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Ana María Matute, ASETRAD, Carmen Martín Gaite, centenario, literatura, mesaredonda
El pasado martes 20 asistí a una mesa redonda dedicada a dos grandes figuras de nuestras letras: Ana María Matute y Carmen Martín Gaite, en el centenario de su nacimiento. El encuentro, celebrado en el Ateneu Barcelonès, reunió a Pilar Aymerich, María Paz Ortuño, Marta Pessarrodona y Lisbeth Salas, con la moderación de Àngels Gregori. Juntas repasaron la importancia de estas autoras en la literatura del siglo XX y el impacto que siguen teniendo en las escritoras de hoy.
También intervinieron María José Gálvez, directora de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura, así como Isona Passola y Lluïsa Julià, presidenta y vicepresidenta del Ateneu, respectivamente.

Marta Pessarrodona, poeta y crítica literaria, nos habló del vínculo que la unía a Carmen Martín Gaite y leyó una carta que envió a su hermana tras el fallecimiento de Martín Gaite, además de un artículo que escribió en su honor.
María Paz Ortuño, comisaria de una exposición que hasta enero se pudo ver en Madrid y pronto llegará a Barcelona, contó que Matute empezó a escribir desde muy pequeña (se conserva incluso un cuento ilustrado que escribió a los 5 años) y, siempre decidida, se presentó directamente a Destino con su primera novela bajo el brazo. A pesar de las reticencias iniciales, consiguió que el editor se la leyera… y acabó ganando el Planeta.
Ambas se hicieron muy muy amigas. Paz la acompañó en varios viajes hacia el final de su vida y atesora frases de su colega (y vecina) como «quien no inventa no vive» y «la literatura ha sido el faro salvador de mis tormentas». Matute, contaba Paz, se hacía también sus propios muebles y, ante las dificultades, siempre decía que «para todo hay que tener las herramientas adecuadas».
Las fotógrafas Pilar Aymerich y Lisbeth Salas agasajaron al público con una serie de fotografías no solo de ambas autoras, sino también de sus hogares y objetos (Salas) y del contexto político y social de la época (Aymerich).
El hilo conductor de la mesa fue que Ana María Matute y Carmen Martín Gaite, figuras clave de la literatura española del siglo XX, comparten mucho más que el año de su nacimiento, 1925. Ambas destacaron por dar voz a la infancia, las mujeres y los márgenes en una posguerra marcada por el silencio. Matute, con su lenguaje poético y simbólico, y Martín Gaite, con su aguda mirada sobre las relaciones humanas y la introspección, exploraron temas de soledad, memoria y resistencia.
Ambas sufrieron mucho en vida. Carmen Martín Gaite perdió a su hijo de siete meses por una meningitis y a su hija Marta —filóloga y traductora— por el sida. Matute perdió la custodia de su hijo durante tres años tras el divorcio de su marido y pasó por una profunda depresión. La literatura, coincidieron ayer varias ponentes, salvó a las dos a través de la imaginación.
Y lo que quedó muy claro durante y después de la mesa es que ambas fueron pioneras en un mundo literario dominado por hombres y abrieron camino para generaciones posteriores de escritoras, convirtiéndose así en referentes ineludibles de nuestras letras.
Por mi parte, disfruté como una enana, no solo por escuchar a semejantes personalidades del mundo cultural, sino también por poder representar a ASETRAD en un acto así. Además, tuve la ocasión de charlar un ratito con María José Gálvez sobre las inquietudes que, como sector, nos asaltan con la inteligencia artificial generativa y la pérdida de derechos como autoras y autores. A modo de resumen, se están haciendo muchas cosas y es una preocupación compartida, pero hay que seguir trabajando en propuestas efectivas que se puedan llevar al terreno práctico.
Ojalá así sea y, parafraseando el título de la mesa redonda, no se le corten las alas ni a la imaginación ni a la libertad.







