de las interjecciones es, por tanto, terreno abonado para el calco pragmático si no se tienen en cuenta estas consideraciones.
1.1. Interjecciones onomatopéyicas
En audiovisual no encontramos muchas interjecciones onomatopéyicas, quizás por ser más propias de otras tipologías textuales y audiovisuales (dibujos animados destinados a un público infantil).
Un ejemplo puede ser:
- Pss-pss-pss-ss! Over here. — ¡Pst, pst, pst! ¡Estoy aquí!
1.2. Interjecciones apelativas
Esta modalidad no presenta muchas dificultades de traducción, ya que se trata de partículas que responden a usos pragmáticos bastante próximos en inglés y en español.
Algunos ejemplos que he encontrado a la hora de traducir productos audiovisuales:
- Uh, Dan! Come over here — ¡Oye, Dan! ¡Ven aquí!
- Oh, guys. Can you…? — Eh, tíos. ¿Podéis…?
- Hey, Leo. I’m the only friend… — Oye, Leo. Soy el único amigo…
Se han utilizado diversas partículas en inglés y yo también las he traducido de forma diferente en castellano dependiendo del contexto.
1.3. Interjecciones emotivas
Recordemos que son las que manifiestan el estado de ánimo del hablante ante lo que expone, lo que experimenta interiormente o ante la situación en que se encuentra. Responden a estas características algunos casos que se detallan, a continuación, según el tipo de emoción expresado:
a. Sorpresa, extrañeza, admiración, decepción, compasión, miedo (entre otras emociones y estados de ánimo que se deducen según la situación comunicativa y el contexto)
- Wow — Vaya
(Le pregunta a un personaje si está bien y él responde)
- Hell, yeah, man! It ‘rush! — ¡Ya ves, tío! ¡Un subidón! (El hell aquí enfatiza, pero tampoco hay traducirlo con una palabra malsonante, como suelen hacer los fansubs)
b. Acuerdo, asentimiento o aprobación
- Okey. All right. — Vale. De Acuerdo
- Uh-huh. Yeah. See, you know what? — Ajá. Ya. Mira, ¿sabes qué? No tengo ni idea.
c. Desaprobación, rechazo, desdén o asco
- Oh, come …! You gotta be kidding me! — ¡Venga ya! ¡Tiene que ser una broma!
d. Sobresalto, susto o dolor
- OW! — ¡Ay!
- ¡Ah! Get your hands off me … — ¡Ah! Quítame las manos de …
e. Duda, reserva, indecisión, desconfianza
- JACK: I’m great. / LIZ: Mm. — Mmm.
f. Sarcasmo, incredulidad, ironía
- Oh, yeah? When will that be? — ¿Ah sí? ¿Y Cuando será eso?
La omnipresente «oh» y sus dificultades
Una interjección que me parece curiosa es «oh». Tradicionalmente es la que conlleva más problemas de traducción, quizá porque su uso en todo tipo de situaciones diferentes la convierte en una partícula de difícil sistematización a la hora de fijar las correspondencias en español. Destacamos el caso de «oh, yes», que es uno de los anglicismos pragmáticos más extendidos y criticados porque en doblaje se suele oír mucho «¡oh, sí!» En lugar del habitual «ah, sí».
A diferencia del inglés, en nuestra lengua no la usamos casi nunca en una conversación coloquial y, por tanto, las numerosas veces que aparece en los diálogos en inglés, hay que recurrir a estrategias diversas.
A continuación podemos observar tres usos aprovechando la ocasión de tres ejemplos extraídos de algunos productos audiovisuales:
1. Se utiliza, con gran frecuencia, para expresar emociones de todo tipo (sorpresa, temor, decepción, etc.), Para las que el español dispone de más variedad de interjecciones que el inglés, por lo que el calco, además de poco natural, es estilísticamente empobrecedor y repetitivo.
- Oh, you did listen to it? — ¿Lo has escuchado? (Aquí, «did» ya enfatiza, y con el tono de voz ya se puede reflejar la sorpresa.)
2. También se utiliza a menudo como mecanismo intensificador para enfatizar el enunciado que acompaña, función de la cual no tiene esta interjección en español. Por tanto, en estos contextos, en vez de calcar la interjección, es preferible recurrir a otras fórmulas más propias de la intensificación en nuestra lengua:
- Oh, please. That twerp belong donde tricycle with a red nose. —
- Venga, va. A ese imbécil solo le falta un triciclo y una nariz roja.
3. En otras ocasiones, aparece en el discurso como una adición imprecisa de la conversación que ni siquiera expresa ningún tipo de emoción en particular, sobre todo cuando va al lado de fórmulas rutinarias y muy usuales como thank you, well, right, don’t worry, de modo que la omisión se convierte, en estos casos, en el mejor procedimiento en la traducción al español
- Oh, thank you, darling. — Ay, gracias, cariño. (Aquí me pareció que quedaba bien un «ay» porque el personaje está distraído)
En definitiva, hay que entender bien el contexto y evitar caer en expresiones calcadas. A veces basta con releer en voz alta lo que hemos escrito para darnos cuenta de si chirría o no. Como en la vida misma, la naturalidad lo es todo.
Sergio Núñez Cabrera dijo:
Hola, Scheherezade:
Me ha encantado. Lo has explicado todo con un rigor envidiable, pero, sin duda alguna, lo que recubre de oro esta entrada es el análisis de la interjección «oh». Completísimo a la par que novedoso.
Por poner otro ejemplo, en una novela me topé con un diálogo en el que un personaje preguntaba a otro si alguna vez había sido testigo de ciertas atrocidades. El otro respondía algo así:
«Oh, yes. I certainly have.»
Principalmente, porque era él el responsable de dichas salvajadas.
Claro, a uno le saltan las alarmas cuando se topa con esto. Porque habría sido muy fácil traducirlo por «Oh, sí. Ciertamente», pero como bien apuntas en la entrada, no habría quedado muy natural (además, prefiero evitar el uso de adverbios acabados en «-mente» en la medida de lo posible). Así pues, me despegué del original y atendí al hecho de que, como bien apuntas, se trata de un mecanismo intensificador, matizado con un regusto a ironía que quería trasladar:
—¿Alguna vez has sido testigo de blablablabla?
—Y tanto que sí. De primerísima mano.
Esta es la solución por la que opté. Como pasa con todo, puede ser más o menos acertada, pero al menos tuve mis motivos. Estoy seguro de que otros lo habrían hecho mejor.
Dicho lo cual, he estado ojeando «Cincuenta sombras liberadas» (mi novia se lo pilló ayer) y tanto «oh, dios mío», «oh, mierda», «oh, no» ponen de manifiesto lo que comentas. Como no me lo he leído, no puedo comentar el resto de la labor de la traductora, pero ese caso en particular me llamó la atención. Por lo demás, lo poco que he ojeado es bastante natural.
Un saludo y sigue así; eres todo un ejemplo a seguir.
Sergio
Javier Pérez Alarcón dijo:
El «oh», ese gran incomprendido.
A todo esto, ¿soy el único al que le chirría el «vaya»? Nunca se lo he oído usar a nadie.
sergionunezcab dijo:
Lo cierto es que yo lo uso… «¡Um, vaya!» y «Vaya, ¡qué bueno!»; cosas así. A lo mejor es un uso diatópico (no me consta, la verdad), pero vamos, que usarse, se usa.
Javier Pérez Alarcón dijo:
Es que en Valencia somos más de tirar petardos cuando algo nos sorprende, ya sabes.
Albertofh dijo:
Sobre el «wow»: me lamentaba yo hace un tiempo: «Los niños acabarán diciendo «guau» como quien dice «¡hala!», «¡anda!» o «¡ahí va!»». Pues ya mi propio padre dice que le suena muy normal. Decir «vaya», a mí personalmente no me chirría. Pero quizá porque pienso que es mejor cualquier cosa antes que «guau». Y repecto al «ahí va», como estamos tan influidos por los doblajes, a lo mejor a algunos ya ni les resulta natural, pero yo, como soy terco, rompo una lanza a su favor. Por cierto, recuerdo que un profesor de TAV decía que incluso hay debate sobre cómo se debe escribir «ahí va». Pues yo lo he tenido siempre muy claro, y veo que la Fundéu también: http://www.fundeu.es/consultas-A-iexcl-ahi-va-14795.html
Y gracias a Scheherezade por esta magnífica entrada. A ver si los directores de doblaje se enteran y no se ponen a cambiar las interjecciones que les dejen los traductores. Y a ver si algunos traductores también se enteran y traducen las interjecciones de forma idiomática.
Elizabeth Sánchez (@esanchezleon) dijo:
Muy interesante la entrada, aunque en doblaje con el «¡Oh!» a veces no se puede hacer mucho. Si tienes un primer plano y aparece un «¡Oooooh!» bastante marcado y alargado, por mucho que en español el equivalente sea «¡Aaaaah!», va a quedar muy mal con la boca del original. 😦
enlalunadebabel dijo:
Buen apunte, Elizabeth. Sí, es lo malo del doblaje, que si quieres que quede bien en boca hay cosas que no puedes aplicar.
A mí me parece más escandaloso en literaria, porque ahí sí puedes tomarte más licencias. Es como seguir usando «maldición» y cosas por el estilo cuando tienes palabras o expresiones más naturales.
¡Gracias por comentar!
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