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empobrecimiento del lenguaje, lenguaje de chat, lenguaje de Internet, libro de texto, ortografía, sms
Un fantasma recorre el mundo. Es el fantasma del lenguaje SMS que viene a arrebatarnos la cultura. El coco, el hombre del saco que nos va a despojar de nuestra facilidad de palabra.
¿Exagerado? Pues eso parecen pensar muchos últimamente, sobre todo en redes sociales, donde esta imagen ha corrido como la pólvora:
Tal ha sido el fenómeno de estampida (esa facilidad pasmosa para seguir la corriente, escandalizarse y criticar), que se ha convertido en noticia. En La Voz de Galicia lo recogían la semana pasada: desde el llamamiento indignado de un padre de una alumna de quinto de primaria a la opinión de los responsables de Barcanova, la editorial del libro.
Al padre le extrañaba sobremanera que se enseñara el lenguaje SMS en la escuela y que fuera materia de examen (puedo llegar a entender su sorpresa, no lo niego). Por su parte, la editorial argumentaba que la lección se incluye en la unidad dedicada a las abreviaturas con lo cual es una materia bien contextualizada.
Francamente, no entiendo la polémica. Estamos hablando de un contenido que se despacha en una sola clase y lo sé con conocimiento de causa porque llevo diez años compaginando la traducción con la docencia. Por esta hora de clase, hay muchísimas más a lo largo del trimestre y del curso entero que se dedican al fomento de la escritura y a la enseñanza de la ortografía.
Los que se echan las manos a la cabeza por este libro de texto, ¿se han fijado en el resto de contenidos? O, seamos sinceros, ¿les inculcan a sus hijos el gusto por la lectura? Y algo más, ¿escriben bien ellos mismos? Porque, paradójicamente, a muchos de los que tuitearon este fragmento les iría bien un repaso ortográfico: En este sentido, coincido plenamente con la opinión de la lingüista Maria Pia Pozzato de la Universidad De Bolonia recogida en un artículo de El País: «Si existe un problema, es el empobrecimiento cultural, que no está vinculado a los medios de comunicación: si la política se simplifica, si se rebajan las inversiones en la escuela, si la sociedad viene orientada hacia un consumo de bienes que no prevé formas de consumo cultural, luego no es pensable culpar a los SMS si la gente ya no piensa».
Y sin embargo no hace falta ir tan lejos: el gran problema se da cuando se componen textos que deben ser más elaborados con la redacción y la ortografía de un SMS. ¿Qué hay de malo en explicar esta realidad en clase, en especificar que solo es aceptable en este contexto y que para otras tipologías textuales hay que guardar las formas?
Enseño las abreviaturas en mis clases de inglés y muchas veces he hablado del lenguaje de chat y del móvil. Creo que eso solo puede ir en beneficio del estudiante, sobre todo cuando lo más posible es que en un correo electrónico en inglés se encuentre un FYI (for your information = para tu información), ASAP (as soon as possible = cuanto antes) e incluso, si hay familiaridad, un XOXO (besos y abrazos) a modo de despedida. [Cuántas risillas he tenido que oír al hacerles leer una carta en un libro de texto en inglés con el XOXO de marras, igual que al enseñarles «put on»].
La ortografía en la escuela
La ortografía se trabaja en la escuela, y mucho, ya sea de forma directa (con el estudio y aprendizaje de las reglas) o indirecta (con la corrección de sus redacciones y trabajos). Para entenderlo algo mejor, le pedí a una profesora de primaria y buena amiga, Nuria Domínguez, que explicara con sus palabras qué se enseña en el aula y cómo ve ella el aprendizaje de la ortografía:
«La palabra ortografía, cuyo significado viene a decir «escritura correcta», es el conjunto de normas de escritura de cualquier lengua. Se podría decir también que esta palabra ha sido una de las más odiadas por cualquier estudiante a punto de pasar un examen de lengua. Y digo ha sido, porque actualmente parece que la ortografía ha dejado de tener importancia para todos ellos.
¿Por qué? ¿Es que en las escuelas ya no se enseña ortografía? Pues la verdad es que sí, y se le da bastante importancia. Escribir de forma coherente y cohesionada un discurso es tan importante como hacerlo sin faltas de ortografía. Pero parece que los estudiantes no opinan lo mismo.
Casi desde que un alumno aprende a escribir, se le va corrigiendo para que aprenda la escritura correcta de las palabras. Es una corrección relajada y sin presiones, ya que lo más importante es que no se dejen las letras que suenan. Con el paso por primaria, un alumno aprenderá casi todas las normas básicas de ortografía, se copiarán estas normas, se pondrán en práctica en el aula y, finalmente, se evaluarán en un examen.
Pero ahí no termina todo. La ortografía no se usa solamente para aprobar un examen, también se utiliza en cualquier producción escrita que un alumno entregue. Por lo tanto, la ortografía se trabajo tanto fuera como dentro de su entorno natural; esto es por secciones o englobada en un texto.
Los cursos siguen pasando y las normas de ortografía se siguen repitiendo. En el instituto y en la universidad utilizan las mismas normas de ortografía que en primaria; allí no las cambian para fastidiar. Sin embargo, después de más de diez años de «machaque» ortográfico, siguen perpetrando auténticas barbaridades con la ortografía, pobre desgraciada.
Muchos padres pensarán que en la escuela no se da importancia a la ortografía, o que no se es bastante duro. (Todos sabemos aquello de «La letra con sangre entra», pero «a mi niño que no lo toquen»). Sin embargo, ¿se han parado alguna vez a pensar qué hacen sus hijos e hijas por las tardes o los fines de semana? ¿Leen un libro? ¿Escriben un diario? No. La mayoría se pasa las horas libres enchufados a máquinas tritura cerebros…
Para tener una buena ortografía no basta con aprenderse las normas, hay que ponerlas en práctica. Y, para hacer eso, la escuela no es suficiente. Hay que leer más, hay que escribir más, hay que leer y escribir con los hijos, sobrinos, nietos… vamos, ¡que hay que hacer un pequeño esfuerzo! Y dejar de fiarse del corrector de Word…».
Igual que se exponía en el famoso fragmento, la ortografía también se explica de muchas maneras y con algunos trucos. ¿Recordáis los siguientes? (entre otros)
- Se escribe «b», si le sigue cualquier consonante (blanco, obvio, bravo, obstruir, brazo, abjurar).
- Se escribe con «b», si es un verbo en pasado terminado en –aba, –abas, –ábáis, –aban, –ábamos (cantaba, bailaba, fastidiabas).
- Delante de «p» y de «b» siempre se escribe «m» [nunca «n»] (campo, ampliar, cambio).
- Solo se escribe «rr» si suena fuerte y va entre vocales (carro, cerro, corría).
- Se escriben con «ll» todas las palabras acabadas en –illo, –illa, –illos, –illas (amarillo, mesilla, chiquilla).
- Para saber si una palabra termina en «z» o en «d», busca su plural aparecerá la letra (o su sonido) (nuez, nueces; red, redes).
- Empiezan por «h» todas las palabras que empiezan por –hie o por –hue (huevo, hielo, hierro). [Unas quince palabras solamente]
En definitiva, no hay que escandalizarse por una cuestión lingüística, anecdótica pero real, reflejo de los cambios que suceden en la lengua y en la sociedad. En la escuela se les deja claro que eso sirve solo en un contexto determinado. No hay que extrapolar.
El lenguaje SMS y de Internet
Un momento. ¿Pero esto es nuevo y propio de las nuevas tecnologías? Resulta que no. El catedrático de Filolología Catalana Juan Martí i Castell nos lo cuenta: «Es curioso que nadie se haya percatado de que los SMS son sistemas que, mutatis mutandis, existen desde que existe la escritura. Todas las lenguas románicas, desde que muestran documentación escrita, manifiestan soluciones económicas parecidas a las de los SMS. ¿De dónde, si no, proceden las abreviaturas reconocidas ya por las academias: D. (don), Sr. (señor), Dr. (doctor), etc. (etcétera), f. (femenino)…? ¿Qué es la taquigrafía que usaban los periodistas, si no el aprovechamiento de la realidad significativa de los elementos de las lenguas para una mayor economía en su escritura? En suma, si algo no son los SMS son revolucionarios: es un sistema tan antiguo como la escritura misma».
Sin embargo, está claro que la polémica viene por la deconstrucción del lenguaje y por los errores ortográficos deliberados que este propone. Algo que, por ejemplo, no suele pasar en el lenguaje SMS en inglés.
Lo que sucede es que la escritura está adoptando los rasgos propios de la oralidad: inmediatez, aceptación del error (anacoluto en la lengua oral), predominio de la síntesis y de la simplificación, e inclusión de los aspectos afectivos (entonación en la oralidad, emoticones en la escritura).
Paolo Leonardi, profesor de Filosofía del Lenguaje de la Universidad de Bolonia explica: «Las nuevas tecnologías han conquistado un espacio nuevo que antes la escritura no tenía: el de la informalidad. Se trata de una escritura contextual, una extensión de nuestra competencia lingüística, que entra mucho más en la cotidianidad y que, como la lengua hablada, se convierte en algo de usar y tirar».
Pero que no cunda el pánico. De todos modos, lo que antes se abreviaba hasta el extremo por condensarlo todo en un SMS y ahorrar dinero, ahora tampoco pasa tanto con aplicaciones como Whatsapp o Line. Se sigue abreviando, sí, pero dudo que se reduzca el mensaje hasta la última expresión, así como que esto llegue a la calle. Bueno, siempre hay excepciones:
Los SMS y su traducción
El lenguaje de chat y de SMS va muy ligado a los mecanismos de abreviación de un idioma, con lo cual las palabras variarán muchísimo y más al traducirlas. Y no hace falta ir muy lejos tampoco. Este lenguaje también contiene ciertos regionalismos; las palabras y sus modificaciones pueden variar entre comunidades autónomas y entre los diferentes países de habla hispana, así que aún más distinto será todo en otro idioma.
Cada lengua escoge qué abrevia y cómo. Es decir, abreviamos de forma parecida un pq/pk/xq (porque) en castellano y un bc (because) en inglés; pero tal vez el h8 (hate) inglés no tenga una correspondencia abreviada en castellano.
¿Quieres saber más de este lenguaje en castellano? No te pierdas el diccionario de SMS. ¿Y en inglés? Aquí tenéis un cuadro bastante completito:
Y ahora que caigo, también es curioso que en el fragmento del libro de texto recojan también muy típico de las redes y los mensajes: los palabros en inglés españolizado como jelou, japibirdei, sorri y plis.
En resumen, no hay que alarmarse. El lenguaje chat y SMS no va a acabar con nuestro idioma. Hay que tener en cuenta muchos más factores (desidia, pereza, poca lectura, entre otros) y ser consciente de cuándo se usan estas abreviaturas. Como decimos siempre los traductores: el contexto es fundamental.
Y a todo esto, ¿a ti qué te parece?
***
Para saber más:
- SMS: L GRN DBT!, de J. A. Millán.
- El lenguaje, las lenguas e Internet, de David Crystal.
- The joy of txt, artículo en Spotlight sobre David Crystal y sus estudios del lenguaje SMS.
- El lenguaje digital en los SMS.
- La comprensión del lenguaje del chat, de Cajsa Plaza.
¡Magnífica entrada, Scheherezade! Me has convencido: aquí otra servidora que no verá más el lenguaje SMS como el hacha de la lengua. 🙂
Reconozco que cuando leí la noticia del padre enloquecido me pareció descabellado que una editorial incluyese tal contenido en un libro escolar. Ahora bien, paradójicamente, me habría encantado que en mis libros de inglés del instituto se hubiera dedicado una página al lenguaje SMS en inglés, un tema que siempre me ha despertado mucha curiosidad. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo en las aulas españolas? Desde luego, es muy curioso pararnos a reflexionar sobre cómo creamos abreviaturas basándonos en cuestiones fonéticas.
Un saludo.
¡Bravo! Por fin algo de cordura entre tanto mensaje catastrofista (y muchos de lingüistas…).
«Txtng: The Gr8 Db8» es uno de mis libros favoritos de David Crystal y siempre lo recomiendo cada vez que sale el tema. Aunque ya se está quedando desfasado con las aplicaciones de mensajería instantánea que mencionas, los estudios que lleva a cabo entre los jóvenes son muy interesantes y es un ejemplo muy bueno de equilibrio entre corrección y cambio lingüístico: conocer las normas para poder manipularlas de manera creativa en determinados contextos.
Estos días, con tantísima gente compartiendo la dichosa imagen (y como bien dices, en muchísimos casos con faltas de ortografía) intenté que se conociera todo esto, la importancia de hacer saber cuándo es apropiado usar las abreviaturas y cuándo no, pero parece que no tuve mucho éxito (es muy fácil compartir una imagen y quejarse, no es tan fácil investigar sobre el tema) así que volveré a perseguir a la gente con esta entrada. 😛
Muy buen artículo, ¡un saludo! 🙂
Es todo un alivio leer una entrada tan racional acerca del tema. Además resulta muy instructiva y directa, sobre todo al señalar que si una persona escribe mal no será únicamente por el «lenguaje SMS». También me ha resultado interesante la relación entre este fenómeno y el resto de abreviaturas. Nunca se me había ocurrido relacionar una cosa con otra y como explicación es bastante contundente.
Pienso spamearlo por donde pueda.
Un saludo 🙂
Hola, Scheherezade:
¡Quiero que seas la profesora de mis hijos! En serio, te felicito por otra entrada bien argumentada, fundamentada y adornada con ejemplos curiosos y graciosos. Me parece que tienes mucha razón, aunque debo confesar que, en un primer momento, me he sumado al alarmismo general (que me pareció razonable en el momento de ver la mencionada publicación). Está claro que el lenguaje va cambiando SIEMPRE, no es estático, y los cambios nos pueden gustar más o menos, pero es importante conocerlos. Lo que en realidad me molestó al ver el extracto del libro de texto son que habla de «normas básicas que tiene el lenguaje del móvil», una expresión mal elegida en mi opinión, y la edad de los alumnos a los que se les enseña dichas «normas básicas», ya que no creo que sean conocimientos importantes a la edad de diez años. En fin, llámame «carca»… 😉
Un abrazo,
André
Reblogueó esto en One Sec Translation Service di Chiara Bartolozziy comentado:
El lenguaje SMS.
Qué buena entrada, Scheherezade. Me he hartado de discutir este tema con mucha gente que como dices, ni fomenta la lectura, ni le da suficiente importancia a la ortografía en otros contextos. Gente que incluso se parte de la risa con la profesión de corrector.
Es una lección que no sobra y está contextualizada. Siempre se ha enseñado la diferencia entre registro culto, coloquial y vulgar y no por eso nos hemos puesto como locos a añadir palabrotas en una carta, por poner un ejemplo.
Retomando el tema de la taquigrafía y las abreviaturas de señor, don, etc., que también mencionas, diré que todos (o la mayoría) utilizábamos abreviaturas para coger apuntes y no por eso hacíamos los exámenes con ellas.
En fin, no me extiendo más porque sería reafirmar todo lo que has dicho. 🙂
Un abrazo,
Isabel
Aunque estoy de acuerdo con Scherezade y con casi todos los comentarios aquí expuestos, tengo que decir como profesora que, lamentablemente, si hay descerebrados que te escriben en el examen alguna palabra con este «lenguaje». En estos casos una comprende que «se le ha escapado», pero lo malo viene cuando te encuentras con un examen ¡íntegramente escrito así!; lo siento, en esos casos me niego a corregirlo.
Una anécdota: mis hijos emplean ese sistema de escritura con sus amigos y entre ellos, pero nunca lo hacen cuando me envían un mensaje a mí 🙂 ¡Cómo les quiero!
(Insisto, no estoy en contra de ese uso, pero todo tiene su lugar y momento)
¡A seguir así!
Un saludo,
Silvia
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Scheherezade. Yo también me he cansado de ver esta imagen en todas las redes sociales y creo que se ha exagerado muchísimo. No creo que sea malo enseñar a los niños el lenguaje de los SMS. Lo importante es que sepan distinguir en qué contextos se puede utilizar, es decir, el registro. Y eso lo hemos estudiado todos, ¿o no? Lo único que no me parece acertado es lo mismo que le molesta a André: que se hable de «normas básicas», cuando creo que habría sido mejor hablar de «convenciones».
Estupendo artículo.
Saludos,
Patricia
Es la mutabilidad del lenguaje. No desaparecerá la gramática y la ortografía, pero sí aparecerán nuevos lenguajes. A su vez, este nuevo lenguaje tiende sus bases sobre el lenguaje actual por lo que no se lo puede criticar tanto si su uso está dado sobre las nuevas plataformas tecnológicas.
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Hola, Scheherezade:
Siempre que oigo hablar del “lenguaje SMS” no puedo evitar acordarme de los antiguos telegramas. Y es que el fenómeno de fondo es el mismo:
El medio de transmisión imponía limitaciones económicas a los mensajes transmitidos, lo que supuso la creación inmediata de un “lenguaje telegráfico”.
Los telegramas se pagaban por palabras con independencia de si éstas eran largas o cortas, con los que las primeras bajas fueron artículos, preposiciones, pronombres y todas aquellas palabras cuya utilidad en el mensaje no justificase el precio a pagar por ellas en el telegrama. Los signos de puntuación fueron a la zaga, siendo substituidas por la palabra STOP, que no tenía coste.
Debido al curioso sistema de tarificar los telegramas, los escritos en idiomas más sintéticos resultaban más baratos que los escritos en idiomas más analíticos. Así un mismo mensaje era más barato en español que en inglés y en general mucho más económico en alemán. Para evitar eso las compañías telegráficas prohibían el uso de palabras carentes de sentido o el uso de lenguas extranjeras. (En mis tiempos de estudiante-viajero solía utilizar la treta de escribir la palabra “todobien” para ahorrar unas pesetillas).
Más allá de eso, y dado que las grandes compañías se transformaron enseguida en grandes consumidoras de telegramas, editaron libros de normativa para sus empleados sobre cómo deberían redactar los telegramas de forma óptima y ahorra así algunos centavos en cada transmisión.
El colmo de las tácticas de ahorro llegó con los libros de códigos telegráficos: Las frases más usuales se transcodificaban como una única palabra que era a su vez reinterpretada por el receptor. Así para decir “What may be the issue ?” bastaba con transmitir “Liberasse” consiguiendo un ahorro de cinco palabras.
Hay un interesantísimo y delicioso artículo aquí:
http://www.retro-gram.com/telegramhistory.html
Por supuesto que finalmente nada de esto supuso ningún ataque a la cultura ni al lenguaje ni a la ortografía. Tan solo nos ha dejado el recuerdo delicioso lenguaje telegráfico. Lo mismo que imagino pasará con los SMS.
Felicidades por el blog.